El Franquismo en España: Dictadura, Sociedad y Transformación (1939-1975)

La Dictadura Franquista: Orígenes y Pilares

Evolución del Franquismo: Etapas Clave

El franquismo fue una dictadura que se mantuvo tras la Segunda Guerra Mundial hasta 1975, y su evolución se divide en dos etapas:

  • Entre 1939 y 1959: Se aseguraron las bases legales del nuevo Estado y se implementó una dura represión política. La política económica se basó en la autosuficiencia (autarquía), buscando la independencia económica mediante la restricción de importaciones y la promoción de la producción interna, lo que llevó a un aislamiento internacional del país.
  • Entre 1959 y 1975: Aumentó la oposición a la dictadura y el régimen entró en crisis, abandonando la autarquía en favor de un crecimiento económico. Como consecuencia, el régimen mejoró su situación internacional.

Fundamentos Ideológicos y Apoyos del Régimen Franquista

El régimen rechazó la libertad económica y el comunismo, declarándose enemigo del parlamentarismo y de las libertades individuales. Sus apoyos ideológicos se basaron en corrientes conservadoras:

  • Fascismo: Franco se autoproclamó «Caudillo de España por la gracia de Dios». Se prohibieron los partidos políticos, permitiendo únicamente el partido Movimiento Nacional (organización única). A su vez, se adoptaron manifestaciones externas fascistas como el saludo, las canciones, los uniformes paramilitares y el emblema del yugo y las flechas.
  • Nacionalcatolicismo: Caracterizado por una estrecha relación entre el Estado y la Iglesia católica. La Guerra Civil se justificó como una cruzada (guerra religiosa con el fin de recuperar un lugar sagrado). El Estado se declaró católico, favoreciendo la práctica y la enseñanza católica y concediendo privilegios a la Iglesia.
  • Tradicionalismo español: Se imitaban épocas históricas (como la de los Reyes Católicos o los Austrias) pero se rechazaban otras (como las ideas de la Ilustración y del liberalismo, consideradas un error que condujo a la decadencia española).
  • Unidad de la patria: Adquirió gran relevancia. Se anularon los estatutos de autonomía y se prohibió cualquier manifestación nacionalista, fomentando valores patrióticos y la «unidad de la patria» mediante desfiles, himnos y el elogio a la bandera nacional.

Los apoyos políticos y sociales del régimen fueron diversos:

  • Apoyos políticos: La Falange (que mantenía la propaganda ideológica y el control social), el Frente de Juventudes, la OJE, la Sección Femenina y el Auxilio Social. Los militares ocuparon altos cargos políticos y controlaron el orden público. Tanto católicos como monárquicos (con la expectativa de un posible restablecimiento de la monarquía por Franco) también apoyaron políticamente la dictadura.
  • Apoyos sociales: Los terratenientes (poseedores de tierras), los medianos propietarios agrarios del norte y del centro peninsular, los empresarios industriales, los financieros y muchos funcionarios que componían los servidores públicos del régimen. Se apeló a la «mayoría silenciosa».

Política Interior del Franquismo: Evolución y Control

El Sistema Político Totalitario (1939-1942)

Entre 1939 y 1942, Franco impuso un sistema totalitario en el que concentró la Jefatura del Estado y del Gobierno, asumiendo el mando supremo del Ejército y estableciendo una única organización política: el Movimiento Nacional.

El Movimiento Nacional estaba formado por un partido único —Falange Española Tradicionalista y de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista)—, un sindicato único —el Sindicato Vertical— y todos los cargos públicos.

No existía una Constitución; en su lugar, se promulgaron Leyes Fundamentales, redactadas y aprobadas sin participación ciudadana.

El Fuero del Trabajo (1938) recogía las ideas laborales franquistas y creaba los «sindicatos verticales», donde trabajadores y empresarios se agrupaban de forma conjunta y obligatoria por sectores de actividad económica. Este fuero establecía principios como:

«El Estado fijará las bases mínimas para la ordenación del trabajo.»

