Segundo Franquismo (1959-1975)
Plan de Estabilización: El Desarrollismo
En 1959, bajo la dirección de los nuevos ministros tecnócratas, presididos por Laureano López Rodó, se puso en marcha el Plan de Estabilización que pretendía liberalizar la economía y conseguir una integración en la economía europea. Para ello, era necesario reducir la deuda estatal y favorecer las exportaciones. Se redujo el gasto público, las subvenciones a empresas privadas y se devaluó la peseta.
La aparición del fenómeno turístico, las remesas de los emigrantes y la inversión extranjera contribuyeron a un crecimiento económico vertiginoso.
La Comisaría del Plan de Desarrollo, dirigida por López Rodó, intentó controlar el crecimiento y orientar las inversiones por medio de los Planes de Desarrollo. Establecieron Polos de Desarrollo para la distribución de la industria por el territorio, pero finalmente acabó concentrada en tres regiones: Cataluña, País Vasco y Madrid. Creció la producción de bienes de consumo (automóviles y electrodomésticos), así como la industria química, siderurgia y alimentaria.
La mecanización del campo incrementó los rendimientos y generó excedente de mano de obra para la industria; las actividades que más crecieron fueron el turismo y la construcción.
Como consecuencia del crecimiento económico, el poder adquisitivo aumentó, y con ello los niveles de demanda interna. Como contrapartida, creció la dependencia económica del exterior (especialmente del petróleo) y se confirmaron los grandes desequilibrios regionales. Así, frente a los centros industriales y turísticos, las dos Castillas, Aragón y Extremadura permanecieron estancadas. El control de la actividad económica pasó a manos de una nueva burguesía financiera a medida que disminuía el dirigismo estatal.
Evolución Política: Últimos Años
Los acelerados cambios económicos y sociales contrastaban con el mantenimiento del inmovilismo institucional y la política represiva, lo que contribuiría a un notable aumento de la oposición. En 1967 se aprobó la Ley Orgánica del Estado, votada en referéndum, que intentó asegurar el futuro del régimen. Separó los cargos de Jefatura de Estado y Presidencia del Gobierno, asentó la monarquía y abrió las Cortes a una cierta participación popular, aunque la mayoría de los procuradores seguirían siendo designados directa o indirectamente por Franco.
Otra de las cuestiones importantes fue la Ley de Sucesión de Franco, optando por Don Juan Carlos de Borbón, candidato favorito de Carrero Blanco.
Otra novedad sería la nueva Ley de Prensa de 1966, promovida por Manuel Fraga, ministro de Información y Comunicación. Abolió la censura previa, pero con muchas limitaciones. La prensa seguía sin ser libre. En 1969, el escándalo Matesa (un tema de corrupción financiera e industrial) provocó un cruce de acusaciones y la caída del gobierno.
En política exterior, la presión por la recuperación de Gibraltar se convirtió en una constante sin resultados. España aceptó la independencia de Guinea Ecuatorial (1968) y cedió Ifni a Marruecos (1969).
En 1975, un acuerdo cedía el Sahara Occidental a una administración conjunta entre Marruecos y Mauritania, siendo actualmente una cuestión sin resolver.
En el ámbito internacional, el Estado Franquista quedó aislado como la única dictadura sobreviviente de Europa Occidental tras la caída de regímenes similares en Portugal (Revolución de los Claveles) y en Grecia.
La Creciente Oposición
Desde mediados de los 60, la oposición se manifestará por medio de:
- Las protestas obreras: A través de sindicatos no reconocidos por el régimen (CC.OO.) y huelgas que se generalizan, sobre todo a partir de 1967, en Asturias, Vizcaya, Barcelona y Madrid.
- La protesta estudiantil universitaria: Tuvo como centro Madrid y contaría con el apoyo de profesores que fueron expulsados de sus cátedras, como Enrique Tierno Galván.
- La Iglesia Católica: Inmersa en el espíritu modernizador del Concilio Vaticano II, se distanció del régimen. El regalismo franquista provocó conflictos con Juan XXIII y Pablo VI.
- La oposición política tradicional: Se renovó. El PCE, dirigido desde 1960 por Santiago Carrillo, y el PSOE, desde 1972, con personalidades como Alfonso Guerra, Nicolás Redondo y, sobre todo, Felipe González. Ambos partidos integrarían la Junta Democrática (1972).
- El terrorismo político: Destacó ETA, movimiento revolucionario creado en 1959 por jóvenes nacionalistas vascos descontentos con la pasividad del PNV y que derivó hacia el independentismo radical por medio de asesinatos, secuestros y chantajes a empresarios. Otras organizaciones terroristas de extrema izquierda fueron FRAP y GRAPO, formados en 1975.
Ante la oposición, la respuesta fue la represión, para la cual se creó en 1963 el Tribunal de Orden Político. Los consejos de guerra y las ejecuciones se convirtieron en escándalos en el ámbito internacional y alimentaron la propaganda antifranquista, como en el Proceso de Burgos contra miembros de ETA o las ejecuciones de Julián Grimau (comunista) y Salvador Puig Antich (anarquista). Mientras, la extrema derecha (Guerrilleros de Cristo Rey) presionaba para que el régimen no cediese.
Tras el asesinato de Carrero Blanco, Franco nombró Presidente del Gobierno a Carlos Arias Navarro, representante de la línea dura del franquismo. Los tecnócratas fueron apartados del poder. La represión decepcionó tanto a los conservadores como a los aperturistas deseosos de cambios.
Conclusión
El 20 de noviembre de 1975 moría Francisco Franco, mientras su régimen se derrumbaba. Tras casi 40 años de dictadura, se iniciaría la transición democrática.