Reformismo Borbónico en el Siglo XVIII

Tema 6: Reformismo borbónico en el siglo XVIII

1. INTRODUCCIÓN

En el año 1700 murió sin descendencia Carlos II, lo que dio lugar a un conflicto dinástico entre Felipe de Borbón (Felipe d’Anjou) y el Archiduque Carlos de Austria, cuya solución llegó con el Tratado de Utrech (1713), que supuso la instauración de una nueva dinastía, los Borbones, de origen francés.

Con la nueva casa reinante llegarían también el reformismo, la Ilustración y la forma política que se extendería por diversos reinos en el Siglo XVIII: el despotismo ilustrado, ( «TODO PARA EL PUEBLO, PERO SIN EL PUEBLO») se sigue el modelo del absolutismo centralista y uniformador francés. El monarca más centralista y uniformador de esta época fue Carlos III, rodeado de Ilustrados como Campomanes, Floridablanca y Aranda. El nuevo sistema político se implanta con los «Decretos de Nueva Planta», que se aplican a los territorios de la Corona de Aragón, como represalia por apoyar al otro pretendiente y que suponen la abolición de sus fueros, cortes y consejos.

Internacionalmente, dentro de la doctrina del equilibrio europeo, España se inclinaría por la alianza con

Francia (Pactos de Familia) y un larvado enfrentamiento, básicamente en el mar, con Inglaterra. 2. DESARROLLO

El reformismo borbónico del Siglo XVIII, que abarca los reinados de Felipe V, Fernando VI, Carlos III y Carlos IV, se relaciona con la llegada de la Ilustración a España. Este movimiento se desarrolló más tarde que en Europa debido a la falta de burguésía, el conservadurismo de intelectuales y la Iglesia, así como la ausencia de clases medias. Las principales preocupaciones de los ilustrados se centraron en la educación, la economía y la Iglesia, y las reformas se abordaron en función de estas temáticas. 2.1. Reformas políticas:** – Administración Central y la Ley Sálica: Los Decretos de Nueva Planta abolieron los fueros de la Corona de Aragón, imponiendo legislación e instituciones castellanas. La Ley Sálica excluyó a las mujeres de la sucesión al trono. – **Reformas en la administración territorial:** Se crearon Secretarías del Estado, se eliminaron virreinatos y se establecíó una estructura provincial. En América, se extendieron intendencias y se fortalecíó el control comercial.

– **Relaciones Iglesia-Estado:** Se impuso el Regalismo, afirmando la superioridad del poder real sobre la Iglesia. La expulsión de los jesuitas en 1767 ejemplifica este enfoque regalista.

Estas reformas reflejan el intento de centralización y uniformidad del modelo absolutista francés en la administración borbónica. 2.2.REFORMAS Económicas: durante este periodo se intentaron diversas reformas económicas en España. Se reorganizó la Hacienda con sistemas fiscales distintos para cada territorio.
Hubo intentos de reformar los impuestos, como la propuesta del marqués de la Ensenada, pero enfrentaron oposición. Se emitíó deuda pública para hacer frente a los gastos de la guerra de Independencia de los EE. UU., y se creó el Banco de San Carlos, precursor del Banco de España.

En el ámbito agrario, se intentaron abordar problemas como la propiedad de la tierra, pero los esfuerzos resultaron parciales debido a la oposición de la nobleza y el clero. Se llevaron a cabo acciones como arrendamientos de tierras municipales, aumento de la producción agrícola y colonizaciones dirigidas. En cuanto a la producción artesanal e industrial, se aplicó una política proteccionista con manufacturas reales, pero enfrentaron dificultades como el control burocrático y altos costos. Se impulsó la construcción naval y el comercio interior, aunque las compañías comerciales para América tuvieron poco éxito. También se realizaron reformas educativas, promoviendo la difusión de ideas ilustradas a través de la educación y creando escuelas y academias.

3. CONCLUSIÓN

El Siglo XVIII fue una etapa de crecimiento demográfico y económico. Supuso una etapa de estabilidad en contraste con el siglo anterior. Como hemos visto, el cambio de dinastía trajo importantes cambios en la organización política e institucional del Estado: el centralismo y la uniformidad, y trajo también las ideas ilustradas y su espíritu reformista, si bien quedaron claros los límites: no se pretenden modificar ni el modelo político (absolutismo) ni el socioeconómico (sociedad estamental y desigualdad jurídica) ni el problema de la propiedad de la tierra. Por eso, como dice el historiador Juan Fernández, el Siglo XVIII se caracteriza por más proyectos que reformas; y aunque no hubo grandes avances los proyectos de reforma permitieron la reflexión sobre los problemas del país, y pese a que no se pusieran en práctica, sus ideas acabarán abriendo paso a las reformas liberales del Siglo XIX.


Tema 5: Los Austrias Mayores: política interior y exterior

1. INTRODUCCIÓN

La expresión «Austrias mayores» engloba los reinados de Carlos / (1516-1556) y Felipe II (1556-

1598). Ambos pertenecían a los Habsburgo (Casa de Austria). En Carlos, gracias a la política matrimonial de los Reyes Católicos, recayó una gran herencia que le permitíó la formación de un gran Imperio: Castilla y América por Isabel, Aragón y territorios italianos (Nápoles, Sicilia y Milanesado) más el Rosellón y la Cerdaña por Fernando, Flandes y Borgoña por su abuela María y de su abuelo Maximiliano, el archiducado de Austria y sus dominios, más el título de emperador (Carlos

V) Esta herencia va a condicionar su acción política, marcada por la defensa del catolicismo, la integridad del territorial del Imperio y de su hegemonía en Europa. Curiosamente serán los reinos hispánicos, especialmente Castilla, no interesados en la idea imperial los que acaben sosteniendo esta política. Elementos claves para sostenerla fueron la creación de un complejo entramado administrativo, un poderoso ejército (los tercios) y la plata y el oro procedentes de América.

