Introducción: Contexto Histórico
La proclamación de la II República Española en 1931 fue un intento de solución a los viejos problemas estructurales de España, inspirada en parte por el movimiento regeneracionista.
Tras el Sexenio Democrático y la abdicación de Amadeo I, se había proclamado en España la I República (1873-1874), caracterizada por una constante inestabilidad. Tras su fracaso, se instauró la Restauración Borbónica (1874-1931), uno de los regímenes políticos más estables de la historia contemporánea española. Sin embargo, este régimen sufrió un duro golpe en 1898 con la pérdida de las últimas colonias. Tras este desastre, surgió el movimiento conocido como regeneracionismo, que buscaba la renovación moral, social y política de España.
En el contexto de este movimiento y la crisis de la Restauración, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado e instauró una dictadura (1923-1930). Su caída llevó a la convocatoria de elecciones municipales el 12 de abril de 1931 que, interpretadas como un plebiscito a favor de la República, resultaron en la proclamación pacífica de la II República Española el 14 de abril de 1931.
La Formación del Gobierno Provisional
La formación de un gobierno provisional fue la primera medida, tal como se acordó en el Pacto de San Sebastián (agosto de 1930), firmado por fuerzas republicanas y catalanistas de izquierda.
Sus tareas principales fueron:
- La adopción de una serie de disposiciones de carácter reformista urgente.
- La convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes para redactar una nueva Constitución.
La Constitución de 1931
La Constitución de 1931 fue aprobada el 9 de diciembre. Fue una de las más progresistas del constitucionalismo español.
Sus características más importantes son:
- Definía al Estado como una «República de trabajadores de toda clase».
- Establecía un parlamento unicameral (el Congreso de los Diputados).
- Instauraba el sufragio universal, incluyendo por primera vez el voto femenino.
- Incluía una amplia declaración de derechos y libertades individuales y colectivos.
- Adoptó una estructura de Estado integral, compatible con la autonomía de municipios y regiones, resolviendo la dicotomía entre centralismo y federalismo.
- Era de carácter marcadamente progresista, incluyendo elementos como el matrimonio civil y el divorcio.
En cuanto a la cuestión religiosa, establecía la separación Iglesia-Estado, permitía el matrimonio y divorcio civil, secularizaba los cementerios, disolvía la Compañía de Jesús y prohibía a las órdenes religiosas dedicarse a la enseñanza. Estas medidas generaron una fuerte oposición en los sectores católicos y conservadores.
Las Grandes Reformas del Bienio Reformista (1931-1933)
Reforma Militar
Manuel Azaña, como ministro de Guerra y posteriormente presidente del gobierno, impulsó una reforma militar para modernizar el Ejército y reducir su excesiva «macrocefalia» (número de oficiales).
Sus objetivos eran:
- Reducir el número de oficiales.
- Suprimir la jurisdicción militar especial (fuero).
- Asegurar la obediencia del Ejército al poder civil.
Como medida simbólica y efectiva, ordenó el cierre de la Academia General Militar de Zaragoza. Las resistencias a la reforma, especialmente entre sectores conservadores del Ejército, culminaron en el fallido golpe de Estado del general Sanjurjo el 10 de agosto de 1932.
Reforma Religiosa
La reforma religiosa, junto con la agraria, fue una de las más importantes y controvertidas del Bienio Reformista. El gobierno republicano buscaba limitar la influencia de la Iglesia Católica en la vida pública y secularizar la sociedad.
Durante este bienio, se implementaron medidas como:
- Legalización del matrimonio y divorcio civil.
- Secularización de los cementerios.
- Disolución de la Compañía de Jesús.
- Prohibición de la enseñanza a las órdenes religiosas.
Estas medidas, derivadas de la Constitución, generaron una fuerte oposición en los sectores católicos y conservadores.
Reforma Agraria
La reforma agraria era crucial, dada la importancia de la agricultura en la economía española y la grave situación del campesinado. La miseria del campesinado y la desigual distribución de la tierra eran problemas históricos que se arrastraban desde hacía siglos.
El objetivo de la Ley de Reforma Agraria (1932) era expropiar, con indemnización, los grandes latifundios no cultivados o mal explotados para redistribuir la tierra entre los campesinos sin tierra, respetando la pequeña y mediana propiedad.
Sin embargo, la aplicación de la reforma fue lenta y sus resultados, muy limitados, no satisficieron las expectativas del campesinado. Los problemas de la estructura de la propiedad agraria en España tienen raíces profundas, presentes desde antiguo y agravados en el siglo XIX con las desamortizaciones, que no resolvieron la situación del campesinado y aumentaron la conflictividad social en el campo.
La tensión social en el campo se manifestó en incidentes violentos, como un levantamiento de campesinos en Toledo en 1931, donde la intervención de la Guardia Civil resultó en la muerte de cinco campesinos, o los trágicos sucesos de Casas Viejas (Cádiz) en enero de 1933.
Reforma Regional
La cuestión regional, un problema histórico en España, intentó abordarse durante la II República mediante la concesión de Estatutos de Autonomía.
- Cataluña: Tras un referéndum, se aprobó el Estatuto de Autonomía en septiembre de 1932. Francesc Macià fue el primer presidente de la Generalitat restaurada.
- País Vasco: El proceso fue más complejo. Un anteproyecto de Estatuto fue redactado en 1931 por representantes del PNV y carlistas, pero no fue aprobado hasta octubre de 1936, ya iniciada la Guerra Civil, tras el triunfo del Frente Popular.
Fin del Bienio Reformista y Bienio Conservador (1933-1935)
La ambiciosa política reformista del gobierno de Azaña generó resistencias y descontento en diversos sectores sociales (terratenientes, Iglesia, militares, sectores conservadores).
La polarización política y social se acentuó, derivando en conflictos violentos, como los sucesos de Casas Viejas (Cádiz) en enero de 1933, que tuvieron un gran impacto político y desgastaron al gobierno.
El gobierno de Manuel Azaña cayó en septiembre de 1933, y las elecciones de noviembre dieron la victoria a las fuerzas de centro-derecha.
El Bienio Conservador (1933-1935) estuvo dominado por gobiernos del Partido Radical de Alejandro Lerroux, inicialmente en solitario y, a partir de octubre de 1934, con la participación de ministros de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas).
Este gobierno impulsó una política de «contrarreformas», paralizando o revisando la legislación del periodo anterior, especialmente la reforma agraria, y reduciendo el presupuesto de educación, lo que aumentó el descontento de las izquierdas.
La Revolución de Octubre de 1934
La entrada de tres ministros de la CEDA en el gobierno provocó una reacción insurreccional en diversos sectores de izquierda, que temían la llegada de la CEDA al poder como un paso hacia el fascismo.
Se convocaron huelgas generales en toda España, pero los principales focos insurreccionales fueron Cataluña y Asturias:
- Cataluña: Lluís Companys, presidente de la Generalitat, proclamó el «Estado Catalán» dentro de la República Federal Española. La sublevación, que no contó con el apoyo de la CNT, fue rápidamente sofocada por el Ejército.
- Asturias: La insurrección minera, protagonizada por una alianza obrera (UGT, CNT, PSOE, PCE), tomó el control de la cuenca minera. El gobierno envió tropas, incluyendo unidades de la Legión y Regulares al mando del general Franco, para sofocar la revuelta con extrema dureza.
La represión de la Revolución de Octubre endureció la postura del gobierno y de los sectores conservadores. El general Franco fue nombrado Jefe del Estado Mayor Central.
La crisis del gobierno radical se precipitó por diversos escándalos de corrupción (como el «Estraperlo»). Gil Robles, líder de la CEDA, reclamó la jefatura del gobierno, pero el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, se negó a otorgársela y optó por disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones en febrero de 1936.
El Frente Popular y el Camino a la Guerra Civil
La represión de 1934 y la política del Bienio Conservador favorecieron la unión de las fuerzas de izquierda en una coalición electoral, el Frente Popular (republicanos de izquierda, socialistas, comunistas, anarquistas moderados), que ganó las elecciones de febrero de 1936.
Manuel Azaña fue nombrado presidente de la República y Santiago Casares Quiroga, jefe del gobierno.
El nuevo gobierno aplicó el programa del Frente Popular:
- Decretó una amnistía para los presos de 1934.
- Restableció el Estatuto de Autonomía de Cataluña y su gobierno.
- Aceleró la reforma agraria.
Ante los rumores de conspiración militar, se alejó de Madrid a los generales considerados más proclives al golpe.
El golpe de Estado militar se venía preparando desde antes de las elecciones, pero los preparativos se aceleraron tras la victoria del Frente Popular y el aumento de la conflictividad social y política. El asesinato del líder monárquico José Calvo Sotelo, el 13 de julio de 1936, fue el pretexto final para el alzamiento militar que se inició el 17 de julio en el Protectorado de Marruecos.
Conclusión
La II República Española representó un intento de modernización y reforma profunda de la sociedad y el Estado español, abordando problemas históricos. Sin embargo, la polarización política, la conflictividad social y la oposición de amplios sectores (militares, terratenientes, Iglesia, conservadores) a las reformas, llevaron a una creciente inestabilidad que culminó en el golpe de Estado de julio de 1936 y el inicio de la Guerra Civil Española.
Aunque logró importantes avances legislativos y sociales, su fracaso en consolidar un régimen democrático estable la convierte en una etapa trágica y fundamental de la historia de España.