España en 1898: La Pérdida Colonial y sus Repercusiones

La Crisis de 1898: Causas y Consecuencias

En 1898, España perdió sus últimas colonias de Cuba y Filipinas, quedando sumida en una profunda crisis política y moral. Además, tuvo que enfrentarse a una corta guerra con los Estados Unidos que la hundió aún más.

Causas de la Crisis del 98

Después de la Paz de Zanjón, los cubanos esperaban reformas significativas, como la concesión de los mismos derechos de representación en las Cortes que los de la península, la libertad de comercio o la abolición de la esclavitud. Sin embargo, ninguna de estas demandas fue tenida en cuenta debido a la fuerte oposición de los grandes propietarios, los negreros y los comerciantes peninsulares.

En la isla, se crearon dos partidos principales: el Partido Autonomista, de mayoría cubana, que pedía autonomía y reformas políticas y económicas; y la Unión Constitucional, formada por los peninsulares instalados en la isla.

Solamente el Partido Liberal de Sagasta introdujo algunas mejoras, como la abolición de la esclavitud en 1888. En 1893, Sagasta propuso a las Cortes un proyecto de reforma del Estatuto Colonial, pero no prosperó debido a la presión de los intereses económicos españoles.

Estos hechos provocaron que el independentismo y la emancipación ganaran terreno frente al autonomismo. Así, José Martí creó el Partido Revolucionario Cubano en 1893, cuyo objetivo era conseguir la independencia y, para ello, buscó y obtuvo ayuda exterior de los Estados Unidos.

En esta época, el Gobierno español subió las tarifas arancelarias a los productos importados a la isla que no viniesen de la península. Los Estados Unidos protestaron, ya que compraban casi todo el azúcar y el tabaco cubano, pero vendían muy pocos de sus productos en la isla, y amenazaron con cerrar los puertos americanos a estos productos caribeños.

Desarrollo del Conflicto

La Insurrección Cubana

En 1879 hubo un primer intento de insurrección, conocida como la Guerra Chiquita. Pero ya en 1895 se produjo un levantamiento generalizado.

Desde la península, Cánovas envió un ejército al mando del general Martínez Campos, quien consideraba que la pacificación requería, además de una acción militar, un esfuerzo político de conciliación con los sublevados.

Martínez Campos no consiguió controlar a los sublevados y fue sustituido por el general Weyler, quien cambió los métodos de lucha e inició una fuerte represión, llegando incluso a imponer la pena de muerte tanto a los rebeldes como a la población civil.

Aun así, la guerra no era favorable al ejército español, ya que se desarrollaba en plena selva y los soldados españoles no estaban entrenados para este tipo de combate ni contaban con los medios adecuados. Las enfermedades tropicales también hicieron mella entre los soldados españoles, causando una gran mortandad.

Tras el asesinato de Cánovas, el nuevo Gobierno Liberal destituyó a Weyler, consciente del fracaso de su gestión, y nombró al general Blanco al mando, quien inició una estrategia de conciliación. Para ello, decretó la autonomía de Cuba, el sufragio universal masculino, la igualdad de derechos entre insulares y peninsulares, y la autonomía arancelaria.

La Insurrección Filipina

Paralelamente al conflicto cubano, en 1896 se produjeron insurrecciones en Filipinas, donde los intereses económicos eran menores que en Cuba y, además, contaba con escasa inmigración española. La presencia militar era mínima, pero destacaba la de numerosos misioneros de las principales órdenes religiosas.

El independentismo se fraguó con la formación de la Liga Filipina, fundada por Rizal en 1896. El nuevo Gobierno Liberal nombró capitán general a Fernando Primo de Rivera, quien negoció con los jefes de la insurrección, logrando una pacificación momentánea de las islas.

La Intervención de Estados Unidos y el Fin del Conflicto

Los Estados Unidos habían mostrado interés por Cuba y propusieron comprársela a España en varias ocasiones, pero siempre había sido rechazada. Los estadounidenses apoyaron la independencia cubana enviando armas a los insurrectos, hasta que en abril de 1898 el acorazado estadounidense Maine estalló en el puerto de La Habana. Estados Unidos acusó falsamente a España del incidente, ordenándole su retirada de la isla.

España negó este hecho y amenazó con la declaración de guerra en caso de invasión de la isla, dando comienzo a la Guerra Hispano-Estadounidense.

Desde la península ibérica se envió una escuadra que fue rápidamente derrotada en Santiago de Cuba; a otra escuadra le sucedió lo mismo en Filipinas.

Consecuencias de la Crisis del 98

Así, en diciembre de 1898 se firmó la Paz de París, por la que España cedió Cuba, Puerto Rico y Filipinas, que pasaron a ser protectorados estadounidenses. El ejército regresó vencido, y los españoles evacuaron las islas, repatriando sus intereses.

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