El Sexenio Democrático (1868-1874): Causas y Consecuencias de la Revolución Gloriosa

Las Causas de la Revolución de 1868

Una crisis financiera puso en evidencia que las **inversiones ferroviarias** no eran rentables. Una vez finalizado el periodo de construcción intensiva, el escaso volumen de tráfico puso en descubierto que los ferrocarriles producían unos rendimientos muy escasos.

La **crisis industrial** fue provocada por el encarecimiento del precio del algodón en rama a raíz de la Guerra de Secesión de Estados Unidos, que había interrumpido las exportaciones.

La **crisis de subsistencias**, provocada por la sucesión de malas cosechas, derivó en una escasez de trigo y un aumento de su precio, siendo este producto básico para la población. Hacia 1868, una gran parte de la población tenía motivos para oponerse al sistema isabelino.

La Revolución Gloriosa

En 1868, la escuadra concentrada en **Cádiz**, al mando de **Juan Topete**, inició la revuelta con el apoyo del general Prim. Luego se unió el general Serrano. En el manifiesto se denunciaba la corrupción de la monarquía, se pedía la participación de los ciudadanos para defender la libertad, se anunciaba la formación de un gobierno provisional y la convocatoria de Cortes Constituyentes por sufragio universal.

La reacción de los gobernantes fue agrupar el ejército en Madrid para dirigirse al sur y acabar con la sublevación. La **Batalla de Alcolea** entre las fuerzas gubernamentales significó el desastre de las tropas borbónicas y provocó el exilio de **Isabel II**.

El Movimiento Revolucionario de las Juntas

En paralelo al pronunciamiento militar, un amplio levantamiento se produjo en las ciudades con una fuerte presencia de progresistas, demócratas y republicanos. Se formaron **juntas revolucionarias** que se erigieron como poderes autónomos, destituyeron a las autoridades, impulsaron la Milicia Nacional e incorporaron las demandas populares a su programa. Se pedía la rebaja de aranceles, la eliminación de estancos, la abolición de la pena de muerte y la educación gratuita. Todas ellas eran la expresión de aspiraciones populares ampliamente difundidas y compartidas en diversos grados por republicanos, demócratas y sectores del progresismo. Los dirigentes progresistas y unionistas veían con preocupación estas peticiones y la amplia participación popular en las ciudades.

Gobierno Provisional y Primeras Reformas

Con el acuerdo de las primeras juntas de Madrid, se nombró un **Gobierno Provisional** encabezado por **Prim** (con cinco progresistas y cuatro unionistas) y al general **Serrano** como regente del reino. El nuevo ejecutivo, sin demócratas ni republicanos, disolvió las juntas, frenó el proceso revolucionario y estabilizó la situación, fijando su prioridad en el restablecimiento del orden. Asimismo, promulgó decretos democratizadores y aceptó demandas populares como la supresión de los consumos.

La Constitución de 1869

En ella se proponía un amplio régimen de derechos y libertades que la perfiló como una de las más democráticas de su época. Incorporaba los derechos de manifestación, reunión social, **sufragio universal masculino** y libertad de enseñanza. Se reconocía la libertad de profesar cualquier religión, aunque el Estado debía mantener el culto y el clero católico. También establecía la **soberanía nacional**.

Atribuía a ayuntamientos y diputaciones la gestión de los intereses de los pueblos de forma más descentralizada. Proclamaba un poder judicial independiente y la reforma del sistema de gobierno de las provincias de ultramar para poder incorporarlas a la Constitución, mientras que Filipinas tendría una ley especial. La cuestión que generó los mayores debates fue la definición de la forma de Estado, donde se impuso la **monarquía**. Se trataba de una monarquía parlamentaria.

Proclamada la Constitución, las Cortes establecieron una regencia que recayó en el general Serrano, mientras que el general Prim fue designado jefe de gobierno.

Las Dificultades de la Constitución

Desde sus inicios, el nuevo gobierno se encontró con la oposición de los **carlistas** y de los **moderados**, que se fueron agrupando y reorganizando bajo el liderazgo de **Cánovas del Castillo**. El desencanto por la aprobación de la monarquía llevó a un sector importante de los republicanos federales a impulsar una serie de levantamientos para implantar la república federal.

La frustración de las aspiraciones populares de mejoras sociales derivó en una intensa **conflictividad social**. En el campesinado y las ciudades se producían motines contra los consumos, las quintas y el aumento de los precios. El movimiento obrero, que demandaba mejoras en los salarios y en las condiciones de trabajo, se fue radicalizando. Finalmente, a finales de 1868 se inició en **Cuba** un movimiento independentista que desencadenó una guerra durante 10 años.

La Nueva Monarquía (Amadeo I)

Debido a que la Constitución de 1869 definía el Estado español como una monarquía parlamentaria, se inició un proceso de búsqueda de un nuevo rey que sustituyese a los Borbones. El general Prim fue encargado de gestionar una elección que finalmente recayó en **Amadeo de Saboya**, un hombre con una concepción democrática de la monarquía y que pertenecía a la prestigiosa dinastía que había culminado la Unificación de Italia.

Amadeo I llegó a España tres días después del **asesinato de su principal valedor, el general Prim**, lo que acentuó la inquietud sobre su mandato y le provocó un sentimiento de soledad. Desde el principio de su reinado se pusieron de manifiesto las dificultades de la nueva monarquía. Por un lado, no consiguió la aceptación de las clases populares, que veían reiteradamente frustradas sus aspiraciones, y la aristocracia isabelina no aceptó al nuevo rey. Una parte del ejército no expresó su fidelidad al nuevo monarca. También la Iglesia se había resistido a jurar la Constitución de 1869.

Una Institucionalización Frágil e Inestable

Serrano presidió el primer gobierno de la monarquía, en el que participaron los tres partidos de la coalición. El nuevo **Partido Constitucional**, dirigido por Sagasta, agrupó a los progresistas más conservadores y miembros de la Unión Liberal que consideraban que la revolución había ido demasiado lejos y entendían que la monarquía necesitaba incorporar a los sectores moderados.

El **Partido Radical**, con los progresistas de izquierda y demócratas, buscaba un desarrollo más democrático con la colaboración de los republicanos. Lejos del entendimiento, la lucha entre radicales y constitucionales provocó una gran inestabilidad: en dos años se formaron seis gobiernos. Finalmente, la coalición gubernamental se desintegró, incapaz de desarrollar un proyecto compartido.

Los Movimientos en Contra de la Monarquía

Los conservadores dejaron de participar en las elecciones en 1872. Bajo dirección de **Antonio Cánovas del Castillo**, organizaron la restauración de los Borbones en la persona de **Alfonso XII**. Contaron con el apoyo de la Iglesia y de las élites burguesas opuestas a propuestas como la abolición de la esclavitud o el librecambismo, y cada vez más alarmadas por el auge del obrerismo y del republicanismo al amparo del sistema democrático.

Los **carlistas** abandonaron el sistema y desde abril de 1872 iniciaron una nueva guerra en defensa del trono del pretendiente Carlos VII, de la tradición, los fueros y el catolicismo. En Cuba, la insurrección iniciada en 1868 con el Grito de Yara se amplió hasta convertirse en una guerra colonial. El conflicto fue dirigido por una serie de propietarios criollos que aspiraban a reformas políticas y económicas en la isla y contaban con el apoyo popular al proponer el fin de la esclavitud. El gobierno intentó introducir algunas reformas, pero se encontró con una fuerte oposición de los españoles con intereses en Cuba, que exigían una acción militar fuerte y decidida contra los insurrectos.

Finalmente, hubo revueltas y protestas de los sectores populares descontentos con unas reformas que consideraban insuficientes. Ello favoreció el aumento de la influencia del internacionalismo en España y la radicalización de los conflictos. Amadeo de Saboya renunció al trono en 1873 tras rechazar a los militares que le incitaban a desobedecer al gobierno.

El Proyecto Constitucional Federal de 1873

Las nuevas Cortes se abrieron y se formó un nuevo gobierno presidido por **Pi y Margall**, cuyo lema era «orden y progreso». Su actuación se centró en pacificar las insurrecciones que se extendieron por la península y en elaborar un nuevo proyecto de Constitución. Se inspiraba en la de 1869 en lo referente a garantías. Establecía la soberanía popular con sufragio universal masculino y unas Cortes bicamerales (con un Congreso y un Senado, este sin iniciativa legislativa), declaraba la libertad de culto y la **separación de Iglesia y Estado**, y prohibía la subvención a cualquier religión.

El cambio más radical fue en la estructura del Estado. Definía la **República Federal** y establecía que la Nación Española se componía de 17 estados, entre ellos Cuba y Puerto Rico. Organizaba el poder a nivel de municipios, de los estados regionales y del estado federal. Cada uno de los estados regionales tendría su propia constitución, regulaba los poderes y tenía amplia autonomía económico-administrativa y política. Sin embargo, la Constitución no se llegó a aprobar.

Las Guerras y el Cantonalismo

La proclamación de la República había acelerado y animado el conflicto carlista, que pasó del enfrentamiento de unas cuantas partidas armadas a un verdadero frente abierto con un auténtico ejército y con el dominio de diversos territorios tradicionalmente carlistas. La guerra en Cuba, iniciada en 1868, continuaba expandiéndose y la República fue incapaz de frenarla. Las autoridades y funcionarios españoles en la isla eran en gran parte proclives a una solución monárquica y actuaron bastante al margen del poder republicano. Aun así, los gobiernos intentaron dar una solución al problema con el proyecto federal del Estado.

La Sublevación Cantonal

La **Sublevación Cantonal** fue el conflicto más grave y el que provocó mayor situación de crisis para el gobierno. El cantonalismo era un fenómeno complejo en el que se mezclaban las aspiraciones autonomistas, propiciadas por los federales intransigentes, con las aspiraciones de revolución social inspiradas en las nuevas ideas internacionalistas. En 1873 se proclamaba el **Cantón de Cartagena**, que se constituía en estado independiente y proclamaba la República Federal de España, impulsada así desde abajo. A partir de aquí, el movimiento se extendió a otras poblaciones y se proclamaron cantones en Sevilla y Málaga.

El presidente Pi y Margall se opuso a sofocar la revuelta por las armas y dimitió, siendo sustituido por **Nicolás Salmerón**, quien inició una acción militar contra el movimiento cantonalista que fue rápidamente sofocado. Pero Salmerón dimitió al negarse a firmar dos penas de muerte a cantonalistas. Le sucedió **Emilio Castelar**, republicano unitario de carácter conservador, que consiguió plenos poderes de las Cortes. Pero se enfrentó a los federales, que al reabrirse las Cortes le retiraron la confianza. La derrota de Castelar abría las puertas a un nuevo gobierno federal.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *