La Transición Española: De la Dictadura a la Democracia

ADOLFO SUÁREZ

Juan Carlos nombra como presidente del gobierno a Adolfo Suárez. Éste era un joven político procedente del Movimiento (falange) que tenía experiencia en medios de comunicación. Su nombramiento coge desprevenida a la opinión pública, pues su trayectoria política no parecía acomodarse a la de un hombre de espíritu reformista. Este desconcierto inicial será una baza para llevar adelante su programa de Reformas.

Los hombres

Adolfo Suárez inicia su mandato nombrando en los gobiernos civiles personas de su confianza para controlar directamente a la policía y la Guardia Civil. Además de Juan Carlos y el propio Suárez, otras dos personas tienen especial relevancia en su proyecto político:

  • Torcuato Fernández Miranda, presidente de las cortes y un experto abogado, que desmontará paso a paso las instituciones franquistas
  • Manuel Gutiérrez Mellado, Teniente General del Ejército y experto en servicios de inteligencia que se va a encargar de desactivar a los militares más ultras, apoyándose en las nuevas generaciones de oficiales

Las reformasSuárez comienza a desarrollar una política de gestos: Decreta una amnistía parcial, tolera el derecho de manifestación y permite la aparición de la oposición (aunque mínima) en los medios de comunicación. La aprobación de la Ley de Amnistía, promulgada en octubre de 1977, y que afecta a los presos políticos; es decir, se les concedía la libertad a aquellos presos encarcelados por motivos de su ideología política. Asesorado por Torcuato Fernández Miranda presenta la Ley de Reforma Política, la última gran Ley dictada de la legalidad franquista que es aprobada por las propias cortes Franquistas y que establece el concepto de soberanía nacional, la elección de Cortes con capacidad legislativa por sufragio universal. Dicha Ley debía ser aprobada por referéndum. Coordinación Democrática propugnó la abstención, el gobierno y sus medios de comunicación hicieron una campaña por el Sí, el Búnker promovía el No. El fracaso de la campaña abstencionista creó en las fuerzas políticas partidarias de la ruptura una sensación de desconcierto que es aprovechado por Suárez para avanzar en su proyecto. Convoca elecciones generales para Junio de 1977, modifica el código penal y legaliza, paulatinamente, a los partidos políticos, incluyendo el comunista. Autoriza el derecho de huelga y suprime la sindicación obligatoria, dinamitando los sindicatos verticales. Decreta una amplia amnistía. Autoriza la vuelta de los exiliados. Permite la libertad de expresión. Permite públicamente los símbolos nacionalistas (banderas, Diada…)

En mayo de 1977 Don Juan de Borbón renuncia al trono en favor de su hijo Juan Carlos, con lo que se cierra también el conflicto dinástico. Mientras la crisis económica se agudizaba y el paro ascendía imparable, el terrorismo de izquierdas (ETA, GRAPO) se incrementaba y Gutiérrez Mellado debió imponerse en algunos cuarteles y de forma especial en los funerales de víctimas de atentados. La crisis de enero de 1977: Todo este entramado estuvo a punto de desmoronarse en enero de 1977. Mientras los asesinatos de policías, militares y Guardias Civiles se convertían en algo casi diario, fueron secuestrados un general y un alto cargo del franquismo, provocando un sonoro Ruido de sables. Un comando de la extrema derecha provocó la Matanza de Atocha, el asesinato de 5 abogados de Comisiones Obreras. Los asesinos, que confiaban en que la policía mirase para otro lado, fueron a dormir a sus casas. El Partido Comunista convocó una movilización para el entierro, con la consigna, seguida a rajatabla, de un silencio absoluto. Eso demostró la capacidad de movilización y de disciplina de ese partido, y que era necesario contar con él para llevar a buen puerto el proyecto de Reforma. En Febrero fueron liberados los secuestrados y unos meses después, se legalizó el Partido Comunista, que inmediatamente se presentó en público con la bandera bicolor presidiendo el acto. Conclusión: Este paso de la dictadura a la democracia se realiza en 3 años (julio de 1975/diciembre de 1978), a partir de un complejo PACTO ENTRE REFORMISTAS Y RUPTURISTAS, siguiendo los planes y los plazos diseñados por el Gobierno Suárez en julio de 1976: derribo controlado del franquismo y elecciones en un año imponiéndose el modelo de reforma frente al de ruptura. Dos interpretaciones sobre la transición: 1. Interpretación canónica. La transición es el resultado de una experiencia histórica que deseaba evitar la confrontación entre españoles que condujo a la Guerra Civil. el proceso sería modélico ya que convierte a España en una democracia similar a las del resto de Europa en un proceso pacífico que garantizó la estabilidad económica. 2. Interpretación crítica. La transición es el medio por el cual el sistema franquista se perpetuó. Se realizó con el temor de una sublevación militar y nunca se retornó a la legalidad democrática republicana y de hecho no hay un debate sobre república y monarquía. El proceso creó las bases de la actual corrupción.

