Introducción al Manifiesto de 1923
El texto que se propone comentar es el manifiesto redactado por el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, el 13 de septiembre de 1923 y publicado en el periódico La Época, en Madrid. El autor, un importante militar de comienzos del siglo XX, era jerezano de nacimiento y procedente de una familia castrense. Desarrolló su carrera política en destinos coloniales como Cuba, Filipinas y Marruecos, y ostentó cargos militares en varias capitanías generales. Fue destinado a Barcelona debido a su oposición en Madrid a la política llevada a cabo en Marruecos por parte del Gobierno de la Restauración.
Se trata de un texto histórico, pues Primo de Rivera habla sobre hechos que ocurrían en el mismo momento en que se redactaba el documento, en concreto, en el momento en que decide dar un golpe de Estado que justifica por medio de esta publicación. Por eso podemos decir además que tiene una naturaleza o temática política, social y económica, pues aparecen recogidas una serie de afirmaciones que, al hablar de la mala situación a todos los niveles de la Nación española, justificarían su pronunciamiento militar.
Contexto Histórico: El Declive de la Restauración
Como hemos visto, está fechado en septiembre de 1923; por tanto, nos encontramos ante el golpe militar que pondría fin al sistema de la Restauración, que había estado vigente desde 1874. Sin embargo, es el periodo final del sistema canovista, ya que a partir de 1898, con el Desastre colonial, el sistema persistía, pero el turnismo ya no funcionaba tan bien. Además, el Regeneracionismo no logró democratizar el sistema ni impulsar un avance de la Nación; Maura y Canalejas fracasaron con el Regeneracionismo «desde arriba».
Las consecuencias de la Gran Guerra provocaron una división aún mayor en la sociedad española, pues se beneficiaron los grandes propietarios y terratenientes, mientras la población sufría un aumento inflacionista. Esta situación de caos político y económico desembocó en la crisis de 1917, donde se rebelaron militares, políticos y sindicatos contra el Gobierno conservador de Dato. Aunque no logró sus objetivos, significó la crisis final del sistema de la Restauración, que se prolongó hasta 1923 con gobiernos muy débiles e incapaces de apaciguar la vida social, económica y política del país.
El Manifiesto de Primo de Rivera: Contenido y Justificaciones
Es en esta situación donde debemos iniciar el análisis interno del texto, pues se basa en recordar todas estas características del final de la Restauración para justificar el golpe militar.
El Llamamiento Inicial y la Crítica a la Clase Política
Primo de Rivera comienza con un llamamiento al pueblo y al ejército, dejando claro quiénes son los destinatarios de su texto, pues busca el apoyo de la población y de sus compañeros castrenses para terminar con los males que asolaban el país y cuyo principal culpable era el sistema político.
Ya desde el primer párrafo habla de la necesidad de un cambio y que, a pesar de saber que pondría fin a la legalidad constitucional, la situación era tan desesperada y la Nación reclamaba con tanta fuerza ese cambio que el ejército tomaría el poder para salvar al país. Dice que el país no podía seguir en manos de los «profesionales de la política«, expresión con un claro matiz peyorativo, que se analizaría en el segundo párrafo y que llevaría a España a un final próximo si no eran eliminados del Gobierno. Un final que ya había comenzado con la tragedia del Desastre del 98, evidenciando el daño psicológico que provocó la pérdida de las últimas colonias y cómo el ejército sentía que los políticos habían sido los causantes de la desaparición de los territorios de ultramar españoles.
La Denuncia del Sistema de la Restauración
En el segundo párrafo, el manifiesto aborda el sistema de la Restauración. Un grupo de políticos profesionales se había hecho con el poder del Estado y gobernaba en beneficio propio, sin importarles las necesidades y los intereses de la Nación. Incluso el propio monarca había caído en su juego y estaba «secuestrado» por el sistema. Había dos partidos, elecciones, cambios de gobierno, lo que le daba un barniz democrático al Gobierno, pero Primo de Rivera dejaba claro que no era cierto: se había creado una superestructura política que legitimaba que los oligarcas y los partidos políticos se repartieran el poder por medio del turnismo, el caciquismo, el pucherazo y el sistema electoral derivado de la Constitución de 1876.
