La España del Siglo XIX: Liberalismo, Revolución y Restauración Borbónica

El Triunfo del Liberalismo (1833-1844)

Hija de Fernando VII, Isabel II heredó el trono siendo menor de edad, lo que dio inicio a un periodo de regencias.

Primera Regencia: María Cristina (1833-1840)

Su gobierno, inicialmente absolutista, se vio forzado a buscar el apoyo de los liberales debido a la Primera Guerra Carlista. Inicialmente, se alió con los moderados (quienes buscaban reformas graduales), pero en 1836, las protestas populares y el Motín de La Granja la obligaron a instaurar un gobierno progresista. Este gobierno puso fin al Antiguo Régimen, implementó las medidas de desamortización de Mendizábal y promulgó la Constitución de 1837 (menos avanzada que la de 1812).

Regencia de Espartero (1840-1843)

En 1840, María Cristina dimitió debido a desacuerdos con los progresistas, y el general Espartero (figura clave en la Primera Guerra Carlista) asumió el poder. Sin embargo, su régimen se tornó autoritario, lo que unió a los dos grupos liberales en su contra.

Proclamación de Isabel II

En 1843, una sublevación popular, liderada por Narváez, se produjo debido al descontento con la forma de gobierno. Como resultado, Isabel II fue proclamada reina con tan solo 13 años.

La Década Moderada (1844-1854)

Al ascender al trono, Isabel II se inclinó por los liberales moderados para consolidar su poder. Narváez presidió varios gobiernos durante este periodo.

En 1845, se promulgó una nueva Constitución, que restringió significativamente el sufragio y las libertades. El Estado se organizó de forma centralista, buscando concentrar el máximo poder en la reina. Esta medida generó descontento y un aumento del apoyo a las ideas republicanas y democráticas.

En 1854, el Pronunciamiento de Vicálvaro, dirigido por O’Donnell, contó con el apoyo de ambos grupos liberales.

El Bienio Progresista (1854-1856)

Este periodo se caracterizó por una gran actividad legislativa, incluyendo la Constitución de 1856 (que nunca llegó a promulgarse por falta de tiempo) y la Desamortización de Madoz. Los crecientes conflictos y luchas sociales llevaron a que, en 1856, O’Donnell asumiera la presidencia del Gobierno.

Moderados y Unionistas (1856-1868)

En 1854, O’Donnell había fundado la Unión Liberal, partido que alternó en el gobierno durante este periodo. Fue una etapa de relativa estabilidad, pero hacia 1864, la crisis económica se acentuó y, a partir de 1866, los progresistas comenzaron a conspirar contra Isabel II.

El final del reinado de Isabel II estuvo marcado por revueltas en el campo y las ciudades, provocadas por la crisis económica. Progresistas, republicanos y demócratas se sentían excluidos del poder, y tanto la burguesía como los militares se distanciaron del gobierno debido a su autoritarismo, lo que hizo a la reina cada vez más impopular. En 1866, se firmó el Pacto de Ostende, cuyo objetivo era derrocarla.

La Revolución Gloriosa (1868-1871)

En 1868, se produjo el pronunciamiento liderado por Serrano y Prim. Esta revolución, conocida como La Gloriosa, triunfó rápidamente y obligó a la reina a exiliarse. Se formó un Gobierno Provisional, presidido por Serrano, que convocó elecciones y aprobó la Constitución de 1869, la cual garantizaba una gran cantidad de derechos y reconocía el sufragio universal masculino.

El Reinado de Amadeo I (1871-1873)

Las Cortes eligieron a Amadeo de Saboya como nuevo rey. Su llegada estuvo marcada por la trágica muerte de Prim, su principal valedor, asesinado poco antes. Amadeo I, de talante democrático, tuvo que hacer frente a la oposición de monárquicos, la Iglesia y republicanos. La población lo rechazaba por ser extranjero. Durante su breve reinado, estalló la Guerra de Cuba y una nueva Guerra Carlista, lo que llevó a Amadeo a abdicar.

La Primera República Española (1873-1874)

La Primera República Española duró apenas un año y tuvo cuatro presidentes:

  • Figueras
  • Pi i Margall
  • Salmerón
  • Castelar

Se enfrentaron a:

  • El estallido del Cantonalismo: un movimiento que promovía la división de España en cantones o repúblicas independientes, y que fue tolerado inicialmente por el temor a una nueva revolución.
  • La Guerra de Cuba: iniciada en 1868 y finalizada en 1878 con la Paz de Zanjón.
  • El estallido de la Tercera Guerra Carlista: promovida por el pretendiente carlista, se inició en 1872, afectó a gran parte de España y finalizó en 1876, coincidiendo con el inicio del reinado de Alfonso XII.

Estos conflictos llevaron a que el general Pavía diera un golpe de Estado en 1874, disolviendo las Cortes. Poco después, un nuevo pronunciamiento, liderado por el general Martínez Campos, restauró la dinastía de los Borbones.

La Restauración Borbónica (1874-1902)

En 1874, el general Martínez Campos proclamó rey a Alfonso XII, dando inicio a la Restauración Borbónica. Este periodo, que trajo estabilidad política a España, vio a Antonio Cánovas del Castillo como figura clave. Cánovas puso fin a la Guerra de Cuba y a la Guerra Carlista, y sentó las bases de un nuevo sistema político.

PILARES DE LA RESTAURACIÓN

  • La Constitución de 1876: un texto conciliador que, para satisfacer a progresistas y demócratas, incluyó numerosos derechos y libertades, al tiempo que proclamó la confesionalidad del Estado y la soberanía compartida entre las Cortes y el rey.
  • El Turnismo: el poder recayó en dos únicos partidos políticos que se alternaban pacíficamente en el gobierno:
    • Conservadores: liderados por Cánovas, defensores de la Iglesia y del orden social establecido.
    • Liberales: liderados por Sagasta, partidarios de las reformas sociales.
  • El Fraude Electoral: el monopolio de gobierno de ambos partidos fue posible gracias a la corrupción electoral. El rey decidía qué partido formaría gobierno, y luego se convocaban elecciones que siempre se amañaban.
    • Caciquismo en el campo: individuos poderosos (caciques) forzaban a los campesinos mediante agresiones y/o amenazas.
    • Pucherazo en las ciudades: dado que en las ciudades los caciques tenían menos influencia, se manipulaban directamente los resultados para asegurar los votos deseados.

Este sistema proporcionó estabilidad política a España, pero cada vez dejaba más excluidos del gobierno a tres grupos sociales y políticos, cuya importancia crecía:

  • Anarquismo
  • Socialismo
  • Nacionalismo

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