El reinado de Fernando VII y los movimientos liberales en España

En virtud del Tratado de Valençay (1813), Fernando VII entra a España en marzo de 1814, desobedece a las Cortes y recibe el Manifiesto de los Persas. Era un escrito redactado por diputados y absolutistas que le animaban a restaurar la monarquía absolutista, por ello da un golpe de Estado, y a través del Decreto de Valencia, declara nula la obra de las Cortes de Cádiz, reprime a los liberales y reimplanta las viejas instituciones. Podemos distinguir tres etapas.

Sexenio absolutista (1814-1820)

Los países europeos que vencieron a Napoleón crearon la Santa Alianza, Fernando VII cuenta con ese apoyo e inicia una persecución de liberales (muchas veces delatados por el clero), los cuales acaban exiliándose a Francia o Inglaterra. Se reimplantó el Antiguo Régimen, la Inquisición, y se anuló la libertad de prensa. Fernando VII gobernó en permanente inestabilidad política debido a la incapacidad de los consejeros del Rey para gobernar un país absolutista. El auténtico gobierno lo constituía la camarilla, formada por hombres de confianza del Rey (altos cargos), que impedían cualquier cambio. La situación económica era desastrosa en el campo, industria y comercio, aunque el problema más grande era la quiebra financiera del Estado. El problema era la falta de contribución por parte de los propietarios de tierra (privilegiados), que casi no pagaban impuestos. Los campesinos se quejaron al devolver privilegios a la nobleza. En la ciudad, el hundimiento del comercio colonial y el paro afectaba a los burgueses, el ejército tenía una pésima situación… Esto junto con el retraso en la paga, las míseras condiciones en los cuarteles y el envío de tropas a América, multiplicaron el malestar. Se organizó un movimiento clandestino de conspiraciones en las ciudades y oficiales, los pronunciamientos militares (se produjeron siete que fracasaron).

Trienio liberal (1820-1823)

El 1 de enero de 1820, el comandante Riego se pronunció en Sevilla con tropas que iban a América, provocando una revuelta que obligó a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812. El Rey nombró un gobierno presidido por Argüelles. Las Cortes elegidas conforme a la constitución son liberales y dan a luz una importante obra legislativa. Se produce entonces el segundo intento de revolución liberal burguesa.

Se realizan las siguientes reformas: se suprimen los mayorazgos, desamortización de los bienes de la iglesia, economía librecambista, ley de los señoríos (vetada por Fernando VII en 1822), se hace una reforma fiscal subiendo los impuestos (no se aprueba) y supresión de la Inquisición. El régimen constitucional tuvo que enfrentarse a la oposición de los Estados absolutistas de Europa, la resistencia del propio Rey, la incomprensión del pueblo… La oposición al régimen liberal provoca la formación de partidas realistas que forman una guerra civil (Cataluña, Navarra, Galicia…). Los insurrectos dominan amplias zonas y en Urgell se estableció una regencia en nombre de Fernando VII. La situación se radicaliza a partir de estas fechas. Las potencias aliadas decidieron en el Congreso de Verona (1822) intervenir en España para poner al rey en la plenitud de sus derechos. Los Cien Mil Hijos de San Luis atravesaron la Península y lograron devolverle el poder absoluto a Fernando. Por Decreto de 1 de octubre el Rey anuló lo decidido por las Cortes y así finaliza el Trienio Liberal.

Década Ominosa (1823-1833)

Está presidida por el retorno del absolutismo. De nuevo, se producen persecuciones contra los liberales, que vuelven a exiliarse. Teniendo en cuenta que el ejército es liberal, el Rey mantiene en la Península a parte del ejército invasor. La otra preocupación fue el problema económico por la pérdida de las colonias. Se introdujeron medidas como la reforma fiscal, la elaboración de un presupuesto anual, la reducción de la deuda pública y un plan de minería, sin resultado. Esto fue interpretado como una concesión intolerable hacia los liberales, por lo que Fernando VII hubo de hacer frente a la sublevación de los absolutistas. En 1827 estalló la Guerra dels Malcontents, una rebelión de campesinos a los que el Rey reprimió con dureza, lo que supuso el apoyo a Carlos Ma Isidro, su hermano, para sustituir a Fernando una vez muerto. Fernando suprimió la Ley Sálica para que así su hija Isabel pudiera gobernar, sin embargo, los absolutistas no apoyaron esta decisión. La reina buscó apoyo entre los liberales. A la muerte de Fernando VII, estalló una guerra entre isabelinos (liberales) y carlistas (absolutistas). El enfrentamiento iba a suponer la futura forma de gobierno (liberalismo frente a absolutismo).

Independencia de América

En la Primera Etapa (1808-1814) comenzaron los levantamientos ante el vacío de poder en México y Venezuela. Inglaterra ayudó a España en la emancipación de América y en la Guerra de la Independencia. En la Segunda Etapa (1814-1824), se restablece la situación en España (1814-1816), se realizan grandes expediciones militares sudamericanas que marcarán las bases de las nuevas naciones americanas (1816-1820) y hay una crisis definitiva del poder español como consecuencia del pronunciamiento de Riego (1820-1824). Las consecuencias de la independencia fueron: para España, la confirmación de que el país se había convertido en una potencia de segundo orden, el comercio, la industria y la Hacienda española se vieron muy afectados; para América se tendió a la separación contra los deseos de Simón Bolívar, el poder económico y político estaba en manos de los criollos, hay una inestabilidad constitucional y dependencia económica de Gran Bretaña, Francia y USA.

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