Introducción y Clasificación Documental
Nos encontramos ante una fotografía de la Fundación Pablo Iglesias que documenta un acto de represión: cuatro mujeres rapadas en Oropesa, Toledo. Esta imagen, de naturaleza histórica y contenido político, está datada en la inmediata posguerra española (posterior a 1939), reflejando el castigo impuesto por el bando vencedor.
Descripción y Testimonio: El Caso de Oropesa (Toledo)
La fotografía capturada en Oropesa, Toledo, muestra a cuatro mujeres y un niño en brazos, narrando una historia de humillación, violación y despojo. Estas mujeres no eran anónimas; tenían nombres propios:
- Prudencia Acosta
- María Antonia de la Purificación (conocida por sus vecinos como «Pureza»)
- Antonia Juntas Hernández («Antonia la Planchadora»)
- Antonia Gutiérrez Hernández
Fueron rapadas, agredidas y obligadas a beber aceite de ricino. En la imagen, las cuatro mujeres aparecen con la cabeza rapada. Sus manos están cruzadas y unidas, como si se abrazaran mutuamente. Sus ojos, ausentes, miran sin ver, dispuestas a sufrir el escarnio público por su militancia republicana o por tener alguna relación con los perdedores de la contienda.
Contexto Histórico: La Represión Sistemática en la Posguerra
Existen pocas fotografías que documenten el castigo del rapado impuesto por los vencedores en la inmediata posguerra española. Este testimonio gráfico evidencia un tipo de castigo generalizado en casi todo el territorio, incluso en pueblos diminutos, y revela la naturaleza de un régimen que se fundó sobre la brutalidad sistemática y el intento de moldear la sociedad a partir de la derrota y la humillación.
El Ritual de la Humillación Pública
El acto de despojar a las mujeres y niñas de su cabello, una de las principales marcas de género, venía acompañado de un ritual público de humillación. Cuando eran detenidas, se les obligaba a beber aceite de ricino, un poderoso laxante que provocaba diarreas incontrolables, y se las paseaba por las calles para que defecasen mientras caminaban.
En ocasiones, eran acompañadas por la banda del pueblo o forzadas a cantar ellas mismas. Mientras tanto, sufrían insultos, pedradas y otras agresiones por parte de sus vecinos y vecinas. Este era un castigo ejemplarizante dirigido a aquellas mujeres que, según los vencedores, se habían salido de su papel “natural” al ejercer una política activa en el bando de los republicanos.
La Deshonra como Correctivo Social
La humillación funcionaba como un correctivo social y una deshonra pública de carácter instructivo. Buscaba que toda la comunidad participase de la victoria, ya fuera ejerciendo de verdugo o fingiendo odio hacia esas mujeres (que a menudo eran amigas o vecinas), dejando claro que también estaban del lado de los vencedores.
El castigo público, que recuerda a las finalidades aleccionadoras del derecho penal del Antiguo Régimen, servía como advertencia contra futuras disidencias femeninas. El franquismo, entendido como una restauración, se vinculó a principios reaccionarios que buscaban protegerse de la modernización que implicaban la República y la revolución social.
Otras Formas de Represión Femenina
Además del rapado y la purga con ricino, las mujeres sufrieron múltiples castigos:
- Eran obligadas a limpiar el cuartel de la Guardia Civil, la sede de la Falange o la iglesia del pueblo.
- Se les prohibía llevar luto por sus allegados.
- Las funcionarias (maestras, matronas, trabajadoras de correos) fueron expulsadas y se les prohibió trabajar, condenándolas a la miseria.
- Existían constantes amenazas de agresión sexual, abusos y violaciones.
El franquismo demonizaba el aire de libertad que ellas inspiraban. Mientras que a los hombres se les fusilaba, a las mujeres, que se quedaban manteniendo el hogar en medio de la miseria, se las juzgaba en tribunales militares. La represión contra las mujeres revolucionarias o republicanas buscaba enviar un mensaje claro a toda la sociedad sobre cuál debía ser el modelo de conducta femenino: uno que las confinara al espacio privado que “les era propio”.
Legado y Consecuencias de la Represión Franquista
El rapado del cabello y las purgas de ricino no fueron las únicas formas de represalia. Las mujeres, al igual que los hombres, fueron torturadas, recluidas en cárceles, forzadas a trabajar, fusiladas, enterradas en fosas comunes y sometidas a múltiples formas de exclusión social. El robo de bebés se convirtió en una práctica habitual que se extendió hasta la llegada de la democracia.
La victoria del bando nacional desató una violencia desmesurada cuyo objetivo era borrar la revolución social, exterminar la memoria y la «semilla» de los obreros y obreras comprometidos. La Sección Femenina de la Falange jugó un papel crucial en la reeducación de las mujeres, imponiendo el papel social diseñado por los vencedores: el de reproductoras y esposas dóciles, alejadas de las luchas sociales, buscando incluso que sirvieran de freno a la participación política de sus maridos.
Idea Central
La idea principal de este documento es la represión sistemática y el escarnio público que sufrieron las mujeres republicanas inmediatamente después de la Guerra Civil española.
