Eventos Clave en la Historia Contemporánea de España

En la Guerra de Independencia: Composición e Ideología

El 2 de mayo de 1808 comienza el levantamiento popular contra los franceses. La población se organiza en Juntas revolucionarias, como una red paralela de poder. Estas Juntas, primero locales, se agruparon después en Juntas Provinciales. Para coordinar todas esas Juntas, surge la Junta Central. Debilitada por las derrotas militares, la Junta Central se convierte en un Consejo de Regencia, representando al legítimo rey Fernando VII. El Consejo se encarga de organizar las Cortes convocadas por la Junta Central en Cádiz. Durante la Guerra de Independencia (1808-1814) los españoles se dividirán en dos bandos: por un lado, parte de la población aceptó el reinado de José I, los afrancesados: ilustrados, que creían que José I modernizaría España, y los oportunistas. Estaban apoyados por el ejército francés. Por otro, el bando los “patriotas”, españoles contrarios a José Bonaparte que apoyaban a Fernando VII como rey, se dividían entre los liberales, ilustrados que también deseaban la modernización de España con las nuevas ideas de la Revolución Francesa y los absolutistas o reaccionarios, partidarios de la persistencia del Antiguo Régimen (clero y parte de la nobleza). Con los patriotas estaba el clero y la mayor parte de la población española. Contaban con unos 100.000 soldados mal pertrechados del ejército español. Más adelante surgieron guerrillas populares y Gran Bretaña envió un cuerpo expedicionario.

La Obra Legislativa de las Cortes de Cádiz

Paralelamente a la Guerra de Independencia, en 1810 la Junta Central convoca Cortes en Cádiz, la única ciudad española que quedó sin ocupar por los franceses, con el objetivo de acabar con el Antiguo Régimen e instaurar un sistema liberal en España. Destaca de la Constitución de Cádiz, que se aprueba el 19 de marzo de 1812, resultado del compromiso entre liberales y absolutistas. Es revolucionaria en algunos aspectos, estableciendo la soberanía nacional, que implica que el poder político emana de los ciudadanos, la división de poderes, derechos IES MIGUEL HERRERO. HISTORIA DE ESPAÑA 2º BACHILLERATO 2 individuales y colectivos… Aunque también es conservadora de la tradición en otros: establece una monarquía, aunque limitada, y la confesionalidad del Estado. Se trata de la primera Constitución de la España contemporánea y un referente para el liberalismo decimonónico. Es la tercera Constitución del mundo tras la de EEUU (1787) y la de Francia (1789). Es una Constitución larga (384 artículos), caracterizada por una gran rigidez y una resistencia al cambio extraordinaria.

El Conflicto Sucesorio en Tiempos de Fernando VII: Bases Legales de la Sucesión

Fernando VII no había tenido hijos, pero en 1829 se casa por cuarta vez, con su sobrina María Cristina de Borbón, que se queda embarazada de Isabel II. Para asegurar su sucesión aprueba la Pragmática Sanción que había elaborado Carlos IV en 1789 pero no había llegado a aprobar, la cual anulaba la Ley Sálica de 1713, de Felipe V, y volvía al Código de las VII Partidas de Alfonso X (siglo XIII) que permitía reinar a las mujeres en caso de no haber varones. Así, su hija Isabel heredaría la corona y no su hermano Carlos. El resultado es la oposición carlista a la monarquía isabelina. Tras la muerte de Fernando VII en 1833, su hermano Carlos María de Isidro no reconoce a su sobrina y se autoproclama rey en el Manifiesto de Abrantes y en Talavera de la Reina, dando inicio a las Guerras Carlistas.

La División de los Liberales Durante la Regencia de María Cristina

Se produjo una escisión del liberalismo en moderados y progresistas. Durante la Regencia, hubo un mayor peso de los moderados, apoyados por la Regente. En cuanto a sus diferencias ideológicas: Los moderados: partidarios de una Constitución, pero conservadores en la defensa del orden de la clase dominante. Su programa se materializó en la Constitución de 1845. Destaca la promulgación del Estatuto Real de Martínez de la Rosa en 1834, una carta otorgada que trataba exclusivamente temas políticos. Eran partidarios de la soberanía compartida, la limitación de los derechos individuales y partidarios del Estado confesional. Por otro lado, los progresistas: defendían la soberanía nacional, la ampliación del cuerpo electoral, el librecambismo frente al proteccionismo moderado y el robustecimiento de los poderes locales y provinciales. Respecto a los apoyos sociales y líderes, la base social de los moderados era la nobleza terrateniente, la alta burguesía y los altos jefes militares, y contó entre sus filas con personajes como Bravo Murillo, Donoso Cortés, Narváez y Martínez de la Rosa. Por su parte, entre los progresistas, Espartero, Mendizábal, Madoz, Olózaga y Prim fueron sus principales dirigentes y contaban con la baja burguesía, el proletariado urbano y militares de pequeña graduación. De entre las medidas tomadas por los progresistas para desmantelar el Antiguo Régimen destaca la Desamortización de Mendizábal, con el decreto de 1836, por el cual los bienes del clero regular fueron nacionalizados y puestos a la venta.

Ideario y Apoyos Sociales del Carlismo

Tras la muerte de Fernando VII el 29 de septiembre de 1833 y ante la minoría de edad de Isabel, María Cristina inició su Regencia (1833-1840), periodo coincidente con la I Guerra Carlista. En este conflicto dinástico se produce la confrontación entre dos grupos antagónicos: isabelinos y carlistas. Los carlistas, partidarios de Carlos María Isidro como rey de España y cuyo programa ideológico se basaba en el lema Dios, Patria, Fueros y Rey: defensa del tradicionalismo católico a ultranza; inmovilismo y oposición radical a las reformas liberales; defensa del foralismo vasco-navarro, amenazado por las reformas centralistas de los liberales; defensa del Antiguo Régimen mediante la unión indisoluble del Trono y el Altar. Respecto a los apoyos sociales que tuvo el carlismo, es destacable la participación de parte del clero rural, de la pequeña nobleza agraria, del pequeño campesinado y también sectores del ejército y del artesanado, que veían amenazada su situación económica y tradiciones. Este grupo ideológico formaba el ala más tradicional y antiliberal de la sociedad española decimonónica. El hecho de que parte del clero y del mundo rural se volvieran carlistas reside en las reformas impulsadas por los liberales, como las desamortizaciones (que expropiaron grandes terrenos a la Iglesia, al tiempo que privaron al campesinado de tierras comunales que venían disfrutando durante siglos). En cuanto a la geografía del carlismo, este movimiento se extendió sobre todo en zonas rurales del País Vasco, Navarra y parte de Cataluña, Aragón y Valencia. La cuestión foral tuvo una gran importancia, pues los dos primeros territorios aún mantenían los suyos; mientras que durante la III Guerra Carlista, los carlistas pretendieron restaurar los fueros de Cataluña, Aragón y Valencia.

Objetivos de la Desamortización de Mendizábal

Durante los gobiernos progresistas se establecen medidas para desmantelar el Antiguo Régimen. De entre ellas destaca la Desamortización de Mendizábal (1836) por la cual se disolvían las órdenes religiosas, salvo aquellas dedicadas a la enseñanza y a la atención hospitalaria, al tiempo que los bienes del clero regular fueron expropiados, nacionalizados y puestos a la venta. La desamortización perseguía varios propósitos: financiero, económico, político y social. En el apartado financiero, se buscaba aumentar los ingresos para pagar la deuda pública del Estado, así como obtener recursos económicos para sufragar la guerra contra los carlistas. En términos económicos se buscaba aumentar la producción agrícola. Políticamente, se pretendía ampliar el número de simpatizantes al liberalismo y atraerse a las filas liberales a los principales beneficiarios de la desamortización: la incipiente burguesía. Por último, en el ámbito social, se quería crear una clase media agraria de campesinos propietarios. Sin embargo, sus resultados fueron decepcionantes.

