El Desgaste de la Restauración y el Camino hacia la Dictadura
Durante el reinado de Alfonso XIII, el sistema de la Restauración experimentó un notable desgaste. A partir de 1912, la continua decadencia y fragmentación del régimen propiciaron el fortalecimiento de la oposición republicana, obrera y nacionalista. Desde 1917, la descomposición política interna de los dos grandes partidos y del turno dinástico, la fuerte conflictividad social, así como las tensiones políticas derivadas de la Guerra de Marruecos (especialmente el Desastre de Annual en 1921), dificultaron enormemente la continuidad del sistema de la Restauración.
Causas del Golpe de Estado de 1923
Diversas circunstancias convergieron para propiciar el golpe de Estado y la posterior Dictadura:
- Las consecuencias de Annual:
- En el Ejército, la exigencia de un cambio de política que permitiera, con mayores presupuestos, responder militarmente y vengar la humillación.
- En la opinión pública, la indignación y oposición a la continuación de la guerra y la exigencia de responsabilidades a los culpables.
- El auge del nacionalismo en Cataluña y el País Vasco era percibido con recelo por los grupos más derechistas.
- La división de los partidos Conservador y Liberal, junto con el ascenso de socialistas y republicanos, alarmaba a la oligarquía y a los militares conservadores. Esta situación inquietaba a las clases dirigentes, que veían en un gobierno autoritario un freno definitivo a la protesta social y al auge del movimiento obrero.
- La prensa, tanto de izquierdas como de derechas, coincidía en una crítica permanente al Gobierno y al sistema del turno.
- A esto se sumó el apoyo del Rey, quien colaboró con el golpe al no oponerse y contribuir, con su lenta reacción, a afianzar el pronunciamiento.
- Finalmente, el contexto internacional: la violenta crisis económica, el trauma generado por la Gran Guerra y el triunfo del comunismo en Rusia en 1917, que alentaba los movimientos radicales y militaristas.
El Golpe de Estado y el Inicio de la Dictadura de Primo de Rivera
En junio, un grupo de generales, entre ellos varios africanistas, acordaron preparar un golpe de Estado e instaurar un «gobierno fuerte». El golpe triunfó gracias al silencio inicial y al posterior apoyo de Alfonso XIII, quien, tras retrasar su regreso a Madrid desde San Sebastián, acabó, en la mañana del día 14, encargando al general la formación de Gobierno. El nuevo régimen militar se presentó al país como un proyecto de regeneración, un «paréntesis de curación» de los males nacionales. Su objetivo era corregir los defectos del sistema político y eliminar el caciquismo. El día 15, el Rey aceptó la propuesta de nombrar ministro único al general.
Características Generales de la Dictadura
La Dictadura duró siete años, durante los cuales se sucedieron dos formas de gobierno: el Directorio Militar (1923-1925) y el Directorio Civil (1925-1930). Sus rasgos más importantes fueron el partido único, el estado corporativo, el militarismo y el favorecimiento de las élites.
El Directorio Militar (1923-1925)
El Directorio Militar se presentó como un régimen temporal para resolver los problemas pendientes. La regeneración política fue uno de los objetivos primordiales de Primo de Rivera. Para acabar con el caciquismo, se elaboraron un Estatuto Municipal y otro Provincial.
Política Interna y Orden Público
A pesar del apoyo inicial de la burguesía catalanista en el momento del golpe, el general demostró pronto que identificaba regionalismo con separatismo. Otra de las obsesiones de Primo de Rivera fue el orden público, identificando el movimiento obrero, el anarquismo y la delincuencia.
El Fin de la Guerra de Marruecos
El gran éxito del Directorio Militar fue el fin de la Guerra de Marruecos. Primo de Rivera era, al principio, partidario de abandonar la guerra y negociar, lo que irritó a los «africanistas». Fue el avance de Abd el-Krim lo que provocó un giro en la situación. La operación permitió dividir en dos la zona controlada por los marroquíes y, a mediados de 1926, la guerra había terminado.
Esta victoria colocó a Primo de Rivera en la cumbre de su prestigio: lo reconcilió con los «africanistas», elevó su popularidad y le permitió renovar el apoyo de la oligarquía, que pudo volver a intervenir con tranquilidad en el protectorado.
El Directorio Civil (1925-1930)
El Directorio Civil pretendía la institucionalización del régimen y mostró mayor interés por las cuestiones de carácter económico y social. Primo de Rivera propuso al Rey la sustitución del Directorio Militar por un gobierno civil. Al constituir un gobierno civil, Primo de Rivera afirmaba su voluntad de permanencia en el poder e intentó institucionalizar el régimen con la creación de una Asamblea Nacional Consultiva.
La Oposición a la Dictadura
Desde 1927, las movilizaciones contra el régimen habían comenzado. La oposición abarcó un amplio espectro político:
- Parte de los políticos del turno criticaron la excesiva duración del régimen y se negaron a colaborar con Primo de Rivera, exigiendo a Alfonso XIII el restablecimiento de la Constitución y la convocatoria de elecciones.
- En 1926, el movimiento republicano fundó la Alianza Republicana, iniciando una movilización lenta pero creciente en los años siguientes.
- En el Ejército cundió el descontento debido a las rivalidades personales, las arbitrariedades de Primo de Rivera en los ascensos y la oposición de los sectores más liberales.
- También creció la oposición entre los intelectuales, algunos de los cuales, como Unamuno o Marañón, se opusieron de forma combativa.
- A partir de 1927, el movimiento obrero comenzó de nuevo a movilizarse e iniciar una clara oposición. En 1927, los cenetistas más radicales fundaron la FAI. En 1929, el PSOE cambió su posición y se pronunció abiertamente a favor de la República.
El Fin de la Dictadura y la Caída de la Monarquía
En 1929, la descomposición de la Dictadura se precipitó: la propuesta de Constitución de la Asamblea Nacional generó un rechazo total en el país.
Primo de Rivera, cansado, enfermo y presionado por el Ejército y la oligarquía descontenta, intentó por última vez conseguir el apoyo de Alfonso XIII, pero este era consciente de que ya no podía respaldarle. El 27 de enero de 1930, presentó su dimisión al Rey, quien ya realizaba gestiones para sustituirlo.
Alfonso XIII encargó la formación de gobierno al general Berenguer con el objetivo de retornar al régimen constitucional, pero el proceso se llevó a cabo tan lentamente que la oposición y la opinión pública mostraron su descontento hacia lo que denominaron la «Dictablanda».
A lo largo de 1930, la oposición fue creciendo. Republicanos, nacionalistas catalanes y gallegos, e incluso el PSOE, acordaron la firma conjunta del Pacto de San Sebastián. El frente de oposición estaba consolidado y el Comité Revolucionario comenzó a formar el Gobierno Provisional de la República.
En febrero de 1931, se constituyó el último gobierno de la monarquía, presidido por el almirante Aznar, quien asumió el compromiso de convocar elecciones, comenzando por las municipales. El resultado de estas era imprevisible, dado que no se habían realizado elecciones desde 1922 y el censo electoral había aumentado de forma considerable. El resultado final fue el cambio de régimen.