La Guerra de la Independencia Española: Un Conflicto Complejo

La Guerra de la Independencia Española (1808-1814)

Contexto Histórico

La Guerra de la Independencia Española se desarrolló entre 1808 y 1813 como parte de las Guerras Napoleónicas que asolaron Europa a principios del siglo XIX. El conflicto tuvo sus raíces en la creciente dependencia de la política exterior española respecto a Francia, tras la derrota de las tropas españolas frente a los ejércitos revolucionarios franceses. La Paz de Basilea de 1795 y el Tratado de San Ildefonso de 1796 marcaron el inicio de esta dependencia.

El detonante inmediato de la guerra fue la firma del Tratado de Fontainebleau en 1807, que permitía a las tropas francesas atravesar España para ocupar Portugal, aliado de Inglaterra. Las tropas francesas aprovecharon la oportunidad para ocupar el territorio español, lo que provocó el Motín de Aranjuez y la abdicación del rey Carlos IV en su hijo Fernando VII. Napoleón Bonaparte aprovechó la crisis dinástica para obtener la corona española para su hermano José I.

Resistencia y Guerra de Guerrillas

La resistencia a la ocupación francesa se manifestó inicialmente en los sucesos del 2 de mayo de 1808 en Madrid. A pesar de la superioridad militar francesa, la resistencia española fue intensa, con ejemplos como la victoria en la batalla de Bailén en 1808 y la defensa de ciudades como Gerona y Zaragoza. Las guerrillas, con el apoyo popular y el conocimiento del terreno, se convirtieron en un verdadero problema para los franceses.

El Giro de la Guerra y el Retorno de Fernando VII

En 1812, la campaña de Rusia obligó a Napoleón a retirar tropas de España, lo que debilitó al ejército francés. Las tropas comandadas por el duque de Wellington iniciaron un contraataque desde Portugal, logrando importantes victorias. En 1813, las últimas tropas francesas abandonaron España y Napoleón se vio obligado a firmar el Tratado de Valençay, devolviendo el trono a Fernando VII.

Guerra Civil y Divisiones Ideológicas

La Guerra de la Independencia también tuvo características de guerra civil, ya que enfrentó a españoles en bandos opuestos. La oposición a las tropas napoleónicas fue mayoritaria, pero con intereses diversos. La nobleza y el clero buscaban el regreso de Fernando VII y el restablecimiento del Antiguo Régimen. Un sector minoritario, pero ilustrado, buscaba un modelo liberal basado en la soberanía nacional, la separación de poderes y las libertades individuales. Este sector aprovechó la convocatoria de las Cortes de Cádiz para implantar un régimen constitucional.

Los afrancesados, partidarios de José I, consideraban que la ocupación francesa era la única oportunidad para modernizar España. Al finalizar el conflicto, la mayoría de ellos tuvieron que exiliarse.

Legado

La Guerra de la Independencia Española tuvo un profundo impacto en la historia de España. Marcó el fin del Antiguo Régimen y el inicio de un período de inestabilidad política y social. La Constitución de 1812, aunque efímera, sentó las bases del liberalismo español. La guerra también fortaleció el sentimiento nacionalista y la identidad española.

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