Fragmento del discurso de José María aznar 3 de Mayo de 1996

3. LA OPOSICIÓN AL RÉGIMEN
La profunda represión del enemigo políticoque se practicó en la Guerra Civil tuvo su continuación en la posguerra. Terminada la guerra, poblaban las cárceles españolas más de doscientos mil presos políticosrepublicanos, y otra parte de los vencidos había buscado la salvación en el exilio.

A) LA TRAYECTORIA DEL EXILIO
En la fase final de la Guerra Civil abandonaron España algo más de cuatrocientas mil personas comprometidas con la República. La mayoría de ellas regresó pronto al país, cuando la situación se hizo más difícil en Europa una vez comenzada la Segunda Guerra Mundial y cuando el régimen prometíó no proceder contra quienes no hubiesen cometido delito (promesa que fue incumplida). A pesar de todo, unas cien mil personas permanecieron en el exilio: en Francia, en el norte de África, Gran Bretaña y en los países de la América hispana.La emigración española a América tuvo como destinos Argentina, Chile, Venezuela, Cuba,… pero el país que acogíó a un mayor número de españoles fue México. En este país se produjo un gran impacto, pues la emigración incluía a importantes escritores, intelectuales, muchos políticos representativos de la República y numerosos profesionales cualificados.En Francia se establecíó una importante colonia de emigrados españoles, especialmente en las ciudades del sur (Toulouse, Burdeos, Perpiñán,…). En Francia acabaron su vida personajes importantes de la República como Manuel Azaña, Francisco Largo Caballero o Antonio Machado.El exilio de muchas personas duró tanto como el régimen y en él se desarrolló una parte muy importante de la oposición política al franquismo. En México, en 1945, se reanudó la actividad de la República española en el exilio gracias al apoyo del gobierno mexicano. Allí se celebraron unas Cortes y se eligió un gobierno republicano en el exilio, institución que se mantuvo hasta 1977.


B) REPRESIÓN Y RESISTENCIA EN EL INTERIOR.La dictadura de Franco tuvo siempre como principio la represión y destrucción de los que él creía enemigos de España; todos los que habían apoyado a la República e incluso quienes no habían manifestado su adhesión absoluta al nuevo régimen. Había que anular cualquier oposición mediante la represión que fuera necesaria (cárcel, tortura, asesinatos,…). Por un lado, los vencedores de la guerra desencadenaron una represión fuera de todo control, mezclando cuestiones ideológicas con venganzas personales. Por otro, el régimen establecíó una especie de legislación legalmediante la Ley de Responsabilidades Políticas(1939), con la que el régimen pretendía ejercer la depuración total de las personas que habían colaborado con la República desde 1934. El increíble argumento jurídico de esta ley era la consideración de que quienes permanecieron fieles a la República eran los verdaderos rebeldes por oponerse al triunfo del Movimiento Nacional.Junto a los juicios militares que llevaron a la pena de muerte alrededor de cuarenta mil personas, se establecieron juicios civiles por responsabilidad política, que podían acabar en penas de prisión, confiscación de bienes, destierro,… Así, maestros, administrativos, empleados municipales… fueron separados de trabajos públicos. Las cárceles españolas estuvieron llenas de vencidos en la guerra y de nuevos opositores al régimen hasta bien entrados los años 50.A pesar de la feroz represión, existía desde el primer momento una oposición al régimen. Los grupos guerrilleros (maquis) formados al final de la guerra continuaron actuando. En 1944 numerosos guerrilleros coordinados por el PCE intentaron desde Francia una invasión de la Península por el valle de Arán. Tuvieron que retirarse cuando vieron que las democracias occidentales no respaldaban su acción. Aunque grupos dispersos de guerrilla rural y urbana continuaron actuando hasta los años 50, se hizo evidente la imposibilidad de una resistencia armada.Por último la oposición política en esa época estaba completamente desmantelada. Los dirigentes de los diferentes partidos se encontraban en el exilio, desde allí intentaron recomponer la organización de cada uno, formar alianzas entre ellos o buscar apoyo en las democracias para derribar al régimen. En el interior del país muchas organizaciones también estaban diezmadas, casi desaparecidas (CNT, UGT, republicanos, nacionalistas…) o con fuertes crisis internas (PSOE). Sólo el PCE decidíó que era esencial trabajar en el interior del país para impulsar la acción antifranquista y empezó a extender su influencia en el movimiento obrero y popular


C) AÑOS SESENTA: MOVIMIENTOS SOCIALES Y CONFLICTIVIDAD
Las transformaciones de los años 60 trajeron un incremento de la conflictividad social, sobre todo desde 1970. La respuesta fue siempre represiva, lo que ayudó a politizar los conflictos y permitíó a la oposición antifranquista ir erosionando la dictadura.La protesta de los trabajadores fue el principal foco de tensión social y en los años 50 se produjeron las primeras agitaciones sociales y protestas políticas contra el régimen. De los clásicos sindicatos de antes de la Guerra Civil, la UGT (socialista) y la CNT (anarconsindicalista), sólo el primero tenía una cierta actividad clandestina.En los años 60 las huelgas de los mineros asturianos, las del País Vasco y de Barcelona, permitieron el nacimiento de un nuevo sindicalismo basado en la lucha reivindicativa, desvinculado del sindicalismo de preguerra y que se articuló alrededor de las nuevas Comisiones Obreras (1964). Las CC.OO. Nacieron como un movimiento independiente, democrático y unitario, e impulsaron la lucha laboral (salarios, condiciones de trabajo,…) y política (libertad sindical, derechos civiles,…). Combinaban la acción ilegal, como las huelgas, con la legal. Así, aprovecharon las posibilidades de negociación colectiva y de la elección de enlaces sindicales para “ocupar” parte de la estructura del sindicato franquista.Mientras se creaba este nuevo sindicalismo, en la Universidad aparecieron organizaciones estudiantiles frente al oficial Sindicato Español Universitario (SEU), de afiliación obligatoria. Ya en 1956 se produjeron los primeros incidentes estudiantiles en Madrid con heridos graves. Estos grupos tenían tendencias políticas diversas, como el socialismo o el comunismo. También surgieron nuevos movimientos sociales, como asociaciones de vecinos, agrupaciones culturales, algunos grupos religiosos, que entraron en la política de oposición más o menos abierta al régimen. Los años 60 presenciaron las primeras manifestaciones masivas en las calles y un aumento extraordinario de la conflictividad laboral.
D) LOS GRUPOS POLÍTICOS DE OPOSICIÓN
En los años 60 se recompuso la oposición al franquismo a través de la renovada actividad de los viejos partidos políticos o por medio de la aparición de nuevos grupos a la izquierda y la derecha, desde la socialdemocracia hasta el liberalismo monárquico.Uno de los grupos de oposición moderna fue el de los demócratas cristianos. Una de las acciones que tuvo mayores repercusiones fue lo que los periódicos franquistas llamaron el “contubernio de Múnich”. En el IV Congreso del Movimiento Federal Europeo, celebrado en Múnich en 1962, coincidieron por vez primera la oposición española del exilio y los llegados desde el interior de España.


En Múnich se pidió la desaparición del régimen y el paso a una España democrática. Los asistentes a aquella reuníón fueron encarcelados o desterrados a su regreso.Gran importancia en esos años tuvo el Partido Comunista de España (PCE). Fue el único partido que, a pesar de tener su dirección en el exilio, conservó cierta fuerza y organización en el interior del país. A partir de los años 60 inició una línea política de penetración en las organizaciones de masas(Comisiones Obreras, asociaciones de estudiantes,…) acercándose a todas las fuerzas antifranquistas, independientemente del bando en que hubieran estado en la guerra. El PCE coordinó en esos años muchos de los movimientos antifranquistas.Mientras, dentro del PSOE, que mantuvo hasta los años sesenta la dirección del partido en el exilio, empezaron a producirse tensiones con los jóvenes militantes que formaban el partido en el interior de España. Fue en el Congreso de Suresnes (1973) cuando el partido súperó dificultades y la dirección quedó a manos de los militantes del interior (Felipe González, Alfonso Guerra).En los 60 también aparecieron pequeños grupos de matiz maoísta o trostkista y algunos escindidos del PCE que tuvieron cierta actividad en ámbitos estudiantiles (Movimiento Comunista, Liga Comunista Revolucionaria,…). De algunos de ellos se desgajaron núcleos terroristas, como el FRAP.En el periodo final del franquismo empezaron también a tomar importancia los partidos nacionalistas. En el País Vasco la hegemonía del Partido Nacionalista Vasco (PNV) continuó, aunque el hecho de mayor repercusión fue la aparición de ETA en 1959. La nueva organización, mezcla de ideas socializantes y nacionalismo radical propugnó una estrategia de lucha armada a partir de 1968. En Cataluña empezó también a conformarse en los años 60 un grupo nacionalista que recibirá el nombre de Convergencia Democrática de Cataluña(CDC).En los últimos años del franquismo los grupos de oposición se dedicaban no sólo a mostrar en la calle (huelgas, manifestaciones) sus posiciones a favor de la democratización del país, sino también a configurar organismos de política unitaria. El PCE se mantuvo como principal referente de antifranquismo e impulsó la Junta Democrática (Julio 1974) que englobaba CC.OO., algunos socialistas, independientes, monárquicos, carlistas y grupos de extrema izquierda. La Junta propugnaba la formación de un gobierno provisional que implantase un régimen democrático y que adoptase inmediatamente medidas como la amnistía, las libertades políticas y sindicales y la legalización de todos los partidos políticos. Pero no se incorporaron en sus filas ni el PSOE ni los democristianos, que podían representar una parte importante de la sociedad española. El PSOE, en Julio de 1975, impulsó la Plataforma de Convergencia Democrática(con la UGT, el PNV, Izquierda Democrática, Uníón Socialdemócrata, maoístas,…), con un programa muy parecido al propuesto por la Junta.
Tras la muerte de Franco, de la uníón de estas dos alianzas nacíó Coordinación Democrática. La propuesta política de este organismo se expresaba en la fórmula de ruptura democrática, es decir, un procedimiento constituyente que, a través de un gobierno provisional y unas elecciones generales constituyentes, pusiera las bases de un nuevo sistema político.


Los gobiernos socialistas de Felipe González (1982-1996).En la primera legislatura socialista (1982-1986), el gobierno de González tuvo que hacer frente a una difícil situación económica.
El gabinete socialista aprobó un estricto plan de estabilización económica que implicó un proceso de reconversión industrial que llevó al cierre de muchas industrias obsoletas. Más de 800 empresas y 80000 trabajadores se vieron afectados. Se trataba de animar la inversión privada, reducir la inflación, fomentar los beneficios empresariales e intervenir en los mercados financieros; estas medidas provocaron el desconcierto entre las centrales sindicales, pero permitieron sanear la economía y prepararla para la recuperación. El gobierno socialista tuvo que hacer frente a una dura campaña terrorista de ETA, con más de cien muertos durante la legislatura, y a la vez reformar el Ejército para acabar con el peligro del golpismo. Esta reforma fue uno de los grandes éxitos del gabinete. En general, se optó por pactar con los poderes fácticos (Iglesia, Ejército y grupos económicos) que acaparaban gran parte de la herencia del franquismo. Eso supuso renunciar a alguno de los objetivos anunciados en un principio, pero permitíó reforzar el papel del Estado como promotor de los cambios.
Otras medidas fueron la aprobación de la reforma universitaria, la LODE, que establecía la enseñanza gratuita y obligatoria hasta los dieciséis años, y una despenalización parcial del aborto. El 12 de Junio de 1985, España firmó el Tratado de Adhesión a la Comunidad Europea y poco después las Cortes lo ratificaron sin ningún voto en contra. España finalmente consiguió acceder a la Comunidad Económica Europea el 1 de Enero de 1986. El viejo anhelo de integración en Europa se convirtió en realidad. Como contrapartida, Felipe González cambió radicalmente su discurso sobre la OTAN. La negativa al ingreso en la alianza militar occidental se tornó en apoyo. González mantuvo su promesa de convocar un referéndum, peropidió el voto afirmativo a la permanencia en la OTAN. El apurado triunfo de la postura defendida por González (52% de los votos) posiblemente marcó su cenit como líder político. En 1983 acabó por diseñarse el mapa autonómico español con la aprobación de los últimos estatutos de autonomía.
En 1986, el PSOE volvíó a ganar las elecciones por mayoría absoluta propiciando la crisis entre sus contrincantes. Fraga repitió resultados lo que propició una larga crisis en su partido y el PCE se coaligó con diversas fuerzas menores configurando Izquierda Unida. La segunda legislatura socialista (1986-1989) estuvo marcada por un fuerte desarrollo económico que duraría hasta 1992. Este crecimiento se concretó en una ambiciosa política de inversiones públicas en infraestructurasfavorecida por la transferencia de fondos procedentes de la CEE. Los servicios educativos, sanitarios y de pensiones crecieron de forma notable, siendo sufragados por un sistema fiscal relativamente progresivo. Por primera vez se podía hablar de un Estado del Bienestar en España.


El crecimiento económico y las medidas liberalizadoras del gobierno trajeron un aumento de las diferencias de riqueza entre los diversos grupos sociales. Los sindicatos CC.OO. Y UGT organizaron una huelga general el 14 de Diciembre de 1988. El país se paralizó y Felipe González tuvo que negociar la retirada parcial de su programa liberalizador.En 1989, el PSOE volvíó a ganar por mayoría absoluta aunque con una fuerte reducción de votos. Por otra parte, la oposición conservadora se iba fortaleciendo. Alianza Popular se transformó en el Partido Popular, con una importante renovación generacional y un nuevo líder, José María Aznar, que trataba de romper su identificación con el franquismo y que se propuso redefinir una política centrista propia. En esta tercera legislatura del PSOE (1989-1993), España celebró en 1992 dos acontecimientos internacionales, los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla que mostraron una imagen de país moderno muy diferente a la España de la dictadura de Franco.Sin embargo, la recesión mundial iniciada  principios de los noventa golpeó duramente a nuestro país. La crisis económica, agravada por la incorrecta política económica del gobierno, disparó la inflación y el paro llegó a la dramática cifra de tres millones de desempleados.
La crisis económica fue la antesala del estallido de escándalos de corrupción (hermano de Alfonso Guerra y FILESA) que afectaron al gobierno socialista. A ellos se vino a unir el escándalo de los GAL, grupo armado formado por policías y mercenarios que con la complicidad de cargos del gobierno llevó a cabo la «guerra sucia» contra ETA. En las elecciones de 1993, el PSOE volvíó a vencer aunque esta vez sin mayoría absoluta por lo que necesita el apoyo parlamentario de Convergencia i Uníó de Pujol, PNV y Coalición Canaria. Las fuerzas de derecha se habían reorganizado en el Partido Popular que era dirigido desde 1989 por José María Aznar. Se iniciaba así lacuarta legislatura con Felipe González en el gobierno del país (1993-1996).Las dificultades económicas, los escándalos (Roldán, Mariano Rubio) y la dura campaña de la oposiciónllevaron a que, tras negarle Pujol el apoyo para aprobar los presupuestos, Felipe González convocara elecciones en 1996.El gobierno del PP (1996-2000).José María Aznar no consiguió la mayoría absoluta y se vio obligado a pactar con las minorías nacionalistas(CIU, PNV y CC) para acceder a la presidencia del gobierno. El giro hacia la derecha se vio corroborado con las victorias del PP en las elecciones autonómicas y municipales. El ciclo socialista bajo el liderazgo de Felipe González había tocado su fin.Aznar centró sus esfuerzos en implementar una política económica ortodoxa que redujera el déficit público y reactivara la actividad económica privada.


El gran objetivo era cumplir los denominados criterios de convergencia (inflación, deuda, déficit…) establecidos en el Tratado de Maastricht de 1991 y que una vez alcanzados permitirían a España unirse a la nueva divisa europea, el Euro.La política económica del ministro de Economía Rodrigo Rato fue un éxito. Aprovechando también la buena coyuntura económica internacional, la actividad económica se reactivó, el paro descendíó de manera notable y el saneamiento de la economía llevaría a que España participara en el nacimiento del Euro en 1999.El gobierno del PP aceleró el proceso de privatización de empresas públicas, prosiguió la liberalización de los mercados energéticos y pactó con los sindicatos cambios que tendían a flexibilizar el mercado laboral y a incrementar la estabilidad en el empleo.En política interior, el gobierno culminó el proceso de profesionalización de las Fuerzas Armadas. Quedaban reducidas a 150.000 efectivos y se suprimía el servicio militar obligatorio a partir de 2003.El terrorismo de ETA llegó a su expresión más sangrienta en verano de 1997 con el asesinato del concejal del PP en el ayuntamiento vasco de Ermua, Miguel Ángel Blanco. La crueldad de la banda terrorista y la labor de los colectivos que llevaban años enfrentándose a la violencia en el País Vasco desencadenaron una importante reacción popular que vino a denominarse el «espíritu de Ermua». El gobierno de Aznar, con el apoyo de la oposición socialista, se lanzó decididamente a una política de dureza con ETA y con el entorno nacionalista. La reacción en el campo abertzale fue el Pacto de Lizarra-Estella de 1998, un acuerdo de todas las fuerzas nacionalistas, desde el PNV a ETA, para avanzar hacia la independencia. Unos días después ETA declaró una tregua indefinida y sin condiciones. Los contactos entre el gobierno de Aznar y el grupo terrorista no dieron ningún resultado y un año después ETA volvíó a la actividad armada. El presidente Aznar, que había sido víctima de un atentado frustrado en 1995, reforzó su política de enfrentamiento con el nacionalismo vasco en todas sus tendencias. 


Las elecciones convocadas en el año 2000 marcaron el momento de apogeo del PP y Aznar. Su viraje al centro y la buena coyuntura económica hicieron que el nuevo siglo se iniciara con una mayoría absoluta del PP en las Cortes. El presidente Aznar, que renovó su compromiso de no presentar su candidatura en las siguientes elecciones, se reafirmó como el referente indiscutible en su partido.Por su parte, el PSOE se mostró desorientado tras tantos años de ejercer el poder y tras la renuncia de Felipe González hubo un grave problema de liderazgo. La amplia derrota del 2000 provocó la dimisión de Joaquín Almunia y la llegada de un nuevo secretario general al PSOE que tardaría un tiempo en consolidar su liderazgo: José Luís Rodríguez Zapatero.

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