El Antiguo Régimen es la estructura política, económica, social y cultural propia de los siglos XVI, XVII y XVIII (Edad Moderna). Deriva de la evolución política marcada por la crisis del feudalismo en la Edad Media y, ya en el siglo XVIII, queda anticuado dadas las transformaciones socioeconómicas que influirán en la evolución hacia el liberalismo. El término procede de los revolucionarios franceses para referirse al régimen político de Luis XVI, con el que acaba la citada Revolución Francesa (1789). El historiador Tocqueville fue quien fijó su significado en 1856, pero los historiadores han ampliado el concepto y con él engloban la estructura de los estados en crisis del feudalismo hasta el triunfo del liberalismo y la crítica ante la injusta organización social, resultado de la división en estamentos y la existencia de privilegios para una minoría.
Características Esenciales del Antiguo Régimen
Ámbito Social: La Sociedad Estamental
La sociedad está dividida en estamentos —grupos cerrados a los que se pertenece por nacimiento— con privilegios jurídicos (leyes particulares, ventajas procesales, testimonio cualitativo sobre individuos de menos rango, exención de tormento) y económicos (exención de impuestos, cobro de tributos). Los grupos privilegiados son la nobleza (clase militar, cuya función originaria era la defensa de la sociedad) y el clero (clase religiosa, cuya función es la salvación de las almas y la enseñanza). Los no privilegiados, también conocidos como Tercer Estado o Estado Llano, suponen la mayor parte de la sociedad y la sostienen con su trabajo y el pago de impuestos. Lo componen las clases productivas: campesinos, artesanos, comerciantes, banqueros y burgueses. Es un grupo muy heterogéneo, que abarca desde grandes riquezas (burguesía y grandes agricultores) hasta la extrema pobreza (jornaleros y pequeño campesinado). Todos los grupos tienen representantes en las Cortes, pero el grupo de los privilegiados impone su voto cuantitativo (dos estamentos o brazos frente a uno) y cualitativo. Además, la representación del Tercer Estado se limita a los burgueses que controlan las ciudades.
Ámbito Económico: Predominio Agrario y Regulación
La economía se caracteriza por su dependencia agraria, con pocos pero grandes propietarios (nobleza y clero). La base de la economía es la propiedad de la tierra, que no se puede vender por estar vinculada en manos de la nobleza y amortizada en manos de la Iglesia y comunales. Es una economía regulada y dirigida por acuerdos rígidos y corporativos: hemos citado las vinculaciones y amortizaciones agrarias. La actividad productiva está regulada por los gremios (asociaciones de productores del mismo oficio que reglamentan condiciones salariales, precios, reglas, jornadas de trabajo, calidades, etc.).
Existe la presencia de monopolios y estancos (concesiones). Son economías regionales sin la existencia de un mercado nacional. El bajo nivel de vida hace que no haya consumo, ni por lo tanto comercio. Hay diferentes pesos y medidas, y aduanas internas en los estados con impuestos y peajes, que dificultan la creación de mercados nacionales interrelacionados y la circulación de bienes.
Ámbito Político: El Absolutismo Monárquico
El absolutismo monárquico es la forma de gobierno predominante. La monarquía es autoritaria, concentra todo el poder: gobierna (ejecutivo), es fuente de ley (legislativo) y origen de gracia judicial. El poder absoluto lo ejerce el rey directamente o nombrando a sus consejeros y asesores. La soberanía (origen del poder) es de origen divino; el rey está por encima de la ley. El Estado es patrimonio del rey, es propiedad de la Corona por «derechos de conquista y transmisión». El Rey Sol francés, Luis XIV, dijo: «El Estado soy yo». En España, no se llegó a los extremos de las monarquías francesas debido a la doctrina de origen popular pactista, asociacionista y de sumisión, y a que el poder de las instituciones representativas no era muy importante (sociedad patriarcal).
Ámbito Administrativo: Fragmentación Jurídica y Territorial
Se caracteriza por la ausencia de uniformidad jurídica (ni en grupos sociales —privilegios estamentales—, ni en territorios —foralidad—). La justicia se administra de manera diferente. Hay variedad de usos y costumbres en los distintos espacios geográficos (local y regional) que condicionan la debilidad del poder y el derecho a la peculiaridad geográfica y personal. El derecho a lo peculiar o diferente lo marcan los fueros. La administración territorial depende del régimen señorial; de esta zona, algunas parcelas de poder político como el cobro de impuestos, el reclutamiento o la aplicación de la justicia local, quedan en manos de señores (nobleza, clero) que ejercen esta jurisdicción en su beneficio.
Ámbito Cultural e Ideológico: Tradición y Autoridad
Predomina lo tradicional, el argumento de autoridad y el anticriticismo, lo que supone el principio de respeto a la tradición y la costumbre (lo consuetudinario). La seguridad se basa en los principios de un Dios justo, padre, familia y rey bueno. La sociedad justa es aquella en la que unos piensan, otros defienden y otros trabajan (sociedad estamental). En España es de destacar el control ideológico que supuso la Inquisición.
La Crisis y el Fin del Antiguo Régimen
La crisis del Antiguo Régimen vino de la mano de las revoluciones liberal-burguesas, cuyo motor social fueron los burgueses ilustrados. Estas revoluciones marcaron el cambio en las estructuras sociales, políticas y económicas en poco tiempo, de forma violenta (Francia) o pacífica (Gran Bretaña), a fines del siglo XVIII y principios del XIX. Un proceso intermedio se dio en España.