La España del Siglo XVIII: la política borbonica en América

7.2. LA MONARQUÍA HISPÁNICA DE Felipe II: LA UNIDAD IBÉRICA (1556-1598)

En política internacional: se luchará contra los turcos (victoria en Lepanto); problemas en Flandes que acabarán con Holanda independiente (1584); y España se enfrentará con Inglaterra, sufriendo una derrota la Armada Invencible (1588). En política interior: se producirá una rebelión de los moriscos de las Alpujarras (1568); y habrá problemas con los fueros, donde se producirá un enfrentamiento entre el bando de Antonio Pérez y la Princesa de Éboli contra el bando de Escobedo y Juan de Austria, que finaliza en 1592 cuando Felipe II elimina un privilegio de los aragoneses, estableciendo que el Justicia Mayor será nombrado directamente por el rey. La unidad Ibérica se produce con el matrimonio entre Carlos e Isabel de Portugal (hija de Manuel I y María de Aragón). Línea sucesoria de Portugal: de Manuel I a Juan III, y de Juan III a Sebastián I, que muere sin descendencia en 1578, y a esperas de un rey, asume el poder provisionalmente un regente llamado Enrique I, el Cardenal. Muere en 1580 sin haberse decidido el heredero y empieza el verdadero conflicto. Los candidatos más importantes serán Antonio y Felipe. Y empieza una corta Guerra Civil entre los partidarios de Antonio y los de Felipe. Este último va a tener dos ventajas: su ejército (ya que es rey de España) y que se va a ganar el favor de la mayoría de los portugueses (porque Antonio no era hijo legítimo de Luis, sino que ha sido fuera del matrimonio, por lo que es hijo ilegítimo). En 1580 vence Felipe (II) en la guerra y se convierte en rey de Portugal por escrito en 1582, en las Cortes de Tomar. El requisito que ponen los portugueses es que Portugal no se convierta en provincia de España, es decir, que Portugal sea un Estado dependiente. En 1640, Felipe IV pierde Portugal por la crisis general que había en España, y Juan IV se convertirá en rey de Portugal.

8.3. EL OCASO DEL Imperio ESPAÑOL EN Europa

Felipe III (1598-1621) lleva a cabo la política de “Pax Hispánica”: paz con Inglaterra y Francia, tregua de los doce años con Holanda (1609-1621) y se lleva a cabo una política matrimonial, demostrada en los matrimonios de Felipe IV con Isabel de Borbón (1615), y de Luis XIII con Ana de Austria (1615). En 1618 se inicia la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), pero España no entra por la Pax Hispánica, de momento.
Felipe IV (1621-1665) entra en la guerra para recuperar el prestigio en Europa, consiguiendo victorias en los primeros años (Breda), pero a partir de la entrada de Francia en la guerra,  en 1635, comienzan las derrotas, como la de Rocroi (1643). En 1648, se firma la Paz de Westfalia entre todos los países, excepto entre España y Francia, y España reconoce la independencia de los Países bajos, la libertad religiosa y se constata el fracaso de los Habsburgo (Austrias). Continúa la guerra con Francia (aliada con Inglaterra), hasta la Paz de los Pirineos (1659), en la que España cede Rosellón, Cerdaña y plazas en Flandes a Francia. Se continúa la política matrimonial, con la uníón entre Mª Teresa (hija de Felipe IV) y Luis XIV.
Mariana de Austria (1665-75), en representación de su hijo, firma el Tratado de Lisboa (1668), donde reconoce a Portugal como Estado independiente. Con Carlos II (1675-1700), se firma la Paz de Nimega (1678) con la que se pierde el Franco-Condado y parte de Flandes. Y con la firma de la Paz de Ryswick (1697), los franceses devuelven Luxemburgo a España, ya que se dan cuenta de la enfermedad de Carlos II, y puesto que no tiene descendencia, los Borbones (Francia) pueden hacerse con el poder. En 1700 muere Carlos II, y se inicia la Guerra de Sucesión.


9.4. LA PRÁCTICA DEL DESPOTISMO ILUSTRADO: Carlos III

El despotismo ilustrado es la nueva forma que adopta el absolutismo en el s. XVIII a impulsos del nuevo espíritu de la Ilustración. Carlos III (1759-1788) instauró el despotismo ilustrado a través de su política de reformas, encaminadas a producir riqueza pero sin cambiar la sociedad estamental ni la política absolutista (“El mejor alcalde de Madrid”). El despotismo ilustrado se explica en el lema: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Para llevar a cabo esta política, el monarca se rodéó de un equipo de ministros ilustrados: Esquilache (motín contra él en 1766), Campomanes, Floridablanca y Jovellanos. También se impulsó la agricultura, con el libre comercio, y la colonización de nuevas tierras (Olavide). Jovellanos realizó El Informe sobre la Ley Agraria, como base para una reforma agraria. También se crea el Banco de San Carlos, que pone en venta Vales Reales (deuda pública) para financiar la guerra y las reformas. Y la política regalista (imposición de la autoridad real sobre asuntos religiosos) llevó a la expulsión de los jesuitas en 1767.

9.6. LA POLÍTICA BORBÓNICA EN AMÉRICA

La sociedad americana estaba organizada en torno a dos grupos:
la élite blanca (peninsulares y criollos),  que controlaban la administración y eran los propietarios de todas las fuentes de riqueza, y el resto de la población, constituida por la mayoría indígena y los esclavos negros. A mediados del Siglo XVIII, cambio en la política de los Borbones hacia América con el incremento de la explotación colonial para que las colonias fueran más rentables y la introducción de navíos de registro, es decir, barcos que podían comerciar al margen de la Flota de Indias (Estado). Durante el reinado de Carlos III, hubo una serie de reformas: exclusión de la administración a los criollos, la creación del virreinato del Río de la Plata (1776), y el establecimiento del cargo de Intendente (control de los territorios americanos). La expulsión de los jesuitas (1767) tuvo en América una importante consecuencia: la Corona se anexiónó importantes tierras, sobre todo en Paraguay, que hasta ese momento habían estado en manos de la Compañía de Jesús. En el terreno económico: incremento impositivo, y en 1788 se establece el comercio entre la península y las Indias, rompiendo el monopolio sevillano-gaditano. Esta nueva política borbónica, enfocada sobre todo al beneficio de la metrópoli, engendró movimientos de protesta de los criollos, apartados de los cargos administrativos, y de la explotada mano de obra indígena. En 1780-1781 los criollos iniciaron una revuelta en Perú (liderada por Tupac Amaru). La revuelta fue duramente reprimida. Esta revuelta es el primer antecedente de las independencias en el Siglo XIX.

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