La Guerra Civil Española y el Régimen de Franco: Un Periodo Clave en la Historia de España

El Estallido de la Guerra Civil Española

Después de que el Frente Popular ganara las elecciones en febrero de 1936, Santiago Casares Quiroga formó un nuevo gobierno. Decidió enviar al general Franco a Canarias y al general Mola a Navarra. Al mismo tiempo, Falange Española creó grupos armados para atacar a los líderes de izquierda. El gobierno parecía incapaz de controlar la violencia ni de poner en marcha las reformas que necesitaba el país. Desde las elecciones, algunos militares ya estaban conspirando, y la organización de este plan fue dirigida por el general Mola, conocido como «El Director». También buscaron ayuda de otros países, logrando apoyo de Italia y tratando de conseguirlo de Alemania.

El 12 de julio de 1936 asesinaron al teniente socialista José Castillo. Como venganza, al día siguiente mataron a José Calvo Sotelo, un político monárquico y de ideas fascistas. Este asesinato fue el hecho que provocó definitivamente la Guerra Civil. El golpe de Estado comenzó el 17 de julio en el norte de Marruecos y se extendió a la Península al día siguiente. Como el golpe fracasó en muchas zonas de España, comenzó una guerra civil que duró tres años.

La Sublevación Militar y la División del País

La Sublevación Militar fue un golpe de estado llevado a cabo por una parte importante del Ejército, con el apoyo de Falange y la CEDA. Su intención era acabar por la fuerza con el gobierno del Frente Popular. Al principio, los sublevados solo lograron controlar una parte del país, sobre todo zonas rurales donde la derecha era más fuerte, como Aragón, Castilla y León, Galicia, Navarra, Canarias y el protectorado marroquí. Resultó sorprendente su éxito en Sevilla, un lugar más de izquierdas, pero lo consiguieron gracias a la estrategia del general golpista Queipo de Llano, que tomó por sorpresa a sus enemigos.

El golpe fracasó en gran parte del país por dos razones: la rápida reacción popular, organizada por partidos y sindicatos de izquierda, y la lealtad de otro sector del Ejército que apoyó a la República. Además, la mayoría de la Marina y de la Aviación se mantuvo del lado republicano. La Guardia Civil y la Guardia de Asalto apoyaron a un bando u otro según la zona donde estaban.

Situación Inicial de los Bandos

En general, la situación inicial era un poco mejor para la República, ya que controlaba las ciudades más grandes e importantes económicamente, como Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao y Málaga, además de casi toda la costa mediterránea y gran parte del norte. También tenía bajo su control la mayor parte de la industria. En la zona republicana vivían unos catorce millones de personas, mientras que en la zona sublevada había unos once millones. Sin embargo, varios problemas hicieron que la República no pudiera aprovechar esta ventaja inicial.

Reacción y Organización de los Bandos

Al principio, el Gobierno republicano reaccionó muy lentamente. No quiso dar armas a los comités obreros, creados por sindicatos y partidos de izquierda para frenar a los sublevados, y trató de minimizar la gravedad de la rebelión de parte del Ejército y de sectores de la derecha civil. En cambio, los sublevados actuaron con rapidez e inteligencia: enviaron soldados y material desde el Marruecos español en aviones y conectaron las zonas que dominaban, como Sevilla con Granada, y unieron sus ejércitos del Sur y del Norte a través de Badajoz. Muchos de los militares más experimentados, conocidos como “africanistas”, apoyaron al bando nacional (que los republicanos llamaban «facciosos»). Cuando vieron que la sublevación se había convertido en una guerra, los nacionales buscaron una excusa para justificar su acción, ya que se habían levantado contra un gobierno elegido de manera legal. Encontraron esa justificación en la fuerte persecución de la Iglesia Católica en la zona republicana, y presentaron la guerra como una “cruzada contra los enemigos de Dios”.

Después de un inicio caótico y con muchos errores, el bando republicano empezó a organizarse mejor. Tras los gobiernos de Casares Quiroga y José Giral, el socialista Largo Caballero formó un nuevo gobierno en el que participaron todos los partidos y sindicatos del Frente Popular, incluso los anarquistas. Su objetivo fue acabar con el desorden y crear un solo Ejército Popular de la República, para coordinar todos los esfuerzos militares que hasta entonces hacían cada grupo por separado.

