España en el Siglo XX: Del Conflicto a la Democracia

La Guerra Civil Española

Entre julio de 1936 y abril de 1939, tuvo lugar la Guerra Civil, un conflicto, en principio previsto como una simple sublevación militar para acabar rápidamente con el Gobierno del Frente Popular, que se convirtió en una larga y cruenta guerra que supuso para España un enorme bache demográfico, económico y cultural. La crispación generada por los partidos políticos, la inestabilidad de los sucesivos gobiernos, las deslealtades al régimen republicano desde la izquierda y la derecha, y la pérdida de protagonismo de las Cortes, sustituido por el recurso a la violencia, impidieron el consenso necesario para resolver los grandes problemas (social, religioso y de estructuración territorial) y llevaron al país a la guerra.

Estallido del Conflicto

Preparativos

Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, un grupo de generales y oficiales monárquicos (Fanjul, Goded, Orgaz, Saliquet), tradicionalistas (Varela), republicanos (Queipo de Llano, Cabanellas) y sin afiliación determinada (Sanjurjo, Mola, Franco) prepararon una sublevación con Sanjurjo como jefe y coordinada desde Pamplona por Mola, ‘el Director’. Tras el fallecimiento de Sanjurjo en un accidente de aviación (20/7/1936), Franco fue designado jefe de Estado en la reunión de la Junta de Defensa Nacional celebrada por los sublevados el 28 de septiembre de 1936.

Sublevación

En Melilla, al descubrirse los planes de los golpistas, la sublevación se adelantó un día, al 17 de julio, extendiéndose por el protectorado de Marruecos. El 18 de julio, Franco voló desde Canarias para ponerse al mando del ejército de África, mientras la sublevación avanzaba por la Península: Mola se impuso en Navarra con ayuda de los requetés (carlistas); Queipo de Llano dominó Sevilla y Cabanellas, Zaragoza; Fanjul y Goded fracasaron en Madrid y Barcelona, respectivamente. En general, fracasó en las grandes ciudades, como Madrid, Barcelona, Valencia o Bilbao.

El presidente del Gobierno, Casares Quiroga (Izquierda Republicana), se negó a repartir armas a las organizaciones obreras y, desbordado por la situación, dimitió (18 de julio). Fue sustituido por Martínez Barrio (Unión Republicana), quien dimitió al fallarle la opción del diálogo y comprender que la guerra era inevitable, y, el día 19, por José Giral (Izquierda Republicana), quien entregó las armas a las milicias sindicales y a los partidos del Frente Popular, que abortaron el golpe donde habían ganado electoralmente. Estabilizados los frentes, el 21 de julio, los sublevados controlaban Galicia, León, Castilla la Vieja, Álava, Navarra, parte de Aragón y Cáceres, la Baja Andalucía, Baleares, Canarias y el protectorado de Marruecos.

Apoyos de Ambos Bandos

Bando Republicano: Debido a la política de No Intervención acordada por la Sociedad de Naciones, la República solo contó con armamento, asesores militares y logística de la URSS, material de México y 40.000 (nunca hubo a la vez más de 18.000) voluntarios de diversos países (Brigadas Internacionales). Y aunque tenía el apoyo de los nacionalistas catalanes y vascos (promulgación del Estatuto de Autonomía del País Vasco en octubre de 1936), los anarquistas pensaban que lo prioritario era acometer la revolución antes que ganar la guerra, lo que generó desunión.

Bando Sublevado: Los sublevados tuvieron la decisiva ayuda de Italia, Alemania y Portugal: financiera (a través de la Sociedad Anónima Financiera Nacional Italiana), material, logística y soldados (Mussolini envió el Corpo di Truppe Volontarie; Hitler la Legión Cóndor; Salazar voluntarios, ‘Los Viriatos’, y controló la frontera); EE.UU. a través de Texaco vendió gasolina y Ford suministró camiones; además, dominaban el 70% de la España agrícola.

Desarrollo de la Guerra

Avance hacia Madrid (julio 1936 – marzo 1937)

Franco encabezó el paso del Estrecho por las tropas de África (Legión y Regulares de Marruecos) con apoyo de aviones alemanes e italianos (agosto), unió los dos sectores ‘nacionales’ al dominar el oeste andaluz y Extremadura, y avanzó hacia Madrid, rompiendo el cerco al Alcázar de Toledo, donde resistía el general Moscardó. Mola fracasó en su avance por Somosierra y Guadarrama, pero aisló la zona Norte republicana de Francia. Azaña, presidente de la República, y Largo Caballero, presidente del Gobierno desde septiembre, se trasladaron a Valencia y encomendaron la defensa de la capital a una Junta dirigida por el general Miaja. Destacaron:

  • La ayuda de los Brigadistas Internacionales.
  • Los combates en la Casa de Campo y la Ciudad Universitaria (noviembre), que frenaron a Franco y pospusieron la toma de Madrid.
  • La batalla del Jarama (febrero), donde Franco no logró cortar la carretera Madrid-Valencia.
  • La batalla de Guadalajara (marzo), una fracasada ofensiva italiana.

El objetivo militar principal de los sublevados era Madrid, pensando que con su caída terminaría la guerra. Pero el fracaso en la conquista de Madrid alargó la guerra durante 32 meses y los planes tuvieron que modificarse. Fue entonces cuando surgieron los lemas “¡No pasarán!” y “¡Madrid será la tumba del fascismo!”.