ETAPAS EN LA EVOLUCIÓN DE ESPAÑA DURANTE EL FRANQUISMO

Desde 1939 hasta 1975, España vivirá bajo la dictadura personal del general Francisco Franco, un régimen autoritario y conservador que mantendrá un férreo control sobre la sociedad española. A lo largo de todo este periodo, se producirá una importante transformación económica, especialmente desde los años 60, que a su vez provocará la transformación de la sociedad. La dictadura se mantendrá por su capacidad de adaptarse a las circunstancias manteniendo la esencia del llamado Movimiento Nacional. Franquismo tuvo una ideología política dictatorial similar al Fascismo que se mantuvo en España entre 1939 y 1978. Sus características principales son la exaltación del ideal de la patria (el empleo español) y el fervor religioso, expresado a través del apoyo de la cúpula de la iglesia católica a la dictadura. Para conservar esos ideales se ejerce una dura represión contra todo lo que se considera peligroso: las ideologías, partidos y sindicatos de izquierdas. Esta represión provocó un gran atraso cultural, en parte motivado por el exilio de los principales intelectuales españoles y por el exilio o muerte de los profesionales liberales

LAS ETAPAS DEL FRANQUISMO

El régimen franquista perduró casi cuatro décadas. En estos casi 40 años de dictadura de Francisco Franco se pueden distinguir básicamente tres grandes etapas:

DE 1939 A 1959: ASENTAMIENTO DE RÉGIMEN

Política interior: Tras la victoria en la Guerra Civil, se asientan las bases del Estado franquista. Durante los primeros años, hasta 1945, las formas del régimen fueron fascistas. Es la época nacionalsindicalista pues la Falange Española y de las JONS (Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas), tuvo gran peso en la organización política del régimen. Relaciones internacionales: Por las estrechas vinculaciones con la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Mussolini, el régimen franquista es rechazado y sometido al aislamiento internacional. Posteriormente, se produce el reconocimiento internacional del mismo de la mano de los EE.UU. permitiéndose su incorporación a la ONU. Económicamente: fue un periodo muy difícil por las consecuencias derivadas de la Guerra Civil y el aislamiento internacional tras la Segunda Guerra Mundial. Es la etapa de la autarquía. La economía española se tuvo que reducir al autoabastecimiento. El resultado fue un desastre económico absoluto, hundiéndose la producción a niveles inferiores a los alcanzados antes de la República. Es la época del hambre y del estraperlo (mercado negro). Institucionalización del régimen: Toda la facultad legislativa recaía en la figura del Jefe del Estado. Nunca se elaboró una Constitución. Las primeras Leyes fundamentales fueron: el Fuero del Trabajo (1938), regulación de las relaciones laborales similar a las de los otros regímenes fascistas; la Ley Constitutiva de las Cortes (1942), una cámara sin poder legislativo, cuyos miembros, elegidos por sufragio indirecto desde las corporaciones o directamente por Franco. el Fuero de los Españoles (1945), declaración de derechos y deberes, un maquillaje del régimen la Ley de Referéndum Nacional (1946), que permitía al Jefe del Estado convocar al pueblo para aprobar una Ley, algo que siempre se presentó como un plebiscito sobre su persona la Ley de Sucesión (1946), que definía a España como «reino» y dejaba en manos de Franco la decisión sobre su propia sucesión. Otras dos Leyes fundamentales fueron promulgadas más tarde: la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958) y la Ley Orgánica del Estado (1967).

DE 1959 A 1973: CONSOLIDACIÓN POLÍTICA DEL RÉGIMEN Y DESARROLLISMO ECONÓMICO

El crecimiento económico y el cambio social fueron característicos de estas décadas. España entra en un periodo de apertura y Desarrollismo gracias a la intervención de los Estados Unidos y el dinero que estos habían invertido en España. Eso permite que se rompa el aislamiento y España pueda empezar a tener contacto con otros países y economías. A su vez España comienza una política orientada a mejorar la economía gracias al plan de Estabilización de 1959 y a la devaluación de la peseta. El desarrollo económico de España se basa en tres pilares: la industria básica con gran cantidad de empleados como la siderurgia naval, automóviles, el turismo aporta divisas y el dinero que envían los emigrantes españoles que trabajan en Europa. El desarrollo provoca que la población comience a desplazarse del campo a la ciudad buscando trabajo en la industria o en las zonas turísticas costeras.

DE 1973 A 1975: CRISIS FINAL DEL RÉGIMEN

De 1973 a 1978 es el periodo de crisis del Franquismo, Franco muere y hay temor al cambio político, también hay un cierto temor por el auge de los movimientos sociales que reclaman más libertades. Estos movimientos sociales están protagonizados por estudiantes y obreros que acuden a manifestaciones y huelgas.

LOS REYES CATÓLICOS

Con los Reyes Católicos, a finales del siglo XV y principios del XVI, surge lo que se conoce como Estado Moderno basado en el establecimiento de una monarquía autoritaria y en la construcción de un gran estado territorial fruto de la unión dinástica de las coronas de Castilla y Aragón y de su expansión peninsular y extrapeninsular. Se produjo también la unificación religiosa con la culminación de la Reconquista y la expulsión de los judíos. La religión católica se convirtió en la principal seña de identidad de los reinos y un elemento clave para fortalecer el sentimiento de comunidad. A mediados del siglo XV encontramos en la Península cuatro reinos cristianos (la Corona de Castilla, la Corona de Aragón, Portugal y Navarra) y uno musulmán (Granada). La corona de Castilla ocupa una posición clave por su extensión territorial y por su mayor población y riqueza. Pero su situación política interna es complicada, debido a fracturas internas y al problema sucesorio que terminará con el estallido de una guerra civil en Castilla en 1474 que llevará a Isabel al trono de Castilla. En 1479, Fernando hereda de su padre Juan II la Corona de Aragón. Se consumaba así la unión dinástica de la Corona de Castilla y la de Aragón. En 1469 había tenido lugar el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Ambos pertenecían a las familias reinantes en Castilla y Aragón. Su matrimonio afianzó a los cónyuges en una nueva entidad política, la monarquía hispánica la cual debe entenderse como una unión dinástica.

UNIÓN DINÁSTICA

Se trata tan solo, en principio, de una unión dinástica, de carácter personal, porque los distintos reinos aunque estarán gobernados por los mismos monarcas, conservan sus fueros o leyes, instituciones de gobierno, lengua y costumbres propias, sus fronteras y monedas. No se trata de una unión territorial o nacional ni una fusión de reinos aunque bien es cierto que esta unión dinástica supondrá la puesta en marcha de importantes proyectos en común. Aunque también es cierto que Castilla desempeñará desde el principio un papel hegemónico en esta unión dinástica y se iniciará un proceso de castellanización de todos los territorios. Union dinastica es la unión de varios reinos, Estados, dominios, etc., bajo un mismo soberano o gobernante por derecho dinástico. Como consecuencia de tal tipo de unión, estos reinos o Estados que han sido fusionados, no han sido integrados, sino que la misma persona posee cada uno de ellos de forma independiente, y, por lo general cada territorio mantiene sus propias instituciones y legislación (particularismo). Así pues, este concepto de unión dinástica se aplica al nuevo Estado o entidad que englobó las Coronas de Castilla y de Aragón y que se ha denominado Monarquía Hispánica

