España en el Siglo XIX: Transformaciones Clave y Crisis Políticas

Desamortizaciones en España: Un Recorrido Histórico

Las desamortizaciones en España fueron procesos clave para la transformación de la propiedad de la tierra. Se pueden distinguir tres etapas principales:

  • Primera Etapa: Godoy y las Cortes de Cádiz (1798-1823)

    La primera etapa comenzó con Godoy en 1798 y afectó a bienes de la Iglesia. Las Cortes de Cádiz aprobaron en 1813 un decreto que se puso en práctica durante el Trienio Liberal.

  • Segunda Etapa: La Desamortización de Mendizábal (1836-1844)

    La segunda etapa comenzó con las leyes de Juan Álvarez Mendizábal y normas posteriores. Se prolongó hasta 1844, cuando su aplicación quedó paralizada por el gobierno moderado de Narváez. La desamortización de Mendizábal afectó a los bienes del clero regular y, posteriormente, a los del clero secular. El doble objetivo era sanear la Hacienda y la deuda pública, así como crear una copiosa familia de propietarios favorables a la causa liberal.

  • Tercera Etapa: La Desamortización de Madoz (1855)

    La tercera etapa tuvo lugar en 1855 con la Ley de Desamortización de Pascual Madoz. Afectó a los bienes de la Iglesia y a los bienes de los municipios y comunales.

Desarrollo Industrial en España: Textil, Minería y Siderurgia

La Industria Textil Catalana

Cataluña fue el centro de la actividad textil debido a la abundancia de mano de obra, una mentalidad empresarial y una política proteccionista que alejó la competencia de los productos textiles ingleses. Los industriales catalanes y los terratenientes castellanos se oponían a la libertad de mercado, optándose por medidas proteccionistas. El resultado de este proteccionismo supuso la parálisis del comercio y de toda mejora de la actividad productiva.

El desarrollo industrial catalán se basó en la introducción de máquinas de vapor. La evolución de esta industria estuvo marcada por el contexto histórico. Se recuperó la fabricación de hilados en la década de los años 30. Se produjo un periodo de recuperación favorecido por el reforzamiento del monopolio mercantil con Cuba y Puerto Rico.

La nueva industria lanera mecanizada se ubicó en Terrassa y Sabadell, donde se concentraba el 40% de las máquinas de hilar lana y el 50% de los telares mecánicos en toda España. La industria de la seda entró en crisis desde comienzos del siglo XIX por diversos motivos. La industria del lino no supo adaptarse a las nuevas técnicas y acabó por extinguirse.

Minería y Siderurgia

La minería estuvo estancada durante casi todo el siglo XIX por la escasa demanda, el atraso económico, la falta de capitales y de tecnología, lo que frenaba la inversión extranjera. La Ley de Bases sobre Minas favoreció a la minería a la vez que crecía la demanda por la construcción ferroviaria, la arquitectura del hierro y la mecanización de los procesos industriales. Esto se apoyó en la inversión extranjera y la desamortización del subsuelo. Se fundaron más de 20 empresas británicas para explotar el hierro vizcaíno, cántabro y andaluz.

La minería desarrolló la siderurgia vasca, destacando la empresa Santa Ana de Bolueta, donde se construyó en 1848 el primer alto horno.

La Red Ferroviaria Española: Expansión y Consecuencias

En 1844, una Real Orden iniciaba el primer proyecto ferroviario que se inauguró en 1848 con la línea Barcelona-Mataró. La especulación sobre la construcción creó malestar social y fue uno de los argumentos del pronunciamiento de 1854. Se aprobó la Ley General de Ferrocarriles de 1855, que estimuló la construcción de la red viaria básica.

Se crearon nuevas compañías, entre ellas MZA, el Ferrocarril del Norte o la SJC. La rentabilidad fue escasa y la especulación arrastró la economía a una gran crisis que ocasionó la quiebra del sistema bancario, la caída de los precios y un déficit presupuestario crónico. El ferrocarril movilizó en la última década del siglo XIX casi 16.000 millones de toneladas métricas.

Transformación Social en la España Contemporánea: Clases y Movimientos

La Sociedad de Clases

Se dio paso a la sociedad de clases, en la que la posición dependía de la riqueza. En la cima estaban las clases altas, la vieja nobleza y la nueva burguesía, que ostentaban el poder político, económico y los cargos públicos. Por debajo, había unas escasas clases medias y una gran masa con poco poder económico.

El Movimiento Obrero y las Reformas Sociales

En 1868, surgió un movimiento obrero organizado por la influencia de la I Internacional. En 1883, se creó la Comisión de Reformas Sociales para analizar las condiciones de vida de la clase trabajadora, que padecía pocas medidas de higiene y seguridad, y enfermedades profesionales. La dieta más común era de verduras, legumbres, arenques, arroz, bacalao, pocas veces carne, y el pan era muy caro.