«A través del Sindicato, el Estado cuidará de conocer si las condiciones económicas y de todo orden en que se realiza el trabajo son las que en justicia corresponden al trabajador.»

«La Organización Sindical se constituye en un orden de Sindicatos industriales, agrarios y de servicios, por ramas de actividades a escala territorial y nacional que comprenda a todos los factores de la producción.»

La represión se reflejó en la aprobación de la Ley de Responsabilidades Políticas (1939), que establecía penas y sanciones para los derrotados en la Guerra Civil.

La Simulación Democrática (1942-1959)

En 1942, ante la inminente derrota de los totalitarismos en la Segunda Guerra Mundial, Franco restableció las Cortes para dar una apariencia democrática a los países aliados. Estas Cortes tenían una función consultiva, pero se limitaban a aprobar las leyes dictadas por Franco.

Los representantes o «procuradores» se elegían entre los considerados por el régimen como «órganos naturales» de la sociedad: la familia, el municipio y el sindicato vertical.

De esta forma, se inició la llamada «democracia orgánica».

Inmovilismo, Apertura y Crisis Final (1959-1975)

El régimen se mantuvo inmovilista política e ideológicamente, aunque inició una tímida «apertura» para suavizar su imagen autoritaria y asegurar la continuidad del régimen.

Medidas de Apertura

  • La Ley de Prensa (1966) anuló la censura previa, pero permitía los controles y los «secuestros» de publicaciones.
  • La Ley Orgánica del Estado (1967) separaba los cargos de Jefe del Estado y Presidente del Gobierno, y reafirmaba a España como reino.
  • Franco designó como sucesor «a título de rey» al príncipe Juan Carlos I (1969).

Los gobiernos de este período incluyeron a numerosos tecnócratas, en su mayoría procedentes del Opus Dei.

La crisis final del régimen se inició en 1973, cuando Franco renunció a la presidencia del Gobierno, cargo que ocupó primero el almirante Luis Carrero Blanco (y tras su asesinato por ETA, Carlos Arias Navarro). El 20 de noviembre de 1975, Franco falleció, marcando el fin de la dictadura.

Oposición y Represión durante el Franquismo

La Represión Política

El régimen ejerció una dura represión contra sus enemigos. Aquellos que intentaron exiliarse o esconderse fueron asesinados, encarcelados y torturados; sufrieron un trato humillante, fueron sancionados y vivieron acosados por su parentesco con los «rojos», con un constante temor a ser delatados por sus vecinos.

Ante esta situación, se organizó una oposición interior y exterior al régimen, que poco a poco fue ganando en extensión y organización.

En 1939, se calcula que medio millón de personas se encontraban recluidas en cárceles y campos de concentración, y que al menos 50.000 fueron ejecutadas durante los diez años posteriores a la guerra. Franco no reconocía como españoles a los derrotados. Al finalizar la Guerra Civil, casi medio millón de personas se vieron obligadas a exiliarse, principalmente a Francia, México y la Unión Soviética.

La Oposición Interna

Hasta 1959, la principal oposición interna contra el franquismo estuvo representada por los maquis, guerrilleros antifranquistas formados durante la Guerra Civil. Se movían en áreas montañosas de la Península, realizando acciones guerrilleras. Pretendían impulsar un levantamiento antifascista, pero hacia 1947 la mayoría de los que no lograron exiliarse fueron detenidos, encarcelados o ejecutados.

Por otra parte, encontramos la oposición clandestina, que incluía:

  • Grupos comunistas, socialistas y anarquistas que organizaban algunas huelgas.
  • Nacionalistas catalanes y vascos, dando origen, en 1959, a la organización terrorista ETA, que duró 60 años hasta 2018.