EVOLUCIÓN POLÍTICA DE AL-ÁNDALUS


En el año 711, un ejército bajo el mando de Tarik, formado por bereberes del Norte de África, cruzó el estrecho de Gibraltar, venció a Rodrigo, el último rey visigodo (batalla de Guadalete, 711) e inició la conquista de la Península. La conquista pudo darse por terminada en el año 718, después de ocupar Toledo, el valle del Ebro y alcanzar las estribaciones de la Cordillera Cantábrica. Buena parte de la nobleza visigoda pactó la sumisión y el pago de tributos a los invasores a cambio del mantenimiento de sus propiedades, hecho que explica la rápida ocupación islámica de la Península.
Sin embargo, los jefes musulmanes fracasaron en su intento de llevar la conquista mas allá de los Pirineos (732, derrota de Poitiers ante los francos comandados por Carlos Martel). De esta manera, el territorio de Al-Ándalus se convirtió en Emirato Dependiente de Damasco (Valiato de Ifrikiya) entre los años 714 y 756, gobernado por un valí y sumido en un clima de continuas tensiones como consecuencia de los enfrentamientos por el reparto de la tierra entre árabes, quienes habían ocupado las tierras más fértiles y bereberes, pastores asentados en la Meseta, que culminaría en una rebelión de éstos últimos.
El inicio de una época de estabilidad comenzó con la llegada a la Península de Abd al-Rahmán I, de la familia de los Omeyas, que había escapado de la muerte violenta de su familia a manos de los Abasíes. Transformó el territorio en un Emirato Independiente, aunque desde el punto de vista religioso seguía dependiendo de Bagdad (756-929) y consolidó el nuevo Estado Andalusí.
En el año 929, Abd al-Rahmán III rompió todos los vínculos de dependencia con el resto del Islam y declaró su independencia religiosa al proclamarse califa, asumiendo también la máxima autoridad religiosa. El Califato de Córdoba (929-1031) constituyó el período de máximo esplendor andalusí, con grandes dirigentes (Abd al-Rahmán, Al-Hakam II). En cambio, Hisham II (976-1009), llegó al califato con tan solo once años, por lo que el poder efectivo recayó en la figura del visir, Almanzor (976-1002) que acumuló todo el poder político y militar del Califato y desplazó al califa de la dirección política de Al-Ándalus erigiéndose como un azote para los cristianos y organizando numerosas racias que supusieron el saqueo de ciudades como Santiago de Compostela, Barcelona, León o Pamplona.

Tras la muerte de Almanzor en 1002, le sucedió su hijo, que ostentó poderes similares a los de su padre. No obstante, desde el año 1009 (con la muerte de Hisham II) hasta el año 1031 se produjo un proceso de desintegración política de Al-Ándalus que tuvo como consecuencia el final del Califato y el inicio de los primeros reinos de Taifas (pequeños reinos independientes).
La fragmentación política debilitó militarmente a Al-Ándalus y fue aprovechada por los reinos cristianos, que atacaron sistemáticamente las tierras andalusíes. Los reyes musulmanes intentaron detener el avance, comprometiéndose a entregar anualmente una cantidad de oro y objetos preciosos a los reinos del Norte (parias).
En 1086, los almorávides procedentes del Norte de África irrumpieron en la Península para intentar recomponer el Estado andalusí. Las sucesivas derrotas frente a los cristianos y los conflictos internos y la llegada de una nueva tribu bereber (1147), los almohades, rectos acólitos de la doctrina del Corán, provocaron su desaparición. La severa derrota que sufrió el Imperio Almohade en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) supuso un punto de inflexión que acabó precipitando la caída de los almohades y el surgimiento de los segundo reinos de Taifas, que progresivamente fueron anexionados por los cristianos.
El último taifa que resistió en la Península a partir de 1238 fue el Reino Nazarí de Granada. Su enorme riqueza y las guerras civiles en Castilla permitieron su supervivencia. Finalmente, el 2 de enero de 1492, los Reyes Católicos acabaron con el último territorio de Al-Ándalus, poniendo fin al proceso de Reconquista iniciado en la Batalla de Covadonga en el 722


GRANDES CONFLICTOS DEL SEXENIO

A lo largo del reinado de Isabel II (1833-1968) habían ido consolidándose en España los principios liberales. El desarrollo industrial, las reformas en la propiedad y agricultura y la aplicación del liberalismo, habían generado profundos cambios sociales. La antigua sociedad estamental había dado paso a una nueva sociedad de clases, sin embargo las condiciones de vida de las clases bajas empeoraron. Frente al régimen moderado se fue generando un movimiento subversivo que acabó con el estallido de la Revolución Gloriosa, iniciada en Cádiz y protagonizada por progresistas y demócratas, que encabezados por Prim, habían firmado un pacto (Pacto de Ostende), para derrocar la monarquía de Isabel II. Con el establecimiento del Sexenio Democrático o Revolucionario, España experimentó el primer intento de su historia de establecer un régimen político democrático, primero en forma de monarquía parlamentaria, durante el reinado de Amadeo I de Saboya (1871-1873), y después en forma de república, la Primera República (1873-1874). Sin embargo, ambas fórmulas acabarán fracasando. Este periodo de gran complejidad estuvo marcado por tres grandes conflictos:
GUERRA DEL LOS 10 AÑOS DE CUBA (1868-1878)
El mayor problema de la Monarquía Democrática fue el de Cuba. La alta burguesía española obtuvo sus grandes fortunas de Cuba; asimismo, los antiabolicionistas tuvieron un importante papel en el movimiento alfonsino, siendo el marqués de Manzanedo uno de los principales inspiradores del movimiento antiabolicionista. Los problemas, en primer lugar, derivaban del hecho de que entre la sociedad cubana y la española las diferencias eran crecientes. Los productores de azúcar y tabaco concedían cada vez más importancia a Estados Unidos como mercado natural, mientras que se agudizaban las tensiones entre criollos y peninsulares.
Había también una cuestión político-administrativa. El Capitán General, autoridad suprema en Cuba, tenía unos poderes que equivalían a los de un monarca absoluto. La distancia y la inestabilidad política en la Península impedían que desde ésta se ejerciera el poder con decisión y coherencia. De hecho, el Capitán General en el momento, Francisco Lersundi, adoptó una política de dura represión que fue ya irreversible al poco tiempo.
La sublevación aconteció muy poco después de la revolución, tras el llamado gritó de Yara (octubre, 1868). Su foco principal se sitúo en el oeste de la isla y tenía como principales líderes a Maceo y Gómez. La guerra larga, en realidad, no fue más que una interminable guerrilla que tardó diez años en ser erradicada. Una buena parte de los dirigentes republicanos y alguno de los intelectuales más conocidos formó parte de la sociedad abolicionista de la esclavitud, cuestión que estaba planteada en la política española en torno a 1872-1873.


TERCERA GUERRA CARLISTA (1872 – 1876)
La desaparición de Isabel II creó nuevas esperanzas de que se volviera a la línea dinástica representada de Carlos María Isidro, cuyo candidato era el autodenominado Carlos VII.
La práctica del sufragio universal permitió a los Carlistas triunfar en las elecciones de 1869 en todo el País Vasco y Navarra, mientras que la libertad de imprenta hizo posible la existencia de periódicos carlistas. Pronto los carlistas se dividieron en dos tendencias, unos querían la defensa de la actuación en la legalidad (Cándido Nocedal y sus neocatólicos) y otros querían la sublevación militar.
En 1872 se produjo una sublevación general del carlismo pero don Carlos fue derrotado en seguida y durante algunos meses el carlismo quedó reducido a tan sólo unas cuantas partidas. A final de año se produjo una nueva sublevación, inicialmente de poca envergadura, pero que se fue extendiendo sobre todo a partir de la proclamación de la República. En 1873 don Carlos volvió a España y tomó Estella.
LA SUBLEVACIÓN CANTONAL (1873)
El cantonalismo buscó hacer realidad el ideal de la República federal desde abajo, es decir, la formación de unos poderes locales fuertes y autónomos -cantones- como medida para contrarrestar el centralismo.
En Andalucía aparecen poderes políticos que se declaraban autónomos y que no reconocían el poder central. La sublevación federal cantonalista fue protagonizada por estudiantes, intelectuales y políticos provincianos, a los que se suman artesanos, tenderos y asalariados de diversas especies. Muy a menudo los internacionalistas (movimiento obrero) colaboraron con el cantonalismo. Puntos destacados de la sublevación cantonal fueron Alcoy y Sanlúcar, pero el principal foco fue la sublevación de Cartagena, que contó con el apoyo de parte de la Armada. Para sofocar estos levantamientos Salmerón empleó a militares monárquicos, como los generales Martínez Campos y Pavía, que acabaron con el movimiento cantonal durante el verano de 1873.
Las consecuencias de estos conflictos fueron notables. La situación de crisis generalizada dio lugar a la sucesión de diversos regímenes políticos (Regencia, monarquía de Amadeo I de Saboya y Primera República). La incapacidad para controlar la situación, llevo a los liberales más conservadores a retomar el control político en 1874, con la instauración de un nuevo sistema político conservador enmarcado dentro de la Restauración de la monarquía borbónica, personificada en la figura de Alfonso XII, HIJO DE Isabel II. Esto se llevó a cabo gracias al pronunciamiento en Sagunto de los generales Martínez Campos Y Jovellar. El gobierno no opuso resistencia y dimitió. Cánovas del Castillo, formó entonces un gabinete de regencia y comunicó a Alfonso XII su proclamación como rey de España.

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