La Consolidación del Imperio Español: Los Reinados de Carlos V y Felipe II

Carlos V: El Emperador y sus Desafíos

Política Exterior e Interior

Carlos de Habsburgo se convirtió en rey de Castilla y Aragón. Nacido en Gante (Bélgica), se le conoce como «Carlos V» por ser Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, pero en lo que se refiere a la dinastía que reina en España, es «Carlos I». Históricamente, se le ha conocido más como Carlos V que como Carlos I.

Cuando llegó a España, tras el fallecimiento de Fernando de Aragón, apenas conocía la realidad del reino. Se había criado en Gante y no hablaba español, lo que explicaría en parte los conflictos iniciales que tuvo, ya que era visto por los españoles como un extraño. Por otra parte, sería el monarca más poderoso de su tiempo, debido a la vasta herencia que recibió. De Fernando, heredaría la Corona de Aragón y sus posesiones, incluyendo las de América.

Problemas Internos y Externos del Reinado de Carlos V

El primer problema al que se enfrentaría sería el del Sacro Imperio Romano Germánico. En aquel momento, el emperador era elegido por siete príncipes electores, y Carlos tuvo que luchar por la corona imperial con su gran rival a lo largo de todo su reinado, el rey de Francia Francisco I. Carlos conseguiría convertirse en emperador, lo que le crearía un problema con los comuneros del reino de Castilla.

La Revuelta de las Comunidades

Estos comuneros, en lo que se conocería como «La Revuelta de las Comunidades», se levantarían contra Carlos en varias ciudades de Castilla. Estaban apoyados por hidalgos, artesanos y comerciantes, quienes estaban muy enfadados con la política económica. El ejército comunero sería derrotado por las tropas imperiales en Villalar.

La Revuelta de las Germanías

El otro problema interno al que Carlos tendría que hacer frente sería la revuelta de las Germanías, que tuvieron lugar en Valencia y Mallorca. Allí, la población pidió a Carlos que les defendiera frente a la nobleza, pero al final Carlos apoyaría a la nobleza y derrotaría a los sublevados.

La Reforma Protestante y las Guerras de Religión

Carlos tenía planteado un problema muy serio dentro del Sacro Imperio Romano Germánico: el inicio de la Reforma. Un monje agustino, Martín Lutero, había decidido, ante el escándalo de las bulas de indulgencia, plantar cara al Papa y hacer públicas sus célebres 95 tesis de Wittenberg, en las que exponía todas las reformas que, a su juicio, debían hacerse dentro de la Iglesia de Roma, donde percibía una excesiva relajación en el cumplimiento de sus deberes pastorales.

El Papa respondería a Lutero exigiéndole que se «retratara». Pero Lutero no solo se echaría atrás, sino que, al encontrar apoyo en un buen número de príncipes alemanes, fundaría una nueva Iglesia, la Iglesia cristiana luterana. El resultado sería una serie de largas «guerras de religión» entre Carlos V y los príncipes alemanes (partidarios de Lutero). A pesar de los éxitos, el emperador Carlos V tuvo que aceptar finalmente, en la Paz de Augsburgo, la igualdad del catolicismo y el protestantismo, así como la libertad religiosa de los Estados Alemanes.

Finalmente, el Papa de Roma se daría cuenta de su error y de la necesidad de la autocrítica y, para recuperar el terreno perdido, convocaría un Concilio y redefiniría la doctrina de la Iglesia Católica. El catolicismo intentaría recuperar a los fieles perdidos que se habían hecho protestantes, iniciándose un conflicto que concluiría con la Paz de Westfalia en 1648.

Conflictos con Francia y el Imperio Otomano

Otro de los problemas exteriores a los que Carlos V tuvo que hacer frente se produjo en la Península Itálica. En esta zona de Europa, Carlos V volvió a enfrentarse con su gran rival, la Francia de Francisco I, con quien sostuvo varias guerras por el control del Ducado de Milán. Finalmente, Francisco I fue vencido y capturado en la Batalla de Pavía.

El último problema exterior importante para Carlos serían las guerras contra los turcos otomanos, quienes amenazaban la zona del Danubio y el Mediterráneo.

Felipe II: El Rey Prudente y la Consolidación del Imperio

Carlos V decidió abdicar en su hijo Felipe y le cedió todos sus territorios, excepto las posesiones austriacas y el título imperial, que entregó a Fernando de Habsburgo, hermano de Carlos V. Por tanto, Felipe II, a diferencia de su padre, nunca sería emperador, sino rey.

Entre los hechos más relevantes del reinado de Felipe II estuvo el establecimiento de la capital de la Monarquía Hispánica en la ciudad de Madrid. Entre sus principales aportaciones personales estuvo la construcción del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Política Interior de Felipe II

En la península, se impuso el espíritu de la Contrarreforma y la lucha contra el protestantismo. Se impulsó la actuación de la Inquisición y la persecución de los moriscos granadinos, lo que desencadenó una sublevación.

Política Exterior de Felipe II

  • Guerra contra Francia: Respecto a Italia, continuó la guerra contra los franceses, a quienes se les derrotó definitivamente en la Batalla de San Quintín.
  • Lucha contra el Imperio Otomano: Para frenar la expansión musulmana por el Mediterráneo, organizó una gran flota que se enfrentó a los turcos, a quienes derrotó en la Batalla de Lepanto.
  • Conflicto con Inglaterra: Contra Inglaterra, que daba apoyo a los protestantes y atacaba a la flota española que comerciaba con América, envió una enorme flota, la Gran Armada, que no consiguió desembarcar en las costas inglesas porque el mal tiempo y los ataques de barcos británicos lo impidieron.
  • Rebelión de Flandes: El mayor problema de su reinado sería la rebelión de Flandes, ocasionada por el descontento a causa de los fuertes impuestos y por el conflicto religioso debido a la extensión del calvinismo en aquellas tierras.
  • Unidad Ibérica: Uno de sus mayores triunfos fue conseguir la unidad ibérica con la anexión de Portugal y sus dominios, al hacer valer los derechos sucesorios en las Cortes de Tomar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *