El auge de los nacionalismos y el movimiento obrero en la España de finales del siglo XIX

El Movimiento Obrero

El movimiento obrero en España adquirió madurez y extensión a partir del Sexenio Democrático. Anarquismo y socialismo querían mejorar la situación de los obreros y campesinos proponiendo modelos políticos y sociales propios, que chocaban directamente con el modelo burgués liberal. En 1869 vino a España el anarquista Giuseppe Fanelli, enviado por Bakunin, que creó en Madrid y Barcelona la sección española de la AIT: Federación Regional Española. Un año más tarde, llegaría a Madrid Paul Lafargue, para formar dentro de la AIT la sección de tendencia marxista. El Segundo Congreso de la Federación Regional Española de la I Internacional de Zaragoza se realizó en la clandestinidad por la prohibición del Gobierno a que se celebrase. La represión, junto con la frustración que provocaba el incumplimiento de los políticos del Sexenio a realizar reformas sociales, llevó al movimiento obrero hacia posturas más revolucionarias contra el Estado burgués. 

Los anarquistas

En el Segundo Congreso de la AIT la mayoría de los congresistas optaron por la corriente anarquista, que encontró muchas adhesiones en los jornaleros de Andalucía y el proletariado catalán. Al inicio de la Restauración, el Gobierno declaró ilegales las asociaciones obreras vinculadas a la I AIT. Los anarquistas, terminaron dividiéndose en dos tendencias: una que proponía replegarse a la espera de tiempos mejores, y otra, que era partidaria de la “acción directa” basada en el atentado terrorista contra representantes de las instituciones del Estado y la alta burguesía. 

En 1881, la legislación del gobierno de Sagasta hizo que el anarquismo retornara a la legalidad, pero acciones terroristas de la organización secreta Mano Negra en el campo andaluz, el asesinato de Cánovas del Castillo, el atentado frustrado contra Martínez Campos o los atentados en la procesión del Corpus en Barcelona, provocaron de nuevo una fuerte represión gubernamental sobre el movimiento anarquista. A principios del siglo XX, el anarquismo, aunque irá perdiendo fuerza por la represión y por sus propias divisiones internas, seguirá teniendo peso en zonas como Cataluña, donde se fundará en 1910 el sindicato CNT. 

Los marxistas o socialistas

La corriente marxista del movimiento obrero comenzó a organizarse en 1879 a partir de un pequeño grupo de tipógrafos madrileños liderados por Pablo Iglesias, que fundó el PSOE y el periódico El Socialista. En su objetivo de defender a la clase trabajadora combinó su ideario revolucionario marxista de la conquista del poder por medio de una revolución obrera, que culminaría en una sociedad sin clases y con medios de producción colectivizados, con reivindicaciones más realistas obtenidas por medio de la participación política: derecho de asociación, libertad de prensa… En 1881, la Ley de Asociación aprobada por el gobierno de Sagasta llevó al PSOE a la legalidad, lo que le permitió salir de la clandestinidad y difundir ampliamente su programa. En 1888 en el Congreso celebrado en Barcelona se crea el sindicato socialista UGT

El Auge de los Nacionalismos

El nacionalismo catalán

Tiene su origen en la»Renaixenç», un movimiento cultural de carácter burgués surgido en los años treinta del siglo XIX y cuyo propósito era recuperar y difundir elementos tradicionales de la cultura catalana, especialmente la lengua. En los años ochenta Valentí Almirall creará el Centre Catalá, una entidad cívica defensora de los intereses culturales, económicos y políticos catalanes desde un planteamiento moderno, progresista y federalista. En 1891 Prat de la Riba conseguirá aunar los intereses del catalanismo conservador y progresista con la fundación de la organización Unió Catalanista; en cuya primera asamblea celebrada en Manresa sentó las bases de una Constitución Regional Catalana que defendía la integración de un Estado catalán en el Estado español. El impacto de la crisis del 98 fue decisivo para la maduración y expansión social del catalanismo. En 1901 se funda la Lliga Regionalista de Catalunya, que será el primer gran partido del nacionalismo catalán liderado por Francesc Cambó. Era un partido autonomista, conservador y posibilista, que defendía los intereses económicos de Cataluña, especialmente de la burguesía textil mediante el proteccionismo arancelario.

El nacionalismo vasco

Surgió en el contexto de la derrota del carlismo en 1876, que conllevó la eliminación de los fueros, junto con el proceso de industrialización que vivía el País Vasco

Ambos hechos provocaron una reacción tradicionalista que defendía la recuperación de los fueros históricos, la religión católica, el euskera, e idealizaba de forma romántica el mundo rural, la historia y la pureza del pueblo vasco, al tiempo que rechazaba el liberalismo, el proceso de urbanismo, la industrialización y la llegada de inmigrantes de otras zonas de España, todos ellos, elementos que estaban pervirtiendo lo “auténticamente vasco”. Bajo estas ideas, Sabino Arana, nacido en el seno de una familia carlista, fundó en 1895 el Partido Nacionalista Vasco (PNV). En un primer momento el PNV encontró sus principales apoyos sociales entre la pequeña burguesía tradicionalista vasca y en el mundo rural, pero sin apenas incidencia política. Será cuando consiga ampliar sus bases, con la incorporación de la rica burguesía industrial, cuando empiece a tener peso político; aunque esto también conllevó una división interna entre los tradicionalistas, defensores de la independencia, y la burguesía industrial, defensores de la autonomía dentro del Estado español. Estos últimos se impusieron en el control del PNV. Otros nacionalismos y regionalismos que surgen a finales del XIX serán el gallego, valenciano y el andaluz, todos ellos interesados en la formación de una conciencia propia por medio de la recuperación de la cultura y la tradición, aunque no consiguieron articular una fuerza política de amplia base social que canalizase sus demandas autonomistas.

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