España en la Restauración: Orígenes de los Nacionalismos y la Lucha Social

La Restauración Borbónica (1874-1902): Nacionalismos y Regionalismos

Durante la Restauración Borbónica (1874-1902), comenzaron a surgir movimientos regionalistas y nacionalistas que reivindicaban los derechos históricos catalanes, vascos, valencianos, gallegos y andaluces. Una serie de factores clave propiciaron el desarrollo de estos nacionalismos y regionalismos:

  1. La existencia de movimientos culturales que rescataban la riqueza de las lenguas vernáculas y las costumbres autóctonas (como la Reinaixença en Cataluña o el Rexurdimento en Galicia).
  2. La crítica al centralismo uniformizador del Estado liberal, que había acabado con los particularismos anteriores.
  3. La presencia de dos vertientes anticentralistas: una conservadora y antiliberal, y otra progresista, federalista y republicana.
  4. La repercusión de la industrialización y de los cambios económicos del siglo XIX que afectaron al equilibrio de algunas regiones y a su manera de percibir la realidad nacional.

El Nacionalismo Catalán

En Cataluña, el primer nacionalismo surgió impulsado por intelectuales como Valentí Almirall, fundador del Centre Català, o Enric Prat de la Riba. En 1891 se fundó la Unió Catalanista, cuyo programa es conocido como las Bases de Manresa.

En 1901 nació el primer gran partido catalanista, la Lliga Regionalista, cuyos dirigentes fueron Prat de la Riba y Francesc Cambó.

El Nacionalismo Vasco

El movimiento vasco surgió más tarde. En 1895, Sabino Arana fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y formuló sus fundamentos ideológicos.

Al principio, su apoyo social fue escaso debido a su radicalismo antiespañol e independentista, su rancio tradicionalismo agrario y su limitación al entorno vizcaíno. Por ello, desde comienzos del siglo XX, evolucionó hasta posiciones más moderadas para extender su influencia entre la población vasca.

El Regionalismo Gallego

En Galicia, en 1846, se produjo un levantamiento autonomista de carácter progresista y revolucionario, pero fue duramente reprimido. A mediados del siglo XIX, surgió el Rexurdimento, un movimiento cultural clave para la identidad gallega.

El Movimiento Obrero y Campesino en España

Inicios y Primeras Organizaciones (hasta 1868)

La etapa inicial del movimiento obrero español se prolongó desde los primeros años del siglo XIX hasta 1868. En 1839, el Gobierno aprobó un decreto reconociendo el derecho de los obreros industriales a crear sociedades de socorros mutuos. Una de las primeras organizaciones creadas fue la Sociedad de Protección Mutua de Tejedores de Algodón de Barcelona. Las primeras grandes huelgas generales tuvieron lugar en Cataluña en 1854 y 1855. También se produjeron revueltas espontáneas de carácter destructivo dirigidas contra la introducción de nuevas máquinas en el proceso de fabricación.

La legislación laboral de la época defendía en realidad los intereses patronales, por lo que los obreros pasaron a alinearse con los demócratas y los republicanos. Durante el gobierno de la Unión Liberal, el movimiento obrero permaneció silenciado, pero a partir de 1863 volvieron las movilizaciones de la clase obrera.

La Llegada de la Internacional y la Escisión Ideológica

La Revolución de 1868 despertó las esperanzas de obreros y campesinos, con ella comenzaría el proceso de reformas sociales que tanto deseaban. Pero la frustración de la Revolución y otras causas provocaron la separación definitiva del movimiento obrero respecto de los partidos demócrata y republicano y la rápida implantación en España de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT).

En octubre de 1868 llegó a España Giuseppe Fanelli, un miembro de la AIT con el objetivo de organizar la sección española sobre la base de las tesis anarquistas.

En junio de 1870 se celebró en Barcelona el I Congreso de la sección española de la AIT. El Congreso reguló la organización de secciones y federaciones de oficios y fijó objetivos sindicales y políticos.

Al año siguiente, bajo el reinado de Amadeo de Saboya, se produjo la insurrección de la Comuna de París. En España, se produjo una serie de medidas represivas contra la AIT. El gobierno de Sagasta trató de ilegalizar la AIT y disolvió el Congreso de Zaragoza. Tras la celebración de este congreso, los líderes marxistas madrileños fueron expulsados y fundaron la nueva federación madrileña. Años después, Pablo Iglesias fundaría el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y en 1888 nacería la Unión General de Trabajadores (UGT).

El 10 de enero de 1874, tras el golpe de Estado, el gobierno de Serrano decretó la disolución de la AIT.

Represión y Evolución del Movimiento Obrero

El Sexenio Democrático trajo consigo la introducción del anarquismo y del marxismo y su implantación en España. El movimiento obrero quedó escindido en dos corrientes: la socialista y la anarquista, la cual se reorganizó en 1881 con la fundación de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). La persecución del gobierno fue dura, lo que se puso de manifiesto en el asunto de La Mano Negra en 1883. Una minoría radical optó por la acción directa.

La última década del siglo XIX y la primera del siglo XX se caracterizaron por una oleada de atentados contra reyes, presidentes y jefes de gobierno de toda Europa. La acción directa sirvió a las clases dirigentes para etiquetar de violenta a todo el anarquismo.

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