La Península Ibérica en la Edad Media: Orígenes y Evolución de los Reinos Cristianos

La Península Ibérica en la Edad Media

Los Reinos Cristianos: Origen y Evolución de los Primeros Núcleos Cristianos de Resistencia

Nacimiento de León y Castilla (ss. VIII – Mediados del XI)

1. Los Orígenes: El Reino Astur-Leonés

Los musulmanes no llegaron nunca a controlar plenamente las tierras situadas en Asturias, Cantabria y el País Vasco. El primer movimiento independentista apareció en las montañas asturianas, donde las tribus montañesas no querían pagar tributos. En este contexto debe situarse la batalla de Covadonga (¿718?), donde un noble visigodo refugiado, Pelayo, derrotó a los musulmanes, victoria que posteriormente fue exagerada por los cronistas mozárabes de Alfonso I.

El primer rey asturiano importante fue Alfonso I (739-757), que, aprovechando las luchas civiles en Al-Ándalus, conquistó Galicia y llevó a la población campesina del valle del Duero («tierra de nadie») al norte, para que estuvieran más seguros. El rey más importante fue Alfonso II (791-842), quien estructuró definitivamente el reino astur. Fueron muy importantes sus reformas políticas: vuelta al derecho visigodo, creación del obispado de Oviedo, que así se independizaba de la sede primada de Toledo, y reinstauración de la sede de Iria Flavia. Durante su reinado se encontró el supuesto sepulcro del apóstol Santiago, que sirvió para «legalizar» el reino asturiano y considerarlo heredero del reino visigodo («Traslatio Regni»).

Alfonso III (866-910) supo beneficiarse de la debilidad de los emires cordobeses, conquistando el valle del Duero y repoblando las ciudades abandonadas de Sahagún (881), Oporto (868), Burgos (884), Zamora (893), etc. Con anterioridad, ya se había repoblado León, Astorga y Tuy (854). A su muerte, dividió el reino entre sus tres hijos, pero uno de ellos, García I (910-914), lo unificó de nuevo y trasladó la capital a León (910), dando origen al reino Astur-Leonés.

2. Nacimiento de Castilla

La frontera oriental del reino astur-leonés era peligrosa por las continuas razzias a las que era sometida por los musulmanes del valle del Ebro. Desde la época de Alfonso III, se fortificó esta zona con abundantes castillos y fue repoblada por vascos y cántabros poco romanizados. También se creó el condado de Castilla, controlado por el reino astur-leonés. Uno de estos condes, Fernán González, consiguió independizarse del reino de León (mediados del s. X). El condado de Castilla fue anexionado a Navarra durante el reinado de Sancho III el Mayor (1005-1035), quien lo dejó en herencia a su hijo Fernando I (1037-1065), que se proclamó rey, dando origen al reino de Castilla.

3. Los Estados Pirenaicos

Los núcleos de resistencia pirenaicos (Navarra, Aragón y los condados catalanes) vivían una problemática común: la lucha por mantener la independencia del potente Imperio Carolingio, la presión de los musulmanes establecidos sólidamente en el valle del Ebro y la falta de población. El emperador Carlomagno, para proteger su imperio de los musulmanes, estableció una franja protectora fortificada al sur de los Pirineos hasta el río Ebro, a la que llamó Marca Hispánica. Estaba gobernada por condes vasallos del emperador carolingio.

a. Navarra y Aragón

A principios del s. IX, los navarros se independizaron de los carolingios tras derrotarlos en Roncesvalles, importante puerto estratégico. Iñigo Arista crea el Reino de Pamplona (830), base del Reino de Navarra. Lo mismo hicieron los aragoneses, que fundaron el condado de Aragón (817). Durante la mitad del s. X, el reino de Navarra experimentó un gran desarrollo bajo el reinado de Sancho III el Mayor (1005-1035), quien incorporó Castilla, los condados de Sobrarbe y Ribagorza y ocupó León. A su muerte, dividió el reino entre sus hijos: García, el mayor, recibió el título de rey de Navarra, de quien dependían sus hermanos Fernando (Castilla) y Ramiro (Aragón). La supremacía de García no fue aceptada por sus hermanos, provocando una guerra civil: Fernando I se proclamó rey de Castilla y Ramiro I (1035-1073) fundó el reino de Aragón.

b. Los Condados Catalanes

El dominio carolingio en tierras catalanas fue más duradero que en Navarra y Aragón. Los francos ocuparon Gerona (785), Barcelona (801) y otras ciudades, que fueron gobernadas por condes que dependían de los reyes carolingios. La evolución de estos condados debe estudiarse dentro del marco de la descomposición del Imperio Carolingio tras la muerte de Carlos el Calvo (877), nieto de Carlomagno. Así, en el año 896, el conde de Besalú, Vifredo el Velloso, convirtió su cargo y sus posesiones en hereditarios, y el conde Borrell II (954-992) de Barcelona consiguió la independencia definitiva de los francos. Así nacieron los condados catalanes, de los cuales el más extenso y poderoso era el de Barcelona.

4. Estructura Socioeconómica (ss. VIII – Mediados del XI)

La economía de estos siglos en los reinos y condados cristianos era de subsistencia, basada en el cultivo de la vid y el trigo, el pastoreo y, ocasionalmente, los botines de guerra. El comercio era escaso y la moneda apenas se usó hasta finales del s. X. La artesanía era escasa y los artículos de lujo se importaban de Al-Ándalus o de Europa.

Reino Astur-Leonés: Las primeras repoblaciones masivas se realizaron en las regiones despobladas del valle del Duero, desde mediados del s. IX, por los reyes asturianos y más tarde por los leoneses. Los repobladores procedían de las tierras altas de la cordillera Cantábrica, de Galicia, de los Pirineos y mozárabes huidos de Al-Ándalus. El método utilizado era la presura: el rey o un conde concede a campesinos la propiedad de un territorio sin dueño con la obligación de roturarlo y cultivarlo. Puede ser de dos tipos: presura individual, cuando el beneficiario es un campesino libre, o presura colectiva, cuando un señor o monasterio ocupa amplias extensiones con sus siervos y colonos. La presura permitió la formación de aldeas rurales (villas), cuyos habitantes se reunían en el concilium para tratar sobre asuntos de interés colectivo (montes o prados comunales, etc.). Muchas ciudades disfrutaban de privilegios concedidos por los reyes (fueros) por estar en zona de guerra. Según fue alejándose el peligro musulmán, el propietario libre fue perdiendo poder y las tierras pasaron a los señores o monasterios, que acaparaban las funciones judiciales y administrativas del rey; se favorecía así el proceso de feudalización (s. XI en adelante).

Castilla: Fue muy importante la figura del campesino libre, porque los condes necesitaban vasallos fuertes que defendieran la peligrosa frontera. Nacen así los caballeros villanos, llamados infanzones o hijosdalgo, de origen plebeyo, pero equiparados con la nobleza de sangre, que se pagaban su equipo militar y el caballo. A cambio, los reyes les concedían tierras que dedicaban sobre todo a la ganadería. También estaban exentos de pagar impuestos, a diferencia del resto de los villanos que sí los pagaban (pecheros).

Condados Catalanes: El proceso de feudalización fue más temprano y profundo que en León y Castilla. Las tierras de los antiguos condados carolingios fueron ocupadas por campesinos libres mediante la aprisión (igual que la presura). Pero poco a poco, estos campesinos se vieron obligados a ponerse bajo la protección de los señores, a cambio del pago de censos.

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