La Crisis de la Monarquía de Carlos IV (1788-1808)
La monarquía de Carlos IV se encontraba profundamente desprestigiada, inmersa en una grave crisis del sistema de gobierno. La desamortización, implementada para hacer frente a la crisis financiera, generaba conflictos (guerras con Francia y Reino Unido). El déficit se agravó debido a un sistema fiscal poco eficaz. Otro factor clave fue la derrota de Trafalgar (1805), que destruyó la armada española.
El Tratado de Fontainebleau (1807) permitió la entrada de tropas francesas en España con el objetivo de ocupar el Reino de Portugal. Esta política, impulsada por Godoy, provocó la oposición creciente de un partido antigodoyista. El Proceso de El Escorial (1807) mostró las miserias de la monarquía española, y la posterior caída de Godoy y Carlos IV agravó la crisis institucional.
La Guerra de la Independencia (1808-1814)
El Levantamiento contra los Franceses y las Abdicaciones de Bayona
El 2 de mayo de 1808, el ejército francés reprimió el levantamiento popular en Madrid, resultando en numerosos muertos. Las Abdicaciones de Bayona (mayo de 1808) pusieron de manifiesto las verdaderas intenciones de Napoleón respecto a España.
El Estatuto de Bayona (1808)
Los franceses intentaron establecer un sistema de liberalismo político mediante el Estatuto de Bayona, una carta otorgada. Este documento concentraba todos los poderes en el rey, asistido por tres órganos: el Senado, el Consejo de Estado y las Cortes. El Rey José I fue el encargado de implementar este sistema, pero no contaba con apoyos significativos y carecía completamente de autonomía en el gobierno, siendo visto como un monarca impuesto.
Las Cortes de Cádiz y la Revolución Liberal
La revolución, que se inició casi al mismo tiempo que la guerra, contemplaba la convocatoria de Cortes Generales y Extraordinarias. Los representantes provenían principalmente de las clases medias urbanas, servidores del Estado y profesionales liberales, aunque el clero predominaba junto a los funcionarios.
Las Cortes se reunieron en Cádiz por ser la ciudad de más fácil defensa y estar libre de la ocupación francesa. Pronto aparecieron en los debates dos grandes facciones o partidos: el Servil o Absolutista y el Liberal. Las nuevas Cortes ordinarias se trasladaron a Madrid en enero de 1814.
Labor Legislativa de las Cortes de Cádiz
La labor legislativa fue ingente y representó una ruptura radical con el Antiguo Régimen:
- El primer decreto estableció que la soberanía residía en la Nación, lo que implicaba que el rey dejaba de ser soberano absoluto.
- Se proclamó la igualdad ante la ley, suponiendo el fin de la sociedad estamental basada en la desigualdad jurídica.
- Se planteó un conjunto de reformas fundamentales:
- Libertad de imprenta.
- Abolición de la tortura y de la Inquisición.
- Supresión de los antiguos Consejos.
- Implementación de la desamortización del clero.
- Creación de diputaciones provinciales.
- Libertad de comercio e industria.
La Constitución de 1812: «La Pepa»
El 23 de diciembre de 1810 se creó la comisión encargada de redactar la Constitución. Tras año y medio de trabajo, fue promulgada el 19 de marzo de 1812, conocida popularmente como «La Pepa». Sus principios fundamentales fueron:
- Afirmación de la soberanía nacional.
- Reconocimiento de derechos y libertades individuales y de la igualdad ante la ley.
- Establecimiento de la división de poderes.
- Declaración de la religión católica como única y oficial del Estado.
- Elección de los representantes en las Cortes mediante sufragio universal (masculino indirecto).
- Creación de la Milicia Nacional.
- Establecimiento de una monarquía moderada, donde el rey promulgaba las leyes y tenía derecho de veto transitorio.
- Libertad económica con la supresión de los gremios.
Aunque la Constitución apenas pudo aplicarse debido a la guerra y la posterior restauración absolutista, su espíritu y su programa sirvieron de referencia durante toda la historia constitucional española.
El Reinado de Fernando VII: El Sexenio Absolutista (1814-1820)
Fernando VII regresó a España en 1814, pero no aceptó el tratado ni las reformas liberales.
La Restauración del Absolutismo
El regreso de Fernando VII coincidió con la publicación del Manifiesto de los Persas, un documento que justificaba la vuelta al Antiguo Régimen. La presencia del monarca facilitó un golpe de Estado: restauró el poder absoluto y abolió toda la legislación de las Cortes. La política de Fernando VII consistió en la vuelta al pasado, restaurando la Inquisición, los antiguos Consejos y los gremios. La represión fue severa, significando la cárcel, el destierro o la pena de muerte para numerosos intelectuales y políticos vinculados a la revolución liberal.
Gobierno Desastroso y Crisis Financiera
El gobierno absolutista fue desastroso: se perdieron las colonias americanas y la Hacienda Pública se encontraba en una situación crítica. Los continuos cambios de gobierno provocaron inestabilidad. La política estuvo marcada por la camarilla que rodeaba a Fernando VII. La quiebra de la Hacienda y la deuda pública hicieron que la monarquía entrara en un callejón sin salida.
Los Pronunciamientos Militares
La inestabilidad y la represión generaron numerosos pronunciamientos militares liberales. Finalmente, tras el éxito del pronunciamiento de Riego, Fernando VII tuvo que jurar la Constitución de 1812 el 7 de marzo de 1820.
El Trienio Liberal (1820-1823)
Tras el pronunciamiento de Riego, Fernando VII juró la Constitución de 1812, dando inicio al Trienio Liberal. Fue un periodo de profundas reformas políticas y económicas. Las medidas adoptadas incluyeron:
- Libertad de presos políticos.
- Supresión de la Inquisición.
- Restablecimiento de los cargos institucionales liberales.
- Convocatoria de elecciones a Cortes.
- Reorganización de la Milicia Nacional.
Este periodo encontró dos importantes vías de expresión política: la prensa y las sociedades patrióticas.
La División del Liberalismo
Durante el Trienio surgió el fenómeno «juntero» y se formaron dos tendencias liberales principales:
- Liberales Moderados (Doceañistas): Deseaban un compromiso con las antiguas clases y el rey, buscando reformar la Constitución de 1812.
- Liberales Exaltados (Veinteañistas): Pretendían la aplicación estricta de la Constitución de 1812 y eran más radicales, llegando algunos a tener tendencias republicanas.
Reformas de los Gobiernos Absolutistas (Década Ominosa)
Los gobiernos absolutistas posteriores al Trienio reconocieron la necesidad de modernizarse, especialmente en el ámbito económico. Se implementaron reformas de Hacienda y Administración:
- Reforma fiscal de 1824 (buscando recuperar viejos impuestos).
- Elaboración de presupuestos (como los de 1828-1829).
- Creación de la Caja de Amortización y del Tribunal de Cuentas.
- Reducción de la deuda pública.
- Implementación de un plan de minería.
Se llevaron a cabo varios cambios en la administración para intentar paliar la quiebra financiera.