La Crisis Política: Carlos IV y la Francia Revolucionaria
En España, el siglo XIX fue un periodo de transformaciones en el que desaparecieron estructuras políticas, económicas y sociales del Antiguo Régimen. El absolutismo dio paso a un sistema liberal. Pero este cambio se produjo en un ambiente de inestabilidad, debido a las guerras civiles, los golpes de Estado militares y la pérdida del imperio colonial. La población creció, pero de forma moderada, y la economía se modernizó, pero los progresos fueron tardíos, lentos y menos intensos que en otros países. Se estableció una nueva sociedad de clases basada en la riqueza. Los terratenientes mantuvieron una gran influencia, pero la burguesía y el proletariado crecieron poco y el campesinado seguía siendo mayoritario.
El Reinado de Carlos IV
Carlos IV accedió al trono en 1788, con 40 años, y rápidamente dejó el poder en manos de Manuel Godoy. Durante su reinado se inició la crisis del Antiguo Régimen, bajo la influencia de la Revolución Francesa. Esto provocó un cierre de fronteras, la finalización de reformas ilustradas y se declaró la guerra a Francia. Durante la guerra, los franceses invadieron el País Vasco y Navarra, por lo que Godoy se vio obligado a firmar la Paz de Basilea, en 1795. En 1807, Godoy se alió con Napoleón, tras firmar el Tratado de Fontainebleau. En este tratado se acordó la invasión y el reparto de Portugal. Posteriormente, las tropas francesas entraron en España. Los franceses trataron también de invadir España y esto provocó el Motín de Aranjuez en 1808. Se produjo una pequeña revuelta, en la cual Carlos IV depuso a Godoy y abdicó en su hijo Fernando. Napoleón aprovechó esto y logró que padre e hijo abdicasen y cedió el trono de España a su hermano José Bonaparte.
Formación de Grupos Ideológicos
José Bonaparte reinó en España entre 1808 y 1813, implantó el Estatuto de Bayona, un sistema político conservador, y realizó algunas reformas. Como por ejemplo, estableció derechos para los presos, la abolición de la tortura y la supresión de los privilegios de la nobleza. Hubo dos grupos ideológicos: los afrancesados, que aceptaron la nueva monarquía y apoyaron sus reformas y estaban formados por miembros de la nobleza y del alto clero, sobre todo funcionarios; y los patriotas, que se negaban a aceptar un monarca extranjero. Este último grupo estaba formado por la mayoría del pueblo y los liberales, que en su mayoría eran burgueses y profesionales liberales que querían acabar con el Antiguo Régimen y elaborar una Constitución.
La Guerra de la Independencia y la Revolución Liberal
La Guerra de la Independencia
La irrupción de los franceses provocó un levantamiento del pueblo de Madrid el 2 de mayo de 1808. Esto supuso el inicio de la Guerra de la Independencia. En la primera fase de la guerra se frenó el avance francés. Napoleón acudió a España con 250.000 soldados y recuperó casi todo el territorio. A partir de 1812, aprovechando los problemas de Napoleón en Rusia, los franceses fueron derrotados en Arapiles, Vitoria y San Marcial. Como consecuencia, Napoleón reconoció a Fernando VII como Rey de España y de las Indias en el Tratado de Valençay, y se retiró de España.
Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
La revolución liberal contra el absolutismo ocurrió de forma paralela a la guerra. Los patriotas crearon juntas provinciales de defensa para dirigir la guerra. Se creó una Junta Suprema Central que trató de coordinar la guerra y realizar las reformas políticas y sociales que necesitaba el país. Entre los diputados había absolutistas, defensores de la soberanía real y del mantenimiento del Antiguo Régimen; y liberales, partidarios de la soberanía nacional y de acabar con el Antiguo Régimen. Todos ellos lograron que las Cortes realizaran reformas legales y aprobaran una Constitución. Las leyes aprobadas establecieron la libertad de imprenta y abolieron los señoríos, los gremios y la Inquisición. La Constitución de 1812 fue la primera en España y reconocía los derechos individuales como la igualdad ante la ley y establecía la soberanía nacional y la división de poderes. De esta manera, el absolutismo se sustituyó por un sistema político liberal.
El Reinado de Fernando VII: Absolutistas frente a Liberales
Las Etapas del Reinado
El Sexenio Absolutista (1814-1820). Fernando VII abolió la Constitución de 1812, anulando así la obra de las Cortes de Cádiz y persiguió a los liberales. Algunos se exiliaron y otros trataron de alcanzar el poder mediante pronunciamientos o golpes de Estado militares.
El Trienio Liberal (1820-1823). En 1820 triunfó el pronunciamiento del comandante Rafael del Riego en las Cabezas de San Juan. Fernando VII juró la Constitución de Cádiz y aceptó que los liberales restablecieran la obra de las Cortes de Cádiz. En 1823 envió un ejército francés que invadió España y permitió al rey restablecer el absolutismo.
La Década Ominosa (1823-1833). Se inició con la represión de los liberales. En 1830, debido al problema sucesorio, Fernando VII derogó la Ley Sálica que impedía heredar el trono a las mujeres, ya que nació su hija Isabel. Don Carlos, el hermano de Fernando VII, no la aceptó y recibió el apoyo de los absolutistas, por lo que María Cristina tuvo que apoyarse en los liberales.
La Independencia de la América Española
Durante los últimos años del reinado de Fernando VII se produjo la independencia de las colonias españolas en América. Fue un proceso liderado por los criollos, descontentos por su marginación política, los elevados impuestos que pagaban y su discriminación social. Se llevó a cabo en dos etapas. La primera etapa coincidió con la Guerra de la Independencia, y se formaron juntas revolucionarias dirigidas por los criollos. La segunda etapa tuvo lugar durante el reinado de Fernando VII, quien rechazó conceder cierta autonomía a las colonias. España fue derrotada, y su imperio colonial quedó reducido a Cuba y Puerto Rico en América y a Filipinas en Asia.
La Consolidación Liberal
La Época Isabelina
La etapa de las Regencias. Debido a la muerte de Fernando VII, su hija accedió al trono teniendo solo 3 años. Por eso, durante su minoría de edad, la regencia recayó en su madre y en el general Espartero. Durante este periodo, el problema sucesorio desencadenó una guerra civil, la Primera Guerra Carlista, que enfrentó a los absolutistas, defensores de Don Carlos, con los liberales, partidarios de Isabel. La disputa finalizó en 1839 con la victoria liberal y el llamado Abrazo de Vergara.
El reinado de Isabel II. En 1843, Isabel II fue declarada mayor de edad y se inició su reinado personal, durante el cual se consolidó el régimen liberal, basado en un sistema de partidos políticos. Su reinado se caracterizó por una gran inestabilidad política, motivada por el enfrentamiento entre dos partidos liberales: el moderado, integrado por la alta burguesía y algunos sectores de clase media; y el progresista, formado por las clases medias urbanas, como pequeños comerciantes y empleados. En la Década Moderada, se impuso la Constitución de 1845. En el Bienio Progresista se redactó la Constitución de 1856, que no se llegó a publicar. Y durante los últimos años del reinado se alternaron en el poder los liberales moderados y un nuevo partido de centro, la Unión Liberal. Surgieron nuevos partidos opuestos al régimen liberal: los demócratas y los republicanos.
El Sexenio Revolucionario
En 1868 triunfó una nueva revolución y la reina se exilió. Por lo que se formó un gobierno provisional que promulgó la Constitución de 1869, de carácter más democrático. Surgieron dos periodos con distinta forma de Estado.
La Monarquía Democrática. Recayó en Amadeo de Saboya, quien tuvo que enfrentarse con la oposición política de los republicanos y de los partidarios de los Borbones, así como con varias insurrecciones militares. Debido a todo esto, Amadeo abdicó en 1873 y se proclamó la Primera República.
La Primera República fue un periodo de gran inestabilidad política, y los republicanos estaban divididos en dos: unitarios y federalistas. Surgieron nuevas guerras que provocaron crisis de gobierno.
La Modernización Económica: Población y Agricultura
El Crecimiento Demográfico
La población española creció con moderación. Las causas fueron las mejoras en la alimentación, por la difusión del cultivo de maíz y patata y la extensión de los cereales, así como los avances de una incipiente medicina preventiva. La mayoría de la población se concentraba en la periferia peninsular y vivía en el campo. La migración más destacada del periodo fue el éxodo rural hacia las nuevas capitales provinciales y aquellas ciudades que implantaron industrias modernas. Como consecuencia, creció la población urbana.
Las Transformaciones Agrarias
Abolición del Régimen Señorial. Se decretó que los señoríos jurisdiccionales pasaran al Estado y que los señoríos territoriales pasaran a propiedad particular.
La Desamortización. Los liberales decretaron la desamortización o venta de los bienes amortizados, es decir, vinculados a ciertas instituciones como la nobleza, el clero o los municipios, que hasta entonces no podían venderse. Se aprobaron las primeras medidas desamortizadoras, pero el proceso recibió su impulso definitivo durante el reinado de Isabel II. Para ello, en sucesivas leyes, el Estado confiscó y subastó los bienes del clero, abolió los mayorazgos de la nobleza y decretó la venta de las tierras comunales, de los bienes propios o de las manos muertas. Los objetivos de estas leyes eran obtener recursos para el Estado y facilitar el acceso del campesinado a la propiedad de la tierra. Pero los resultados no fueron los esperados.
Las mejoras agrarias consistieron en un aumento de la superficie cultivada, una lenta introducción de adelantos técnicos y la extensión del regadío.
La Modernización Económica: Industria y Otros Sectores
La Revolución Industrial en España
La Primera Revolución Industrial se inició en España hacia 1830. Pero se desarrolló lentamente y de forma parcial, por lo que quedó retrasada respecto a sus competidores europeos. Las causas del lento despegue industrial son: la baja demanda de artículos industriales debida al modesto crecimiento de la población y al empobrecimiento del campesinado; el escaso espíritu emprendedor de la burguesía, que basaba su prestigio social en la posesión de la tierra. Otros factores fueron el atraso tecnológico y la escasez de materias primas, lo que obligó a costosas importaciones de máquinas y recursos, y la inestabilidad política, que no impulsó una política económica coherente.
Los principales sectores industriales fueron la minería, que conoció una fuerte expansión y convirtió a España en una importante explotadora de minerales. La siderurgia se inició en Andalucía, con abundantes recursos de carbón y minas de hierro. El sector textil del algodón se concentró en Cataluña. Las fábricas usaron primero máquinas hidráulicas, por lo que se localizaron a lo largo de los ríos, y luego emplearon máquinas de vapor, que fueron ubicadas junto a los puertos importantes de carbón.