Entre 1960 y 1974, la oposición a la dictadura creció en sindicatos de tendencia comunista (CC. OO.) y socialista (UGT), así como en partidos políticos de izquierda (PCE, PSOE), destacando por sus huelgas y manifestaciones obreras y los disturbios universitarios. Los delitos por oposición al régimen aumentaron rápidamente a medida que la dictadura se prolongaba. Otros grupos que se oponían al régimen incluían a ciertos intelectuales, gran parte de los estudiantes, la Iglesia católica (al distanciarse del régimen) y los grupos terroristas ETA y GRAPO (que iniciaron sus acciones con víctimas en 1968 y 1975, respectivamente).

Finalmente, en 1974, ante la grave salud de Franco, la oposición se agrupó en dos organizaciones principales:

  • La Junta Democrática de España, apoyada por el PCE.
  • La Plataforma de Convergencia Democrática, apoyada por el PSOE.

La Oposición Externa

Hasta 1959, la oposición externa estuvo representada por republicanos exiliados que restablecieron las instituciones republicanas en 1945, con Manuel Barrio como presidente de la República del primer Gobierno de la Segunda República en el exilio y José Giral como presidente del Gobierno. El legitimismo republicano pervivió hasta 1977.

Los monárquicos, encabezados por don Juan de Borbón (hijo de Alfonso XIII y padre del rey Juan Carlos I), quien en 1945 redactó en Estoril (Portugal) el Manifiesto de Lausana, denunciando el totalitarismo del régimen de Franco y exigiendo el restablecimiento de la monarquía.

A partir de 1960, destacaron eventos como el «Contubernio de Múnich» (1962), una reunión de grupos opositores celebrada para exigir la democracia en España, y el Congreso de Suresnes (Francia), donde el PSOE superó la división entre los sectores exiliados y del interior del país, adoptando la socialdemocracia y eligiendo como secretario general del partido a Felipe González.

Política Exterior del Franquismo: Aislamiento y Apertura

Evolución de las Relaciones Internacionales

Durante la Segunda Guerra Mundial, España se declaró no beligerante, aunque la afinidad de Franco con las potencias del Eje se concretó en el envío de la División Azul al frente ruso en apoyo de Alemania (1941). Por ello, tras la guerra, la dictadura franquista quedó aislada internacionalmente y España fue excluida de la ONU en 1946.

Durante la Guerra Fría, a partir de 1947, el bloque occidental se aproximó al régimen franquista. En 1950, la ONU anuló el aislamiento español. Así, en 1953, España firmó un Concordato con la Santa Sede y un acuerdo con Estados Unidos que le permitía instalar bases militares en España a cambio de ayuda económica y militar. En 1955, España ingresó en la ONU y, en 1958, en el Fondo Monetario Internacional. En 1959, el presidente estadounidense Eisenhower visitó España, finalizando así el aislamiento internacional.

Sin embargo, en 1962, la petición de ingreso en la Comunidad Económica Europea fue rechazada nuevamente debido al carácter antidemocrático del régimen franquista. En 1970, se logró un acuerdo preferencial de comercio que concedía a España ventajas arancelarias.

La Descolonización de África

Durante la época franquista, España finalizó su proceso de descolonización, concediendo la independencia a Marruecos (1956) y a Guinea Ecuatorial (1968). También devolvió Ifni a Marruecos (1969) y se comprometió a realizar un referéndum sobre la autodeterminación del Sáhara Occidental.

En 1975, aprovechando la enfermedad de Franco, el rey de Marruecos, Hassan II, organizó la Marcha Verde sobre el Sáhara, formada por marroquíes desarmados, con el fin de anexionarlo. Para evitar una guerra, los Acuerdos de Madrid (6 de noviembre de 1975) repartieron el Sáhara entre Mauritania y Marruecos. Posteriormente, Mauritania renunció a sus derechos, pero Marruecos continuó su presión sobre el territorio.

