1. Industria Textil, Siderurgia y Minería
Contextualización de la Industrialización Española
En la España del siglo XIX, el proceso de industrialización sufrió un notable retraso debido a:
- Falta de demanda campesina de productos industriales.
- Entrada tardía del ferrocarril.
- Política proteccionista arancelaria.
Aunque a comienzos del siglo XX la economía seguía siendo fundamentalmente agraria, algunas zonas iniciaron la industrialización en la época isabelina, como Cataluña, el País Vasco y Asturias. El desarrollo se centró en tres sectores: Algodón, siderurgia y carbón. España contaba con una gran riqueza mineral.
Industria Textil: El Algodón
A partir de 1770, Barcelona inició una incipiente industria textil del algodón, con la introducción de máquinas inglesas y el crecimiento del mercado interior. La Guerra de Independencia (1808) detuvo su expansión.
Los gobiernos liberales progresistas permitieron una rápida mecanización de la industria, sobre todo en Cataluña (que contaba con capital y empresarios). El proceso de mecanización se inició a partir de 1830 con las primeras máquinas de vapor. La mecanización y la mano de obra barata (mujeres y niños) supusieron una disminución de los costes y precios de venta, lo que estimuló la demanda, aumentada también por la protección arancelaria. Se sustituyeron las prendas de lana por las de algodón, dando lugar al “Boom algodonero”. Destaca la fábrica de Bonaplata en Barcelona.
Limitaciones del Sector Textil:
- Escasez de carbón de la minería catalana y dificultades de transporte para abastecerse de hulla asturiana (que no llegó al puerto de Barcelona hasta finales del XIX).
- Debilidad del mercado español: campesinos con poca capacidad adquisitiva.
A partir de 1874 se inició una nueva fase expansiva.
Siderurgia
Los inicios en la etapa isabelina mostraron un desarrollo lento e insuficiente. El retraso se debió a:
- Déficit del carbón.
- Escasa demanda de hierro por el atraso de la agricultura.
- Falta de desarrollo tecnológico.
- Carencia de demanda en la industria textil catalana.
En 1826 se dieron los primeros intentos de crear una siderurgia moderna, aprovechando el hierro de Málaga, pero fracasaron por el uso de carbón vegetal de elevado coste.
Centros Siderúrgicos:
- Asturias: Fue el centro siderúrgico de España entre 1864 y 1879 por sus yacimientos de hulla en Mieres y Langreo, a pesar de la escasa calidad y poder calorífico del carbón. Mantuvo su primacía hasta finales del XIX. Se inició en Mieres (1852), con capital inglés, y después en La Felguera (Pedro Duro y Cía, 1859).
- Siderurgia Vasca: Obtuvo la primacía del acero a partir de 1880. El hierro vasco poseía características y factores positivos (explotación a cielo abierto, fácil transporte por mar, calidad), siendo apetecible para la industria británica. La exportación a Gran Bretaña permitió la acumulación de capital. La demanda del ferrocarril fue clave. En 1885, Altos Hornos de Vizcaya instaló el primer Convertidor Bessemer (acero en serie a partir de lingote de hierro).
Minería
España cuenta con una excelente dotación de minerales: plomo (Jaén, Córdoba, primer productor del mundo), cobre (norte de Huelva), mercurio (Ciudad Real), hierro, etc. Fue el principal abastecedor de mineral de hierro de Europa.
En la etapa isabelina, el desarrollo fue incipiente. El despegue fue tardío por las limitaciones del Estado, el atraso de la economía, la falta de capital, tecnología y demanda.
- Sexenio Democrático (1868): Se produjo el despegue de la explotación minera. La Ley de Minas de 1868 liberalizó la explotación del subsuelo, atrayendo la inversión extranjera.
- Restauración: Se produjo el verdadero auge.
El aumento de la demanda de carbón se debió a la máquina de vapor y al desarrollo de la siderurgia. En Asturias se dio el mayor desarrollo por la abundancia de recursos y la facilidad para acceder al transporte marítimo, aunque tuvo problemas por la competencia del carbón galés, más calorífico y barato.
La minería del hierro experimentó una gran expansión por la difusión del convertidor Bessemer, que necesitaba un mineral sin fósforo, poco frecuente en el resto de Europa.
2. La Ley General de Ferrocarriles de 1855
Introducción y Contexto
En España, durante el siglo XIX, se pretendió llevar a cabo, como en otros países de Europa, el proceso de industrialización que transformaría la vieja estructura económica esencialmente agraria en otra nueva basada en el desarrollo de la industria y el comercio.
Se siguió el ejemplo de Gran Bretaña, Bélgica, Francia o Alemania, cuyas redes ferroviarias revolucionaron los transportes y la economía, facilitando los intercambios y potenciando la industria siderometalúrgica. La escasa expansión de la economía española fue causada por las deficiencias de los medios de transporte.
El ferrocarril a vapor fue una pieza clave en la industrialización del siglo XIX, multiplicando la velocidad y la capacidad de carga. Su desarrollo requería:
- Elevadas inversiones.
- Expropiaciones de terreno.
- Construcción de infraestructuras.
- Maquinaria.
- Decisiones complicadas sobre su trazado.
El origen del ferrocarril español se debe a una Real Orden que estableció la concesión de líneas férreas a inversores privados. Inicialmente, eran líneas ferroviarias cortas que unían zonas productoras con áreas costeras: Barcelona-Mataró (1848), Madrid-Aranjuez (1851) y Langreo-Gijón.
En el Bienio Progresista, se aprobó la Ley General de Ferrocarriles de 1855.
Características y Objetivos de la Ley de 1855
La ley consolidó una estructura radial, con un ancho entre carriles mayor que el de las líneas europeas, obstaculizando los intercambios con el resto de Europa. Esto se justificó por causas técnicas (calderas más grandes para mayor potencia y superar mayores pendientes).
La rápida construcción se debió a:
- La ayuda estatal.
- Avances técnicos y aporte de capital extranjero (francés).
- Las subvenciones del Estado español.
- La eliminación de aranceles (cuyos fondos los aportaría la aplicación de la Ley desamortizadora de Madoz).
Objetivos:
- Mejorar la capacidad, velocidad y seguridad del transporte terrestre.
- Disminuir gastos de transporte para abaratar precios.
- Mejorar la movilidad de la población.
- Crear un mercado integrado nacional, especialmente de productos agrarios.
- Atraer la creación de industrias.
Consecuencias Económicas
Efectos Negativos:
- Planificación deficiente, por la construcción concentrada entre 1856 y 1866.
- Dominio de las compañías extranjeras (construcción y explotación).
- Red desequilibrada por su estructura radial (áreas desconectadas).
- Ancho de vía superior que la desconectó con la europea.
- Escasa repercusión en la industria, al importarse la mayor parte de materiales.
- No se alcanzó la previsión en cuanto a tráfico de mercancías.
Efectos Positivos:
- Sí se contribuyó a crear un mercado nacional.
- Libertad de aranceles a la importación de materiales y maquinaria.
- Favoreció la movilidad, facilitando los movimientos migratorios campo-ciudad.
- Favoreció el empleo.
- Aumentó el consumo del carbón y de madera para traviesas.
A pesar de las limitaciones, el ferrocarril fue un instrumento indispensable para dotar a España de un transporte masivo, barato y rápido. En 1873 se completó la red radial y se complementó con trazados de vía estrecha.
3. Proteccionismo y Librecambismo
Introducción
La economía española del siglo XIX estuvo marcada por la tensión entre:
- Las doctrinas procedentes del liberalismo económico, favorables a la libertad de empresas y comercio para favorecer la competitividad y el crecimiento económico (defendidas por comerciantes y exportadores de productos agrarios).
- Las políticas proteccionistas, tendentes a proteger la incipiente y retrasada industria española de la penetración internacional (defendidas por industriales catalanes).
Para consolidar un Estado moderno eran fundamentales las reformas fiscales (abolición de privilegios e igualdad ante la ley) y los aranceles, que defendían la producción nacional (proteccionismo) o abrían la economía a la libre entrada de productos extranjeros (librecambismo).
En el siglo XIX, la primacía industrial correspondía a Gran Bretaña, por lo que las naciones europeas trataron de proteger sus industrias de la competencia inglesa.
