El Declive de la Restauración en España: Regeneracionismo, Crisis y el Golpe de 1923

I. Introducción: El Declive del Sistema de la Restauración

A principios del siglo XX se acentuó la crisis del sistema político de la Restauración, que no respondía a las demandas de la sociedad española debido a los cambios introducidos por la industrialización y la urbanización. Los líderes políticos intentaron hacer cambios, pero sus reformas fueron insuficientes. El descontento social desencadenó la crisis general de 1917, una triple crisis militar, política y social que descompuso el sistema de la Restauración. La conflictividad social y los problemas coloniales en Marruecos provocaron una gran inestabilidad política y crearon un clima favorable al golpe de Estado del general Primo de Rivera.

II. Desarrollo: Intentos de Modernización y Crisis Socioeconómica

1. Regeneracionismo y Crisis Socioeconómica

El carácter oligárquico y las prácticas caciquiles fueron cuestionados por el regeneracionismo. El ideólogo del regeneracionismo fue Joaquín Costa, quien propuso una serie de reformas económicas y educativas que se resumían en el lema «Despensa, escuela y siete llaves al sepulcro del Cid». Este lema propugnaba la necesidad de dejar atrás los mitos de un pasado glorioso, modernizar la economía y la sociedad, y alfabetizar a la población. También defendía desmantelar el sistema caciquil y buscar la transparencia electoral.

1.1. Maura y el Regeneracionismo Conservador

Bajo el gobierno conservador de Antonio Maura, se puso en marcha su proyecto de «revolución desde arriba». Se trataba de hacer reformas políticas que renovaran el sistema sin socavar sus fundamentos. El programa político de Maura se basaba en la creación de un Estado fuerte y en reformar la administración local para erradicar el caciquismo. También era necesario defender la influencia de la Iglesia Católica frente a las pretensiones de la izquierda de crear un Estado laico; incorporar otras fuerzas políticas al sistema, como el catalanismo conservador de la Lliga Regionalista; y llevar a cabo una política exterior nacionalista y expansionista en Marruecos para olvidar la derrota de 1898 y dar un nuevo impulso a los militares.

La cuestión de Marruecos provocó el descontento popular a causa de los reclutamientos forzosos de tropas para una guerra que solo interesaba a dos grupos sociales minoritarios:

  • Un sector del ejército, que veía en ella la oportunidad de recuperar el prestigio profesional perdido tras el desastre de 1898, así como un medio de ascenso en el escalafón y de protagonismo político.
  • Los capitalistas interesados en la explotación de las minas de hierro del Rif.

La causa de la Semana Trágica fue el desastre militar del Barranco del Lobo, que originó más de 1.200 bajas en el ejército de África. Antes de 1909, algunas compañías españolas se habían instalado en el protectorado. El 9 de julio, los rifeños atacaron una línea de ferrocarril próxima a Melilla y mataron a cuatro trabajadores españoles, por lo que Maura decidió reforzar militarmente la zona. Cometió el error de no enviar soldados de reemplazo, sino reservistas de Madrid y Barcelona. La medida provocó numerosas protestas, especialmente en Cataluña, y la resistencia de estos a embarcarse. Se propagó la huelga general, y el gobierno respondió deteniendo a los cabecillas socialistas. Las noticias que llegaron de África hicieron que el comité de huelga perdiera el control de la situación, iniciándose en Barcelona el asalto e incendio de edificios religiosos y el levantamiento de barricadas por toda la ciudad. La autoridad militar proclamó el estado de guerra, lo que desató una oleada de violencia callejera durante casi una semana. El motín terminó con un balance desolador y se emprendió una dura represión: más de 1.500 detenciones, con diecisiete penas de muerte, de las cuales se ejecutaron cinco, entre ellas la de Ferrer i Guardia, pedagogo catalán, anarquista y fundador de la Escuela Moderna. Se sospechó que con su ejecución se quería dar un escarmiento a los alborotadores, lo que levantó una oleada de protesta en toda Europa y en España bajo el grito de «¡Muera Maura!», y fue cesado inmediatamente por el rey.

