1. La Segunda Revolución Industrial: Innovación y Transformación Económica
1.1. El Petróleo y el Motor de Combustión Interna
Hasta mediados del siglo XIX, el petróleo se había utilizado tan solo como aislante en el revestimiento de barcos. Posteriormente, se empleó como combustible para las lámparas de alumbrado, un uso que antes se daba al carbón de pizarra. Solamente cuando se pusieron en explotación los yacimientos naturales de petróleo, su importancia creció enormemente. Además, su refinado por destilación permitió obtener cuatro tipos de componentes: la gasolina, el queroseno, el gasoil y el fueloil. El proceso de desarrollo del motor de combustión interna fue largo:
- Los primeros motores de combustión interna funcionaban con gas de hulla y no fueron competitivos hasta 1876.
- Posteriormente, el triunfo de los derivados del petróleo dio lugar al nacimiento de diversos motores de aceite pesado, cuyos resultados fueron insuficientes hasta que Rudolf Diesel inventó el motor de gasoil (1892). Dicho motor unía a su gran potencia el bajo coste del combustible.
- Por último, la gasolina apareció como la solución ideal para el transporte ligero por carretera, necesitado de motores de poco peso y muy revolucionados. El primer motor de gasolina de rendimiento aceptable fue construido por Gottlieb Daimler (1885). Sin embargo, fue Karl Benz el primero en aplicar dicho motor al automóvil en 1893.
1.2. La Nueva Metalurgia
El descubrimiento, a partir de 1850, de nuevas aleaciones metálicas revolucionó la tecnología industrial. Los avances más destacados fueron los siguientes:
- El Acero: Este producto se había mantenido hasta mediados del siglo XIX con una fabricación limitada debido a su alto precio y a lo laborioso de su obtención. Pero el panorama cambió con la invención del convertidor Bessemer (1855), que permitió abaratar los costes y aumentar la producción de manera espectacular. Además, por este procedimiento se pudo obtener un acero más flexible y de mayor calidad, permitiendo explotar el hierro rico en fósforo de aquellos yacimientos.
- El Níquel: Este metal adquirió gran importancia por su aleación con el acero (acero inoxidable) y con el cobre (alpaca).
- El Aluminio: Es el metal por excelencia de la Segunda Revolución Industrial debido a su poco peso y a su resistencia a la oxidación. El aluminio no llegó a producirse a escala industrial hasta 1886, cuando su obtención por medio de la electrólisis abarató sensiblemente los costes.
1.3. La Industria Química
El gran desarrollo de la industria química se basó en los siguientes productos:
- Sosa Cáustica: La sosa cáustica se utilizó para fabricar jabón y detergentes, siendo también muy solicitada por la industria textil y papelera para blanquear sus productos.
- Los Colorantes Artificiales: Estos sustituyeron a los tradicionales colorantes vegetales y se obtienen a partir del alquitrán y el benceno. La gran demanda de tintes estimuló las investigaciones de los químicos.
- Hasta mediados del siglo XIX, el único explosivo conocido para fines militares era la pólvora. Con posterioridad, se descubrieron la nitroglicerina y la dinamita.
- Los Abonos Químicos: La demanda de fertilizantes por parte de la agricultura favoreció el descubrimiento de fertilizantes sintéticos, destacando los superfosfatos y los nitratos sódicos.
1.4. El Capitalismo Financiero: Concentración y Fusión
A raíz de las elevadas inversiones que se necesitaban para crear una empresa industrial, la autofinanciación ya no era posible y los empresarios debían buscar recursos externos. A esto hay que añadir que, en épocas de crisis, el aumento de la competencia no dejó a las pequeñas empresas más salida que el cierre o la fusión con otras de mayor tamaño. Es lo que se conoce como concentración empresarial. Las dos formas de concentración más usuales fueron el cártel y el trust.
1.4.1. Formas de Concentración Empresarial
- A) El Cártel: Consiste en la asociación de varias empresas dedicadas a la fabricación de un mismo producto con la finalidad de eliminar la competencia en el mercado y conseguir un mayor beneficio, pero sin perder su independencia.
- B) El Trust: Es el resultado de la fusión de diversas empresas dedicadas a actividades diferentes, pero complementarias que, al fusionarse, pierden su independencia y pasan a tener una directiva común.
Del mismo modo que las empresas, también los bancos experimentaron un proceso de concentración, llegando a formarse poderosos grupos bancarios de ámbito internacional.
El hecho es que, al concentrarse las empresas, estas necesitaban cada vez mayores capitales y, a su vez, los bancos que aportaban esas grandes sumas querían intervenir en la marcha de aquellas industrias en las que habían arriesgado sus capitales. Paralelamente, los industriales querían estar representados en esos bancos con el fin de controlar las inversiones. En resumen, de esa fusión entre el capital industrial y el bancario nacerá el capitalismo financiero.
2. Movimientos Obreros y Pensamiento Social en el Siglo XIX
2.1. El Ludismo: La Resistencia Inicial a la Maquinaria
En un primer momento, la acción de los trabajadores se dirigió contra los instrumentos de producción a los que consideraban responsables del paro y de los bajos salarios. Esta primera forma de lucha obrera consistió en la destrucción o incendio de máquinas y establecimientos industriales, y tomó el nombre de un imaginario Capitán Ludd que firmaba cartas intimidatorias dirigidas a los propietarios de las máquinas.
De este modo, la lucha contra la máquina llegó a ser una manera de defender el puesto de trabajo, ya que el mayor perfeccionamiento de la maquinaria iba sustituyendo progresivamente a la mano de obra, y cada vez se necesitaban menos operarios para realizar las tareas. El Movimiento Ludista se inició en Inglaterra a comienzos del siglo XIX, extendiéndose posteriormente por toda Europa. Los distintos gobiernos reaccionaron con leyes durísimas que condenaban a los destructores incluso a la pena de muerte. Sin embargo, el Ludismo tuvo una vida relativamente corta, ya que los dirigentes obreros pronto situaron su acción en el terreno político.
2.2. El Cartismo Británico: La Lucha por la Reforma Política
El fenómeno del Cartismo surgió cuando algunos líderes obreros británicos se decidieron por la lucha política parlamentaria, pero esto solo era posible obteniendo antes el Sufragio Universal. Fue en 1838 cuando algunos obreros londinenses, apoyados por miembros radicales del Parlamento reunidos en la Asociación de Trabajadores de Londres, publicaron la Carta del Pueblo. En esta se recogían las siguientes peticiones:
- Sufragio Universal
- Renovación anual del Parlamento
- Pago de un sueldo a los parlamentarios a cargo del Estado
- Creación de distritos electorales iguales
- Derecho a ser elegido parlamentario sin tener que acreditar la condición de propietario
Estas peticiones no fueron aceptadas por el Gobierno, pero la Asociación se amplió integrando a diversos dirigentes en el movimiento que a partir de entonces se denominó “Cartismo”.
Entre los dirigentes del Cartismo los habrá moderados como Owen y Lovett, o radicales como O’Connor. Estos últimos se inclinarán por las huelgas y manifestaciones violentas. Lo cierto es que, al imponerse en 1839 las posturas de los radicales, la represión del Gobierno fue dura y el Movimiento Cartista decayó.
En 1842, más de 3 millones de firmas reclamaron las libertades esenciales, pero el Parlamento Británico respondió proclamando que el Sufragio Universal es incompatible con la propiedad privada y con la civilización.
Más tarde, las Revoluciones de 1848 proporcionaron una tercera petición. Sin embargo, ante el fracaso de esta y la mejora del nivel de vida de los trabajadores, el Movimiento Cartista se apagó.
2.3. Los Socialistas Utópicos: Proyectos de Sociedades Ideales
Francia, industrializada más tardíamente que Inglaterra, poseía un proletariado menos numeroso y no pudo aportar a los movimientos sociales un sindicalismo temprano. La contribución francesa al pensamiento social se produjo a través de una serie de intelectuales que reflexionaron sobre las contradicciones de la industrialización y formularon soluciones ideales, o incluso intentaron experiencias de nuevos modelos de sociedad.
En cuanto a la elaboración de una ideología más o menos homogénea, es evidente que no existen demasiados elementos comunes entre los socialistas utópicos. En cualquier caso, podemos destacar los siguientes puntos:
- Frente a la lucha de clases, defendían ideas de concordia, muy en consonancia con los principios racionalistas y filantrópicos de la Ilustración que, aplicados al mundo real, debían conducir a una sociedad sin conflictos.
- En lo referente al cambio social, no lo concebían como el resultado de la capacidad revolucionaria del proletariado, sino como consecuencia del convencimiento progresivo de la burguesía sobre la necesidad de cambio.
- Finalmente, los socialistas utópicos parecían prestar más atención a los proyectos que a los medios para llevarlos a cabo.
Entre los modelos de nueva sociedad que intentaron construir los utópicos destacan los falansterios de Charles Fourier. Se trataba de pequeñas poblaciones de 1600 personas donde las distintas tareas se distribuían alternativamente y los instrumentos de producción eran comunes, aunque respetando la propiedad privada familiar. En estos falansterios cada miembro trabajaría sin ambición y sería remunerado según sus aptitudes.
Otro socialista utópico, Cabet, describió en su obra un país donde se realizaba el sueño comunista de una completa igualdad social, aboliendo incluso la propiedad privada de los bienes de consumo. También los Talleres Nacionales, creados por Louis Blanc durante la Revolución de 1848 en Francia, pueden ser incluidos dentro de las experiencias del socialismo utópico.
2.4. El Marxismo: El Socialismo Científico
La incapacidad del Socialismo Utópico para crear una sociedad ideal y el fracaso de la Revolución de 1848 impulsaron a algunos pensadores a formular un conjunto de teorías que constituyen el denominado Socialismo Científico o Marxismo. Su principal ideólogo fue Karl Marx. Este pensador expuso conjuntamente con Engels en el Manifiesto Comunista sus ideas clave. Dichas ideas eran las siguientes:
2.4.1. Ideas Clave del Marxismo
- El Materialismo Histórico: Según Marx, un cambio en la economía provoca modificaciones en la estructura social. A lo largo de la historia se han ido sucediendo distintos modos de producción y añade que los cambios de época se han producido al modificarse los modos de producción. Precisamente por considerar la economía como la base de la sociedad, las tesis marxistas se conocen con el nombre de Materialismo Histórico.
- La Lucha de Clases: Marx considera que, a lo largo de la historia, el poder y la prosperidad han sido acaparados siempre por la clase dominante, que es la que posee los medios de producción. En el siglo XIX, esa clase es la burguesía, mientras que la clase sometida es el proletariado. Para Marx, ambos grupos están enfrentados en lo que él denomina lucha de clases, el auténtico motor de la historia.
- La Dictadura del Proletariado: La conquista del poder del Estado por los trabajadores sería el objetivo a alcanzar. Así, el triunfo de los proletarios, tras producirse este, daría paso a un periodo político de transición (la Dictadura del Proletariado) durante el cual se desmontaría el sistema capitalista.
- La Sociedad Comunista: Marx vaticina que a la última fase en la transformación de la sociedad se llegaría tras la colectivización de los medios de producción. De este modo, una vez privada la burguesía de su poder económico, desaparecerían las diferencias de clase y el Estado quedaría reducido a un simple instrumento administrativo al servicio de la sociedad.
- La Teoría del Valor y la Plusvalía: Según Marx, el obrero, desde los inicios de la industrialización, nunca recibió el valor total de su trabajo, ya que el empresario se apropiaba de una parte del mismo. A esa cantidad de trabajo no pagado al obrero, de la que se apropia el empresario acumulando cada vez más capital, es a lo que Marx denomina plusvalía.
2.5. El Anarquismo: La Búsqueda de la Libertad Individual
El Anarquismo es una corriente filosófica que reivindica el máximo de libertad para el individuo. Se trata de un movimiento menos homogéneo que el marxismo, aunque podemos señalar algunas ideas básicas en las que coinciden sus principales figuras (Bakunin, Proudhon, Kropotkin) que son las siguientes:
2.5.1. Principios Fundamentales del Anarquismo
- La Oposición al Estado y a Cualquier Forma de Poder: Los anarquistas parten del principio de que todo poder corrompe, ya que la autoridad supone la primacía de un individuo sobre el resto, y esto está en contradicción con la libertad del ser humano. Así, los anarquistas están en contra del Estado, la Iglesia, el ejército y cualquier otra institución que limite la libertad. Pero, a diferencia del marxismo, no están interesados en la conquista del poder del Estado, sino en destruirlo. Para ellos, la sociedad podía y debía organizarse sin la autoridad del Estado.
- El Rechazo a la Propiedad Privada de los Medios de Producción: El anarquismo es partidario de la abolición de la propiedad privada y su sustitución por formas de propiedad colectiva y comunitaria. Aunque algunos pensadores aceptan cierta privatización de los frutos obtenidos, otros defienden la socialización total de los beneficios, entregando a cada uno según sus necesidades.
- La Revolución Espontánea: Los anarquistas sustituyen la idea de una revolución planificada por la de una revolución espontánea de las masas trabajadoras y campesinas contra el poder establecido. Al rechazar la existencia de partidos políticos, puesto que la propaganda puede manipular el voto en las elecciones, los anarquistas exaltan el impulso individual y creen que la revolución no ha de ser dirigida ni preparada, sino que esta ha de ser fruto de un levantamiento espontáneo del pueblo.
- La Sociedad Anarquista: Tras la revolución, los anarquistas, a diferencia del marxismo, no creen necesaria una etapa de transición, sino la creación de una nueva sociedad organizada en torno a comunas autogestionarias campesinas que tenderían al autoabastecimiento. Los individuos ingresarían en ellas de forma voluntaria, siendo también voluntaria la unión entre comunas para formar federaciones.
3. La Primera Guerra Mundial: Fases Iniciales del Conflicto
3.1. La Guerra de Movimientos (1914)
El general Moltke puso en práctica el Plan Schlieffen, que consistía en derrotar primero a Francia y luego volverse contra Rusia, cuyas tropas aliadas tardarían más en organizarse para la lucha. Los alemanes, tras invadir Bélgica y Luxemburgo, atacaron a Francia por esa zona. La intención alemana era destruir al ejército francés con una maniobra envolvente. El general Moltke avanzó sobre París, obligando al gobierno francés a abandonar la capital. Pero el general francés Joffre consiguió frenar a los alemanes a orillas del río Marne. Esto supuso el fracaso del Plan Schlieffen y la sustitución de Moltke por Falkenhayn.
Fracasado el avance en punta hacia París, los alemanes iniciaron un ataque en la zona de Flandes y lograron establecer unas líneas de comunicaciones en la llanura belga hacia el mar, a cambio de renunciar al hundimiento de Francia. En el frente oriental, Rusia no pudo esperar a concentrar sus fuerzas e inició combates en Prusia Oriental. Hindenburg consiguió detener a los rusos, venciéndolos en Tannenberg y los lagos Masurianos. Ante tantos éxitos de los alemanes en el este, Austria tuvo que retroceder de Galitzia y abandonar Serbia. Simultáneamente, Japón entró en la guerra contra Alemania, cuyas intenciones eran arrebatarles sus posesiones en China y en el Pacífico.
Por parte de Turquía, entró en el conflicto como aliada de Alemania y bombardeó los puertos rusos del Mar Negro.
Como balance final de la primera fase de la guerra, cabe decir que, aunque Rusia sufrió grandes pérdidas, este país contribuyó a que el frente francés no se hundiera y a que se estabilizara un frente de guerra desde el Canal de la Mancha hasta Suiza.
3.2. La Guerra de Posiciones (1915-1916)
La estabilización del frente, debido al desgaste de las primeras operaciones y al aumento de las ametralladoras, obligó a una guerra defensiva caracterizada por trincheras. Lo cierto es que ni los gases asfixiantes, ni los lanzallamas, ni los tanques resultaron armas decisivas para destruir el sistema de trincheras; de esta manera, la línea del frente occidental apenas sufrió modificaciones en 1915. En cambio, al considerar el frente oriental como más débil, los alemanes avanzaron hacia Lituania, Galitzia y Vístula. Pero, a pesar de sus victorias, no consiguieron que Rusia firmara la paz por separado con ellos, a pesar de las inmensas pérdidas rusas. Bulgaria entró en el conflicto como parte de las Potencias Centrales (Alemania y sus aliados).
Por otra parte, Italia, ante las promesas territoriales de los Aliados (Francia, Rusia y Gran Bretaña), rompió definitivamente con la Triple Alianza y entró en la guerra como aliado de la Entente.
En 1916, parecía imposible romper los frentes y Alemania planeó una guerra de desgaste, eligiendo un punto determinado donde establecer la zona de penetración. Falkenhayn eligió Verdún, donde hubo medio millón de muertos entre ambos bandos. Alemania no logró abrir una brecha debido a la resistencia del mariscal Pétain y a las ofensivas del mariscal francés Foch en el río Somme, que obligaron a los alemanes a retirar las tropas de Verdún. Tras el fracaso del plan de Falkenhayn, Hindenburg fue nombrado jefe del Estado Mayor alemán.
En el Mar del Norte, la flota aliada y la alemana libraron el único combate naval importante de la guerra: la Batalla de Jutlandia, de resultado indeciso. En cualquier caso, los alemanes quedaron bloqueados y tan solo pudieron actuar con submarinos.