La Restauración Absolutista en España: El Retorno de Fernando VII

La España de 1814

En 1814, España había experimentado un profundo cambio tras seis años de guerra contra la ocupación francesa. El país había abandonado el absolutismo y se había abierto a nuevas ideas europeas. La Constitución de Cádiz había sentado las bases del movimiento liberal, pero la economía estaba en ruinas debido a la guerra y a los problemas de emancipación en América.

El Retorno de Fernando VII

Tras el Tratado de Valençay, Fernando VII regresó a España. Cauteloso, prefirió tantear el terreno antes de tomar decisiones. Sabía que la guerra había tenido un profundo impacto y se aferraba al absolutismo en el que había sido educado. Su entrada en España se produjo por el Levante, llegando hasta Valencia.

Mientras tanto, en Madrid, cada facción esperaba algo diferente del rey. Los liberales esperaban un reconocimiento de sus sacrificios y una apertura a la Constitución, mientras que los absolutistas deseaban un retorno al pasado, con un poder absoluto del rey y privilegios para la nobleza.

La Restauración Absolutista

Fernando VII defraudó a todos. Tras un golpe de Estado en Valencia, apoyado por los generales Elio y Eguía, declaró nula la Constitución de 1812 mediante el Real Decreto del 4 de mayo de 1814. España entró en un periodo conocido como Restauración Absoluta, volviendo a los postulados anteriores a la ocupación francesa.

Los liberales fueron reprimidos, encarcelados y deportados. Se restablecieron la Inquisición, la Compañía de Jesús, la Mesta y el régimen señorial. Los privilegios de la nobleza y el clero fueron restaurados, y solo se mantuvo la abolición de la tortura.

Fernando VII gobernó con una camarilla de amigos, desconfiando incluso de ellos. Defraudó a parte de la nobleza que esperaba contar con su apoyo.

La Represión

fue contundente, a los oficiales del ejército que procedían de las capas populares (guerrilleros incluidos), les vetaron los ascensos, les redujeron la paga (ya no estaban en guerra y había demasiados oficiales) y les dieron destinos imposibles.
España se convirtió en un estado policial, donde el liberalismo fue perseguido, los afrancesados fueron perseguidos y todo opositor a Fernando VII fue perseguido.
Esto motivó la aparición de sociedades secretas y una serie de pronunciamientos de oficiales liberales, Espoz y Mina en Navarra, que fracasó y tuvo que salir del país; Porlier en Galicia y Laçy en Barcelona, ambos fracasaron y fueron arrestados e inmediatamente ajusticiados. Por cierto que el encargado de derrotar a Laçy fue el General Castaños, absolutista convencido y nuestro héroe de Bailén

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