1.2. Canalejas y el Regeneracionismo Liberal

Su programa se basaba en la mejora del sistema parlamentario, la modernización del Estado y la intervención estatal en materia social. La modernización del Estado implicaba la separación Iglesia-Estado, la libertad religiosa y el control de la Iglesia, incluyendo el fin del monopolio de las órdenes religiosas en el campo de la enseñanza, así como la implantación de una enseñanza laica. Canalejas aprobó la Ley del Candado, que limitaba el establecimiento de nuevas órdenes religiosas; la Ley de la Jornada Máxima de 9 horas en la minería; la Ley de Accidentes de Trabajo; y la Seguridad Social Obligatoria, entre otras. También se aprobó la Ley de Mancomunidades Provinciales, para satisfacer las demandas de la Lliga Regionalista. Con la Ley de Reclutamiento, se estableció el servicio militar obligatorio sin distinciones en caso de guerra. El asesinato de Canalejas en 1912 dio paso a una serie de gobiernos de corta duración que fueron incapaces de dar respuesta a los problemas del país.

1.3. Crisis Política y Socioeconómica

Al finalizar la Primera Guerra Mundial (1919), se intensificó la crisis económica, puesto que provocó el cierre de empresas, el aumento del paro y rebajas salariales. El descontento social desencadenó la crisis general de 1917, que fue una triple crisis militar, política y social e incidió en la descomposición del sistema de la Restauración.

  • La crisis militar: Empezó con la intervención del ejército en la política, creando las Juntas de Defensa. El Gobierno intentó disolver las Juntas y detener a sus dirigentes por rebeldía; estas se negaron a desaparecer y tuvieron el apoyo del rey, por lo que el Gobierno tuvo que admitir sus peticiones y reconocer oficialmente el movimiento.
  • La crisis política: Estalló cuando el gobierno decretó la suspensión de la Constitución y de las Cortes. Ante esta actitud autoritaria, Cambó, dirigente de la Lliga Regionalista, convocó en Barcelona (julio de 1917) una Asamblea de parlamentarios a la que solo asistieron la oposición de izquierda y algunos liberales. Ello originó un movimiento civil que exigió la convocatoria de Cortes constituyentes, la autonomía para Cataluña y la aplicación de un programa reformista, pero la heterogeneidad ideológica del movimiento dificultó su cohesión, así como el rechazo por parte de las Juntas de Defensa que se situaron junto al gobierno.
  • La crisis social: Las organizaciones obreras crearon un comité de acción conjunto CNT-UGT. A pesar de las diferencias entre los socialistas y los anarquistas, la situación llevó a las centrales sindicales a convocar la huelga general revolucionaria del 13 de agosto de 1917. La movilización se extendió por las principales ciudades de Asturias, el País Vasco, Madrid y Barcelona. Tras cinco días, el ejército reprimió duramente la huelga.

La UGT, minoritaria, se expandió entre los jornaleros andaluces, más próximos al anarquismo. Por su parte, la CNT, con mayor número de afiliados y con mayor capacidad de movilización, era hegemónica en Cataluña. En Andalucía, se vivió una etapa revolucionaria, el llamado «Trienio Bolchevique», provocada por la situación de miseria de los jornaleros agrícolas, la carestía de la vida y la influencia de la Revolución Rusa. Bajo la dirección de los dos grandes sindicatos, se sucedieron las huelgas, se invadieron los campos, se repartieron las tierras, se tomaron ayuntamientos, etc. En Cataluña, las huelgas, los sabotajes y los atentados se sucedieron continuamente. La respuesta de la patronal catalana se caracterizó por su dureza: frente a la huelga obrera, el lock-out; frente a la acción directa o terrorismo rojo, el terrorismo blanco y bandas armadas para asesinar a dirigentes obreros y sindicales.

Las autoridades civiles y militares de Barcelona practicaron también un auténtico terrorismo de Estado, al servicio de la patronal, con la promulgación de la «Ley de Fugas», cuya aplicación daba licencia para disparar al detenido que intentaba fugarse y se convirtió en pretexto legal para disparar por la espalda contra cualquier arrestado.

Conclusión: El Fin de la Restauración

La incapacidad de los partidos políticos tradicionales para asegurar el orden y la estabilidad y el desprestigio del ejército fueron los argumentos que utilizó el general Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, para dar un golpe de Estado en septiembre de 1923. El rey Alfonso XIII, saltándose la Constitución y el Parlamento, le nombró presidente del gobierno. Así acabó el sistema liberal de la Restauración.

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