Porque Rusia decide retirarse de la primera Guerra Mundial en 1918

Tema12


El desastre del 98 sumíó a la sociedad y al Gobierno español es un estado de frustración del que  no se saldría durante el primer tercio del Siglo XX. Tres grandes crisis nos hablan del grado de  descomposición imperante durante el reinado de Alfonso XIII: dos motivadas por motivos  coloniales, la Semana Trágica (1909) y el desastre de Annual (1921), y una político-social, la crisis  de 1917.

1.1. Proyectos de regeneracionismo político (1902-1912)

Tras la muerte de Sagasta en 1903, la tendencia de los gobiernos españoles fue la de intentar  aplicar reformas regeneracionistas. Entre 1902 y 1907, la disputa interna entre los partidos y los  numerosos cambios de gobierno dieron lugar a una gran inestabilidad. Además, se define un  fenómeno básico del periodo: el militarismo. El nacionalismo catalán cobró una mayor fuerza, acusándolo el estamento militar de separatista.  El detonante fue la publicación de una portada antimilitarista por el semanario ¡Cu-Cut!, que  provocó el ataque directo a sus sedes por 300 militares. El descontento militar llevó a exigir al  Gobierno una Ley de jurisdicciones (1906), lo que provocaría la uníón de los catalanistas alrededor  de Solidaritat Catalana, casi desapareciendo los partidos Liberal y Conservador de Cataluña. Tras estos primeros años se ponen en marcha dos verdaderos proyectos regeneracionistas. El  primero lo desarrolla el consevador Maura, la “revolución desde arriba”. Emprendíó una serie de medidas de inversión pública mediante la Ley de Protección de la Industria Nacional y un plan de  reconstrucción naval. En política social, creó el Instituto Nacional de Previsión, reguló el descanso  dominical y la jornada laboral de mujeres y niños y promulgó una Ley de huelgas. Asimismo,  pretendíó atraer a la masa neutra del país hacia la política con la nueva Ley electoral en 1907.  Destaca su Ley de Administración Local, un primer paso para un autogobierno local. El segundo proyecto es el del liberal Canalejas (1910-1912). Suprimíó los consumos, establecíó  el servicio militar obligatorio en tiempo de guerra, eliminó las exenciones a quintas y promulgó la  “ley del candado” para combatir el problema religioso. Obtiene su mayor éxito con la Ley de  Mancomunidades, aprobada por el Congreso en 1912. Su asesinato en 1912 sumíó a los partidos  dinásticos en una permanente crisis.

1.2. La guerra de Marruecos y la Semana Trágica

El gran condicionante de este periodo lo marca la política exterior española. Tras el “desastre  del 98”, la actuación exterior se orientó hacia el norte de África. El Tratado de 1904, La Conferencia  de Algeciras (1906) y el Tratado Hispano-francés (1912) otorgan a España la zona del Rif, al norte  de Marruecos. A la oportunidad militar de recuperar el honor perdido y los beneficios económicos,  se opone el rechazo de una nueva guerra colonial por la izquierda antiimperialista. Ciertamente,  provocaría la primera grave crisis del periodo: la Semana Trágica de 1909. La derrota del Barranco del Lobo (1909) conduce a llamar a la primera reserva. El embarque de  las tropas hacia Marruecos en Barcelona el 18 de Julio de 1909 hace estallar el conflicto: la  “Semana Trágica”, de carácter anticlerical y antimilitarista, y protagonizada por anarquistas,  republicanos y socialistas. Fue el estallido de todas las tensiones sociales acumuladas: se hizo una huelga de tranvías y  se quemaron Iglesias, entre otros actos. Las autoridades declarando el estado de guerra y las  tropas salieron a la calle, causando heridos y muertos. La dura represión de Maura, sobre todo  contra el pedagogo y anarquista Ferrer, le ocasionaron numerosas críticas internacionales y  provocaron su dimisión.

1.3. Fortalecimiento de la oposición y crecimiento del movimiento obrero

Mientras tanto, la  oposición fue renovando su ideario, adaptándose a la sociedad de masas (sindicatos). En primer lugar, el republicanismo luchó por la democratización de la política. Es la principal  fuerza de oposición, a pesar de encontrarse fragmentado en dos ideologías: – Moderada y  reformista de Salmerón (Uníón Republicana) y Melquíades Álvarez (Partido Reformista en 1912). – Radical de Lerroux, de carácter anticatalanista, anticlerical y revolucionario. Lo más  revelante tras la Semana Trágica es la coalición republicano-socialista. En cuanto a los nacionalismos, sobresale el catalanismo, dominado por la Lliga Regionalista de  Prat de la Riba y Cambó, y el Centre Nacionalista República, representante de la izquierda. La Ley  de Jurisdicciones (1906) y la Solidaritat Catalana (1907), representan el triunfo del catalanismo  sobre el militarismo. Culmina su éxito con la concesión de la Mancomunidad de Cataluña (1914). Por su parte, el nacionalismo vasco amplia sus bases con un PNV más moderado. No destaca  ningún otro nacionalimo. Paralelamente a la crisis política, se produce un crecimiento económico, que no alteró la pobreza  de la mayor parte de la población, creciendo así el movimiento obrero. Se organizó a través de dos  ideologías, reflejadas en los dos principales sindicatos: – Socialismo (UGT). Tuvo un crecimiento estable (Madrid, norte de España) y una evolución  hacia el reformismo. Su dirigente Largo Caballero participó en la Comisión de Reformas Sociales y apoyó la coalición socialista-republicana. En 1921, se desgajará el PCE del PSOE. – Anarquismo. Prolifera en Cataluña. La CNT (1910) una sus dos tendencias (sindicalista e  insurreccional) mediante el siguiente ideario: necesidad de la unidad sindical entre trabajadores,  derribo del capitalismo e independencia del proletariado.

2. La crisis del Parlamentarismo (1914-1923)

El fracaso de los proyectos regeneracionistas, así como la fuerte oposición política, conduce a  la Crisis del Parlamentarismo. Encuentra sus motivos más inmediatos en el impacto de la Primera  Guerra Mundial, su posterior depresión económica y el triunfo de la revolución bolchevique en  Rusia. 

2.1. El impacto de la Primera Guerra Mundial

 El estallido de la Primera Guerra Mundial fue seguido de una declaración de neutralidad del  Gobierno Español. Sin embargo, no impidió la separación entre aliadófilos (progresistas y  democráticos) y Germánófilos (conservadores). La neutralidad favorecíó la expansión económica. Los pedidos de los beligerantes aumentaron  el comercio y la industria; el crónico déficit comercial es sustituido por un balance positivo. Pero no se aprovechó la situación: en vez de modernizar la industria, se optó por  el beneficio inmediato. Por el contrario, la agricultura se ve perjudicada, igual que el sector obrero:  a la subida de precios, se opone un congelamiento de los salarios.

2.2. La crisis de 1917

Comienza entonces la crisis de 1917, segunda gran crisis del periodo. Sus antecedentes se  hallan en la pésima labor de los gobiernos entre 1914-17, ya que no supieron afrontar la situación  de crisis política y económica, llegando a cerrar las Cortes. La crisis de 1917 se manifiesta a 


tres  niveles: – Crisis militar. Al exceso de oficialidad, la politización del ejército y la interminable Guerra de  Marruecos, se suma en 1917, el bajo sueldo de los militares, el establecimiento de unas pruebas  de aptitud y la reintroducción de los ascensos por méritos de guerra. El ejército se introduce en  la vida civil: en Barcelona, se formaron Juntas de Defensa, para pedir el aumento de salarios, la  retirada de los ascensos por mérito de guerra y un mayor respeto para el Ejéricito. El Gobierno decidíó legalizar las Juntas, atrayendo al ejército hacia la Monarquía. La Ley del Ejército de 1918  conllevó la subida de los sueldos y la regulación de los ascensos. – Crisis política. Desde Febrero de 1917 las Cortes estaban cerradas, reclamando la oposición  su reapertura. Así, Cambó, líder de la Lliga, convocó a los diputados a una Asamblea Nacional  de Parlamentarios para exigir un cambio de gobierno y una convocatoria a Cortes  Constituyentes. El Gobierno, valíéndose del miedo a la huelga general, disolvíó la Asamblea,  tachándola de separatista. – Crisis social. CNT y UGT, ante la negativa del gobierno de contener los precios, convocaron  una huelga general en Agosto de 1917, secundada por minería, metalurgia y grandes fábricas.  El Gobierno sacó las tropas a la calle, causando 80 muertos y más de 2000 detenidos. El intento  del Comité de Huelga de encauzar la protesta por vías pacíficas fracasó. 

3. La descomposición del sistema (1917-1923)

Tras la crisis de 1917, la negativa de los partidos dinásticos a renovar el derrumbado sistema  político llevó, a partir de 1917, a la creación de gobiernos de concentración. Las diferencias entre  coaligados impidieron su éxito. 

3.1. Conflictividad social, pistolerismo y el trienio bolchevique

 La crisis de la posguerra y la revolución rusa favorecieron el crecimiento de los sindicatos y su  radicalización. CNT crecíó de forma espectacular y, tras el Congreso de Sants (1918), creó los Sindicatos Únicos. Por otra parte, proliferaron las organizaciones patronales enfrentadas a CNT  como Sindicatos Libres. Así, comienza una guerra social entre patronal y obreros, que dio paso a una época  de pistolerismo, huelgas y cierre de empresas. Destaca la huelga de La Canadiense (electricidad).  Ello la represión militar y de terrorismo policial con la Ley de Fugas. En Andalucía, se da el “trienio bolchevique” (1918-1921), fomentando los anarquistas las revueltas campesinas. En respuesta, el gobierno declaró el estado de guerra. 

3.3. El desastre de Annual y sus consecuencias

En relación al problema marroquí, la guerra colonial sólo era apoyada por el ejército africanista,  vinculado a la Corona. Al éxito del general Berenguer en la parte occidental, le sigue el fracaso del general Silvestre: realizó una rápida estrategia, dejando desprotegida  la retaguardia. Abd-el-Krim aprovechó esta situación para masacrar al ejército  español, saldándose el conflicto con cerca de 10000 muertos. Esto daría lugar a la tercera grave  crisis del periodo, el desastre de Annual (1921). Entre sus consecuencias, además de la indignación pública y la conflictividad social.  Tras el desastre de Annual, el edificio monárquico estaba prácticamente destruido, lo que  favorecería el Golpe de Estado de Primo de Rivera.

4. La dictadura de Primo de Rivera (1923-1931

El 13 de Septiembre de 1923, Primo de Rivera, apoyado por Alfonso XIII, dio un Golpe de Estado  en Barcelona, convirtiéndose España en una dictadura. En su Manifiesto inaugural, Primo de Rivera se perfiló como un “cirujano de hierro”, con  ambiciosos proyectos regeneracionistas. Justificó el golpe como un remedio a la grave crisis  política de España, pero no hay que olvidar la fuerte tensión social y la democracia hacia la que  estaban evolucionando los gobiernos de transición.

.4.1. El Directorio militar (1923-1925)

Una vez derrocado el gobierno, Primo de Rivera gobierna, siendo asesorado por un Directorio  militar de oficiales del ejército que sometía sus decisiones al Rey. Así, se disolvieron las Cortes y se suspendíó la Constitución de 1876, como medio para eliminar a los partidos políticos. Asimismo,  se fomentó el centralismo: los gobernadores civiles fueron sustituidos por personal militar, se  crearon Juntas municipales y Calvo Sotelo elaboró un Estatuto Municipal y un Estatuto Provincial. Para redondear el control gubernamental, nacíó la Uníón Patriótica (UP). En relación al colonialismo, se pone fin a la Guerra de Marruecos. En 1924, la presión de los africanistas llevó a  Primo de Rivera a preparar un Ejército, que coordinado al francés, desembarcó en Alhucemas en  Septiembre de 1925 y derrotó a Abd-el-Krim.

4.2. El Directorio Civil (1925-1930)

 En Diciembre de 1925, Primo de Rivera sustituyó el Directorio Militar por un Directorio Civil. A  través de una Asamblea Nacional Consultiva (1929), comienza la institucionalización de la  Dictadura y la elaboración de una nueva Constitución, que fracasó. El intento de perpetuación de  Primo de Rivera falló. En economía, la dictadura se benefició de la buena coyuntura de los felices años veinte. Se  fomentó la impulsaron la industria y las infraestructuras: nueva red de ferrocarriles y carreteras, Decreto de Protección de la Industria Nacional y concesión de grandes monopolios (Telefónica,…). Por el contrario, el mundo agrario siguió en manos de grandes propietarios. El  balance positivo lo aporta la creación de las Confederaciones Hidrográficas, que mejoraron el  regadío. En política social, la Organizativa Corporativa Nacional, a través de Comités Paritarios regula los  conflictos laborales. Finalmente, aprueba el Código de Trabajo, que reglamentó los salarios y de  las condiciones de trabajo. En resumen, se promueve una economía y una sociedad más  homogeneizada. 

4.3. La oposición a la dictadura

La dictadura tuvo que hacer frente a una dura oposición. Mientras que los antiguos partidos del  turno criticaron la excesiva duración del régimen, los republicanos elaboran estrategias  insurreccionales (sanjuanada de 1926) y se asocian mediante la Alianza Republicana. Los  estudiantes crean el sindicato FUE y realizan protestas estudiantiles. El catalanismo (Lliga  Regionalista y Estat Catalá) se distancia de la dictadura por la supresión de la Mancomunidad de  Cataluña. A su vez, la CNT crea la FAI (1927) y los socialistas apoyan la República. La creciente oposición llevó a Primo de Rivera a dimitir en Enero de 1930. El general Berenguer le relevó, con la misión de celebrar unas elecciones. La oposición se organiza mediante el Pacto  de San Sebastián (1930): constitucionalistas, republicanos, catalanistas y socialistas apoyan la  República, quedando excluidos CNT y otras fuerzas obreras. El intento de insurrección militar de  Galán y Hernández fracasó en Jaca. El almirante Aznar relevó a Berenguer, que realizó las elecciones: aunque había más diputados  monárquicos, los republicanos ganaron en las capitales de provincia. Aznar diría que “el país se  acostó monárquico y se levantó republicano”. La suerte estaba echada para Alfonso XIII: el día 13,  tras conocerse los resultados electorales, miles de personas salieron a la calle a la voz de ¡Viva la  República!

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