La Justificación del Golpe y el Apoyo al Monarca
Y es ante esta situación donde los militares y las personas con una ideología similar al Capitán General de Barcelona no podían permanecer quietos y ver cómo el país se desmoronaba y caía en el caos social, político y económico. Por eso hizo público su interés en tomar el Gobierno en el tercer párrafo, porque los intentos anteriores, como el Regeneracionismo de Joaquín Costa o los intentos castrenses y parlamentarios de la Revolución de 1917, no habían tenido el efecto deseado y los partidos dinásticos habían logrado conservar el poder. Por eso se apoderó por la fuerza del poder, sabiendo que contaba con el apoyo del pueblo y del ejército, además de salir en defensa de su comandante en jefe, el Rey, cuya situación era muy comprometida, ya que se iba a leer el informe Picasso en las Cortes, donde se le iba a acusar de ser responsable del Desastre de Annual en 1921 en Marruecos, por haber puesto al General Silvestre al mando del destacamento que fue masacrado por los rifeños en el Marruecos español.
Las Problemáticas Nacionales según el Manifiesto
El último párrafo es una constatación de la penosa situación del país, una justificación detallada de la necesidad de un cambio y de una nueva política en España. Se mencionan:
- Los peligros socialistas y comunistas.
- Las duras condiciones laborales por los continuos choques entre patronos y obreros, que impedían producir y crear riqueza en el país.
- La impiedad e incultura frente a la tradición católica española.
- Los movimientos separatistas y nacionalistas que se expandían por regiones como Cataluña y el País Vasco.
- La política arancelaria del Gobierno de la Restauración, que imponía un proteccionismo artificial para que los grandes oligarcas pudieran mantener sus márgenes de beneficios, a costa de condenar el auge económico e industrial del país.
- La depreciación de la moneda a causa de la inflación, iniciada con la Gran Guerra, que estaba ahogando y sumiendo en la miseria a gran parte de los obreros y el campesinado español.
- La crítica feroz que hacía del uso de los fondos reservados por parte del Gobierno de la Restauración, destinados más a sus intereses particulares que a los deseos e intereses del pueblo español.
Impacto y Consecuencias del Golpe de Estado
Este manifiesto tan duro contra el sistema del turnismo contribuyó a conseguir apoyos para el Golpe de Estado, el cual triunfó y tendría un amplio apoyo social en los inicios de la dictadura, incluyendo a la oligarquía y la burguesía catalana, el campesinado más tradicional, el rey Alfonso XIII e incluso sectores del PSOE y de la UGT. Todos vieron en Primo de Rivera al famoso «cirujano de hierro» del que ya hablaba Joaquín Costa, quien buscaba poner orden y estabilidad en el país ante el caos que había representado la última etapa de la Restauración.
Además, puso fin a algunos intentos dentro del turnismo de democratizar el sistema, pues los últimos gobiernos de concentración entre ambos partidos dinásticos habían planteado la posibilidad de un sufragio universal real, libertad religiosa e incluso el aumento de los derechos sociales de los trabajadores, cediendo a los partidos obreros. El golpe respondía también a la oleada fascista que recorría Europa, sobre todo en Italia y algunos países del Este, como reacción a la Revolución Rusa y al miedo a su expansión por el resto del continente. Aunque también hay que decir que Primo de Rivera no impuso un sistema fascista con todos los elementos, como ocurrió en Italia y posteriormente en Alemania; se podría hablar de un sistema regeneracionista autoritario.
La Dictadura de Primo de Rivera: Periodos y Legado
Surgió así una dictadura que duraría entre 1923 y 1930, con dos periodos políticos muy diferenciados: el Directorio Militar (1923-1925) y el Directorio Civil (1925-1930). Si bien logró solucionar el problema de Marruecos y el desempleo, lo hizo a costa de un enorme endeudamiento del Estado, lo que sería un lastre para el país ante la crisis económica mundial a partir de 1929 y el fin de la Dictadura, de la Monarquía y la proclamación de la II República en 1931.