Pactos de la Moncloa y Alternativas tras la muerte de Franco

Pactos de la Moncloa

145. La grave crisis económica de 1973, la inflación, el incremento del déficit público, el aumento del paro (a los parados nacionales se sumaban los emigrantes despedidos en Europa), y la inexistencia de una política fiscal adecuada, impedían afrontar los problemas y corregir los desequilibrios.

Dada la situación todas las fuerzas políticas y sindicales estuvieron de acuerdo en la necesidad de resolver estos problemas. Así se firmaron los Pactos de la Moncloa (octubre de 1977), auténticamente excepcionales. Por este documento los trabajadores aceptaban la moderación de los salarios, ajustándose estrictamente al aumento del coste de vida, para contribuir a la disminución de la conflictividad laboral y favorecer la consolidación del sistema político. Tras estos pactos, se aprobaron la ley de medidas urgentes para la reforma fiscal, que acabó con el sistema tributario franquista y la ley que reestructuraba la Seguridad Social y creaba el INEM (Instituto Nacional de Empleo).

Las medidas tomadas podemos agruparlas en seis apartados:

a) Económicas: reducción de la inflación, control del gasto público y racionalización del gasto energético.

b) Laborales: se reconoce el derecho a la libre asociación sindical, se limita el crecimiento de los salarios y el despido libre limitado al 5% en una empresa.

c) Políticas: libertad de prensa, libertad de asociación, acceso a la información secreta, despenalización del adulterio, etc.

d) Reforma tributaria: se crea el IRPF para construir un estado del bienestar similar al de los estados más avanzados de Europa Occidental (Suecia, Dinamarca, …), penalización del fraude fiscal.

e) Seguridad Social: reforma en profundidad y aumento del Seguro de Desempleo.

f) Urbanismo, suelo y vivienda: financiación y construcción de nuevas viviendas. El suelo urbano al servicio de la colectividad.

En cuanto a los aspectos jurídicos hay que destacar la eliminación de cualquier resquicio de legislación franquista del Código Penal, la revisión de las leyes de orden público y la limitación de la justicia militar.

En conclusión, los pactos lograron reducir la amenaza de hiperinflación, y lograron unir a los principales partidos políticos y fuerzas sindicales ante una situación límite en la que todos debían hacer concesiones para modernizar el país.

Alternativas que se proponían tras la muerte de Franco

Tras la muerte de Franco, las diferentes fuerzas políticas, se alineaban a favor de alguna de las tres alternativas posibles para el futuro político del país:

La continuidad del régimen franquista, manteniendo viejas estructuras, aunque con alguna modificación superficial. Era la posición defendida por el llamado «búnker» presente en los sectores más reaccionarios e inmovilistas del régimen, con fuerza en las instituciones políticas y en el ejército. En 1975 el líder era el presidente del gobierno Carlos Arias Navarro.

La ruptura democrática, que defendía acabar con el régimen dictatorial y restaurar la verdadera democracia. Era defendida por la izquierda antifranquista y por la mayoría de la oposición democrática. Por un lado, la Junta Democrática promovida por el PCE y por otro la Plataforma de Convergencia Democrática, ayudada por el PSOE, terminan uniéndose en la formación Coordinación Democrática (PlataJunta), organización que llevó a cabo unas elecciones libres y un sistema completamente democrático.

La reforma política a partir de las leyes e instituciones del franquismo, que pretendía liberar el régimen. Era la vía propuesta por los «aperturistas», conscientes de que el franquismo sin Franco era inviable y de que la definitiva integración de España en Europa requería de la democracia. A este grupo pertenecían el príncipe, y luego rey, Juan Carlos I, y sus hombres de confianza, entre ellos, Manuel Fraga y Adolfo Suárez. Esta fue finalmente la estrategia que se impuso.

Guerrillas Maquis

El maquis fue el conjunto de movimientos guerrilleros opositores al régimen franquista establecido en España tras la Guerra Civil, y que comenzó a operar ya durante la contienda.

La crisis final del franquismo

La crisis final del franquismo se debió a la unión de una serie de factores de orden interno y externo. Para esta, fue primordial el fin del sometimiento y de la pasividad social del primer franquismo.

La crisis de la europeización social tuvo lugar debido al cambio económico, que provocó la crisis del petróleo, aumentando así la carencia y la subida de precios del carburante, así como el desempleo, la inflación, el cierre de empresas y el descenso del PIB. Además, se produjo el descenso de turistas y emigrantes. La política económica asumió un gran déficit que empeoró la situación, de hecho, la crisis económica fue el catalizador de la movilización social contra la dictadura.

En 1974 hubo más de 2.000 huelgas con la participación de cerca de 700.000 trabajadores así como de la comunidad universitaria, respondiendo el régimen con represiones y con la declaración de varios estados de excepción. Franco confió la presidencia del gobierno en Carrero Blanco el 9 de junio de 1973, no obstante, fue asesinado por ETA el 20 de diciembre del mismo año.

La muerte de Carrero Blanco polarizó al franquismo entre el búnker, los inmovilistas y los aperturistas. El gobierno de Árias Navarro se encontró en 1974 con la formación de la Junta Democrática y con la Plataforma de Convergencia Democrática. Arias Navarro tuvo que hacer frente a un incremento de la actividad terrorista, respondiendo con la ejecución de dos miembros de ETA y tres del FRAP en 1975.

Las democracias occidentales condenaron las ejecuciones, a lo que el Vaticano respondió con un indulto, al ser negado, se incendió la embajada española en Lisboa. El contexto internacional se tornó desfavorable para el franquismo: el apaciguamiento de la Guerra Fría, la caída de dictaduras aliadas, la pervivencia del veto…

El Acuerdo tripartito de Madrid se firmó el 14 de noviembre de 1975 entre España, Mauritania y Marruecos. Por dicho acuerdo el Gobierno español traspasaba a Rabat y Nuakchot las responsabilidades y poderes. El 20 de noviembre de 1975, se oficializó la muerte de Franco, siendo su sucesor Juan Carlos I de Borbón. La muerte del dictador significaba el triunfo de la opción aperturista encabezada por el propio rey.

Falangismo

El falangismo es una teoría económica y política fascista, nacida en la España de 1931, tomando en préstamo algunos segmentos de la ideología de la Italia de Mussolini y adaptándolos a las particularidades españolas, como el catolicismo.

Su máximo exponente y fundador fue José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador Miguel Primo de Rivera.

Es una ideología antiparlamentaria, contraria a los partidos políticos, que promovía un Estado totalitario y un modelo corporativista de sindicato único y vertical, que organizaba a los empresarios y trabajadores al servicio de los intereses de la nación.

Ideológicamente se oponía tanto al marxismo como al capitalismo (tercerposicionismo) y mostraba un nacionalismo extremo, católico y radical.

Su principal partido político fue la Falange Española (FE), fundado en 1933. Éste desempeñó un papel importante en el advenimiento de la Guerra Civil Española (1936-1939).

Nacionalismo centralista

El centralismo es un sistema de gobierno donde un ente principal reúne todas (o la mayor parte) de los poderes del Estado. De esa forma, decide sobre todo el territorio gobernado.

Es decir, bajo este tipo de sistema, existe un poder central que tiene las mayores facultades para dirigir la nación. Esto, con instancias locales, como municipalidades, de menor poder.

El centralismo tiene una connotación geográfica. Es decir, hace referencia al hecho que siempre desde una misma región o ciudad (que usualmente es la capital) se toman la mayoría de decisiones que afectan a toda la nación. Esto, restando influencia y poder de decisión a las provincias.

El sistema de gobierno centralista ha tenido una larga tradición. Por ejemplo en Francia, donde se mantiene, al igual que en algunos países de América Latina donde existe un gobierno central, pero que convive con gobiernos subnacionales con ciertas atribuciones.

Cabe señalar además que el centralismo es lo opuesto a federalismo.

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