Proteccionismo
- Aranceles altos: Protección de la economía nacional.
- Inicialmente minoritario y moderado. Ganó adeptos con la Restauración (Cánovas).
- Defendido por: Los industriales del algodón catalanes, los empresarios siderúrgicos vascos y los productores cerealistas castellanos (que aseguraban la venta de sus cosechas a cualquier precio).
- Apoyado por: Los partidos moderados y conservadores.
- Argumentos: Producción nacional prioritaria, evitar la competencia de la industria británica y defender los intereses de los sectores clave.
- Actuaciones: Para proteger la producción nacional se dispusieron aranceles, privilegios fiscales, subsidios, primas y pedidos de la Administración. La primera reforma fue con Fernando VII: el Real Arancel General de 1826 (prohibía la importación de más de 600 artículos). Esta política se mantuvo hasta el Sexenio Democrático. Volvió con la Restauración en 1875; Cánovas impulsó una política de implantación de aranceles y proteccionismo en 1891. Esta política continuó ininterrumpidamente hasta 1960.
Librecambismo
- Importancia: Difusión de la obra de Adam Smith en España.
- Predominio: Buena parte del XIX en círculos académicos (Flórez Estrada) y círculos políticos liberales (Cortes de Cádiz: liberalismo político y económico deben ir de la mano).
- Aranceles bajos: Fomentaban un gran volumen de intercambios internacionales e importantes ingresos aduaneros.
- Defendido por: Comerciantes y compañías ferroviarias, sectores comerciales y los dedicados a una agricultura intensiva exportadora (capitalistas madrileños y exportadores levantinos y andaluces).
- Apoyado por: Gobiernos liberales progresistas.
- Argumentos: Estimula la innovación de las empresas para que sean más competitivas y fomenta el progreso económico.
- Actuaciones: Desde los años 40, con el triunfo del liberalismo político, se impulsó una política de progresiva reducción de los aranceles (impulsada especialmente por progresistas): arancel de 1841, arancel de 1849 (Alejandro Mon). A partir del Sexenio, con Figuerola, se inclinaron al librecambismo con su arancel de 1869, permitiendo la inserción de España en el mercado internacional.
4. Unidad Monetaria y Banca Moderna
Unidad Monetaria
Durante el primer tercio del siglo XIX (Isabel II), existía en España una anarquía de monedas, pesos y medidas que entorpecía el comercio interior y dificultaba los intercambios. Era necesario unificar y regular ambos sistemas. Una de las reformas básicas del Estado liberal durante el siglo XIX fue la emisión de moneda y el control de la banca.
- En 1848, con la Ley de Reforma Monetaria, se estableció el real como unidad monetaria básica.
- La reforma de 1864 estableció el escudo (ambas fracasaron).
- Con el Sexenio Democrático llegó la reforma monetaria definitiva en 1868 con la implantación de la peseta. Con el derrocamiento de Isabel II, el gobierno provisional instauró la peseta para sustituir los reales y el escudo.
La peseta puso fin a la diversidad de monedas existentes en España. El objetivo era agilizar la economía, el comercio e impulsar el sistema financiero.
Banca
También se reformó la Banca. La Ley de Bancos y Sociedades de Crédito (1856) sentó las bases del moderno sistema bancario español, propiciando el desarrollo de la banca privada, que financió el ferrocarril y adquirió deuda pública.
Evolución de las Instituciones Financieras:
- El primer banco nacional fue el Banco de San Carlos (fines del XVIII, principios del XIX), creado para conceder préstamos a la Corona.
- En 1829, los liberales crearon el Banco de San Fernando, que emitía billetes de banco para Madrid.
- En 1844 se creó el Banco de Isabel II, en Madrid, que emitía billetes mayores y podía crear sucursales en otras capitales de provincia.
- Nació el Nuevo Banco de San Fernando, con monopolio de emisión de billetes en Madrid.
- Creación del Banco de España (1856): Heredero del Banco de San Fernando, obtuvo el monopolio de emisión de billetes para la Península y las Islas, poniendo fin a la pluralidad de emisión. Absorbió a la mayoría de los bancos privados.
La industrialización vasca propició el surgimiento de un sector bancario que la apoyase: el Banco de Bilbao (1856) y el de Vizcaya (1902), que se extendieron por España.
La creación de Cajas de Ahorro fue menos importante. Su papel era más asistencial que financiero, dirigido a fomentar el ahorro de la clase media y trabajadora. Tras el desastre colonial de 1898 se creó el Banco Hispanoamericano. En 1831 comenzó a funcionar la Bolsa de Madrid.
5. Catalanismo, Nacionalismo Vasco y Regionalismo Gallego
Contexto Histórico
A lo largo del siglo XIX, el foralismo reivindicó el mantenimiento de los fueros y privilegios tradicionales de determinados territorios históricos. El desenlace de las guerras carlistas fue negativo para Navarra y el País Vasco, que perdieron sus Cortes y aduanas propias (1841) y sus fueros (1876), respectivamente. Cataluña ya los había perdido con los Decretos de Nueva Planta en el siglo XVIII.
En el último cuarto del XIX comenzó el ascenso de movimientos regionalistas o nacionalistas que proponían políticas contrarias al centralismo estatal y a la cultura castellanizadora que imponía el sistema de la Restauración.
El Romanticismo impulsó la reivindicación de la memoria colectiva de los antiguos reinos y el uso de lenguas tradicionales. Surgieron movimientos culturales en Cataluña, Galicia y el País Vasco que intentaron recuperar las lenguas vernáculas y costumbres autóctonas.
Cataluña
Cataluña fue pionera debido a:
- Su crecimiento económico a lo largo del XIX, propiciado por una burguesía de empresarios industriales que sentía que sus intereses económicos estaban poco representados en los diferentes gobiernos.
- Un notable renacimiento de la cultura catalana y la expansión del uso de su lengua. Nació el movimiento cultural llamado Reinaixença.
- El desarrollo del catalanismo político en 1880.
Desarrollo Político del Catalanismo:
- Valentí Almirall fundó el Centre Catalá, que reivindicó las costumbres, la cultura, la lengua oficial del catalán y el control de la política interior.
- En 1891 se creó la Unió Catalanista, que presentó las Bases de Manresa, documento que proponía considerar a Cataluña como una nacionalidad propia dentro de España, con autonomía o gobierno propio.
- Con la crisis de la Restauración en 1898, los burgueses acrecentaron su interés por tener representación política.
- En 1901 se creó el primer gran partido catalanista, la Lliga Regionalista, fundada por E. Prat de la Riba y F. Cambó. Aspiraba a participar activamente en la política y tener representantes que defendieran sus intereses. Representaba a la burguesía y clases medias catalanas (catalanismo moderado).
- Paralelamente se desarrolló un catalanismo republicano, que fue derrotado electoralmente por la Lliga hasta 1931, cuando se unió en un nuevo partido llamado Esquerra Republicana de Cataluña, ganando las elecciones.
- El estatuto de autonomía se aprobó en 1932.
Nacionalismo Vasco
Surgió en 1890. La pérdida de los fueros, tras la derrota del carlismo, provocó una crisis en la sociedad vasca y una corriente cultural que defendía la lengua vasca. El movimiento de euskaros fue promovido por Sabino Arana, quien vio en los inmigrantes de otras regiones (“maketos”) que venían a trabajar a la industria y minería de Bilbao, un peligro para la cultura vasca.
- En 1895 se creó el Partido Nacionalista Vasco (PNV), cuyos fundamentos ideológicos fueron: nuevo nombre Euskadi, lema “Dios y ley antigua”, independencia, antiespañolismo, exaltación de la etnia vasca, religiosidad católica, recuperación de costumbres y rechazo a los inmigrantes.
- En 1911 creó su propio Sindicato, Solidaridad de Obreros Vascos (actual ELA-STV).
- Con la Segunda República se aprobó el estatuto de autonomía en 1936.
Regionalismo Gallego
Tuvo un carácter estrictamente cultural hasta el siglo XX. El Rexurdimiento fue una corriente apolítica que convirtió la lengua gallega en literaria a mediados del XIX. Figura destacada fue Rosalía de Castro.
El regionalismo gallego, de carácter moderado y no nacionalista, reivindicó la descentralización administrativa y el uso de la lengua gallega.