El Conflicto con Gibraltar

Durante la dictadura, España intentó recuperar Gibraltar por la vía diplomática. En 1963, España reclamó a la ONU la consideración de Gibraltar como colonia y el inicio de su descolonización. La ONU decretó a su favor, pero explicó que España y Reino Unido debían tener en cuenta la opinión de la población del territorio. Con esta excusa, Reino Unido convocó un referéndum en 1967, en el que el 99,6% de los gibraltareños prefirió seguir perteneciendo al Reino Unido.

En 1969, Reino Unido les otorgó una «Constitución» que les concedía un elevado nivel de autonomía y se comprometió a no negociar su devolución. En 1969, España cortó las comunicaciones terrestres y telefónicas y suprimió la línea marítima entre Gibraltar y Algeciras, causando una grave crisis a la economía gibraltareña.

Evolución Económica del Franquismo: Autarquía y Desarrollismo

La Época de la Autarquía (1939-1959)

Al finalizar la Guerra Civil, el aislamiento internacional y la ideología fascista impusieron una política económica que pretendía lograr la autosuficiencia, contando únicamente con los propios recursos.

El Estado tuvo una gran intervención en todos los sectores económicos. Ya en 1937 (en plena Guerra Civil), se creó el Servicio Nacional del Trigo para controlar el precio y la producción de trigo. En 1941, se creó el Instituto Nacional de Industria (INI) con el objetivo de fomentar industrias básicas como la siderúrgica (ENSIDESA), el refino de petróleo (Empresa Nacional Calvo Sotelo), los astilleros (Empresa Nacional Bazán), la aviación (Iberia) y los automóviles (SEAT). Además, se nacionalizaron ciertos servicios como el ferrocarril (tras la creación de RENFE en 1941), se impulsaron las obras públicas (especialmente el regadío) y se limitó al máximo la exportación e importación de productos.

La autarquía tuvo graves consecuencias, como un estancamiento económico (debido a la baja productividad agraria, debilitada por la sequía de esos años, y la imposible recuperación industrial por falta de materias primas, fuentes de energía y maquinaria). A su vez, se produjo una escasez de productos básicos, lo que obligó a racionarlos y a implantar cartillas de racionamiento. Se produjeron subidas de precios y el surgimiento del estraperlo (mercado ilegal).

Todas estas circunstancias redujeron la capacidad adquisitiva de la sociedad, provocando que el hambre, la pobreza y la miseria se extendieran por España. El régimen respondió extendiendo el trabajo del Auxilio Social (una institución asistencial que repartía comida y ropa).

El Desarrollismo Económico (1960-1975)

El Plan de Estabilización (1959) puso fin a la autarquía. Este programa de saneamiento económico liberalizó los precios y el comercio, devaluó la peseta y congeló los salarios. Estas medidas redujeron el poder adquisitivo y aumentaron el paro, pero permitieron la recuperación económica.

A partir de 1964, el Estado inició una política de mejora económica basada en varios Planes de Desarrollo cuatrienales. Esta etapa se vio favorecida por la llegada de tecnología extranjera y por la disponibilidad de capitales procedentes de la inversión extranjera, el auge del turismo y las remesas enviadas por los emigrantes españoles.

Gracias a estos planes, todos los sectores económicos mejoraron:

  • La agricultura mejoró por el empleo de maquinaria y abonos y por la extensión del regadío.
  • La industria se impulsó gracias a los planes de desarrollo y las mejoras técnicas, permitiendo diversificar la producción.
  • El sector terciario creció gracias al aumento del comercio exterior y al turismo de sol y playa.

Aun así, este desarrollo también tuvo consecuencias: un crecimiento desequilibrado. Aunque se triplicó la renta y se modernizó la economía (España pasó de ser un país agrario a uno industrializado), aumentaron las desigualdades entre las regiones, al concentrarse la industria y el turismo en Madrid y la periferia peninsular, mientras que el interior continuó siendo predominantemente agrario. La agricultura, la industria y los servicios progresaron a partir de 1960, y el turismo de sol y playa alcanzó un enorme desarrollo gracias al buen nivel de vida de la clientela europea.

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