El Sexenio Absolutista (1814-1820)
Con la firma del Tratado de Valençay (1813), Fernando VII recuperaba el poder y volvía a España. Recibió el apodo de El Deseado e incluso la Constitución de Cádiz le reconocía como rey. Sin embargo, desde su llegada, se opuso a asumir el papel de monarca constitucional. Esta resistencia contó con el apoyo del Capitán General de Valencia, General Elío, quien ofreció sus tropas al rey; y el respaldo de 69 diputados absolutistas, plasmado en el Manifiesto de los Persas. El 4 de mayo de 1814, el rey emitió un Decreto que anulaba toda la legislación de las Cortes de Cádiz y restauraba el Antiguo Régimen.
Factores que favorecieron la restauración absolutista
- Contexto internacional favorable: La derrota de Napoleón permitió la vuelta al absolutismo en la mayoría de los países europeos, donde se adoptaron medidas similares.
- Contexto interno: La Guerra de Independencia había impedido la aplicación efectiva de la legislación de las Cortes de Cádiz, por lo que su repercusión en la sociedad había sido muy escasa.
- Represión de los liberales: Se produjo la destitución, encarcelamiento y destierro de las autoridades constitucionales y sus partidarios, dando lugar al primer exilio político de la España contemporánea. Los liberales tuvieron que recurrir a la conspiración y los pronunciamientos militares, registrándose siete intentos fallidos entre 1814 y 1819. Esto inició una tradición de intervencionismo militar en la política que se extendería hasta la Guerra Civil.
Problemas del gobierno de Fernando VII
El gobierno de Fernando VII fue desastroso y tuvo que afrontar otros importantes problemas:
- Guerra de Independencia de los territorios americanos: En las colonias existía un ambiente favorable a la independencia, fomentado por la difusión de las ideas de la Ilustración, las Revoluciones Americana y Francesa, el interés de los criollos y el apoyo de Reino Unido. La invasión francesa de la península creó un vacío de poder, y los primeros intentos de independencia se iniciaron en 1810. La vuelta de Fernando VII restableció temporalmente el poder, pero en 1816 se reiniciaron los levantamientos, que finalizaron en 1824 con la independencia de todos los territorios, excepto Cuba y Puerto Rico.
- Inestabilidad política: Se caracterizó por frecuentes cambios de ministros, debido a la volubilidad del rey y la influencia de la camarilla de palacio.
- Crisis permanente de la Hacienda: La economía estaba arruinada por los gastos de la guerra americana, la insuficiencia de ingresos y la pérdida del comercio con América. Ministros como Martín de Garay intentaron reformas basadas en la Contribución Única, pero los privilegiados se opusieron y lograron su cese.
El Trienio Liberal (1820-1823)
En 1820 se produjo, en Las Cabezas de San Juan (Sevilla), el pronunciamiento del teniente coronel Rafael del Riego. Ante la presión, en marzo de ese mismo año, el rey juró la Constitución de Cádiz, iniciándose así el Trienio Liberal. Este periodo se divide en dos etapas:
Gobiernos Moderados (1820-1822)
Esta etapa estuvo presidida por ministros que habían participado en las Cortes de Cádiz, como Agustín de Argüelles o Martínez de la Rosa, pero que eran partidarios de una versión moderada de la Constitución de 1812. Se aprobó la vuelta de los exiliados, la liberación de presos políticos y la restauración parcial de la Constitución de Cádiz, manteniendo principios como la soberanía nacional, la división de poderes, la supresión de la Inquisición y la creación de una Milicia Nacional para defender la Constitución. Sin embargo, mantuvieron el sufragio censitario y propusieron la creación de dos Cámaras: una de elección popular y otra aristocrática.
Estos gobiernos debieron hacer frente a una fuerte oposición:
- En primer lugar, de los liberales exaltados, que exigían medidas más avanzadas, protagonizaron protestas populares y planearon conspiraciones.
- En segundo lugar, del propio Fernando VII, quien se oponía a las medidas de las Cortes y conspiraba activamente con países absolutistas para su intervención en España.
- Y en tercer lugar, de la guerrilla realista, contraria a la centralización político-administrativa y defensora de los intereses de la Iglesia.
Gobiernos Exaltados (1822-1823)
La Guardia Real, con apoyo del Rey, intentó un golpe de Estado que fracasó gracias a la intervención de la Milicia Nacional. El gobierno de los exaltados fue breve, pues en ese mismo año, la Santa Alianza, reunida en el Congreso de Verona (1822), decidió intervenir en España para restaurar el absolutismo. Para ello, enviaron un ejército francés, conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis. El gobierno y las Cortes se retiraron a Cádiz para resistir, obligando al rey a acompañarles.
La Década Ominosa (1823-1833)
Con la entrada de los Cien Mil Hijos de San Luis, Fernando VII recuperaba sus poderes absolutos y reiniciaba la persecución de los liberales. Una de las primeras medidas fue la ejecución de Rafael del Riego. Esta etapa se caracterizó por:
La Restauración Política y Represión
- Se derogó la Constitución de Cádiz y todas las leyes del Trienio Liberal.
- Se restablecieron las instituciones del Antiguo Régimen, a excepción del Consejo de Estado y la Inquisición.
- Se encarceló o ejecutó a numerosos liberales, y se llevó a cabo una depuración que afectó a unos 80.000 funcionarios y al 10% del clero.
La oposición liberal organizó nuevas conspiraciones, aproximadamente siete entre 1830 y 1831, pero todas fracasaron y sus líderes fueron ejecutados, como el caso de Torrijos (1831). También hubo oposición por parte de los absolutistas radicales. Esta oposición cristalizó en torno a Carlos María Isidro, hermano del rey, y se produjeron algunas insurrecciones, como la Guerra de los Agraviados o Malcontents (1827) en Cataluña. A partir de entonces, no hubo más revueltas absolutistas significativas.
Reformas Administrativas y Cuestión Sucesoria
Aunque se restauró el absolutismo, los gobiernos de esta década fueron de carácter moderado. Aplicaron medidas reformistas, de corte ilustrado e incluso liberal, con el objetivo de conseguir un mayor crecimiento económico y un gobierno más eficaz que asegurase el poder absoluto del rey. Entre estas medidas destacan la creación del Consejo de Ministros (1823), la elaboración de un Presupuesto del Estado (1824), la creación del Banco de San Fernando (1829) y una nueva división provincial.
El principal problema de esta década fue la cuestión sucesoria. Fernando VII no tuvo hijos hasta 1830 cuando, casado con su sobrina María Cristina de Borbón, tuvo una hija, la futura Isabel II. Unos meses antes, el rey había publicado la Pragmática Sanción, una ley que restablecía el derecho de las mujeres a reinar, derecho que había sido anulado por Felipe V en la Ley Sálica (1713). Esto suponía desplazar de la sucesión a Carlos María Isidro, lo que radicalizó a los absolutistas, quienes comenzaron a prepararse para una guerra civil, contando con gran apoyo en algunas zonas por parte de la Iglesia y de importantes personajes de la Corte.
Finalmente, el rey volvió a validar la Pragmática Sanción y decidió aliarse con los liberales moderados para que estos apoyasen a su hija como futura reina. En septiembre de 1833, moría el rey y su hija Isabel, de dos años de edad, era proclamada reina, bajo la regencia de su madre, María Cristina.