Frente Norte (abril – octubre 1937)

La Legión Cóndor destruyó Guernica (abril) y Dávila, sustituto de Mola (fallecido en accidente de aviación), tomó Bilbao (junio). Los republicanos fracasaron al intentar romper las líneas de Franco para ayudar al Norte (batallas de Brunete, en julio, y Belchite, en septiembre), mientras los sublevados tomaban Santander (agosto) y Gijón (octubre). Negrín, presidente del Gobierno desde mayo, se encontró así sin importantes recursos industriales y mineros.

Frente del Este (octubre 1937 – abril 1939)

Una fuerte ofensiva permitió a los republicanos ocupar la ciudad de Teruel entre enero y febrero, aunque fue recuperada por Valera y Aranda para los sublevados. En enero de 1938, Franco constituyó su primer Gobierno en Burgos y en marzo reforzó la penetración por el Ebro hacia el Mediterráneo con el fin de dividir el territorio republicano, lo que consiguió al tomar Vinaroz (abril de 1938), dejando aislada Cataluña.

Batalla del Ebro (julio – noviembre 1938)

La República, aparentemente vencida, reagrupó fuerzas para forzar un encuentro decisivo, que se convirtió en una violentísima batalla de desgaste con una enorme cantidad de bajas y que dejó al ejército republicano prácticamente destruido.

Campaña de Cataluña y final de la guerra

En enero de 1939, Franco tomó Tarragona, Barcelona y Gerona sin apenas resistencia, y en febrero alcanzó la frontera francesa. Ante esto, Azaña dimitió, pero Negrín, apoyado por los comunistas, no lo hizo, en espera de que estallase una guerra europea que cambiase la situación. Sin embargo, el 5 de marzo, el coronel Casado dio un golpe de Estado que depuso a Negrín y se constituyó, a modo de gobierno provisional, un Consejo Nacional de Defensa presidido por Miaja y apoyado por socialistas y anarquistas. El 28 de marzo, el Consejo entregó Madrid a los sublevados; el resto del territorio cayó en los tres días siguientes. El 1 de abril de 1939, el Cuartel General de Franco anunciaba el fin de la guerra.

Evolución de la España Republicana

Con la entrega de armas al pueblo por José Giral, la revolución se extendió a toda la zona republicana mediante la ocupación de fábricas (incautación anarquista o intervención socialista) y propiedades de tierras (colectivizaciones). Posteriormente, Azaña encargó al socialista Largo Caballero la formación de Gobierno y este formó un Gobierno de concentración de todas las fuerzas de izquierda, incluidos anarquistas. En Cataluña, en mayo de 1937, se produjo una guerra civil dentro de las fuerzas republicanas, entre, de un lado, el POUM y la CNT y, del otro, el PCE, que terminó con el asesinato del líder del POUM Andreu Nin. Ello determinó la presión comunista para que los miembros cenetistas dejaran el Gobierno. Ante la negativa de Largo Caballero, este tuvo que abandonar el poder, siendo sustituido por Juan Negrín. Este nuevo Gobierno estuvo más atento a ganar la guerra y, mediante un acuerdo con Moscú, recibió tanto material de guerra como asesores militares (tanquistas y aviadores). Se amplió el autoritarismo y la disciplina interna, pero en marzo de 1939, el Gobierno Negrín se desintegró por completo y tuvo que huir al extranjero. Julián Besteiro (PSOE) se encargaría de capitular ante el Gobierno de Franco.

Evolución de la España Nacional

Se distinguen dos fases: en la primera, tras la muerte de Sanjurjo, se formó la llamada Junta de Defensa Nacional, presidida por Cabanellas, el militar más veterano. En la segunda fase, Franco fue designado Jefe de Gobierno y del Estado, además de Generalísimo de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire. El fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera consolidó a Franco como jefe nacional del partido Falange Española Tradicionalista y de las JONS (partido único), conocido como el Movimiento Nacional. Franco adoptó asimismo el nombre de “Caudillo de España”. En la España sublevada se llevó a cabo una derogación de las leyes aprobadas durante la República (derogación de la legislación laica, suspensión de cualquier tipo de reforma agraria…), para ello Franco realizó una política basada en acomodar la legislación civil a los principios religiosos y morales con arreglo a la tradición española, con lo que se ganó el apoyo de la Iglesia, confirmado el 1 de julio de 1937 con una carta pastoral donde se designaba al Movimiento como Cruzada Nacional (contra la ‘anti-España’).

La Represión en Ambos Bandos

La represión, que afectó a ambos bandos, fue intensa en ambas retaguardias, aunque la represión franquista continuó produciendo encarcelamientos y muertes muchos años después de la Guerra Civil, durante la posguerra, por lo que se considera superior a la realizada en la zona republicana. En la zona republicana (‘terror rojo’), la represión fue espontánea y desigual; fue una respuesta visceral al golpe de Estado, llevada a cabo por grupos radicales y casi siempre incontrolados, que se ensañaron principalmente con miembros del clero, dirigentes de partidos de derechas, empresarios, terratenientes, así como personas de tendencia conservadora. En el bando sublevado (‘terror blanco’), los fusilamientos fueron la respuesta habitual a la resistencia y a la necesidad de evitar dejar en la retaguardia ‘elementos desafectos’ al golpe. Principalmente, actuaron contra obreros, jornaleros, funcionarios republicanos, sindicalistas, intelectuales de izquierdas o todos aquellos que eran acusados por las fuerzas vivas de ser sospechosos de tendencias izquierdistas. En ambos bandos, el resultado eran los ‘paseos’ (secuestro de individuos para fusilarlos, generalmente en la tapia del cementerio), las detenciones sin procesos judiciales o juicios sumarísimos con aplicación de la pena de muerte y las ‘sacas’ (fusilamiento en masa de personas que se encontraban en prisión o retenidas).

Implicaciones Internacionales

La guerra fue básicamente una lucha civil entre españoles con visiones antagónicas sobre el futuro de su país. Pero el conflicto se habría resuelto con mayor rapidez de no haber mediado la intervención extranjera. Las primeras conversaciones que llevaron hacia la ‘No Intervención’ se llevaron a cabo en Londres en julio de 1936 ante el peligro que podía suponer la guerra civil española para la paz europea. El gobierno del Frente Popular Francés se convenció de la conveniencia de la no intervención bajo la presión británica y el temor a Alemania, a pesar de que ello suponía romper acuerdos comerciales sobre compra de armamento ya suscritos con la República Española. El Comité de No Intervención negó el derecho a un gobierno legítimo como era la República a adquirir armas para impedir una sublevación. Aunque a la No Intervención se sumaron 27 países europeos, nunca se firmó un acuerdo oficial; por lo tanto, los contendientes siguieron recibiendo ayudas exteriores. Pero, mientras las potencias fascistas nunca fueron molestadas por las comisiones inspectoras, los barcos rusos tuvieron dificultades por el patrullaje italiano del Mediterráneo. Tanto italianos como alemanes, de un lado, como soviéticos, del otro, utilizaron el conflicto bélico para probar las nuevas armas que estaban fabricando.

Vida en las Retaguardias

Las zonas de producción de carne y cereales se encontraban en la zona sublevada. El hambre dio lugar al racionamiento de alimentos y al mercado negro. Respecto al papel de la mujer, en el bando franquista ocupó el espacio reservado tradicionalmente a la mujer, el ámbito doméstico; en el bando republicano, muchas se alistaron al inicio de la guerra en la milicia, pues sabían que, de perder la guerra, se eliminarían muchos de los derechos que habían logrado durante la República, pero, según avanzó el conflicto, tuvieron que abandonar el frente por el machismo imperante y la necesidad de mano de obra en la retaguardia y hubieron de dedicarse a labores como trabajar en la industria armamentística. Por último, hubo numerosas víctimas civiles de la represión, consecuencia de venganzas por motivos políticos y personales (para más detalle, ver el apartado ‘La Represión en Ambos Bandos’).

Consecuencias de la Guerra Civil

Demográficas: Unas 600.000 personas murieron y escasearon los nacimientos por la guerra, el hambre, las epidemias, etc. Medio millón de españoles se exiliaron y/o fueron enviados a campos de concentración. 5.000 niños y 2.000 comunistas fueron acogidos por la URSS; muchos combatieron a Hitler y murieron en campos de concentración. Iberoamérica albergó 50.000 exiliados, de los cuales 20.000, entre ellos los mejores intelectuales, fueron acogidos por México.

Económicas: Daños a viviendas e infraestructuras. Reducción de la producción agraria, ganadera e industrial. Aumento del coste de la vida y escasez de bienes necesarios, que generaron racionamientos y contrabando. Desastroso estado de la Hacienda Pública por la salida del Oro de Moscú (unos 578 millones de dólares) y el endeudamiento franquista con Alemania e Italia.

Culturales: Acabó de manera abrupta con la Edad de Plata de las letras y las ciencias españolas. El ámbito cultural quedó destruido, y la mayoría de científicos y artistas marcharon al exilio o murieron, como García Lorca, Ramiro de Maeztu, Miguel Hernández, Machado, Alberti o Juan Ramón Jiménez. Se volvió a la represión y censura propias de las épocas más oscuras de la Inquisición.

Sociales: La Ley de Responsabilidades Políticas (1939) amparó el encarcelamiento de más de 300.000 personas, miles de ejecutados y la depuración del funcionariado sospechoso de republicanismo.

Políticas: Supuso el final de la experiencia modernizadora y democratizadora iniciada durante la II República, y dio paso a la supresión de libertades y derechos fundamentales con la implantación de la dictadura franquista.

Conclusión de la Guerra Civil

La Guerra Civil Española fue la consecuencia de la incapacidad para democratizar el sistema político de la Restauración, de la radicalización política y social durante la Segunda República y de un alzamiento militar. La intervención extranjera no hizo sino prolongar un conflicto que se saldó con un millón de pérdidas humanas entre muertos y exiliados. Entre 1939 y 1975, la dictadura franquista recortó libertades, que no pudieron ser recuperadas hasta la llegada del rey Juan Carlos I y la Constitución de 1978.

El Franquismo

A partir del anuncio del final de la Guerra Civil el 1 de abril de 1939, Franco consolidó un régimen represivo, militarista, nacionalcatólico, dictatorial y autoritario, el franquismo, caracterizado por la concentración de poderes, la supresión de libertades y el inmovilismo político. Tuvo dos grandes etapas: hasta 1959, marcada por el aislamiento internacional, la implantación de un estado totalitario y la autarquía económica; de 1959 a 1975, de apertura internacional, liberalización, extraordinario crecimiento económico y cambio social.