Las condiciones de trabajo eran muy duras: jornadas de 12-14 horas. La primera reforma legislativa redujo la jornada a 10-12 horas e inauguró las reformas laborales de la primera década del siglo XX: la fiesta del 1º de mayo, el descanso dominical o la jornada de 8 horas.

Movimientos Políticos y Sociales a Principios del Siglo XX

El Republicanismo Español

El republicanismo fue la oposición más importante en las primeras décadas del siglo XX. Representaba la aspiración de los intelectuales y de sectores de las clases medias a una democratización política, que identificaban con el régimen republicano. Conoció una renovación ideológica con la inclusión de las doctrinas del nuevo liberalismo democrático, laicista y anticlerical.

Su auge llegó con la formación de Unión Republicana, por Alejandro Lerroux y Nicolás Salmerón, logrando un gran éxito electoral. Se distinguieron dos corrientes:

  • El republicanismo moderado y reformista, representado por Salmerón y Melquíades Álvarez, apostó por el abandono de la vía insurreccional y optó por la lucha electoral y parlamentaria.
  • El republicanismo radical, liderado por Alejandro Lerroux, estaba implantado en Cataluña. Era un movimiento republicano democrático con un discurso populista y demagógico, anticlerical y anticatalanista. Su objetivo era integrar las reivindicaciones obreras e implantar la república a través de la insurrección.

Las divergencias terminaron separando al republicanismo. En 1908, se escindió el sector radical liderado por Lerroux, que formó el Partido Radical. El republicanismo moderado se constituyó en 1912 como el Partido Reformista, liderado por Melquíades Álvarez, que no descartaba aceptar la monarquía si emprendía un proceso de democratización efectiva.

Los Nacionalismos Periféricos: Catalán y Vasco

Nacionalismo Catalán

El nacionalismo catalán fue el de mayor relevancia. Estuvo dominado por la Lliga Regionalista, liderada por Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó. Consideraban que se debía compatibilizar la regeneración política y la modernización económica con su reivindicación de la autonomía de Cataluña.

No contó con el apoyo de las clases obreras por la ausencia de un programa de reformas sociales. Practicó una política pactista, colaborando con los partidos del turno. Su creciente conservadurismo llevó a un sector de nacionalistas de izquierda a formar el Centre Nacionalista Republicà.

La Ley de Jurisdicciones suscitó un movimiento de protesta generalizado de la sociedad catalana contra el intervencionismo militar. Las fuerzas catalanistas formaron Solidaridad Catalana, que tuvo éxito. Este movimiento se truncó y, desde ese momento, el catalanismo fue capitalizado por la Lliga, donde Prat de la Riba presidió la Mancomunidad de Cataluña.

Nacionalismo Vasco

El nacionalismo vasco se inició con el Partido Nacionalista Vasco (PNV) tras la muerte de Sabino Arana, con un duro y largo enfrentamiento entre el sector radical, independentista y defensor de la pureza original de las ideas aranistas, y otro más moderado, liberal y posibilista que optaba por la autonomía.

El nacionalismo vasco se extendió al resto de provincias, se aproximó a la burguesía industrial, amplió sus bases sociales y se consolidó como la fuerza mayoritaria.

La Crisis de 1917 en España: Militar, Política y Social

Crisis Militar

El malestar de los militares se originó por el proyecto de reforma militar que pretendía modernizar el ejército mediante una reducción del número de oficiales. Otro motivo era el sistema de ascensos, que favorecía a los militares que servían en África.

El conflicto surgió entre los jóvenes oficiales peninsulares de infantería, que exigieron el establecimiento de la escala cerrada. Las Juntas de Defensa se extendieron a todo el ejército. A los objetivos económicos y profesionales se les añadía el deseo de autonomía corporativa frente al favoritismo de los políticos. Presentaron un ultimátum, el Manifiesto de las Juntas.

Crisis Política

El lenguaje regeneracionista de las Juntas fue interpretado por grupos de la oposición como una señal de la quiebra del régimen y la oportunidad para una reforma. Cambó tomó la iniciativa y convocó a todos los senadores y diputados españoles a una Asamblea Parlamentaria. La asamblea acordó la formación de un gobierno provisional y la celebración de Cortes Constituyentes. Pero el reducido apoyo de los grupos políticos y el rechazo de las Juntas permitieron al gobierno disolverla.

Crisis Social

Se añadió un tercer desafío: el del movimiento obrero y su disposición a la huelga general. Las dos organizaciones sindicales, UGT y CNT, convocaron una huelga general. Para los socialistas, esto debería servir para derrocar al régimen e implantar una república democrática.

En agosto de 1917, estalló la huelga general, pero solo tuvo intensidad en los centros industriales de Madrid, Barcelona, el País Vasco y Asturias, donde se produjeron incidentes más graves. El ejército cumplió la orden de disparar contra los obreros. Los miembros del comité de huelga fueron detenidos y condenados a cadena perpetua, pero no lo llegaron a cumplir, ya que al año siguiente salieron elegidos diputados.

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