Causas de la Revolución de 1868

Los últimos años del reinado de Isabel II constituyen un periodo de crisis económica y política. Tras la caída de O’Donnell en 1863 se dio paso a la alternancia en el poder de unionistas y moderados. La política de Narváez en estos años, gobernando sin las Cortes, provocó deserciones. Tras el fallecimiento de Narváez, González Bravo fue nombrado Primer Ministro, cuyo gobierno se caracterizó por la represión. En este periodo se forma un primer frente revolucionario en el que se produce la alianza de la oposición a Isabel II en el Pacto de Ostende (16/08/1866), firmado por Prim, Sagasta y Ruiz Zorrilla entre otros y en el que se acordó destruir todo lo existente en las altas esferas del poder y la elección de una Asamblea Constituyente por sufragio universal para que determinase la forma de gobierno que habría de establecerse en el país, pero su intentona revolucionaria fracasó en 1867. En septiembre de 1868, al grito de ¡Viva España con Honra! se produjo un alzamiento militar en Cádiz encabezado por el Almirante Topete y dirigido por el General Prim; con otras sublevaciones en otros acuartelamientos y una insurrección urbana por medio de Juntas repartidas por el territorio nacional, provocaron el exilio de la Reina en Francia tras su derrota en la Batalla de Alcolea. La Revolución Gloriosa fue consecuencia de una serie de factores: la crisis inherente del sistema político, la impopularidad de la Reina y la depresión económica de 1867. Se constituyó un Gobierno Provisional dirigido por Serrano y Prim, que convocaron elecciones por sufragio universal masculino a Cortes Constituyentes. Estas elecciones dieron el triunfo a los partidos en el gobierno: progresistas, unionistas y demócratas monárquicos, con la presencia de dos minorías: carlistas y republicanos. Estas Cortes elaboraron la Constitución de 1869 y encabezarían el inicio del Sexenio Democrático.

La Monarquía de Amadeo de Saboya

La experiencia democrática del Sexenio (1868-1874) se enmarca entre los reinados de Isabel II y Alfonso XII, periodos del liberalismo moderado (u oligárquico). Tras deliberaciones y conferencias, accedió al trono Amadeo I de Saboya (1871-1873), candidatura apoyada por Juan Prim, su principal valedor y quien consiguió su elección parlamentaria. Su reinado estuvo jalonado por la conflictividad social y la inestabilidad política. A la debilidad de los apoyos políticos y sociales se sumó la gran desgracia del asesinato de Prim a finales de diciembre de 1870, pues con su muerte la coalición gubernamental entre unionistas, progresistas y demócratas se deshizo. Amadeo de Saboya había recibido una educación liberal y mostró siempre deseo de hacer las cosas bien. El primer gobierno lo presidió Serrano y luego otros políticos como Ruiz Zorrilla, Malcampo y Sagasta. Sin embargo, la Guerra de Cuba (iniciada en 1868 con el Grito de Yara), la III Guerra Carlista (cobra fuerza a partir de 1872) y las insurrecciones federalistas entorpecieron la labor de gobierno. Asimismo, en este momento se produjo la consolidación de las asociaciones obreras, como la organización de la Federación Española de la Asociación Internacional de Trabajadores –AIT–, influida por los bakuninistas y la conspiración de los sectores moderados liderados por Cánovas del Castillo para restaurar a los Borbones en el trono español. De esta manera, los avatares de la política española le empujaron a abdicar el 11 de febrero de 1873, dando paso a la proclamación de la I República ese mismo día, hecho que no se hubiese producido bajo un sistema más estable. No obstante, se produjeron en este periodo importantes reformas como la abolición de la esclavitud en Puerto Rico.

Mecanismos de Manipulación Electoral Durante la Restauración

El sistema político configurado por Cánovas del Castillo se establece como un sistema parlamentario liberal de carácter conservador/oligárquico. Pretendía asegurar la estabilidad política a partir del bipartidismo y del turno pacífico de dos grandes partidos mayoritarios, el Liberal y el Conservador, a imitación del modelo político inglés en el que se alternaban Whigs y Tories. El Liberal Progresista de Sagasta y el Conservador de Cánovas. En 1885, con el Pacto del Pardo tras la muerte de Alfonso XII, este bipartidismo se fortaleció. El Rey actuaba de moderador. Cada 2-4 años el Rey nombraba un nuevo Jefe de Gobierno del partido que había estado en la oposición hasta entonces, el cual convocaba elecciones, las cuales ganaba mediante la manipulación electoral. El caciquismo imperante en la sociedad servía para orientar el voto, principalmente en las áreas rurales, los caciques eran el poder económico de los pueblos y, mediante coacciones o favores, y en connivencia con el Gobernador Civil, conseguían manipular el voto de los campesinos. En el caso de que este proceso fuera insuficiente se llegaba a la manipulación directa de los resultados, denominada pucherazo, que implicaba alteración de actas o sustitución de urnas. El objetivo de estas actividades era cumplir con lo previsto en el encasillado, elaborado por el Ministerio de la Gobernación y que establecía la distribución de diputados por provincias para asegurar el resultado previsto. Esto provocó la marginación del resto de partidos: republicanos, socialistas, carlistas y nacionalistas.

Diferencias y Semejanzas entre Conservadores y Liberales en la Restauración

El sistema político configurado por Cánovas del Castillo se establece como un sistema parlamentario liberal de carácter conservador/oligárquico. Entre sus objetivos estaban la recuperación del poder por las clases conservadoras, restablecer el orden social y político, acabar con la intervención del ejército en la vida política y establecer la supremacía del poder civil. Cánovas concibió el nuevo régimen español a la manera británica: monarquía parlamentaria bicameral y bipartidista. Así, se estableció un sistema de turno pacífico entre el Partido Conservador, encabezado por el propio Cánovas (sucedido por Silvela tras su muerte en 1897) y con los antiguos moderados y hombres de la Unión Liberal; y, por otro lado, el Partido Liberal, creado en torno a Práxedes Mateo Sagasta. Estaba formado por representantes del antiguo Partido Progresista, pero también aglutinó a la izquierda moderada, al Partido Constitucionalista, un sector de demócratas y otros grupos menores. En cuanto a su ideología, los conservadores defendían los intereses de la propiedad agraria, la oligarquía y los monárquicos. Eran proteccionistas y poco dados a los cambios sociales. Defendían el sufragio censitario y la soberanía compartida. Los liberales representaban la ideología progresista y demócrata monárquica. Librecambistas, defensores de las libertades, 6 el sufragio universal masculino y la apertura del régimen, defendían los intereses de la burguesía urbana, intelectuales y pequeños propietarios industriales. Tuvo gran influencia entre profesionales liberales, comerciantes, banqueros, militares y funcionarios. Tras un período de monopolio conservador del poder (1875-1881), en este último año accedieron al gobierno los liberales, por primera vez en la historia de España sin necesidad de recurrir por ello a la fuerza.

Las Consecuencias Económicas del Conflicto del 98

Por la Paz de París, firmada el 10 de diciembre de 1898, se produce la pérdida de los restos del Imperio de Ultramar español. Se independiza Cuba y se cede Puerto Rico, Filipinas y la Isla de Guam a Estados Unidos a cambio de una compensación de 20 millones de dólares. Al año siguiente vende las Carolinas, las Marianas y Palaos a Alemania por 25 millones de dólares. Las consecuencias económicas no fueron tan graves. Se produjo una crisis económica poco profunda, que derivó en la subida del precio de los alimentos en 1898. A largo plazo se sintieron la pérdida de los ingresos procedentes de las colonias, así como la pérdida de los mercados privilegiados que éstas suponían (sobre todo en el azúcar, el cacao o el café). Sin embargo, la repatriación de capitales significó un impulso para la economía y la creación de nuevas empresas, así como también contribuyó al desarrollo de la banca española.

Movimientos Migratorios a lo Largo del Siglo XIX

Un factor relevante en el estudio de la demografía son los movimientos migratorios, tanto internos como externos, consecuencia del lento desarrollo demográfico decimonónico. Así, en el siglo XIX, se produjeron en el interior de España movimientos migratorios importantes, sobre todo desde el centro (Meseta Central, salvo grandes ciudades como Madrid, Valladolid y Zaragoza), hacia la periferia (costa mediterránea y atlántica meridional). Las causas de ello estriban en los desequilibrios socioeconómicos entre el campo y la ciudad. Así, desde las provincias más agrarias (Guadalajara, Almería, Teruel o Soria) se dirigen a la zona industrial catalana y del norte, y a Madrid a finales del siglo XIX. Es lo que se conoce como éxodo rural. La emigración exterior se puede dividir en tres fases. A comienzos del siglo XIX tiene como destinos principales el Norte de África, América y Europa. La mayor parte del contingente migratorio procedía de la Cornisa Cantábrica y Canarias. De entre las causas, podemos señalar la importancia de las económicas (superávit de mano de obra que provoca desempleo y la incapacidad de la economía española de absorber ese excedente de mano de obra, es temporal), así como políticas (exilio voluntario u obligado, sirva como ejemplo el caso de Goya que se exilió en Burdeos). Hacia mediados de siglo desaparecen los obstáculos legales tras las independencias de los países iberoamericanos y se convierten en el principal destino. Con todo, hacia finales de siglo se frena a causa de las guerras coloniales. Es importante destacar la figura del indiano, aquel emigrante español en América, procedente de la Cornisa Cantábrica sobre todo, que retornaba enriquecido. A su vuelta muchos se convirtieron en caciques locales, construyeron casonas en un estilo colonial y ejercieron el mecenazgo. En Cantabria podemos destacar a Ramón Pelayo, Marqués de Valdecilla.

Siglo XX

La Semana Trágica de Barcelona y sus Consecuencias

En la Conferencia de Algeciras 1906 se sentaron las bases para el reparto de Marruecos en áreas de influencia entre España y Francia. Se mantenía el gobierno del Sultán, pero España y Francia controlaban la política exterior y sectores claves como la minería (protectorados). En febrero de 1909 se inició la ocupación militar de la zona asignada, lo que derivó en el descontento popular a causa de los reclutamientos forzosos. En julio de 1909 se produjo el Desastre del Barranco del Lobo, donde murieron 1.200 soldados y dio lugar a la Semana Trágica de Barcelona. En este puerto iban a embarcar los 20.000 reservistas (muchos ya padres) para defender las posiciones españolas en el Rif, lo que agudizó el clima de tensión social. La huelga general, promovida por anarquistas y socialistas, contra este reclutamiento acaba en barricadas urbanas y quema de conventos. El gobierno de Maura detiene a los cabecillas socialistas y prohíbe su prensa. Esta oleada de violencia callejera se extendió durante casi una semana (del 26 al 31 de julio de 1909) y se sucedieron asaltos y quemas de conventos, luchas callejeras, incendios y enfrentamientos entre huelguistas y miembros de la policía y del ejército. Derivó en una dura represión gubernamental contra el movimiento obrero: más de un centenar de muertos, numerosos heridos y edificios destruidos, detenciones en masa y juicios sumarísimos. El más grave fue la condena a muerte al pedagogo anarquista Ferrer i Guardia. Esto produce protestas internacionales contra el fusilamiento. Provocó la caída del gobierno conservador de Maura y vuelta del Partido Liberal (con José Canalejas); una alianza electoral de republicanos y socialistas contra el régimen monárquico en 1910 consiguió un gran éxito y otorgó el primer escaño en las Cortes a Pablo Iglesias; y, en general, contribuyó a reforzar las organizaciones sociales y al declive del viejo sistema de la Restauración basado en los partidos del turno.

