Evolución económica de España en el siglo XIX
Crecimiento demográfico y ruralización
La población española se incrementó a lo largo del período, aunque en menor medida que en los países más desarrollados. El descenso de la mortalidad y el mantenimiento de una alta natalidad explican esta tendencia. La mayor parte de la población siguió siendo rural. Se calcula que en 1865, el 80% de la población seguía viviendo en el medio rural.
Reforma agraria y desamortizaciones
La agricultura vivió una profunda reforma basada en la abolición del régimen señorial, la supresión de los mayorazgos y las grandes desamortizaciones de Mendizábal y Madoz. Con este conjunto de medidas se liberalizó la agricultura, permitiendo que la tierra pudiera circular libremente en el mercado, y se eliminaron los frenos que impedían el desarrollo de una agricultura capitalista dirigida al mercado. La mayor parte de la tierra pasó a manos de propietarios privados individuales.
Desamortización de Mendizábal (1836)
La gran transformación económica de este período fue el proceso de desamortización de los bienes eclesiásticos iniciado en 1835 por el progresista Mendizábal, que luego vino a ser completado por el también progresista Pascual Madoz durante el Bienio progresista con la desamortización de los bienes de los municipios.
Juan Álvarez de Mendizábal, bien desde el cargo de ministro de Hacienda o presidiendo el Consejo de Ministros, inició la desamortización de los bienes y tierras eclesiásticas en 1836, además de suprimir las órdenes religiosas (clero regular).
La desamortización consistió básicamente en la expropiación de los bienes desamortizados y su nacionalización y posterior venta en pública subasta al mejor postor.
La desamortización tuvo tres objetivos:
- Objetivo financiero: Buscar ingresos para pagar la deuda pública del Estado, además de conseguir fondos para la guerra carlista.
- Objetivo político: Ampliar la base social del liberalismo con los compradores de bienes desamortizados. Además, buena parte del clero regular apoyaba a los carlistas.
- Objetivo social: Crear una clase media agraria de campesinos propietarios.
Los resultados no fueron todo lo positivos que se podría haber esperado:
- No solucionó el grave problema de la deuda pública.
- En el terreno político, el liberalismo ganó adeptos, pero también se creó un foso que perduró largo tiempo entre el liberalismo y la opinión pública católica.
- En el terreno social, la mayor parte de los bienes desamortizados fueron comprados por nobles y burgueses urbanos adinerados. Los campesinos pobres no pudieron pujar en las subastas. La desamortización no sirvió para mitigar la desigualdad social; de hecho, muchos campesinos pobres vieron como los nuevos propietarios burgueses subieron los alquileres. Los resultados de la desamortización explican por qué la nobleza, en general, apoyó al liberalismo, y por qué muchos campesinos se hicieron antiliberales (carlistas), al verse perjudicados por las reformas.
Impacto en la Iglesia
La Iglesia vio desmanteladas las bases económicas de su poder. A cambio de la expropiación, el Estado se comprometió a subvencionar económicamente al clero. El primer ejemplo presupuestario fue la Dotación de Culto y Clero de 1841.
Desamortización de Madoz (1855)
La última gran desamortización se inició en 1855 mediante una ley elaborada por Pascual Madoz. Afectó esencialmente a las tierras de los municipios y supuso la liquidación definitiva de la propiedad amortizada en España. Sus resultados tampoco fueron muy positivos:
- Arruinó a los ayuntamientos, que, entre otras cosas, estaban al cargo de la instrucción pública.
- No solucionó el sempiterno problema de la deuda pública.
- Perjudicó a los vecinos más pobres que se vieron privados del aprovechamiento libre de las tierras comunales.
Pese a sus insuficiencias y errores, las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz cambiaron de forma radical la situación del campo español. Baste con señalar que afectaron a una quinta parte del conjunto del suelo. Lamentablemente, el atraso técnico y el desigual reparto de la propiedad de la tierra siguieron siendo problemas clave de la sociedad y la economía españolas.
Revolución industrial y desarrollo del ferrocarril
En la industria, España vio cómo la revolución que se había iniciado en Gran Bretaña y se extendía a otras zonas del continente, solo afectaba de forma muy localizada al país, en Cataluña y el País Vasco. Diversos factores explican este retraso:
- Escasez de carbón y materias primas
- Atraso tecnológico y dependencia del capital exterior
- Falta de articulación de un mercado interior caracterizado por las dificultades de comunicación y por el bajo poder adquisitivo de grandes masas de la población
- Factores políticos como la pérdida del mercado colonial, los destrozos de la guerra de la Independencia o la inestabilidad política.
La expansión del tendido ferroviario fue un factor clave de modernización como en el resto del mundo. España llegó con retraso al nuevo medio de transporte y la primera línea fue la construida entre Barcelona y Mataró en 1848. Curiosamente, el primer ferrocarril en los dominios españoles fue construido en Cuba en 1837 en el trayecto La Habana-Güines. Tras la promulgación de la Ley General de Ferrocarriles en 1855 tuvo lugar un verdadero «boom» del ferrocarril. En 1866 la red alcanzó los 5.145 kilómetros de extensión. La política comercial fue en general proteccionista. Las leyes arancelarias de 1841 y 1849 favorecieron los intereses de los industriales del textil catalán y de los terratenientes castellanos cultivadores de trigo. Solo durante el Sexenio Democrático se intentó una política liberal con el Arancel Figuerola de 1869. La Restauración significó de nuevo la vuelta al proteccionismo con la ley arancelaria de 1875.
Situación financiera
En el terreno financiero este período se caracteriza por las dificultades de la Hacienda estatal agobiada por la Deuda Pública. Pese a estos problemas, en este período se adoptaron algunas decisiones históricas:
- En 1856 se creó el Banco de España que vino a sustituir al Banco Español de San Fernando. En 1874 quedó configurado como banco nacional con el monopolio de la emisión de papel moneda.
- En octubre de 1868 se adoptó la peseta como nueva unidad del sistema monetario.