La Monarquía en España durante el siglo XIX

1-Monarquía de Carlos IV

La monarquía de Carlos IV fue alejada del gobierno por los ministros ilustrados. Otorgó el poder a Manuel Godoy, un joven militar. Esta elección mostraba la desconfianza absoluta del monarca en el círculo nobiliario de la corte y el deseo de encontrar a alguien de confianza. En el momento en que Carlos IV declaró la guerra a Francia y fue derrotado, la política de España quedó subordinada a los intereses franceses. A partir de ese momento, las alianzas con Francia derivaron en un conflicto con Gran Bretaña, que quería mantener su dominio marítimo. En la batalla de Trafalgar, la flota franco-española fue derrotada y Carlos IV perdió la flota. Esto dio lugar a la crisis de la hacienda real y, ante esta situación, Godoy recurrió al endeudamiento y aumentó las contribuciones. Además, planteó reformas como la desamortización de tierras eclesiásticas. Sus medidas provocaron una amplia oposición de la nobleza, la iglesia y Fernando VII. La incapacidad de resolver este problema provocó tensiones y responsabilizaron a Godoy de la grave crisis.

Motín de Aranjuez

Godoy firmó un tratado con Napoleón que autorizaba a los ejércitos de Napoleón a entrar en España para atacar Portugal, aliado de Gran Bretaña. A cambio, los franceses debían pagar un futuro reparto de Portugal entre Francia y España. Los franceses atravesaron los Pirineos y ocuparon posiciones estratégicas como Barcelona, Vitoria y Madrid. El 18 de marzo de 1808, estalló un motín en Aranjuez que pretendía la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII. Los amotinados consiguieron sus objetivos, pero esto evidenció una profunda crisis en la monarquía. Carlos IV escribió a Napoleón para comunicar los eventos y reclamar su ayuda para recuperar el trono que le había arrebatado su propio hijo Fernando VII. El emperador reafirmó su opinión sobre la debilidad, la corrupción y la incapacidad de la monarquía española y decidió finalmente invadir España y ocupar el trono para anexar el país a su imperio.

Monarquía de José Bonaparte

Carlos IV y Fernando VII fueron convocados por Napoleón en Bayona y abdicaron sin resistencia. Napoleón nombró a su hermano José rey de España y convocó a las cortes para aprobar la constitución que acabaría con el Antiguo Régimen y ratificar a su hermano como José I. El nuevo código de Bayona reconocía la igualdad de los españoles ante la ley, los impuestos y los cargos públicos. José intentó llevar a cabo una experiencia reformista, pretendiendo la liquidación del Antiguo Régimen. La desamortización de tierras de la Iglesia y la desvinculación de las primogenituras y las tierras en manos muertas fueron algunas de las medidas tomadas.

Revuelta popular y formación de juntas

El 2 de mayo de 1808, el resto de la familia real aún estaba en el palacio preparándose para marchar a Bayona, donde creían que Napoleón los tenía secuestrados. Una multitud se congregó frente al palacio para impedirles salir y se levantaron de manera espontánea contra la presencia francesa. La revuelta fue reprimida por el general Murat. En algunas ciudades, la población se alzó contra la invasión francesa y surgieron juntas de armamento y defensa. Estas juntas fueron en primer lugar locales, formadas por personalidades del pueblo partidarias de Fernando VII. Las necesidades de coordinación dieron lugar a las juntas provinciales, que asumieron la soberanía en ausencia del rey, declararon la guerra a Napoleón y buscaron el apoyo de Gran Bretaña. Las juntas enviaron representantes a Aranjuez para formar una junta suprema central, que coordinaría la lucha y dirigiría el país. Ante el avance francés, la junta abandonó Sevilla y se refugió en Cádiz, la única ciudad que resistía al asedio francés.

La resistencia: asedios y guerrillas

Napoleón creía que la invasión sería rápida, pero la resistencia de ciudades como Gerona y Zaragoza, sometidas a los asedios de las tropas francesas, impidió su avance. Además, la derrota de los franceses en Bruc y Bailén impidió la conquista de Andalucía y forzó a José a abandonar Madrid. Napoleón se desplazó a España para dirigir la contraofensiva, que logró en 4 semanas, y su hermano volvió a incorporarse a Madrid. Como el ejército tradicional español no podía vencer a los franceses, se creó una modalidad de lucha armada espontánea y popular: las guerrillas. Sus miembros eran campesinos, artesanos y estudiantes. Las guerrillas hostigaban al ejército francés con sorpresas, destruyendo instalaciones, interfiriendo en los movimientos y asaltando los convoyes de abastecimiento. Napoleón inició una campaña sobre Rusia en 1812, lo que le obligó a retirar tropas de la península. Las tropas españolas, con el apoyo de las guerrillas y del general Wellington, lograron la victoria de Arapiles. José abandonó Madrid y la ciudad fue tomada por Wellington. Napoleón fue despedido y se llegó a un acuerdo para poner fin al conflicto y permitir el regreso de Fernando VII (tratado de Valençay).

Actitudes sociales, políticas e ideológicas

Una minoría de españoles, calificados como afrancesados (funcionarios, intelectuales, parte alta de la nobleza), colaboraron con la monarquía de José. Se sentían vinculados con el programa reformista y abogaban por un poder fuerte para modernizar España. El grueso de la población se conoce como frente patriótico, los que se opusieron a la invasión. La mayor parte del clero y la nobleza buscaba la vuelta del absolutismo bajo la monarquía de Fernando VII, defendían la tradición y la religión y rechazaban cualquier cambio social. Algunos ilustrados creían que con la vuelta de Fernando VII se podría emprender un programa de reformas y modernización del país en el marco del Antiguo Régimen. Los liberales (burgueses, profesionales) veían en la guerra la oportunidad de hacer un cambio en el sistema político, implantando en España un sistema político liberal.

Convocatoria de las Cortes

La junta suprema central mostró incapacidad para dirigir la guerra y decidió disolverse. Pero antes inició un proceso de convocatoria de cortes para que los representantes de la nación decidieran sobre su organización y destino. Mientras se reunían las cortes, se mantuvo una regencia formada por cinco miembros. También se organizó una consulta en el país a través de los ayuntamientos sobre las reformas que debían llevar a cabo las cortes. El proceso de elección de diputados fue difícil debido al estado de guerra. La influencia liberal de la ciudad influyó en el hecho de que algunos elegidos simpatizaban con estas ideas. Las cortes se abrieron en 1810 y el sector liberal logró su primer triunfo al forzar la formación de una cámara única. En la primera sesión se aprobó el principio de soberanía nacional, reconociendo que el poder reside en el conjunto de los ciudadanos, representados en las cortes.

Constitución de 1812

La constitución contiene una declaración de derechos del ciudadano: libertad de pensamiento y de opinión, igualdad de los españoles ante la ley, derecho de petición, libertad de prensa, derecho de propiedad y el reconocimiento de todos los derechos legítimos de los individuos que componen la nación española. La nación se define como el conjunto de todos los ciudadanos de ambos hemisferios: peninsulares y colonias americanas. La estructura del Estado corresponde a una monarquía limitada, basada en la división de poderes y no en el derecho divino. El poder legislativo elabora las leyes, aprueba los presupuestos y los tratados internacionales, entre otras funciones. El sufragio es universal masculino indirecto, el monarca es el jefe del poder ejecutivo y posee la dirección del gobierno, interviniendo en la elaboración de las leyes. La administración de justicia es responsabilidad exclusiva de los tribunales, que establecen los principios básicos de un estado de derecho.

Acción legislativa de las Cortes

Las Cortes de Cádiz aprobaron una serie de leyes y decretos para eliminar el Antiguo Régimen y ordenar el Estado como un régimen liberal. Se procedió a la supresión de los señoríos jurisdiccionales, transformando los territoriales en propiedades privadas de los señores. También se decretó la eliminación de los mayorazgos y la desamortización de tierras comunales, con el objetivo de recaudar capitales para amortizar la deuda política. Se votó la abolición de la Inquisición, con una fuerte oposición de los absolutistas y el clero, y se garantizó la libertad de imprenta. Finalmente, hay que destacar la libertad de trabajo, la abolición de los gremios y la unificación del mercado. Este primer liberalismo marcó las líneas básicas de la modernización de España. Los legisladores de Cádiz aprovecharon la situación revolucionaria creada por la guerra para elaborar un marco legislativo mucho más avanzado de lo que hubiera sido posible en una situación normal. La vuelta de Fernando VII frustró la experiencia liberal y condujo a la vuelta del absolutismo.

Restauración del absolutismo

Fernando VII temió enfrentarse a aquellos que durante seis años habían resistido al invasor, y atacó las condiciones de los liberales para aceptar un nuevo marco político. Pero los absolutistas sabían que la vuelta del monarca era su mejor oportunidad para deshacer todo lo que se había hecho en Cádiz y volver al Antiguo Régimen. Fernando VII, influenciado por su esposa María Cristina, promulgó la Pragmática Sanción que abría el camino al trono a su hija Isabel. Los llamados carlistas se negaron a aceptar la nueva situación y presionaron al monarca para que reinstaurara la ley sálica, lo que beneficiaba como candidato al trono a su hermano Carlos María Isidro. Al volver del príncipe Carlos, se agruparon las fuerzas más partidarias del Antiguo Régimen y opuestas a cualquier forma de liberalismo. María Cristina, nombrada regente durante la enfermedad del rey, formó un nuevo gobierno de carácter reformista, decretó una amnistía que supuso el retorno de 100,000 exiliados liberales y se preparó para enfrentarse a los carlistas. En 1833, Fernando VII murió confirmando en su testamento a su hija de tres años de edad como heredera del trono y nombrando a María Cristina como regente hasta la mayoría de Isabel. El príncipe Carlos se proclamó rey y se inició una insurrección absolutista en el norte de España. Comenzaba la primera guerra carlista.

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