La Crisis del Antiguo Régimen y el Liberalismo en España (1812-1833)
La Constitución de Cádiz de 1812: El Primer Grito Liberal
En el siglo XIX, en Cádiz, comenzaron a gestarse las ideas del liberalismo. Esto fue impulsado por una importante burguesía que estaba muy desarrollada gracias al puerto. Una de las innovaciones sociales era la realización de tertulias donde se manifestaban las opiniones políticas. Este proceso culminó con la formación de la Constitución de 1812, promulgada el 19 de marzo.
En esta Constitución, conocida popularmente como «La Pepa», quedaba definida la soberanía nacional y se establecía la monarquía constitucional. Sus principales características fueron:
- Separación de poderes: Aunque el rey poseía el poder ejecutivo, el poder legislativo era compartido entre las Cortes y el monarca.
- Igualdad ante la ley: Se acabaron los privilegios de la nobleza y el clero.
- Derecho de sufragio: Se reconoció el derecho de sufragio a todos los varones mayores de 25 años.
- Confesionalidad del Estado: La Constitución era confesional, ya que señalaba al catolicismo como la religión de los españoles, negándose la práctica de otras religiones.
Esta Constitución tuvo una gran repercusión en otros países, al igual que la francesa, sirviendo de modelo para movimientos liberales posteriores.
La Sociedad Estamental del Antiguo Régimen
En la sociedad del Antiguo Régimen, la pertenencia a un estamento estaba ligada al nacimiento de las personas. Solo el ingreso al clero permitía acceder a una situación privilegiada. Las diferencias estamentales no estaban marcadas por la riqueza, sino por el disfrute de una serie de privilegios ligados al estamento nobiliario y eclesiástico. Dichos estamentos gozaban de prerrogativas que no estaban al alcance de los estamentos populares. La ley no era igual para todos.
Privilegios de la Nobleza y el Clero
Los privilegiados:
- No podían ingresar en prisión por deudas.
- No pagaban impuestos.
- No eran castigados con penas corporales.
Además, el clero gozaba de una jurisdicción especial y no estaba sometido a los tribunales civiles.
Estructura de los Estamentos Privilegiados
La Nobleza
La nobleza representaba aproximadamente el 10% de la población y estaba dividida en alta y baja nobleza:
- Alta Nobleza: Un grupo muy reducido con gran poder económico, dueños de grandes extensiones de terreno. Estaban sometidos a la ley de mayorazgo, es decir, que solo el hijo mayor heredaba.
- Baja Nobleza: Integrada por los hidalgos, que eran los hijos menores o nobles con menos recursos.
El Clero
También en el clero se diferenciaba entre el alto y el bajo clero:
- Alto Clero: Grandes dignidades de la Iglesia (cardenales, obispos, priores y abades de los principales monasterios).
- Bajo Clero: Integrado por los curas y los frailes, que eran muy numerosos y con una importante influencia social.
El Reinado de Fernando VII: Absolutismo y Liberalismo
Terminada la Guerra de la Independencia, las Cortes y la Regencia del reino esperaban en Madrid la vuelta del monarca, Fernando VII. Existía un enfrentamiento claro entre las personas con ideología liberal y las absolutistas.
El Sexenio Absolutista (1814-1820)
Las Cortes trazaron el itinerario que el monarca debía seguir hasta Madrid, pero este lo alteró a su voluntad. Fue a Valencia, donde lo esperaban 69 diputados absolutistas que le entregaron el Manifiesto de los Persas. Fernando VII disolvió las Cortes y derogó toda la labor legislativa realizada.
El absolutismo traído por el monarca trajo consigo el Sexenio Absolutista (1814-1820), caracterizado por:
- La vuelta de la Inquisición.
- El retorno a los privilegios estamentales de la nobleza y el clero.
- La desaparición de las libertades individuales y de los derechos ciudadanos.
El monarca desencadenó una feroz persecución contra los liberales. Se dieron muchos intentos de retomar la Constitución, muchos de ellos protagonizados por militares importantes en la Guerra de la Independencia.
El Trienio Liberal (1820-1823)
En 1820, el coronel Riego proclamó la Constitución de 1812 en el pueblo de Las Cabezas de San Juan. Tras algún tiempo, la sublevación se extendió por el norte y por Madrid. Fernando, atemorizado, la aceptó y se inició así el Trienio Liberal.
Pronto aparecieron las diferencias en el campo de los liberales, dando lugar a dos facciones:
- Moderados: Partidarios de volver a poner la Constitución de 1812 sin cambios.
- Progresistas: Querían elaborar un nuevo texto donde se restasen poderes al monarca.
Los absolutistas, con Fernando VII, no dejaron de conspirar para retomar la monarquía absoluta.
La Década Ominosa (1823-1833)
En 1823, las potencias absolutistas de Europa formaron un ejército llamado Los Cien Mil Hijos de San Luis. Con este ejército se volvió a instaurar la monarquía absoluta, que duraría desde 1823 hasta 1833. Fernando VII abolió nuevamente la Constitución y desencadenó una dura persecución contra los liberales, que llegó al punto de cerrar universidades y centros de enseñanza.
El Problema Sucesorio
Ante la falta de descendencia masculina de Fernando VII, los absolutistas más radicales se apiñaron en torno a Carlos, el hermano del rey. Sin embargo, el nacimiento de Isabel en 1830 modificó la situación, a pesar de la existencia de la Ley Sálica.
Fernando promulgó la Pragmática Sanción, derogando la Ley Sálica. Al mismo tiempo, hizo un acuerdo con los liberales para que apoyasen los derechos de Isabel a cambio de instaurar una monarquía constitucional. Este conflicto sucesorio sentó las bases de las futuras Guerras Carlistas.