Fundamentos del Régimen Franquista

Fundamentos Ideológicos

Concentración del poder político en Franco (jefe del Estado, presidente del Gobierno, Generalísimo de los ejércitos y jefe del Movimiento) y culto al Caudillo. Anticomunismo (y anti toda ideología de izquierda). Antiliberalismo y antiparlamentarismo, a los que culpaba de la decadencia de España. Nacionalcatolicismo (defensa de la fe católica como esencia nacional). Defensa de la unidad (histórico-cultural, religiosa, racial y lingüística) de España, ‘una unidad de destino en lo universal’. Centralismo: una única Administración y lengua. Tradicionalismo (rememoración partidista de un pasado idealizado: Reconquista, fueros, Reyes Católicos, el Imperio, defensa del catolicismo, etc.). Militarismo: el Ejército, garante y defensor de las esencias patrias, presente con desfiles, uniformes, himno, bandera, fiestas, etc. Simbología uniformizadora (el yugo y las flechas, camisa azul falangista, boina roja carlista, saludo fascista, himnos como el ‘Cara al sol’) que se fue atenuando a raíz de la derrota del Eje (Alemania, Italia y Japón) en 1945.

Fundamentos Políticos

Legislación

La ausencia de una Constitución escrita se suplió, en un lento proceso de institucionalización del régimen, con las Leyes Fundamentales: Fuero del Trabajo (prohibía los sindicatos libres en favor de un Sindicato Vertical), Ley Constitutiva de las Cortes (asamblea unicameral únicamente consultiva compuesta por procuradores natos -por su cargo-, designados -por Franco- y electos mediante la ‘democracia orgánica’ -de entre tres corporaciones: familia, municipio y sindicato-), Fuero de los Españoles (recogía los derechos y deberes de los españoles), Ley de Referéndum Nacional (para leyes importantes, según criterio del jefe del Estado), Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (España se constituía en reino; Franco jefe vitalicio del Estado con derecho a elegir sucesor), Ley de Principios Fundamentales del Movimiento (para construir una sociedad ‘ordenada’), Ley Orgánica del Estado (libertad religiosa; posibilidad de crear asociaciones políticas; separaba los cargos de jefe del Estado y presidente del Gobierno).

Instituciones

Consejo Nacional del Movimiento, Cortes y Consejo del Reino (alto consejo; proponía al jefe del Estado tres candidatos para que nombrase al presidente del Gobierno).

Partido Único

Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS), llamada desde 1943 el Movimiento (Nacional).

Apoyos y Bases Sociales del Régimen

Los grupos conservadores que apoyaron la sublevación (militares, falangistas, católicos -con su idea de ‘cruzada’- y monárquicos), los favorecidos por el clientelismo (parte de las clases medias, grandes empresarios, grandes terratenientes y élites financieras), el campesinado de las regiones centrales y una nueva clase de obreros apolíticos que identificaban su progreso con la actuación económica del franquismo. En general, eran los grupos defensores de la familia, la propiedad, la religión y el orden público. Paralelamente, Franco manejó a las distintas ‘familias’ del régimen (‘azules’, tecnócratas -de formación universitaria y técnica- del Opus Dei, Ejército, monárquicos, católicos) para que ninguna destacara sobre su figura.

Evolución Política del Franquismo

Periodo 1939-1955: Aislamiento y Autarquía

Hubo una durísima represión contra los vencidos mediante la Ley de Responsabilidades Políticas y la Ley para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Mediante la represión se castigó a los vencidos, se mantuvo el régimen, se acabó con la disidencia y se logró la sumisión de la población. Cualquier persona considerada un peligro para el régimen podía ser detenida, encarcelada, empleada en trabajos forzosos e, incluso, condenada a muerte. Los delitos políticos y los desórdenes públicos eran juzgados por tribunales militares. Se realizó una profunda depuración que afectó a los jueces y fiscales, a los docentes y al cuerpo diplomático. Hubo incautación de bienes, imposición de multas o embargo de cuentas bancarias. Los exconvictos no podían recuperar sus trabajos ni vivir en su localidad. La represión se extendió a la cultura y la lengua en Cataluña y el País Vasco y a las prácticas religiosas no católicas. La limitada adhesión pública de España al Eje con la División Azul, pasando de una posición neutral a una de no beligerancia entre 1940 y 1943, con una vuelta a la neutralidad declarada en 1943 ante el avance aliado, no evitó el aislamiento internacional del régimen a partir de 1946 por su carácter fascista y antidemocrático. Ante esto, los falangistas perdieron peso en el Gobierno en favor de los católicos y España se constituyó en reino vía ‘referéndum’ (1947). En 1950, la ayuda ofrecida por Franco a Truman en la Guerra de Corea, un episodio de la Guerra Fría, favoreció el fin de las sanciones de la ONU a España. En 1953 se firmó un concordato con la Santa Sede y los Pactos de Madrid, unos tratados de amistad y cooperación con EE.UU. por los que se instalarían en territorio español cuatro bases militares estadounidenses a cambio de ayuda económica y militar. En 1955, el régimen obtuvo el reconocimiento internacional al ingresar en la ONU. En este período se sentaron las bases de un Estado Totalitario con la creación del Sindicato Vertical, la Sección Femenina de Falange o el Frente de Juventudes, organismos que tenían como fin obtener el control o adoctrinamiento de los obreros, las mujeres y los jóvenes. Y se mantuvo una leve resistencia armada (el maquis) en algunas zonas de España, que terminó siendo eliminada por la Guardia Civil y el Ejército.

Periodo 1955-1975: Apertura y Desarrollismo

El PCE, ilegalizado, encabezó la oposición desde dentro con las primeras huelgas y protestas. Franco combinó tímidas reformas para adaptar el régimen a los cambios sociales (Ley de Bases de la Seguridad Social -los españoles podían acceder a pensiones de jubilación y a la cobertura sanitaria-, Ley de Prensa -eliminaba la censura previa- en 1966, Ley de Libertad Religiosa -que toleraba otros cultos- en 1967, Ley General de Educación -ampliaba la escolarización obligatoria hasta los 14 años- en 1970) con otras para intentar perpetuarlo (creación del Tribunal de Orden Público, en 1963), buscando un equilibrio entre los aperturistas y lo que en los años 70 se llamó el ‘búnker’ (extrema derecha). Fruto del acercamiento de los sacerdotes jóvenes y católicos progresistas al mundo obrero, la Conferencia Episcopal fue cada vez más favorable a un cambio democrático. En 1962 surgió el sindicato Comisiones Obreras (CCOO). Siguiendo la tendencia descolonizadora global, Franco otorgó la independencia al protectorado marroquí (1956), Guinea Ecuatorial (1968) y Sidi Ifni (1969), pero España siguió sin cumplir los requisitos democráticos para ingresar en la CEE establecidos por el Congreso del Movimiento Europeo de Múnich de 1962, calificado como ‘contubernio de Múnich’ por el dictador y cuyos participantes fueron condenados a penas de destierro o exilio. También designó sucesor para las Jefaturas del Estado (Juan Carlos de Borbón, como rey) y del Gobierno (Carrero Blanco, asesinado por ETA, primero; Arias Navarro, después). En los 70, las protestas sociales de sindicatos y estudiantes, junto al terrorismo de ETA y GRAPO, minaron la dictadura, al tiempo que la oposición política ilegalizada se reorganizaba con la Junta Democrática y la Plataforma de Convergencia Democrática, que agrupaban a los partidos. En septiembre de 1975, hubo una oleada de protestas internacionales por la ejecución de 5 personas (3 del FRAP y 2 de ETA). Con Franco agonizando y desbordada por los problemas internos y la ‘marcha verde’ marroquí, España renunció al Sahara occidental en noviembre de 1975. Franco murió el día 20.

Economía durante el Franquismo

Autarquía (1939-1952)

Con las industrias, las infraestructuras y los campos asolados por la guerra, se siguió el modelo autárquico del fascismo italiano, favorecido por el aislamiento internacional. Se crearon el Instituto Nacional de Colonización para el reparto estatal de tierras y la creación de nuevos pueblos; el Servicio Nacional del Trigo para garantizar el abastecimiento; el Instituto Nacional de Industria, que fundó empresas públicas que controlaban sectores estratégicos: ENDESA (energía), BAZÁN (astilleros), SEAT (automóviles), etc. Pero la economía no se reactivó y hubo escasez de productos básicos y epidemias, ante lo cual el régimen practicó el racionamiento, que estimuló el estraperlo.

Los Años 50: Decenio Bisagra

Se relajó la política autárquica y llegaron créditos occidentales tras el fin del aislamiento, estabilizándose los precios, pero España estaba al borde de la bancarrota por la falta de divisas. Franco recurrió entonces a un grupo de tecnócratas del Opus Dei (1957) cuyo Plan de Estabilización (1959) liberalizó la economía, permitió la inversión extranjera, eliminó trabas al comercio exterior y devaluó la peseta para favorecer la exportación. En 1958, España entró en la OECE y el FMI.

Desarrollismo (1959-1973)

Años del ‘milagro español’ con la industria como motor del crecimiento. Y aunque las exportaciones no superaron las importaciones, el desequilibrio se niveló con las divisas de las remesas de los emigrantes, del turismo y de la inversión extranjera. Se elaboraron tres Planes de Desarrollo Económico y Social cuatrimestrales (1962-1975) que crearon enclaves industriales pero favorecieron los desequilibrios regionales. Hubo una terciarización de la economía y un importante éxodo rural. La apertura mental de la sociedad ante estos cambios aumentó la conflictividad social. La llegada a España de la crisis del petróleo de 1973 cerró el periodo con España como 10ª potencia industrial del mundo.

Conclusión del Franquismo

El régimen dictatorial de Franco se configuró sobre las bases sociales y fundamentos políticos conservadores que habían marcado la política española desde finales del siglo XIX y basó su subsistencia en una durísima represión política de los vencidos, su adaptación a los cambiantes vientos de la política internacional y en un limitado aperturismo. Sin embargo, su inmovilismo político y su incapacidad reformista ante la modernización de la sociedad que trajo consigo el desarrollo económico de los 60, condujeron al régimen a una crisis irreversible paralela a la decadencia física de Franco, cuyo deceso en 1975 abrió una nueva etapa: la Transición.

La Transición Española

El 20 de noviembre de 1975 murió el general Francisco Franco y le sucedió Don Juan Carlos de Borbón con el título de rey. Ante las tres posibles alternativas planteadas (continuidad del franquismo; disolución inmediata de las instituciones franquistas; o desmantelamiento del régimen franquista a partir de las instituciones y leyes franquistas hasta alcanzar la democracia), el rey optó por la tercera opción, de manera pacífica y pactada con las fuerzas políticas, a pesar de la oposición de los inmovilistas del franquismo (el ‘búnker’) y la extrema izquierda. Comenzaba así la Transición, período en el que España pasó de una dictadura a una monarquía parlamentaria y que terminó con la llegada del PSOE al poder en 1982.

Gobierno de Arias Navarro (1973-1976)

Juan Carlos I fue proclamado rey (22/11/1975) según lo previsto en la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947) y, a pesar de mantener como presidente del Gobierno a Arias Navarro, aprovechó su discurso para llamar a la concordia y dejar entrever su voluntad democrática. Arias incorporó ministros reformistas, como Manuel Fraga, pero su timorata política, la dureza con que reprimió huelgas (acentuadas por la crisis del petróleo de 1973) y actos de protesta (peticiones de amnistía), como sucedió en Vitoria, unido al incidente entre carlistas de Montejurra, produjeron su dimisión (1/7/1976) presionado por el rey.

A través de su antiguo profesor de Derecho Político, Torcuato Fernández-Miranda, al que previamente había nombrado presidente de las Cortes Franquistas y del Consejo del Reino, el rey logró que en la terna de candidatos a presidir el Gobierno que le presentó el Consejo del Reino figurase Adolfo Suárez, Ministro-Secretario General del Movimiento y ex Director General de RTVE. Considerado un ‘franquista’ por la oposición democrática agrupada en la llamada Platajunta (unión de la Plataforma de Convergencia Democrática, liderada por el PSOE, y de la Junta Democrática de España, liderada por el PCE) e ‘inexperto’ por los franquistas, su nombramiento (3/7/1976) sorprendió a todos.

Primer Gobierno de Adolfo Suárez (1976-1977)

Su objetivo: establecer un sistema democrático yendo ‘de la ley a la ley’ (de las leyes fundamentales del franquismo a unas democráticas), modificando la legalidad desde su interior para que nadie se sintiese traicionado. Hubo una amplia amnistía para los delitos políticos (no para los de sangre), pero el paso más importante fue la Ley para la Reforma Política, cuyo redactor principal fue Fernández-Miranda, que reconocía la soberanía popular y establecía unas Cortes bicamerales (Congreso y Senado) elegidas por sufragio universal. La ley fue sucesivamente aprobada por el Consejo Nacional del Movimiento, por las propias Cortes franquistas y, finalmente ratificada el 15 de diciembre de 1976 por el pueblo español en referéndum. Las consecuencias inmediatas: se legalizaron los sindicatos obreros y los partidos políticos (pese a su previa aceptación de la monarquía y la bandera nacional, la legalización del PCE de Santiago Carrillo el 9 de abril de 1977 causó indignación en los sectores más ultras y en la cúpula militar) y se convocaron para junio de 1977 elecciones generales para establecer Cortes constituyentes.

Mientras, el terrorismo de extrema izquierda (ETA, GRAPO, FRAP y Terra Lliure) y ultraderecha se recrudecía para intentar desestabilizar el país e impedir el avance democrático (Semana Negra en enero de 1977, que incluye la Matanza de Atocha). En mayo, Don Juan de Borbón cedió a su hijo Juan Carlos I los derechos dinásticos de la monarquía española, con lo que su legitimidad ya era plena.

En las elecciones de junio, las primeras libres desde 1936, el bloque de derecha superó ligeramente al de izquierda, pero ningún partido alcanzó mayoría absoluta. Venció la coalición de centro-derecha Unión de Centro Democrático (UCD) de Suárez, seguida del PSOE de Felipe González y, a gran distancia, por el PCE, Alianza Popular (AP) de Fraga y los nacionalistas.

Segundo Gobierno de Adolfo Suárez (1977-1979)

UCD intentó gobernar en solitario buscando el consenso con las demás fuerzas políticas para solucionar la grave situación económica (huelgas, manifestaciones, inestabilidad social y laboral). Para ello se firmaron los Pactos de la Moncloa, que suponían una política de ajuste económico para contener la gran inflación con ciertas compensaciones a los trabajadores. Así, se devaluó la peseta, se realizó un control del gasto público y se intentó reducir el elevado gasto de energía. Se sentaron las bases de una reforma tributaria y de la Seguridad Social. España daba los primeros pasos hacia la construcción del Estado del bienestar. En el plano político, los Pactos de la Moncloa supusieron la total eliminación de la censura previa, el derecho de reunión, de asociación política y la libertad de expresión, la eliminación de la tortura y la despenalización del adulterio. Las reclamaciones de autonomía empezaron a satisfacerse con los gobiernos preautonómicos catalán (regreso del exilio del presidente de la Generalitat Tarradellas), vasco y gallego.

Para la elaboración de la Constitución se creó una Comisión compuesta por siete diputados: Gabriel Cisneros, Miguel Herrero de Miñón y José Pedro Pérez-Llorca (UCD); Gregorio Peces-Barba (PSOE); Manuel Fraga (AP); Jordi Solé (PCE-PSUC); y Miquel Roca (Minoría Catalana). La Constitución fue aprobada en 1978 por las Cortes (31 de octubre) y por el pueblo español en referéndum (6 de diciembre), entrando en vigor el 29 de diciembre tras ser sancionada por el rey.

Características de la Constitución de 1978

Consta de un preámbulo, 169 artículos distribuidos en once títulos y unas disposiciones finales. Como características generales, la Constitución tiene un carácter progresista en cuanto a sus principios y su imprecisión y ambigüedad fue una de las causas de su éxito, al poder ser asumida por la mayor parte de los ciudadanos y opciones políticas. La nueva Constitución proclamaba que la Soberanía Nacional reside en el pueblo español, que la forma política es la monarquía parlamentaria y establecía la separación e independencia de los tres poderes:

  • Poder Legislativo. Recae en las Cortes. Están formadas por dos cámaras, el Congreso de los Diputados y el Senado. Ambas elegidas por sufragio universal. Son depositarias de la soberanía nacional y elaboran las leyes.

