El Reinado de Isabel II: Auge y Caída de una Monarca

Isabel II: El Reinado Efectivo

Tras la renuncia de la Regencia de Espartero, debido al bombardeo de Barcelona, y los pronunciamientos protagonizados por los moderados bajo el mando del general Narváez, tanto los moderados como progresistas acordaron adelantar la mayoría de edad de Isabel II a los trece años. El reinado efectivo de Isabel II se caracterizó por la consolidación de las tendencias ideológicas del liberalismo, el mandato del partido moderado y el progresista que se alternaban el poder (la preferencia de la reina era moderada, pero los absolutistas acceden al poder a base de pronunciamientos). Ambos eran partidos burgueses alejados de la inmensa mayoría de la población.

Oposición y Evolución Política

En segundo lugar, surgen partidos que se oponen a Isabel II que son los Republicanos y Demócratas y partidos nuevos como la Unión liberal. En cuanto a su evolución política se distinguen tres etapas:

La Década Moderada (1844-1854)

La primera fue la década moderada de Narváez (1844/54) donde se pusieron en marcha varias iniciativas como la puesta en marcha de la constitución de 1845 basada en una soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, la Confesionalidad católica del Estado, la limitación de los derechos individuales y la firma del Concordato con la Iglesia Católica, acuerdo entre la Santa Sede y la Iglesia católica, el estado le ofrece subvenciones y el monopolio en la educación y la iglesia, a cambio, le ofrece al Estado la desamortización (nacionalizar/ exportar tierras de la iglesia, que no son utilizables, al Estado).

Poco después de que esta Constitución se redactara y se pusieran en marcha estas iniciativas, le siguió la crisis económica (endeudamiento del Estado) y política (división en el partido moderado) frente al que se pronunciaron los militares en Vicalvaro, en 1854, al frente de O´donell y Espartero, esto se conoce como la “Vicalvarada”.

El Bienio Progresista (1854-1856)

Esta última dio inicio a una nueva etapa (segunda etapa), el Bienio Progresista (1854/56), al frente de O´donell y de Espartero cuyo objetivo fue la expansión del capitalismo (acabando con la crisis económica) a través de la construcción de ferrocarriles y de la desamortización de bienes municipales.

A nivel político se redactó una Constitución que nunca entró en vigor debido a que los progresistas y unionistas no se ponían de acuerdo a la hora de redactarla, Las diferencias ideológicas entre partidos existentes continuaban, al igual que aumentaba el protagonismo de otros, como los Demócratas, o el deseo de gobernar de los Unionistas.

Inestabilidad y Crisis (1856-1868)

Tras un breve periodo dirigido por Narváez (vuelta al moderantismo (1856/58) La inestabilidad política dio lugar a que la Reina mandara formar gobierno a O´donell (líder de la Unión Liberal) (1858/63). Inicialmente su gobierno se caracterizó por el crecimiento económico y por una activa política exterior. Sin embargo, seguía habiendo inestabilidad política, y las constantes disputas internas dentro del partido condujeron a la dimisión de O´donell en 1863, tras su marcha se sucedieron gobiernos bastante inestables.

Desde 1863 la monarquía Isabelina atravesaba una profunda crisis (sobretodo socioeconómico y política). Esto se materializa en el Pacto de Ostende, en 1866, el cual fue un acuerdo firmado por la oposición (Republicanos, Demócratas, Progresistas y, tras la muerte de O´donell,  Unionistas) a la monarquía y a la reina. Éstos perseguían varios objetivos, entre los cuales destacaron el de derrocar a Isabel II, lo cual dio, junto a la falta de gobierno, la necesidad de  formar un gobierno provisional. Además perseguían la convocatoria de unas cortes Constituyentes a través de elecciones y, por último,  definir la forma de estado en esa nueva constitución.

La Revolución de Septiembre y el Sexenio Democrático

Finalmente en este clima, tuvo lugar la Revolución de Septiembre (dirigida por los generales Prim, Serrano y Topete), conocida como “La Gloriosa” (1868). Esta Revolución fue iniciada por Topete y contó con el apoyo de los generales Prim (progresista) y Serrano (Unionista), la revolución se extendió muy rápidamente por España. Las tropas leales a la Reina fueron derrotadas en la batalla del puente de Alcolea, y como consecuencia, Isabel II se exilió a Francia.

Se inicia así una nueva etapa llamada Sexenio Democrático, el cual fue un periodo de seis años (desde el destronamiento de Isabel II hasta la proclamación de su hijo, Alfonso XII, como rey de España) de fuertes cambios, que supuso el primer intento de establecer, en España, una democracia por sufragio universal masculino y en el que sucedieron diversos sistemas políticos (República, monarquía y dictadura).

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