Formación y Evolución de los Reinos Cristianos (Siglos VIII-XIII)
El Origen de los Reinos Cristianos (Siglos VIII-X)
El territorio que se extiende desde Asturias hasta los Pirineos mantuvo su independencia frente a Al-Ándalus. A partir del 711, se fueron configurando una serie de pequeños estados cristianos que iniciaron la Reconquista (período de la historia de la Península Ibérica comprendido entre los años 722 y 1492). Hasta el siglo X, estos núcleos simplemente ocuparon zonas despobladas.
El Reino Astur-Leonés
En el 722, un noble visigodo, Pelayo, y los indígenas astures derrotaron en Covadonga a un ejército musulmán, y comenzó a organizarse el Reino de Asturias. Alfonso I (739-757) asumió la herencia visigoda y estableció el «Fuero Juzgo». La emigración hacia el norte reforzó esta continuidad. Alfonso II (791-842) estableció la capital en Oviedo y se descubrió la tumba de Santiago (peregrinaciones). Alfonso III (866-910) llevó la frontera hasta la línea del río Duero, «tierra de nadie», y se generó una crisis política que aprovechó el conde Fernán González para independizar Castilla.
El Reino de Pamplona
La zona pirenaica se hallaba entre el estado franco y Al-Ándalus. Tras la Batalla de Roncesvalles, se impuso en el Reino de Pamplona la dinastía Íñiga. Sancho III el Mayor (1000-1035) extendió su poder a Aragón y Castilla.
Los Condados Aragoneses
Situados en el Pirineo central. El primer condado surgió en torno a Jaca a inicios del siglo IX, pero sus avances en la Reconquista fueron escasos ante el potente núcleo musulmán.
Los Condados Catalanes
Al norte de Cataluña, el reino franco carolingio estableció la Marca Hispánica: desde finales del siglo VIII, Carlomagno pretendió crear un territorio que sirviera de barrera entre el Islam y el reino franco. Para ello, emprendió varias campañas militares y organizó el territorio en condados. Wifredo el Velloso (conde de Barcelona) reconquistó territorios e inició el proceso de independencia. En el siglo X, con Borrell II, el Condado de Barcelona pasó a ser un Estado independiente.
Evolución de los Reinos Cristianos (Siglos XI-XIII)
A principios del siglo XI, los reinos cristianos se distribuían en tres grandes bloques políticos: el Reino de Pamplona, que bajo Sancho III el Mayor ejercía la supremacía; el Reino de León, al oeste; y los condados catalanes, al este. Pero entre los siglos XI y XIII hubo importantes cambios debido a la expansión territorial producida por las conquistas contra los musulmanes; a las disputas entre los reinos, que alteraban constantemente sus fronteras; y a la consideración del Estado como propiedad particular del rey. Los hechos fueron:
- El nacimiento de los Reinos de Castilla y Aragón (siglo XI): A la muerte de Sancho III, el Reino de Pamplona fue repartido entre sus hijos: el Reino de Pamplona le correspondió a García, que orientó su política hacia Francia; Fernando se convirtió en el primer rey de Castilla; Ramiro, en el primero de Aragón; y los Condados de Sobrarbe y Ribagorza, a Gonzalo. Aragón y Castilla se convirtieron en territorios independientes.
- El Reino de Pamplona estuvo a punto de desaparecer absorbido por Castilla y Aragón: Entre 1076 y 1134, el reino permaneció unido a Aragón, hasta que Alfonso I le cedió los derechos a García Ramírez. Su sucesor, Sancho VI, cambió la denominación del Reino pamplonés por la de Navarra y orientó su política hacia Francia.
- La consolidación de León y Castilla: Se produjo bajo el reinado de Alfonso VI. Le sucedió su hija Urraca I, y a ella su hijo Alfonso VII, quien, con el título de emperador, renunció a la expansión del reino por Levante a favor de Aragón. A su muerte, el reino fue dividido entre sus hijos y ocurrió la unión definitiva de los Reinos de Castilla y León (en 1230), con Fernando III el Santo.
- El Reino de Aragón: Tras la muerte de Gonzalo, Ramiro I se quedó con los condados, formándose el Reino de Aragón que se consolidó sobre todo con Alfonso I el Batallador, que se dirigió hacia el Valle del Ebro y conquistó Zaragoza en 1118 y Molina de Aragón en 1129. Ramón Berenguer IV (Conde de Barcelona) asumió el poder en Aragón tras su matrimonio con Petronila, llamándose a partir de ahí Corona de Aragón. La rivalidad entre Castilla y Aragón hizo precisa la firma del Tratado de Tudilén (1151) que delimitó la zona de ambos reinos.
- El Reino de Portugal: Alcanzó su independencia en el siglo XII con respecto al Reino de León. Alfonso VI entregó el Condado de Portugal a Enrique de Borgoña. En 1139, el hijo de ambos, Alfonso I, fue proclamado rey, lo que se vio ratificado con la firma del Tratado de Zamora de 1143.
Al finalizar el siglo XIII, los territorios cristianos abarcaban ya toda la Península, excepto el Reino de Granada. La división política fue: la Corona de Castilla (Castilla y León), la Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares), el Reino de Portugal y el Reino de Navarra.
La Repoblación
La repoblación es la ocupación efectiva y su puesta en explotación económica de los territorios conquistados. Distinguimos diferentes tipos en las diversas fases de la Reconquista:
Presura o Aprisio
En la repoblación del Valle del Duero o de la Plana de Vic: los campesinos, dirigidos por un noble o un clérigo, ocuparon de forma libre la tierra. Esta repoblación generó una sociedad de campesinos libres.
Repoblación Concejil
En los Valles del Ebro y el Tajo, se repartían las tierras entre campesinos libres:
- Creación de concejos y ciudades con su alfoz, a las que se les dotó de Fueros o Cartas Pueblas.
- Esta repoblación fue dirigida por el rey y basada en la mediana propiedad.
- En zonas como Toledo o Zaragoza, la población musulmana fue expulsada al campo o a las zonas de arrabales.
Repoblación de los Valles Altos del Júcar-Turia y el Guadiana
Basada en los repartimientos: cesión de tierras a quienes hubieran participado en su conquista.
- Repartimientos a las grandes Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa (Aragón); los colonos tenían el uso de la tierra, pero no la propiedad.
- Creó una zona caracterizada por los grandes latifundios ganaderos.
Repoblación de Extremadura, Valle del Guadalquivir y Fachada Levantina
Se realizó también mediante repartimientos, que dieron lugar a la formación de grandes patrimonios territoriales:
- Los reyes otorgaron donadíos (grandes latifundios a la nobleza) o heredamientos (propiedades pequeñas).
- La estructura agraria se basó en la gran propiedad y las ciudades en concejos.
El fin de la expansión territorial cristiana significó que las sociedades debían organizarse de otra manera. Los dos últimos siglos de la Edad Media se han calificado como tiempos de crisis. Los problemas se manifestaron en el carácter político, económico y social.
Los Reinos Cristianos en la Baja Edad Media (Siglos XIV y XV): Evolución Política e Institucional
Gran parte de las instituciones que se habían creado con anterioridad, ahora se reestructuraron o se crearon instituciones nuevas. Se dieron los primeros pasos en la organización del Estado, el camino hacia la monarquía autoritaria, etc. La crisis tuvo su expresión política en la pugna entre los monarcas y los grupos privilegiados.
El Reino de Castilla
En la zona occidental aparecieron tres grandes núcleos políticos: los Reinos de Portugal, León y Castilla. Portugal siguió una historia diferenciada, y León y Castilla vivieron un proceso en el que las Coronas se unieron y desunieron a lo largo de los siglos XI y XII. Con Fernando III de Castilla tuvo lugar la unión definitiva en 1230. La organización territorial del reino era compleja. Dentro de Castilla existía el Reino de Galicia, el Señorío de Vizcaya y los territorios de Álava y Guipúzcoa. La historia política de los siglos XIV y XV fue compleja y estuvo llena de crisis. Al fortalecimiento del poder real conseguido por Alfonso XI con la aprobación del Ordenamiento de Alcalá en 1348, le sucedió una crisis con la guerra civil entre Pedro I el Cruel y Enrique de Trastámara. Pedro I el Cruel fue derrotado por Enrique II, y con él se inauguró una dinastía en Castilla, los Trastámara. Durante su reinado, la nobleza adquirió una gran influencia. La influencia de la nobleza continuó con Juan I, que fracasó en su intento de anexión de Portugal en la Batalla de Aljubarrota (1385). En el siglo XV, los reinados de Juan II y Enrique IV vieron conflictos internos en los que la nobleza reforzó sus posiciones. El valido de Juan II venció a la nobleza. Enrique IV venció al sector de la nobleza que pretendía deponerlo, y le sucedió su hermana Isabel de Castilla, lo que provocó una Guerra Civil por la sucesión.
El Reino de Aragón
Aragón fue una confederación entre Aragón, Valencia, Mallorca y el Principado de Cataluña, que poseían distintas instituciones y leyes. En la monarquía aragonesa, el poder del monarca era débil, y el rey debía pactar con los estamentos privilegiados y respetar las leyes de cada reino a la hora de tomar una decisión. En cada reino había un lugarteniente del rey que actuaba como su delegado. La crisis política empezó a manifestarse al comienzo del reinado de Pedro IV el Ceremonioso, quien tenía como objetivo incrementar el poder regio. Venció a los nobles y se enfrentó a Pedro I el Cruel de Castilla en «la Guerra de los Dos Pedros». A la muerte de Pedro IV le sucedieron sus hijos que murieron sin heredero varón, lo que provocó una crisis sucesoria que se resolvió mediante el Compromiso de Caspe (1412), que eligió como rey a Fernando I de Trastámara. Fernando I tuvo un reinado breve en el que abundaron los problemas con la nobleza. Su hijo Alfonso V el Magnánimo continuó el interés por conquistar territorios italianos y consiguió ser rey de Nápoles. El ascenso al trono de su hermano Juan II conduciría a una guerra civil y a una lucha entre los diferentes grupos sociales. La guerra civil estalló al enfrentarse el rey Juan II con la nobleza y el clero catalán. A Juan II le sucedió Fernando de Aragón.
El Reino de Navarra
Mientras que Aragón y Castilla aumentaban sus territorios, Navarra no pudo crecer. A comienzos del siglo XIV, este reino estuvo bajo el dominio de Francia. Recuperado el dominio navarro por la familia Évreux, se inició la organización de las instituciones de manera similar a la Corona de Aragón. El monarca más destacado de este periodo fue Carlos III el Noble. A mediados del siglo XV, Navarra sufrió una larga guerra civil entre los beaumonteses, que tenían el apoyo de los castellanos, y los agramonteses, que tuvieron primero como aliados a los aragoneses y luego a los franceses. A finales del siglo XV, atravesó una grave crisis que enfrentó a Juan II de Aragón con el príncipe Carlos de Viana, a quien le correspondía el reino.
Política Exterior de los Reinos Peninsulares en los Siglos XIV y XV
Las Rutas Atlánticas Castellanas: Conquista de las Islas Canarias (Siglos XIV y XV)
Desde el siglo XIII se producía una mutación geográfica desde el Mediterráneo hacia el Atlántico debido a numerosos factores. La fachada marítima de Portugal y la costa atlántica de Andalucía ocupaban una posición estratégica de primera magnitud. En el transcurso del siglo XV, la Corona de Castilla fue protagonista de una expansión por la costa occidental de África. En esas actividades participaban los grandes linajes de la nobleza de Andalucía, como los Guzmán o los Ponce de León, a los que se les consideraba como «señores de la mar». En la costa atlántica de Andalucía había un abigarrado mundo de mareantes y de pescadores.
La Conquista de las Islas Canarias
Hacia finales del siglo XIII o, probablemente antes, se realizaron los primeros viajes a las Islas Canarias, organizados por comerciantes. Estos viajes hicieron que las Canarias fueran conocidas en la segunda mitad del siglo XIV. La conquista del Archipiélago duró cerca de un siglo. Algunos factores que contribuyeron a que se alargara tanto fueron la falta de medios económicos por parte de los conquistadores o la resistencia que ofrecieron algunas islas. Puede dividirse en dos fases la conquista de Canarias: una primera parte realizada por Jean de Béthencourt, quien sometió a las islas de Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro, posiblemente también La Gomera; y una segunda parte, bajo el reinado de los Reyes Católicos, con la conquista de Gran Canaria, La Palma y Tenerife.
La Expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo (Siglos XIV y XV)
Jaime I el Conquistador había ampliado la Corona de Aragón con los territorios de Valencia y Baleares, pero a mediados del siglo XIII la expansión se vio frenada por la conquista castellana de Murcia. A finales del siglo XIII, Aragón pasó a dominar Sicilia. En la primera mitad del siglo XIV, Jaime II conquistó la isla de Cerdeña y los Almogávares realizaron una expedición al Imperio Bizantino y conquistaron los ducados de Atenas y Neopatria. El coste económico de estas empresas forzó a los reyes de Aragón a pedir ayuda a la nobleza y al clero. Este es uno de los factores que explican que la monarquía aragonesa fuera una «monarquía pactista». En la primera mitad del siglo XV, con Alfonso V, se conquistó el Reino de Nápoles y trasladó su corte a Nápoles. La expansión supuso una importante actividad comercial. Se crearon Consulados catalanes en la Península Itálica, el Imperio Bizantino o el Norte de África. Barcelona exportaba hierro e importaba cereales y tejidos de Sicilia y Cerdeña, pieles y cuero del Norte de África.
Evolución Económica: Crisis Agraria y Demográfica de la Baja Edad Media (Siglos XIV y XV)
Los dos últimos siglos coincidieron con un periodo de crisis en toda Europa. Se pasó de una fase expansiva a otra marcada por el hambre, la peste, la guerra y los conflictos sociales. La primera mitad del siglo XIV registró ciclos de malas cosechas por las condiciones meteorológicas. Con ello, se rompió el equilibrio entre población y recursos, y se desencadenó una crisis de subsistencia.
Los Efectos Demográficos y Económicos de la Peste Negra (1348)
La peste era una enfermedad transmitida al hombre a través de la pulga de la rata. Esta epidemia se originó en Asia y llegó al Mar Negro, desde donde se difundió a toda Europa y a las riberas del Mediterráneo. A España llegó en 1348 y se extendió rápidamente; surgieron otros brotes más localizados durante toda la segunda mitad del siglo y gran parte de la centuria siguiente. Los efectos de la peste se multiplicaron al actuar sobre poblaciones muy debilitadas. Afectó más a las zonas litorales que a las regiones interiores, y más a las ciudades que al campo. Las consecuencias demográficas fueron grandes, entre las que destacamos: elevada mortalidad, movimientos de población del campo a la ciudad, despoblamiento de numerosos lugares y aumento de los precios y de los salarios.
Los Efectos de la Crisis en la Corona de Castilla
La crisis se manifestó en la crisis agraria de la primera mitad de siglo y la peste negra, a las que siguieron los efectos de la guerra civil y los conflictos sociales. Podemos distinguir dos fases:
- La crisis del siglo XIV: Se manifestó en la peste negra, a la que siguieron los efectos de la guerra civil y los conflictos sociales.
- La recuperación demográfica y económica del siglo XV: A pesar de la pervivencia de los conflictos sociales y del estallido de la segunda Guerra Civil. Durante este periodo, en Castilla, la ganadería trashumante ovina se impuso como principal actividad económica; los privilegios de la Mesta aumentaron notablemente; la artesanía entró en declive ante el descenso de la demanda; y el comercio castellano continuó creciendo.
Los Efectos de la Crisis en la Corona de Aragón
En la Corona de Aragón, la evolución fue diferente y se pueden distinguir tres fases:
- Una fase de crecimiento económico durante la primera mitad del siglo, basada en la expansión política y comercial por el Mediterráneo desde finales del siglo XIII.
- Una profunda crisis durante la segunda mitad del siglo XIV, cuyas causas fueron la peste negra, las tensiones sociales y las dificultades económicas, que afectaron a Cataluña principalmente.
- Una lenta recuperación a partir del siglo XV, excepto en Cataluña, cuya crisis se agudizó aún más.
Evolución Social: Las Tensiones Sociales en la Baja Edad Media (Siglos XIV y XV)
La crisis de la Baja Edad Media afectó a la nobleza y al clero por diferentes causas:
- La mortalidad provocada por la peste negra y los movimientos de población.
- El aumento general de los precios y de las manufacturas, que afectó sobre todo a la nobleza y al clero.
Ante las dificultades económicas, los señores trataron de recuperar sus pérdidas por diferentes medios: A la monarquía le usurparon tierras y prerrogativas, aprovechando sus momentos de debilidad. A los campesinos, endurecieron sus condiciones y adoptaron diversas estrategias según las zonas. En la Corona de Castilla, se extendió la práctica de arrendamientos cortos, y en Cataluña, para evitar la huida de los campesinos, los adscribían a la tierra como siervos y solo se les permitía abandonarla mediante la compra de su libertad.
Los Conflictos Antiseñoriales
- El conflicto de los Irmandiños en Galicia: Fue una sublevación de campesinos y pequeños nobles contra la alta nobleza.
- Los Payeses de Remensa en Cataluña: Desde 1348, los señores endurecieron las condiciones de los campesinos. La respuesta fue un movimiento de agitación campesina que se prolongó durante más de cien años, hasta la Sentencia Arbitral de Guadalupe de 1486.
- El antisemitismo: Sectores del pueblo llano odiaban a los judíos por su prosperidad económica en tiempos de crisis y por su relación con el impopular mundo de los préstamos y el dinero. A ello se le añadió la acusación de haber provocado la Peste Negra. El movimiento antisemita más importante se desencadenó en 1391: los ataques se iniciaron en Sevilla y se extendieron a toda Andalucía, Levante, Cataluña y parte de Castilla. Surgió la figura del converso.
- Conflictos urbanos: Los grupos sociales bajos se rebelaron contra los abusos de los nobles y los grandes mercaderes. El caso más destacado fue el enfrentamiento entre la Busca y la Biga en la ciudad de Barcelona, que terminó por integrarse en la guerra civil catalana de 1462.