Fernando VII y la Lucha por el Poder en la España Decimonónica

Los años en que Fernando VII estuvo al frente de la monarquía española son definidos por muchos como la agonía del absolutismo. Fueron los últimos años de la lucha entre absolutistas y liberales por imponer sus ideas. Una vez finalizado el reinado y tras la Guerra Carlista, el dilema entre absolutistas y liberales se consolidaría como una alternativa política.

Al finalizar la Guerra de Independencia, Napoleón reconoció a Fernando VII como rey, y este decidió regresar a España, que en ese momento se encontraba bajo un régimen liberal. Se abrió un periodo de expectativas tanto para los sectores liberales como para los absolutistas. Por lo tanto, fue una etapa de vaivenes políticos, donde unos y otros lucharon por imponer sus ideas.

Fernando VII fue un rey absolutista, partidario de mantener las estructuras del Antiguo Régimen. Sin embargo, con tal de ostentar la corona y el poder, se movió entre el absolutismo más acérrimo y el liberalismo surgido de las Cortes de Cádiz, siempre según las circunstancias. Por eso, tan pronto juró la Constitución como fue capaz de abolirla.

El periodo del reinado de Fernando VII puede dividirse en tres etapas claramente diferenciadas, de las que señalaremos los acontecimientos más importantes:

1. El Retorno al Absolutismo (1814-1820)

Durante estos años, en España se volvió a implantar el Antiguo Régimen. Una vez que Napoleón entregó la corona a Fernando VII, los sectores más conservadores del país prepararon el regreso del rey, movilizando al pueblo para que se adhiriera a este movimiento. En este contexto, apareció el conocido Manifiesto de los Persas.

Fernando VII, desobedeciendo las órdenes de las Cortes, se presentó en Valencia, donde lo esperaban los absolutistas, y promulgó allí un decreto que significó la vuelta al absolutismo: declaró nula la Constitución de 1812 y también los decretos de Cádiz, volviendo al régimen señorial, restaurando la Inquisición y aboliendo la libertad de imprenta.

Esta vuelta al absolutismo debe entenderse también dentro del contexto internacional. Napoleón había caído, formándose en Europa la Santa Alianza con el fin de restaurar el absolutismo allí donde Napoleón lo había hecho desaparecer. Esto significó un importante apoyo para el retorno al absolutismo en España. Por otro lado, el régimen constitucional surgido en Cádiz aún no tenía apoyos suficientes en todos los territorios.

Estos años supusieron la represión contra los sectores liberales; muchos tuvieron que exiliarse. La represión dio lugar a una nueva forma de conspiración que sería propia durante todo el siglo XIX: el pronunciamiento, y a la formación de sociedades secretas masónicas donde se propagaban las ideas liberales. Desde aquí hubo diversas intentonas de golpe que fueron abortadas. Pero hubo un pronunciamiento que tuvo éxito: el de Riego, con tropas acantonadas en Cádiz destinadas a América.

2. El Trienio Liberal (1820-1823)

Como consecuencia del pronunciamiento de Riego, el régimen político de España viró de nuevo hacia el liberalismo. Fernando VII acató la Constitución de Cádiz y todo lo que de ella derivaba. Se restablecieron todas las reformas de Cádiz.

Apareció una nueva legislación en materia económica y social. Se suprimieron las órdenes monacales y se desamortizaron las tierras de los monasterios con objeto de reducir la deuda pública del Estado. En estos años se extendieron por el país las ideas liberales al abrigo de la libertad de prensa, surgiendo las sociedades patrióticas (especie de clubes de discusión que defendían la Constitución y que fueron el esbozo de los primeros partidos). Surgió así una cultura política liberal.

El Trienio Liberal fue muy corto debido, entre otras cosas, a:

  • División de los liberales

    No todos pensaban igual. Surgieron así los moderados, partidarios de reformas prudentes, de que el Ejecutivo tuviera más poder y de que este estuviera en manos de la Corona, con un sufragio no universal. Y los exaltados, que no solo eran partidarios de respetar la Constitución, sino además de desarrollarla con reformas más radicales. De esta división surgiría años más tarde la división de los liberales en moderados y progresistas.

  • Oposición absolutista

    Todos aquellos que perdieron sus privilegios (la Iglesia, la nobleza…) se opusieron desde un primer momento al nuevo régimen, llevando a cabo la contrarrevolución. Se fraguó una oposición conocida como los realistas. Fracasaron en sus intentos, pero buscaron el apoyo extranjero para restituir el absolutismo en España y lo consiguieron con el envío de la Santa Alianza de los Cien Mil Hijos de San Luis.

3. La Década Absolutista (1823-1833)

Conocida también como la Década Ominosa. Fue la vuelta al absolutismo tras la intervención de la Santa Alianza. Se restableció parcialmente el Antiguo Régimen.

Fueron años de nueva represión contra los liberales, muy dura. Desde el exilio, los sectores liberales intentaron la vía insurreccional, que fracasó, como en el caso de Torrijos. No obstante, fueron años de agitación e inestabilidad política.

Por un lado, los levantamientos liberales; por otro, se consumó la división del absolutismo. De aquí surgió un grupo ultrarrealista que no era partidario de ningún cambio y que se apoyó en Carlos María Isidro, generándose una oposición que llevó incluso al enfrentamiento, como la revuelta de los Agraviados en 1827 en Cataluña.

Estos años fueron también los del conflicto dinástico. En España estaba vigente aún la Ley Sálica, que no permitía el acceso al trono a las mujeres. Fernando VII, mediante la Pragmática Sanción, abolió dicha ley, estableciendo la posibilidad de acceso al trono a las mujeres. Los sectores más reaccionarios del país se agruparon en torno a Carlos María Isidro y consiguieron derogar esa Pragmática. A pesar de ello, Fernando VII confirmó los derechos al trono de su hija, produciéndose el enfrentamiento civil al llegar María Cristina al poder.

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