La Configuración Política de los Reinos Cristianos en la Península Ibérica (Siglos VIII-XV)

La Configuración Política de la Península Ibérica al Final de la Edad Media

El mapa político de la Península Ibérica al final de la Edad Media es el resultado de un largo proceso histórico que se desarrolló entre los siglos VIII y XV. A lo largo de este período se sucedieron distintas etapas que configuraron los reinos cristianos peninsulares y determinaron la organización política y territorial de la futura España.

Etapas de la Evolución Territorial

En primer lugar, tras la invasión musulmana de 711 y la desaparición del reino visigodo, la resistencia cristiana se concentró en el norte peninsular, donde se formaron los primeros núcleos políticos.

1. La Alta Edad Media (Siglos VIII-IX): Los Núcleos de Resistencia

Durante la primera etapa, surgieron dos focos principales de poder:

  • El Reino de Asturias, que se consolidó tras la victoria de Pelayo en la Batalla de Covadonga (718/722).
  • Los núcleos pirenaicos (Navarra, Aragón y los condados catalanes), creados bajo la protección franca en la llamada Marca Hispánica.

2. La Plena Edad Media (Siglos X-XIII): La Expansión Territorial

La segunda etapa supuso la expansión territorial de los reinos cristianos. El reino asturleonés se transformó en León y Castilla, que extendieron sus dominios hasta el valle del Duero y, posteriormente, hasta el Tajo con la conquista de Toledo (1085). En el siglo XII se produjo la independencia de Portugal (1139) y la unión del reino de Aragón con el condado de Barcelona (1150), formando la Corona de Aragón. La Batalla de las Navas de Tolosa (1212) fue decisiva para la posterior conquista del valle del Guadalquivir por Castilla.

3. La Baja Edad Media (Siglos XIII-XV): Consolidación y Fronteras

Durante la tercera etapa, los reinos cristianos se consolidaron. En Castilla, Fernando III el Santo unificó definitivamente Castilla y León y completó la conquista de gran parte de Andalucía. En Aragón, Jaime I el Conquistador amplió los dominios hacia el Mediterráneo, incorporando Valencia y las Baleares. Mientras tanto, el Reino de Navarra mantuvo su independencia política, aunque presionado por las coronas vecinas, y el Reino Nazarí de Granada sobrevivió como último estado musulmán hasta 1492.

Así se configuró la península en cinco grandes reinos: Castilla, Aragón, Navarra, Portugal y Granada.

Organización Política al Final de la Edad Media

Las tres principales coronas cristianas presentaban modelos institucionales distintos:

La Corona de Castilla: Centralización Monárquica

La Corona de Castilla tendió a la centralización monárquica: los reyes fortalecieron su autoridad frente a la nobleza, crearon una administración más unificada y redujeron el poder de las Cortes, que a finales del período se limitaban a aprobar impuestos y jurar al heredero.

La Corona de Aragón: El Sistema Pactista

Por el contrario, la Corona de Aragón mantuvo un sistema pactista, en el que la autoridad del monarca estaba limitada por las leyes y las Cortes de cada territorio (Aragón, Cataluña y Valencia), que conservaban amplias competencias. Además, existían instituciones permanentes como las Diputaciones o Generalidades, que gestionaban los asuntos del reino entre sesiones.

El Reino de Navarra: Equilibrio Político

El Reino de Navarra, por su parte, era un estado único y monárquico, con sus propias Cortes y leyes. Su sistema político se situaba a medio camino entre el autoritarismo castellano y el pactismo aragonés, y mantuvo una política de equilibrio, aunque se vinculó progresivamente a Francia al final de la Edad Media.

El Proceso de Repoblación

El proceso de repoblación acompañó a la expansión cristiana hacia el sur y adoptó diversos sistemas según la época y el territorio.

Sistemas de Repoblación por Etapas

1. Alta Edad Media (Siglos VIII-X):

En zonas como Asturias, León y el valle del Duero, se aplicó la presura (o aprissio en Aragón), por la cual se concedían tierras a quienes las cultivaran, convirtiéndose en propietarios.

2. Plena Edad Media (Siglos XI-XIII):

Se generalizaron varios métodos:

  • La repoblación concejil, que otorgaba fueros y privilegios a las ciudades para atraer colonos.
  • La repoblación por órdenes militares en zonas fronterizas como La Mancha o el valle del Guadiana, donde recibían grandes señoríos a cambio de la defensa militar.
  • El repartimiento en el valle del Guadalquivir, donde los reyes concedían tierras a nobles, clérigos y soldados.

Sistemas Específicos en Aragón y Navarra

En la Corona de Aragón, se emplearon capitulaciones con los mudéjares en las ciudades, Cartas Pueblas para fundar nuevas villas y el repartimiento en Valencia y Mallorca.

En Navarra, la repoblación se concentró en el valle del Ebro, basada también en capitulaciones y en el respeto al Fuero General, que aseguraba los privilegios de nobles y ciudades.

Estos sistemas respondían a la necesidad de asegurar el control político y económico de los nuevos territorios, promover su colonización agrícola y consolidar la presencia cristiana en las zonas conquistadas. Como consecuencia, se configuró una sociedad jerarquizada y una estructura territorial basada en señoríos y concejos, preludio de la organización política de la monarquía hispánica.

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