  • Poder Ejecutivo. El Gobierno dirige la política interior y exterior de España. Puede presentar proyectos de ley a las Cortes. Las Cortes, a su vez, controlan al Ejecutivo a través de la investidura del presidente del Gobierno por los diputados y por la moción de censura y de confianza.

  • Poder Judicial. Constituido por jueces y magistrados que administran la Justicia. Los máximos órganos del Poder Judicial son el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Supremo y el Ministerio Fiscal; además, se crea el Tribunal Constitucional.

La gran novedad de la Constitución de 1978 es el reconocimiento pleno de las Comunidades Autónomas, conjugando «la indisoluble unidad de la Nación española».

Otros aspectos relevantes del texto constitucional son el reconocimiento de los derechos humanos y las libertades, y la igualdad de todos los españoles ante la ley. Recoge los derechos individuales como el derecho a la vida, a la integridad física, la libertad ideológica, religiosa y de culto, la libertad de expresión, el derecho a la educación, a la justicia, etc. También se incluyen algunos derechos sociales como la protección a la familia, el derecho a disponer de una vivienda digna, a disfrutar del medio ambiente, el derecho al trabajo, a la protección de la salud, etc. En cuanto a los deberes, debemos destacar la obligación de defender a la patria, la contribución a las cargas del Estado (impuestos), el deber de conocer el castellano, el deber de asistencia de los padres respecto a los hijos y el carácter obligatorio de la enseñanza básica.

Tras su debate en el Congreso y en el Senado, el texto final fue aprobado en el Pleno del Congreso de los Diputados y, finalmente, el Proyecto de Constitución fue sometido a referéndum de los ciudadanos el 6 de diciembre de 1978. La Constitución quedó aprobada con un 87,87% de votos afirmativos.

Crisis de la UCD (1979-1982) y Consolidación Democrática

En 1979, UCD volvió a ganar sin mayoría las elecciones generales (marzo) y las primeras elecciones municipales libres (abril) en número de concejales, pero en los ayuntamientos más importantes gobernó el PSOE al pactar con el PCE y nacionalistas. El desarrollo del Estado de las Autonomías (aprobación de los estatutos vasco, catalán y andaluz) avivó los recelos de la ultraderecha, al tiempo que los altos mandos del Ejército eran el objetivo preferente de una sanguinaria ETA. Se aprobó el Estatuto de los Trabajadores (1980), pero Suárez, cuestionado y aislado por la propia UCD, dimitió (enero de 1981).

Su partido eligió como sucesor a Leopoldo Calvo Sotelo. Durante su sesión de investidura el 23 de febrero de 1981, el teniente coronel de la Guardia Civil Tejero dio un golpe de Estado y el capitán general de Valencia Milans del Bosch declaró el estado de guerra y sacó los tanques a la calle. Las palabras del rey en televisión desmantelaron el golpe al apostar por las libertades.

Bajo Calvo Sotelo se aprobó la Ley del Divorcio y España entró en la OTAN, pero la crisis económica y la descomposición de UCD empeoraron, favoreciendo al PSOE y a AP. Con la aplastante mayoría absoluta del PSOE de Felipe González en las elecciones generales de octubre de 1982, se cerraba la etapa centrista y la propia Transición.

La Consolidación Democrática y Gobiernos Posteriores (1982-Actualidad)

Hubo una reconversión industrial y liberalización de la economía y, entre 1985 y 1992, la economía creció, aunque también hubo movilizaciones y huelgas generales que reivindicaban mejoras salariales. Se modernizaron las infraestructuras y hubo importantes transformaciones a nivel educativo (Leyes de Reforma Universitaria, 1983, y de Derecho a la Educación, 1986), cultural y sanitario (Ley General de Sanidad, 1986). El 1 de enero de 1986, España entró en la Comunidad Económica Europea. Tras el escaparate mundial que fueron la Exposición Universal de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, llegó una crisis económica y estallaron escándalos políticos (corrupción entre los dirigentes del PSOE, los GAL, etc.), lo que supuso que en 1993 Felipe González perdiese la mayoría absoluta y que en las elecciones anticipadas de 1996 ganase José María Aznar (Partido Popular), quien tuvo que pactar con los nacionalistas para poder gobernar, lo que le llevó a ampliar las competencias autonómicas.

Para cumplir con las exigencias europeas y reducir el déficit, el Gobierno del Partido Popular liberalizó sectores económicos clave y privatizó empresas públicas, como Repsol o Telefónica. Además, flexibilizó el mercado laboral, controló el gasto público y moderó los salarios. En 1998 se promulgó la Ley de liberalización del suelo, que incentivó al sector de la construcción. España vivió un momento de crecimiento económico y de reducción del paro. En el año 2000, Aznar ganó por mayoría absoluta. Hubo críticas por el apoyo de España a la invasión estadounidense de Irak, que no tenía el respaldo de la ONU. El 11 de marzo de 2004, pocos días antes de las elecciones generales, un grupo islamista realizó el mayor atentado terrorista en la historia de España con 193 muertos y 2000 heridos. El hecho de que los dirigentes del PP asignaran a ETA la autoría del atentado y no al grupo islamista, y la movilización de la izquierda, dieron el gobierno al PSOE, gobernando José Luis Rodríguez Zapatero durante dos legislaturas (2004-2008 y 2008-2011).