La Crisis de 1917: Las Juntas Militares de Defensa

En la Crisis de 1917 van a confluir aspectos económicos, sociales, políticos y militares. Fueron en realidad tres revoluciones o crisis, que se produjeron de forma consecutiva desde inicios de año hasta el mes de agosto, aunque no conectaron entre sí. Influyó la alteración económica como consecuencia de la neutralidad en la Gran Guerra. Respecto al problema militar (junio) enfrentamiento ejército/gobierno debido a la excesiva burocratización y la existencia de muchos cuadros militares, los bajos salarios, y el decreto para primar los ascensos por méritos de guerra. Los militares comenzaron a reunirse en las Juntas de Defensa, donde los militares se unen para defender sus reivindicaciones profesionales y económicas, dando un ultimátum al gobierno en junio. El gobierno presidido por Eduardo Dato arresta a cabecillas, pero cede, legalizándolas y reconociéndolas como órganos representativos del ejército, manifestando la debilidad y falta autoridad del sistema político. Estas Juntas intervendrán en la vida política solicitando la formación de un gobierno de concentración para regenerar el pa

Las Causas del Golpe de Estado de Primo de Rivera

La Dictadura de Primo de Rivera acaba con el parlamentarismo de la Restauración y, tras unos años iniciales de gran popularidad por la bonanza económica y el triunfo militar en Marruecos, terminará desprestigiada y arrastrando consigo a la monarquía, lo que dará lugar a la II República. El 13 de septiembre de 1923 el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, realiza un pronunciamiento militar, publicando sus intenciones en un manifiesto. Las causas del golpe: crisis política, descuaje del caciquismo y necesidad de regeneración de la vida política, la cuestión de las responsabilidades por el Desastre de Annual; desafíos económicos relacionados con la modernización del país, reivindicaciones obreras, nacionalistas… El Rey Alfonso XIII le encarga la formación de un gobierno y le concedió el cargo de Presidente y Ministro único. Esta dictadura estableció un gobierno fuerte y autoritario con el fin de sacar a España de su estancamiento.

La Reforma Agraria Durante el Bienio Reformista de la República

La Reforma Agraria de 1932 es el proyecto de mayor envergadura de la II República, ya que el campo español estaba muy atrasado. Del conjunto de la población activa, unos 8,5 millones, aproximadamente la mitad seguía trabajando en el campo, lo hacía con técnicas tradicionales, con bajos rendimientos y ausencia de maquinaria. La Ley de Reforma Agraria fue aprobada por las Cortes en septiembre de 1932 y se constituyó el Instituto de Reforma Agraria (IRA). Se buscaba como objetivo poner fin al problema del latifundismo y mejorar las condiciones de vida de los campesinos pobres, expropiando latifundios absentistas, principalmente los de los Grandes de España, los no cultivados o de los arrendados sistemáticamente, con el objeto de asentar en ellos a familias campesinas a través del IRA. También buscaba la mejora de las técnicas agrícolas. En cuanto a los resultados, se expropiaron menos tierras y se asentaron menos campesinos de los previstos (solo se expropiaron 500 fincas, unas 100.000 hectáreas, y se asentaron 12.000 familias). Las razones de este fracaso están en la complejidad de la propia ley (falta de dinero para indemnizaciones, excesiva burocracia, proceso muy lento, resistencia de los propietarios a entregar sus tierras…). El proceso fue complejo y lento, la reforma se aplicó con muchas limitaciones, defraudando a los campesinos, que adoptaron posturas radicales porque la consideraban insuficiente y levantando las iras de los propietarios y la derecha que la consideraba radical.

Las Consecuencias de la Revolución de Asturias de 1934

La Revolución de Octubre de 1934 tuvo como consecuencia inmediata el aumento de la influencia de la CEDA en el gobierno. Gil Robles es el nuevo Ministro de Guerra (es decir, de Defensa) y nombra a Franco Jefe del Estado Mayor. Además, se proyecta una nueva Constitución en 1935 de carácter conservador, que anulaba todos los avances de la de 1931 y que nunca llegó a aprobarse. El gobierno declara el estado de guerra, detiene a miles de personas, entre ellos Companys, Azaña y Largo Caballero, y suprime el Estatuto de Cataluña a través del Tribunal Constitucional. También se devolvieron las propiedades expropiadas a los jesuitas. La represión posterior une a las fuerzas de izquierda en campañas pro-amnistía hacia los 30.000 presos de la Revolución de Octubre y acaban formando una coalición de partidos de izquierda (republicanos, socialistas y comunistas): el Frente Popular. Todo ello derivó en la polarización de la vida política, formándose dos bloques antagónicos: derechas (Bloque Nacional) e izquierdas.

El Frente Popular y el Bloque Nacional en 1936: Composición y Objetivos

En las elecciones de febrero de 1936 tanto la izquierda como la derecha acuden a las urnas unidas en dos grandes coaliciones, con el fin de no perder votos y ganar al adversario. Entre las causas podemos destacar la radicalización de los enfrentamientos políticos durante el Segundo Bienio, que derivó en la polarización de la vida política y la formación de los dos bloques: derechas e izquierdas. Por un lado, estaba el Frente Popular, integrado por los partidos de izquierda (republicanos y ERC, socialistas y comunistas). Su programa común consistía en la amnistía para los encarcelados en octubre de 1934 y anular las represalias políticas por la Revolución de Octubre, así como el restablecimiento de la legislación reformista del Primer Bienio, ayudas económicas para parados y frenar el avance del fascismo. Por otro lado, estaba el Bloque Nacional, integrado por la CEDA, los monárquicos, la derecha católica y los tradicionalistas. La Falange se mantuvo fuera. No lograron presentar una candidatura única para toda España ni tenían un programa electoral consensuado, salvo impedir que ganase la izquierda. El Frente Popular obtuvo el 48% de los votos, frente al 46,5% del Bloque Nacional, los partidos de centro alcanzaron un 5’5%, pero el Frente Popular obtuvo unos cien escaños más en el Congreso.

De la Batalla del Ebro a la Caída de Madrid: El Final de la Guerra Civil

La última etapa de la guerra transcurre desde la Batalla del Ebro a la caída de Madrid, entre noviembre de 1938 y marzo de 1939. Franco pone en marcha una ofensiva sobre Cataluña, los republicanos se van retirando, Barcelona fue ocupada a finales de enero; unas 500.000 personas cruzaron la frontera hacia Francia. Se produce la huida de todo el gobierno de la República, con el Presidente del Gobierno (Negrín) y el de la República (Azaña). En marzo de 1939 el Coronel Casado se subleva ante el intento de resistir de Negrín en la zona centro, la única en manos de la República, para tratar de llegar a un acuerdo de paz con Franco. Franco exigió una rendición incondicional y no se llegó a un acuerdo. A finales de marzo los nacionales entraron en Madrid sin resistencia. Se produce la caída de la zona levantina, siendo Alicante la última ciudad en ser tomada. El día 1 de abril de 1939 se firmó el último parte de guerra en Burgos poniendo fin a las operaciones militares y emitiéndose el último parte de guerra en Burgos.

Los Apoyos Sociales del Franquismo en su Etapa Inicial

La dictadura se apoyó en una serie de grupos o familias, dentro de las mismas, el franquismo obtuvo ciertos apoyos sociales. Las oligarquías terratenientes, industriales y financieras recuperaron su hegemonía social y económica. El régimen les devolvió sus tierras y los negocios confiscados durante la Guerra Civil y fueron las más favorecidas por el régimen y por su política económica intervencionista. En cuanto a otros grupos sociales, las clases medias rurales, sobre todo en ambas Castillas y en el Norte, y algunos grupos urbanos, se beneficiaron de las depuraciones realizadas al final de la guerra entre funcionarios de la administración, maestros, universitarios y militares. Todos ellos presentaban unos rasgos comunes: mentalidad conservadora, defensora de la familia, la propiedad privada, la religión católica y la nostalgia del orden público: la necesidad de eliminar la conflictividad laboral e interclasista por la vía de la fuerza. Por contra, el respaldo al régimen fue casi nulo entre los jornaleros, el proletariado industrial y buena parte de las clases medias urbanas.

La Autarquía (1939-1950)

Podemos definir la autarquía (1939-1950) como un sistema económico basado en el autoabastecimiento. En este caso, durante los primeros años, el régimen pretendía la autosuficiencia económica a partir del aislamiento exterior. Debido a la escasez de alimentos, el gobierno se vio obligado a imponer el racionamiento y a distribuir cartillas de racionamiento a partir de mayo de 1939, que estuvieron vigentes hasta el 1 de abril de 1952. La escasez de alimentos y el desabastecimiento propició la aparición de un mercado negro basado en la especulación conocido como estraperlo en el que se podían encontrar todos los productos a precios mucho más elevados. España debía depender solo de sus propios recursos para la reconstrucción y el desarrollo futuro. Así, el Estado intervino regulando toda actividad económica, especialmente con el control estatal de importaciones y exportaciones con la reglamentación de las relaciones económicas a partir de este aislamiento exterior. En 1941 se creó el Instituto Nacional de Industria (INI) con el fin de fomentar la industria nacional. El INI dirigió sus intereses a sectores estratégicos como el naval, siderúrgico, el ferroviario… iniciando una reconversión industrial para productos de primera necesidad. Surgieron empresas como ENSIDESA, ENASA o SEAT, y se nacionalizaron Iberia, la Telefónica y los ferrocarriles (RENFE, creada en 1941). Las consecuencias de esta política económica fueron negativas, gran parte del país vivía en la miseria, sin recuperar los niveles anteriores a la guerra. Había restricciones energéticas y la inflación era creciente. Esta situación trajo consigo una notable corrupción. Este aislamiento se rompió con los pactos con EEUU en 1953 en E

La Iglesia como Oposición al Franquismo Desde los Años 60

La Iglesia española, prácticamente unánime en su apoyo a la dictadura durante los años cuarenta y cincuenta, se escindió en dos tendencias en la década de los sesenta: por un lado, parte del clero seguía tendencias integristas y fundamentalistas tradicionales. Por otro lado, parte del clero, influenciado por el espíritu del Concilio Vaticano II, se mostraba dispuesto a abordar aspectos tales como la relación Iglesia-dictadura de las décadas anteriores. Igualmente, mostraron el compromiso con los problemas de los trabajadores y las libertades públicas y el reconocimiento de las identidades culturales e históricas de algunos territorios, como Cataluña y el País Vasco. Entre los sectores de la jerarquía eclesiástica podemos destacar la carta del clero vasco denunciando el totalitarismo franquista y la ausencia de libertades (1960). La actitud aperturista y crítica con el franquismo del Cardenal Primado Tarancón. En general, estos sectores reclamaban libertades políticas y sindicales, se abogaba por la paz y la reconciliación entre los españoles y se pedía perdón, tanto por el papel que jugó la Iglesia en la Guerra Civil. Relacionado con las peculiaridades históricas y la personalidad cultural diferenciada del País Vasco destacó el caso del Obispo de Bilbao, Añoveros, quien luchó por la defensa del derecho del pueblo vasco a su identidad, aumentando la tensión con el régimen.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *