El Reinado de Fernando VII: Absolutismo, Liberalismo y el Manifiesto de los Persas

El Manifiesto de los Persas (1814): La Defensa del Absolutismo

El fragmento objeto de estudio es una fuente primaria que adopta la forma de manifiesto y cuyo contenido es político. La autoría es colectiva, está firmado por un grupo de 69 diputados de las Cortes de Cádiz de ideología absolutista, y su destinatario es el rey Fernando VII. La finalidad estriba en realizar una defensa del absolutismo frente al liberalismo, y solicitar a El Deseado el restablecimiento del Antiguo Régimen.

El conocido como Manifiesto de los Persas se fecha en 1814, año del regreso del Borbón a España tras la firma del Tratado de Valençay, concluyendo su exilio en Francia. Su relevancia radica en que el rey obvia lo pactado (convertirse en un monarca constitucional) y, debido a los apoyos recibidos, retorna al absolutismo.

Argumentos principales del Manifiesto

  1. En el primer párrafo, los diputados firmantes hacen una descripción de la situación del país desde la implantación del régimen liberal, en la que destacan la anarquía reinante, culpando de la misma al liberalismo.
  2. La justificación de la monarquía absoluta frente a la ideología liberal la encontramos en el segundo párrafo, en frases como: «La monarquía absoluta (…) es una obra de la razón y de la inteligencia», y en el recurso al argumentario de pensadores políticos como Bossuet o Hobbes («contrato social»).
  3. Finalmente, en el tercer párrafo, solicitan al rey que suspenda los efectos de la Constitución de 1812 y los decretos emanados de las Cortes de Cádiz; lo que, unido a una convocatoria de Cortes, confirma su deseo de regresar al Antiguo Régimen.

Contexto Histórico: Guerra de la Independencia y Crisis Colonial

Entre 1808 y 1814, en España se desarrolló la Guerra de la Independencia, provocada por la invasión del país por la Francia napoleónica. El vacío de poder sufrido ante la marcha de la familia real a territorio francés, las Abdicaciones de Bayona y la entronización de José Bonaparte como rey de España, llevó a que se creasen Juntas de carácter local y provincial. Poco a poco fueron coordinadas por una Junta Suprema Central radicada en Madrid, Sevilla y Cádiz. En Cádiz se refugiaron los representantes de la nación española (incluidos los virreinatos americanos), y allí se convocaron unas Cortes con la idea de crear una Constitución que acabase con el Antiguo Régimen.

La reproducción del fenómeno juntista en las colonias, rechazada por la autoridad de la Regencia, unido al descontento de la burguesía criolla por su marginación político-administrativa y la escasa representación concedida a los americanos en las Cortes de Cádiz, desencadenaron las primeras declaraciones de independencia (Paraguay y las Provincias Unidas del Río de la Plata, seguidas de la Gran Colombia de manos de Simón Bolívar y México con Agustín de Iturbide).

La monarquía de Fernando VII que se restableció tras la guerra, a nivel territorial, supuso la pérdida del imperio americano, a excepción de Cuba y Puerto Rico. Y, en el terreno económico, la Hacienda Real acabó exhausta por los recursos invertidos en la empresa militar y por la desaparición de los «caudales de Indias».

El Reinado de Fernando VII (1814-1833)

En 1814, Fernando VII desembarcó en Valencia. Las fases por las que pasa su reinado son:

1. Sexenio Absolutista (1814-1820)

Gracias al apoyo de los absolutistas, el Borbón se hizo con el poder y restableció el Antiguo Régimen. Las consecuencias inmediatas fueron:

  • Se disolvieron las Cortes y se abolieron todas sus reformas, empezando por la Constitución.
  • Se restableció la Inquisición, el feudalismo y los antiguos consejos.
  • Los liberales fueron duramente perseguidos y muchos de ellos acabaron en la cárcel o en el exilio, sobre todo en Inglaterra.

La conflictividad existente propició que esta fuera la época de los primeros pronunciamientos liberales, protagonizados por militares descontentos con el absolutismo, que ansiaban su caída y el restablecimiento de la Constitución. Aunque la mayoría acabaron en fracaso y sus líderes fueron ejecutados, exiliados o represaliados. En 1820, al triunfar el liderado por Riego, el rey se vio obligado a restituir «La Pepa», iniciándose el Trienio Liberal.

2. Trienio Liberal (1820-1823)

La recuperación de los derechos y libertades constitucionales vino acompañada del nombramiento de un gobierno liberal y de elecciones a Cortes. Sin embargo, la marcha del régimen constitucional se vio entorpecida por la actitud de Fernando VII y por la existencia de una doble oposición: la del absolutismo español y la hostilidad de la Santa Alianza en Europa. En 1823, la intervención de un ejército francés, los Cien Mil Hijos de San Luis, restableció el absolutismo.

3. Década Ominosa (1823-1833)

Las concesiones del rey a la Santa Alianza provocaron el rechazo de muchos absolutistas. De ahí la división de los absolutistas en dos sectores: el moderado, más pragmático y menos vengativo; y el ultra o carlista, que se identificaba con la actitud intransigente del infante don Carlos, hermano del rey.

La Constitución de Cádiz de 1812: «La Pepa»

La obra legislativa que desembocará en la Constitución de 1812, conocida como «La Pepa», se inició en septiembre de 1810 con la conformación de las Cortes de Cádiz en plena Guerra de la Independencia. Este conflicto bélico enfrentó al ejército hispano-inglés, apoyado por los «patriotas», con el francés, que recibió la ayuda de los «afrancesados».

Nuestra primera constitución liberal apenas tuvo vigencia, pues tras la llegada de Fernando VII al poder en 1814 quedó abolida, fue reinstaurada en el Trienio Liberal (1820-1823) y en los años 1836-1837. Pese a su escasa perdurabilidad, fue un referente para el liberalismo y un modelo para las venideras revoluciones americanas. Sus características esenciales son:

  • Anulación de los señoríos jurisdiccionales: Supresión de los privilegios fiscales de la nobleza y el clero. Así como la derogación de los gremios y de los privilegios de la Mesta. Abolición de la Inquisición.
  • El sufragio aceptado fue el universal masculino indirecto para mayores de 25 años.
  • División de poderes: El poder legislativo recayó en las Cortes unicamerales; el rey obtuvo amplias ventajas como jefe del ejecutivo, junto con un gobierno designado por él; y la potestad de aplicar las leyes residía en los tribunales de justicia (poder judicial).
  • Derechos y libertades individuales: Se reconocieron una serie de derechos y libertades inéditos hasta entonces: a la educación, libertad de imprenta, propiedad privada, inviolabilidad del domicilio, etc. La religión católica se estableció como la única y verdadera.
  • Se consagró el principio de soberanía nacional.

La represión iniciada en 1814 no detuvo la acción de los liberales. Este descontento se tradujo en una larga serie de pronunciamientos militares. En 1820 triunfa el levantamiento de Riego y Fernando VII es obligado a jurar la Constitución de 1812. En 1823, el Rey restaura su poder absoluto, ordena ejecutar a Riego y comienza una dura represión política.

El Problema Sucesorio y el Origen del Carlismo

La crisis política se vio agravada por el problema sucesorio. Se asistió a una creciente hostilidad entre moderados y carlistas, pues estos últimos vieron cómo la Pragmática Sanción alejaba a don Carlos de la sucesión al trono a favor de Isabel, su sobrina. Los liberales, por su parte, percibieron una posibilidad de alcanzar el poder. A la muerte de El Deseado en 1833 estallará la I Guerra Carlista, conflicto que se repetirá en dos ocasiones más a lo largo del siglo XIX.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *