La Guerra Civil Española (1936-1939): Un Recorrido Detallado
El Estallido del Conflicto
En las guarniciones del Ejército de África se respiraba un ambiente de insurrección en la tarde del 17 de julio de 1936. Esa misma tarde se produjo la rebelión militar en Melilla. En esta ciudad, los rebeldes controlaron rápidamente las principales plazas africanas: Ceuta, Tetuán y Larache. En la mañana del 18 de julio, la rebelión se extendió a algunas guarniciones peninsulares y provocó la dimisión del presidente Casares Quiroga. Le sucedió un breve Gobierno de Martínez Barrio, que intentó llegar a una solución de compromiso con el general Mola, a la cual este se opuso.
El presidente de la República nombró presidente del Gobierno a José Giral, quien ordenó la entrega inmediata de armamento a los sindicatos y a las milicias populares. Entre la mañana y la tarde del 18 de julio, los militares comprometidos con el golpe desplegaron sus tropas por el conjunto del territorio nacional. Pero este golpe fracasó al no ser capaz de imponer una alternativa inmediata a la legalidad republicana en todo el territorio nacional.
El Gobierno republicano controlaba:
- La mayoría de las ciudades industriales.
- Las provincias más pobladas y ricas.
- El litoral mediterráneo y buena parte del Cantábrico.
Además, mantenía el apoyo de la aviación, de un tercio de los oficiales de tierra y de casi toda la flota.
La Dimensión Internacional
En cuanto a la dimensión internacional del conflicto, los sublevados encontraron un apoyo decisivo en Alemania e Italia. Por otro lado, la República contó con la ayuda de la Unión Soviética y México, países a los que compró armamento y víveres con el oro del Banco de España. A partir de noviembre de 1936, entraron en el escenario bélico las Brigadas Internacionales, formadas por comunistas y antifascistas de numerosos países.
Desarrollo de la Guerra
Posteriormente, el fracaso del golpe de Estado dio pie a una extensa y cruel guerra civil que destruyó España y provocó un profundo enfrentamiento entre la población.
Primeras Operaciones y la Batalla de Madrid
Las primeras semanas de la guerra se caracterizaron por el Paso del Estrecho, la actuación de las columnas y la Batalla de Madrid.
En primer lugar, el 5 de agosto, aviones italianos realizaron el traslado de 3.000 legionarios. La llegada a la Península del Ejército de África desestabilizó, a favor de los insurgentes, el panorama de las primeras jornadas.
Respecto a las columnas, eran expediciones de tropa en las que se mezclaban milicias de los distintos partidos con miembros regulares del ejército, y tenían como objetivo la consolidación de los frentes o la conquista de territorios cercanos a plazas que se consideraban fuertes desde las que se movilizaban.
El bando sublevado se estructuró en torno a dos ejércitos: el del Norte, comandado por Mola (con sede en Burgos), y el del Sur (con sede en Sevilla), al frente del cual se hallaba Franco. Realizado el desembarco de las tropas en el corredor Cádiz-Jerez-Sevilla, Franco organizó las columnas que debían dirigirse hacia Madrid, comandadas por el teniente coronel Yagüe. Estas se desplazaron a lo largo de la frontera portuguesa y ocuparon Mérida y Badajoz, avanzando por el río Tajo en dirección a la capital.
Franco realizó una maniobra que culminó en la liberación, el 28 de septiembre de 1936, de los residentes en el Alcázar de Toledo, un conjunto de civiles y guardias de la academia anexa, mandados por el coronel José Moscardó. Las columnas republicanas tuvieron menos éxito, dada la desorganización de la respuesta militar en las primeras semanas del conflicto.
También tuvo lugar la Batalla de Madrid, ya que para los sublevados, el objetivo final de esta primera fase de la guerra era la ocupación de la capital de la República. Madrid resistió los ataques de los regulares y de los legionarios. La resistencia de Madrid se convirtió en un mito para los antifascistas del mundo entero.
El Frente Norte y los Cambios Estratégicos
El fracaso de las operaciones obligó a Franco a variar su estrategia. Llevó a cabo una serie de movimientos envolventes sobre la capital para cortar la línea de defensa de Madrid con la sierra o la red de comunicaciones con Valencia, donde se produjo la sangrienta Batalla del Jarama (febrero de 1937). Tuvo lugar la Batalla de Guadalajara, que fue la primera derrota del fascismo europeo.
Franco sacó una consecuencia de este hecho: el escenario de la guerra debía variar y había que buscar un eslabón más débil, el frente del Norte. Ello llevó a los nuevos planes estratégicos de Franco, que se orientaron a la conquista de los territorios vascos y la cornisa cantábrica, rica en minería, industria química y altos hornos. La aviación alemana realizó incursiones sobre la población civil, siendo una de sus acciones más significativas el bombardeo de Guernica.
El ejército republicano puso en marcha una operación de distracción de fuerzas para aliviar el frente del Norte e inició las ofensivas de Brunete y Belchite entre julio y agosto. Fracasadas estas ofensivas, cayó Santander.
Hacia el Final de la Guerra
Caído el frente Norte, Franco planeó un segundo y definitivo ataque sobre Madrid. Teruel se convirtió en objetivo de las fuerzas republicanas. Las tropas franquistas conquistaron Teruel y avanzaron hacia el frente aragonés. En abril de 1938, las tropas sublevadas alcanzaron la costa mediterránea en Vinaroz (Castellón), con el efecto militar y político de dejar a Cataluña aislada del resto de la zona republicana.
Alcanzada la costa, Franco decidió atacar Valencia, pero el ejército rebelde hubo de responder a la mayor prueba bélica a que le sometió el ejército republicano: la Batalla del Ebro. La mayor capacidad artillera y el dominio del aire ejercido por las tropas franquistas inclinaron definitivamente la victoria a su favor en noviembre de 1938, lo que les abrió el paso a la conquista de Cataluña.
En diciembre de 1938, el ejército liderado por Franco se lanzó sobre Cataluña bajo la dirección de los generales Yagüe, Moscardó, García Valiño y Muñoz Grandes. Tarragona fue tomada por el general Yagüe. Desde allí, el mismo Yagüe participó en una acción envolvente sobre Barcelona, que fue conquistada doce días después sin un disparo. Tras la caída de Cataluña, Madrid se convirtió en lugar de confrontación civil a causa de la división que se planteaba entre resistir o negociar la rendición.
El 5 de marzo de 1939, el coronel Casado llevó a cabo un golpe de Estado en Madrid y creó el Consejo Nacional de Defensa. Casado aspiraba a conseguir un acuerdo con los sublevados, pero ante la postura de estos de no aceptar más que una rendición sin condiciones, abandonó España y se refugió en Inglaterra. El 28 de marzo de 1939, cayó Madrid y el resto de las provincias y plazas en poder de los republicanos. El 1 de abril de 1939, el general Francisco Franco firmó el último parte de guerra: «En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las Tropas Nacionales sus últimos objetivos militares».
Consecuencias de la Guerra Civil
Consecuencias Demográficas
Las consecuencias demográficas fueron devastadoras:
- Aproximadamente 560.000 muertos.
- Unos 300.000 republicanos cruzaron la frontera hacia el exilio.
Consecuencias Económicas
En cuanto a las consecuencias económicas, a la desaparición de una gran parte de la población activa española se sumaron cuantiosas pérdidas materiales:
- Se calcula que más de 300.000 casas fueron destruidas en ciudades que resultaron arrasadas.
- Los transportes quedaron seriamente dañados.
- La producción de trigo acusó una reducción del 30% en 1939.
- También se redujo en un 50% la producción de acero y hierro.
- España soportaba, además, la deuda contraída con Alemania e Italia.
- Se racionó el pan, el aceite, la carne, el arroz y las patatas.
- El mercado negro acrecentó la fortuna de unos pocos a costa de la miseria de la mayoría.
Consecuencias Sociales y Políticas
Por último, con el final de la guerra se abriría un periodo de exilio para miles de familias. Eran militares y funcionarios republicanos, médicos, profesores, intelectuales y obreros cualificados. En el interior de España, el estado de guerra continuó hasta 1948. La promulgación de la Ley de Responsabilidades Políticas de febrero de 1939 abrió la vía para la represión de quienes habían prestado apoyo activo o pasivo a la República.