En la primera legislatura, Zapatero ordenó la retirada de las tropas españolas de Irak y la economía se mantuvo estable y se redujo la tasa de desempleo. Zapatero impulsó un gran número de leyes de carácter social: Ley de Dependencia, la Ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, incremento del salario mínimo, etc. También se revisaron varios estatutos de autonomía. La segunda legislatura estuvo marcada por la crisis económica de 2008: hundimiento de los mercados bursátiles y explosión de la burbuja inmobiliaria, con caída del sector industrial y del de la construcción, y aumento del desempleo. El Estado incrementó su deuda y la Unión Europea exigió políticas de ajuste. Surgió el movimiento de los indignados del 15-M (marzo de 2011), que supuso la ruptura del bipartidismo y la creación de nuevos partidos políticos, como Ciudadanos y Podemos. El 20 de octubre de 2011, ETA anunció el cese definitivo de la violencia. En las elecciones de noviembre de 2011, Mariano Rajoy (PP) obtuvo la mayoría absoluta.

El primer Gobierno de Rajoy (2011-2015) estuvo marcado por la crisis económica: el Gobierno aprobó un gran recorte del gasto público y una de las mayores subidas de impuestos recientes. La quiebra de Bankia y la mala situación de otras entidades impulsaron al Gobierno a realizar un rescate del sistema bancario con dinero público. El paro y la deuda pública aumentaron entre 2012 y 2013. Los casos de corrupción (como la Gürtel y los ERE) llevaron a una pérdida de credibilidad de la clase política y al inicio de nuevos movimientos de protesta (las mareas). A partir de 2014, hubo crecimiento económico que continuó en la segunda legislatura de Rajoy (2016-2018) a costa de mantener los recortes en el gasto social y la precariedad laboral.

En junio de 2014, Juan Carlos I abdicó en favor de su hijo Felipe VI.

En las elecciones de diciembre de 2015, el PP continuó siendo la primera fuerza política, pero la fragmentación política llevó a nuevas elecciones generales en junio de 2016, cuyos resultados tampoco fueron concluyentes. El 1 de octubre de 2017, el Gobierno catalán de Puigdemont celebró en Cataluña un referéndum ilegal por la independencia y nueve días después proclamó la Declaración Unilateral de Independencia, aunque suspendió su implantación de forma inmediata. En los meses siguientes, los líderes independentistas fueron encarcelados, lo que generó una importante escalada de la tensión.

En mayo de 2018, la condena por corrupción de la trama Gürtel, vinculada al PP, desembocó en una moción de censura y Pedro Sánchez (PSOE) fue investido presidente del Gobierno con el apoyo de Unidas Podemos y los partidos nacionalistas. Al no poder aprobar los Presupuestos Generales del Estado, Pedro Sánchez convocó elecciones generales en abril de 2019, pero no logró mayoría y cobró protagonismo VOX. La imposibilidad de formar gobierno llevó a la repetición de elecciones en noviembre de 2019. En enero de 2020, se creó el primer Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos. En marzo de 2020, se decretó la pandemia de la COVID-19, que generó un gran número de muertos y hospitalizados, y una grave crisis económica.

Grandes Cambios Sociales

Se incrementó la esperanza de vida al tiempo que descendieron las tasas de natalidad y fecundidad, lo que dio lugar a un crecimiento natural negativo de la población y a su progresivo envejecimiento, solo paliados gracias al aporte rejuvenecedor de la inmigración. La mujer aumentó su participación en la vida política, social y laboral. Se derogaron leyes discriminatorias, como necesitar el permiso del marido para abrir una cuenta bancaria, y se aprobaron otras, como la despenalización del aborto (1985 y 2010) o la Ley para la Igualdad Efectiva entre Hombres y Mujeres (2007). Las movilizaciones de mujeres fueron clave para lograr estos cambios. La unidad familiar también se redefinió merced a la entrada en vigor de la Ley del Divorcio (1981) y la Ley de Matrimonio Igualitario (2005). Las Leyes de Reforma Universitaria (1983) y de Derecho a la Educación (1986) asentaron el derecho a la educación y la autonomía de los centros educativos, y se fomentó la inversión en cultura, patrimonio y ciencia.

Revolución de las Comunicaciones

Se caracteriza por la explosión de la tecnología digital y el desarrollo de Internet, siendo clave para ello la democratización de los ordenadores personales, impulsada por la miniaturización de sus componentes, y la evolución de la telefonía móvil hacia los smartphones, amplificando la capacidad de comunicación y el acceso a la información desde cualquier lugar. La aparición de las redes sociales online ha contribuido asimismo a revolucionar la comunicación interpersonal. En suma, una revolución digital que ha transformado la forma en que trabajamos, socializamos, consumimos y nos entretenemos, influyendo en la vida cotidiana de manera significativa.

Conclusión de la Transición

Tras la muerte de Franco, entre julio de 1976 y junio de 1977, se desmantelaron las instituciones franquistas y se celebraron unas elecciones para la formación de unas Cortes democráticas, proceso que desembocó en la elaboración de la Constitución de 1978. Desde entonces, España ha vivido un desarrollo político, económico y social sin precedentes al amparo de su sistema político constitucional. La España de las Autonomías, plenamente integrada en la UE, es ya una democracia firmemente asentada.

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