La primera guerra Carlista y el reinado de Isabel II en España

La primera guerra Carlista: causas y desarrollo. Consecuencias para Navarra

El Carlismo surgió a finales del reinado de Fernando VII, con la guerra de los Malcontentos en Cataluña (1827); representaba un modelo ideológico y político en defensa del Antiguo Régimen, y el derecho al trono de Carlos, hermano de Fernando VII.

Tras la muerte de Fernando VII en septiembre de 1833 comenzó una guerra civil entre partidarios de Carlos y partidarios de Isabel, hija de Fernando VII.

El Carlismo tuvo apoyo en zonas rurales del País Vasco, Navarra, Maestrazgo aragonés, Cataluña y Levante, regiones que buscaban en el carlismo la defensa de sus fueros y privilegios tradicionales. Los centros urbanos mantuvieron un predominio liberal, tanto por razones ideológicas, como prácticas: burguesía y grandes propietarios veían en el liberalismo y en la supresión de las trabas forales unos factores favorables al desarrollo económico.

La guerra se desarrolló en tres fases: en la primera de iniciativa carlista, 1833 a 1835, se organizó un ejército bajo la dirección del general Zumalacárregui y se empleó el sistema de guerrillas. Consiguieron dominar gran parte del territorio vasco-navarro, a excepción de las capitales, derrotando en sucesivas ocasiones al ejército liberal. El general Cabrera, conocido como ‘El tigre del Maestrazgo’, unificó las tropas carlistas y extendió el conflicto por tierras aragonesas, catalanas y valencianas.

El ejército carlista fracasó en el sitio de Bilbao, 1835, donde murió Zumalacárregui.

En la segunda fase (1835 – 1837) hay equilibrio entre los contendientes, y ninguno consigue ganar posiciones frente al otro. Los carlistas intentarán romper su aislamiento en el Norte y extender el conflicto a otras regiones, organizando varias expediciones hacia el Sur (‘Expedición Real’ 1837). El fracaso de estos intentos carlistas sembró el desaliento y la división en las filas del carlismo.

En la tercera fase (1837-1839) se produjo la crisis del carlismo. Dentro de sus filas surgieron divisiones: transaccionistas, moderados encabezados por el general Maroto, partidario de poner fin al conflicto llegando a un acuerdo con los liberales; y los intransigentes, exaltados, que se niegan a cualquier negociación con los liberales y quieren continuar la guerra (postura mayoritaria del carlismo en Navarra).

Maroto y el general liberal Espartero firmarán en 1839 el Convenio de Vergara, que puso fin a la primera guerra carlista. En él se acordaba respetar los empleos, grados y condecoraciones obtenidos por los carlistas en la guerra y los carlistas debían aceptar a Isabel como reina.

Esta paz resolvió temporalmente el problema carlista, que se mantuvo latente y resurgió posteriormente a través de nuevos conflictos. Con el triunfo del liberalismo se llevó a cabo el desmantelamiento del régimen foral navarro, completándose así el proceso de construcción de España como Estado Liberal. En la ‘Ley Confirmatoria de Fueros’ aprobada por las Cortes españolas en 1839, se establecía la necesidad de entablar negociaciones entre los territorios forales y el gobierno central para modificar o adaptar sus fueros al régimen constitucional del nuevo Estado liberal.

Etapas del reinado de Isabel II 1833 – 1868

El reinado de Isabel II se divide en dos etapas. La primera corresponde a su minoría de edad; en esta etapa el gobierno de España lo llevaron a cabo su madre Mª Cristina de Borbón, regente de 1833 a 1840, y el General Baldomero Espartero, regente de 1840 a 1843. Durante este período se desmanteló definitivamente el Antiguo Régimen y triunfó el modelo liberal. España se dividió en provincias, se llevó a cabo la desamortización del ministro de hacienda Álvarez de Mendizábal, promulgación de la constitución de 1837, fin de la 1ª guerra carlista con la victoria del liberalismo sobre el absolutismo. Se sustituyó en la regencia a Mª Cristina, pero su autoritarismo y política librecambista con Gran Bretaña provocó un levantamiento en Barcelona al cual Espartero le puso fin bombardeando la ciudad. Moderados y progresistas se pronunciaron haciendo que Espartero abandonara la Regencia. Esta etapa se divide en tres períodos. El primero durará diez años de 1843 a 1854, y el presidente de gobierno será el General Narváez, quien impondrá un liberalismo doctrinario bajo los principios de la constitución de 1845. El gobierno fue dirigido por una oligarquía terrateniente y financiera. El segundo periodo comenzó en 1854 al producirse un pronunciamiento militar en Vicálvaro llevado a cabo por progresistas, unionistas y demócratas lo que permitió un cambio en la política del gobierno. Tras el pronunciamiento se leyó el ‘Manifiesto de Manzanares’ en el que se pedía el fin de la ‘camarilla’ de la reina, el cumplimiento de la constitución de 1845, la reforma de la ley electoral… Tras la victoria en las elecciones del partido progresista la reina nombró como jefe de gobierno al General Espartero. En estos dos años se ampliaron libertades políticas, se amplió la participación electoral, se llevó a cabo la desamortización general de Pascual Madoz, con importantes consecuencias para el desarrollo económico de España, la Ley general de Ferrocarriles… Durante este período se intentó promulgar una nueva constitución pero no pudo llevarse a cabo debido a la brevedad del gobierno progresista. En 1856 la reina mandó formar gobierno al General O´Donnel y comenzó el último período del reinado de Isabel II donde hubo alternancia de gobiernos unionistas y moderados terminando este período con la Revolución ‘La Gloriosa’ en 1868. Esta fase se caracterizó por un fuerte crecimiento económico, hasta 1866, con el auge de Bancos, construcción de vías férreas, Inversión capital extranjero, ampliación de la ley de carreteras, 1ª Ley de educación (Ley Moyano). Se llevó a cabo una activa política exterior buscando prestigio internacional, que no se consiguió. El Sistema entró en crisis a mediados de la década de los sesenta debido tanto a factores económicos (crisis europea) como a factores políticos (escasa representatividad y la dura represión del gobierno). En 1868 la reina fue derrocada en la Revolución la Gloriosa, y se intentó evolucionar hacia un liberalismo democrático que también fracasó.

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