Fases de la Guerra Civil Española

Año 1936: El Asalto a Madrid

Después de unir las zonas donde triunfaron, los rebeldes quisieron conquistar Madrid. Dos ejércitos nacionales avanzaron hacia la capital: uno desde el norte (dirigido por Mola) y otro desde el sur (dirigido por Franco), apoyados por tropas marroquíes traídas con la ayuda de aviones y barcos alemanes e italianos. Tras tomar Toledo, atacaron Madrid, pero fracasaron gracias a la resistencia popular y a las Brigadas Internacionales (voluntarios de otros países que apoyaban a la República). Si hubieran tomado Madrid, probablemente la guerra habría terminado.

Año 1937: La Campaña del Norte y Batallas Clave

Los nacionales lograron importantes victorias en el norte de España, conquistando Asturias, Cantabria y el País Vasco, así como Málaga en el sur. El bombardeo de Guernica por la aviación alemana conmocionó al mundo, ya que fue el primer ataque aéreo masivo contra población civil. En el este, los nacionales intentaron rodear Madrid, pero fueron detenidos en las batallas del Jarama y Guadalajara. Las ofensivas republicanas en Brunete y Belchite tampoco tuvieron éxito. Teruel fue tomada brevemente por los republicanos, pero los nacionales la recuperaron un mes después.

Año 1938: La Batalla del Ebro y la División Republicana

Los nacionales lanzaron una ofensiva hacia el Mediterráneo y ocuparon Vinaroz, dividiendo el territorio republicano y dejando a Cataluña aislada. En verano comenzó la batalla del Ebro, la más larga y sangrienta de la guerra. Los republicanos, dirigidos por el general Rojo, sorprendieron al principio, pero finalmente los nacionales ganaron tras recibir refuerzos. Esta derrota fue clave para el final de la guerra. El presidente republicano Negrín pensaba que había que resistir porque pronto estallaría una guerra mundial.

Año 1939: El Fin de la Guerra

En enero, los nacionales ocuparon Cataluña, provocando la huida de miles de personas hacia Francia. Solo quedaban en manos republicanas Madrid, parte de Castilla-La Mancha y el Levante. En Madrid se formó una Junta de Defensa para negociar la rendición, pero Franco se negó a negociar. Las divisiones internas en el bando republicano facilitaron que las tropas nacionales tomaran Madrid el 28 de marzo, y poco después Valencia, Alicante y Cartagena. El 1 de abril, Franco firmó el último parte de guerra, dando por terminada la contienda.

Consecuencias de la Guerra Civil

Ensayo de la Segunda Guerra Mundial

La Guerra Civil sirvió como una prueba para las potencias que después se enfrentarían en la Segunda Guerra Mundial. Se usaron armas y tácticas que luego serían comunes en ese conflicto.

Desastre Económico

La guerra dejó al país destruido. Se tardaron décadas en recuperar la producción anterior a 1936. Se destruyeron medio millón de viviendas, infraestructuras de transporte, y buena parte del material ferroviario y ganadero. Además, se perdió casi todo el oro del Banco de España, enviado a la URSS para pagar ayuda militar.

Altas Pérdidas Humanas

Hubo alrededor de 500.000 muertos, muchos de ellos civiles. También más de 400.000 personas tuvieron que exiliarse, sobre todo a países de América Latina. La emigración afectó mucho a la cultura, ya que muchos intelectuales y científicos abandonaron España.

Dictadura Franquista

Tras la guerra, se instauró un régimen dictatorial muy conservador que duró hasta la muerte de Franco en 1975. Muchos republicanos fueron encarcelados o ejecutados en una durísima posguerra. La España de Franco no buscó la reconciliación.

El Régimen Franquista (1939-1975)

Tras la victoria en la Guerra Civil en 1939, se instauró en España una dictadura encabezada por Francisco Franco que duraría hasta su muerte en 1975. Aunque el régimen evolucionó a lo largo de los años, la constante fue siempre el control absoluto del poder en manos de Franco. Su autoridad se sustentó en una ideología basada en el anticomunismo radical, el catolicismo estricto (nacionalcatolicismo) y el tradicionalismo. Franco se rodeó de símbolos y lemas que exaltaban su figura como «Caudillo de España por la Gracia de Dios», mientras prohibía cualquier expresión política o cultural que no encajara en su visión de España.

Estructura y Fundamentos Ideológicos

Las únicas organizaciones permitidas fueron la Falange Española y sus ramificaciones juveniles y sindicales, reunidas bajo el nombre de Movimiento Nacional. A nivel interno, el régimen se apoyó en varias «familias» ideológicas: falangistas, militares, católicos (en especial miembros del Opus Dei) y monárquicos, aunque Franco cuidó siempre de que ninguna adquiriera demasiado poder.

Las Leyes Fundamentales del Reino

A lo largo de los años se promulgaron varias leyes llamadas «Leyes Fundamentales», entre las que destacan el Fuero del Trabajo (1938), la Ley de Cortes (1942), el Fuero de los Españoles (1945), la Ley de Referéndum (1945), la Ley de Sucesión (1947), los Principios del Movimiento Nacional (1958) y la Ley Orgánica del Estado (1967). Estas normas pretendían dar una apariencia legal y estable al régimen, aunque no cambiaban su carácter autoritario.

Etapas del Franquismo

Primera Fase (1939-1945): Posguerra y Aislamiento Inicial

Durante la primera fase (1939-1945), tras la guerra, se impuso una represión brutal sobre los vencidos, con decenas de miles de ejecuciones y encarcelamientos. En lo económico se intentó una política autárquica que sumió al país en el hambre y el estancamiento. En política exterior, España mantuvo una posición de neutralidad primero y de no beligerancia después durante la Segunda Guerra Mundial, enviando a la División Azul para luchar contra la Unión Soviética. Sin embargo, tras el cambio de rumbo del conflicto en 1942-1943, Franco volvió a declararse neutral para salvar su régimen.

Segunda Fase (1945-1955): Aislamiento Internacional y Reconocimiento Progresivo

La segunda fase (1945-1955) estuvo marcada por el aislamiento internacional tras la derrota de las potencias fascistas. Franco trató de «maquillar» el régimen acentuando su catolicismo y monarquismo, presentándolo como una «Democracia Orgánica». Pese a ello, España fue condenada en la ONU y quedó excluida de la ayuda del Plan Marshall. Solo la Argentina de Perón brindó apoyo. El aislamiento terminó en los años cincuenta con la firma de acuerdos con Estados Unidos y el Vaticano (1953), logrando el ingreso en la ONU en 1955, gracias a la importancia estratégica de España en el contexto de la Guerra Fría.

Tercera Fase (1955-1970): Desarrollo Económico y Tecnócratas

En la tercera fase (1955-1970), el régimen experimentó una transformación económica gracias a la llegada al poder de los tecnócratas, principalmente miembros del Opus Dei. Bajo su dirección se aplicó el Plan de Estabilización Económica de 1959, que permitió liberalizar la economía, atraer inversiones extranjeras y propiciar un fuerte crecimiento económico conocido como el «milagro español». España vivió una industrialización acelerada, un enorme auge turístico y un aumento de las emigraciones laborales hacia Europa. En política, en 1969, Franco nombró a Juan Carlos de Borbón como su sucesor con título de rey, apartando a su padre, don Juan.

Última Etapa (1970-1975): Declive y Muerte de Franco

La última etapa (1970-1975) estuvo marcada por el declive del franquismo. La crisis del petróleo de 1973 provocó inflación y desempleo. Ese mismo año, el presidente del gobierno, Carrero Blanco, considerado el garante del continuismo franquista, fue asesinado por ETA. Su sucesor, Arias Navarro, fracasó en su intento de aplicar reformas. La represión continuó con dureza, provocando la condena internacional. En 1975, la situación en el Sáhara Occidental terminó con la retirada española tras la Marcha Verde organizada por Marruecos. Finalmente, Franco murió el 20 de noviembre de 1975, dejando un país profundamente cambiado en lo económico, pero aún políticamente inmovilizado. Aunque el régimen trató de proyectar una imagen de orden «atado y bien atado», lo cierto es que tras su muerte se abrió paso un proceso de transición democrática. Actualmente, muchos historiadores, como Paul Preston, califican al franquismo como una dictadura fascista adaptada a las circunstancias para mantenerse en el poder.

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