La Constitución de 1812: El Nacimiento del Liberalismo Español
Contexto y Naturaleza del Documento
Se trata de un documento jurídico, de interés público y nacional. Es una selección de artículos de la Constitución de 1812, la primera de nuestra historia constitucional, conocida popularmente como «La Pepa» por haberse promulgado el 19 de marzo, día de San José.
Sus autores fueron los representantes de la Nación española, reunidos en las Cortes de Cádiz desde 1810. La mayoría de los diputados eran burgueses de ideología liberal (aproximadamente 150), mientras que en menor número había representantes de la nobleza (20) y del clero (90).
Este documento se inscribe en el periodo histórico comprendido entre 1788 y 1813, que marca el principio del fin del Antiguo Régimen en España. La Revolución Francesa (1789) y el posterior Imperio Napoleónico trastocaron las estructuras de todas las sociedades europeas. En España, durante el reinado de Carlos IV, el país se supeditó a Napoleón Bonaparte, quien impuso a su hermano José I como rey. El pueblo español luchó contra la invasión francesa en la Guerra de la Independencia (1808-1813). Mientras la guerra se desarrollaba, el pueblo soberano se reunió en Cortes y redactó la primera Constitución de nuestra historia, la de 1812.
Ideas Fundamentales y Legado
Entre sus ideas fundamentales destacan:
- El concepto de Nación.
- La Soberanía Nacional.
- Los Derechos y Deberes de los ciudadanos.
- La cuestión religiosa.
- La División de Poderes del Estado.
En conclusión, la Constitución de 1812 sentó las bases del liberalismo español, ejerció una gran influencia en constituciones posteriores y sirvió de fuente de inspiración para otros países. Sin embargo, su principal problema fue su vigencia en periodos muy cortos de tiempo.
El Manifiesto de los Persas: La Restauración Absolutista
Naturaleza y Autores
El Manifiesto de los Persas se trata de un texto circunstancial o narrativo de tipo político, de carácter privado y destinado al rey Fernando VII, hijo de Carlos IV y María Luisa de Parma. Sus autores fueron un grupo de 69 diputados absolutistas, representantes de la nobleza, del clero y del ejército.
El texto está fechado en 1814, al inicio del reinado de Fernando VII (1814-1833). En este periodo, España, al igual que el resto de Europa, se debatía entre el absolutismo y el liberalismo. Durante la Guerra de Independencia, las Cortes de Cádiz habían redactado la Constitución de 1812 y aprobado una serie de decretos para sentar las bases de una sociedad liberal.
Contenido y Consecuencias
El regreso de Fernando VII supuso la supresión de la Constitución y la vuelta al absolutismo. Así, la primera etapa de su reinado fue absolutista (1814-1820), la segunda liberal (1820-1823) y la última, nuevamente absolutista. España sufrió, además, una grave crisis económica y la pérdida de la mayoría de sus colonias americanas, a excepción de Puerto Rico, Cuba y Filipinas.
El Manifiesto de los Persas se estructura en los siguientes puntos clave:
- Comparación de la situación de España en 1814 con las costumbres persas (Líneas 1-9).
- Defensa del Antiguo Régimen (Líneas 10-21).
- Petición de «los Persas»: abolir la obra de las Cortes de Cádiz.
La insatisfacción de los liberales y del pueblo propició el triunfo del pronunciamiento liberal del coronel Rafael del Riego, que obligó a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812. Empezó así el Trienio Liberal, que terminaría en 1823 con la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis.
Desde 1823 hasta 1833, el gobierno de Fernando VII fue nuevamente absolutista, pero se produjo una división entre los partidarios de su hermano Carlos María Isidro (absolutistas) y los de María Cristina e Isabel II (liberales). El final del reinado de Fernando VII supuso el principio de la construcción del Estado liberal-burgués. La consolidación de este sistema político no estuvo exenta de problemas, puesto que las guerras carlistas fueron un importante factor de desestabilización durante el siglo XIX.
El Convenio de Vergara: Un Intento de Pacificación en las Guerras Carlistas
Contexto y Naturaleza del Documento
El Convenio de Vergara se trata de un texto jurídico, de carácter público y nacional. El documento se inscribe en el periodo comprendido entre 1833 (muerte de Fernando VII) y 1868 (Revolución Gloriosa), concretamente durante la regencia de María Cristina (1833-1840).
En este periodo se produjo en España, al igual que en gran parte de Europa, la implantación del liberalismo. Durante esta etapa (en la que tuvieron lugar dos de las tres guerras carlistas), se transformó la estructura del Estado, dando paso a una monarquía constitucional y parlamentaria; se transformó la propiedad feudal en propiedad privada capitalista y se asentó la libertad de industria y de comercio. Una nueva clase dirigente, la burguesía agraria (consecuencia de la desamortización), controló el sistema político y estableció un orden jurídico y económico que hizo posible el desarrollo del capitalismo.
Fases del Estado Liberal y Consecuencias de las Guerras Carlistas
La construcción y evolución del Estado liberal se desarrolló en las siguientes fases:
- El periodo de regencias: María Cristina y Espartero (1833-1843).
- La mayoría de edad de Isabel II (1843-1868):
- Década Moderada (1844-1854).
- Bienio Progresista (1854-1856).
- Últimos años del reinado de Isabel II (1856-1868).
La firma del Convenio de Vergara no puso fin al problema carlista: durante el reinado de Isabel II se produjo la Segunda Guerra Carlista («Carlos VI») y durante el Sexenio Democrático, la Tercera Guerra Carlista con «Carlos VII».
Estas tres guerras civiles del siglo XIX tuvieron importantes consecuencias:
- Inestabilidad política en el conjunto del país, especialmente en Cataluña, Navarra, País Vasco y el Maestrazgo.
- El encumbramiento del ejército como protagonista de la vida política, con generales que alcanzaron gran renombre por su participación en la guerra y se convirtieron en líderes de los principales partidos políticos (Espartero, Narváez, O’Donnell, entre otros).
- La gran movilización de recursos económicos al servicio del conflicto militar, lo que agravó la situación de la Hacienda española, que tuvo que tomar medidas excepcionales para superarla, como la ampliación de la deuda pública y la desamortización.