Para Elliot, una diferencia entre ambos reinados es que mientras Carlos / se dedicó plenamente a la política imperial, lo que se plasmó en una corte itinerante que viajaba con él, Felipe Il (calificado por G. Parker como rey meticuloso y poltrón) se centró en los asuntos peninsulares, por eso fijó la corte y la capital en Madrid. Sin embargo, gobernará el mayor Imperio de la época.

2. DESARROLLO

2.1. Política Interior de Carlos | En resumen, durante el reinado de Carlos V, se enfrentó a la revuelta de las Comunidades en Castilla y las Germánías en Valencia, consolidando la monarquía tras derrotar a los sublevados. Felipe II, en su reinado posterior, aumentó la centralización y enfrentó problemas económicos debido a las bancarrotas por gastos en política exterior. Enfrentó la rebelión de moriscos en las Alpujarras y tensiones en Aragón, donde se redujeron fueros. Además, problemas como el bandolerismo y las dificultades financieras persistieron, con la primera bancarrota declarada en 1557.

2.2. Política exterior de Carlos I y Felipe II

La política exterior de Carlos V estuvo marcada por su ideal de una monarquía universal v cristiana dirigida por un doble poder: el espiritual, que correspondía al papado, y el terrenal al emperador. Fruto de ellos son:

• Su enfrentamiento con Francia (Francisco I, quien también presentó candidatura al Imperio) por los reinos y ducados de Italia, especialmente el Milanesado, así como por los territorios de Flandes, Borgoña y Alemania. El enfrentamiento se saldó con la victoria de Carlos sobre los franceses en la batalla de Pavía (1525), donde cayó prisionero el rey francés Francisco 1. Más tarde la actitud del Papa a favor de los franceses (Liga clementina: Francia, Florencia, Venecia y el Papado) por temor a la influencia de Carlos en Italia condujo a Carlos a la ocupación de Roma y su posterior saqueo (1527). El enfrentamiento con Francia no concluyó hasta la Paz de Crépy

(1544), que aplazó el conflicto hasta la época de Felipe II.

La amenaza turca. El Imperio otomano era una potencia que se expandía hacia el oeste en especial tras la toma de Constantinopla. Los ejércitos del sultán Solimán ocuparon Hungría y sitiaron Viena amenazando al Imperio de Carlos. En el Mediterráneo, los corsarios, protegidos por Solimán ocuparon plazas fuertes del norte de África tomadas en tiempos de Fernando el Católico, por lo que Carlos V lanzó un exitoso ataque contra Túnez (1535) pero fracasó en Argel (1545), por lo que no pudo acabar con la amenaza turca.

• Los Problemas religiosos. Sin duda, la expansión del protestantismo fue el problema más grave, ya que grave rompía la unidad católica del Imperio.

El problema se inicia cuando Lutero

demandó la reforma de la Iglesia Católica y criticó algunos de sus vicios en sus 95 tesis. Para intentar la conciliación se celebró la Dieta de Worms (1520) en la que se pidió a Lutero que se retractara, pero se negó y se puso bajo la protección de Federico de Sajonia. Poco a poco el protestantismo fue extendíéndose a otros príncipes alemanes que veían la oportunidad de lograr mayor independencia política y de apropiarse las tierras de la Iglesia católica de sus principados.

Fue, por tanto, un enfrentamiento político, militar y religioso.

El Papa Paulo III convocó el Concilio de Trento (1545) para abordar la reforma de la Iglesia católica. Carlos | derrotó a los protestantes en la batalla de Mülhberg (1547). Pero el final del conflicto no llegará hasta la Paz de Augsburgo (1555) que supuso la libertad religiosa de los príncipes (cada príncipe elegiría la religión de sus territorios) y el fracaso de la idea de unidad religiosa en el continente. Tras este fracaso, Carlos V renunció a la corona y dividíó sus posesiones entre su hijo Felipe y su hermano Fernando. Al primero le otorgó el núcleo central de su Imperio: la Monarquía Hispánica, a la que sumó los territorios borgoñones en los Países Bajos y el centro de Europa. A su hermano le dejó los territorios de la casa de Austria en Alemania y el título de emperador del Sacro Imperio. Después se retiró al monasterio de Yuste, en

Extremadura.

La política exterior de Felipe II, llamada por historiadores como Elliot, Lynch, Domínguez Ortiz como la «política heredada» estuvo inspirada por los mismos principios que la de Carlos I:

hegemonía en Europa, lucha contra los turcos en el Mediterráneo y defensa de la ortodoxia católica, a la que se añadieron dos problemas nuevos: la sublevación de los Países Bajos y la rivalidad con

Inglaterra.

Francia (1556-1566): Consolidación de la hegemonía. Apenas comenzado su reinado tuvo que enfrentarse a una coalición formada por Enrique Il de Francia (hijo de Francisco I) y el papa Pablo IV quienes querían expulsar Felipe II, de Flandes y de Italia. El duque de Alba invadíó los Estados Pontificios ante lo cual el papa se vio obligado a pedir la paz. En Francia se vencíó a los franceses en la batalla de San Quintín (1557). Con la firma del tratado de paz de Cateau- Cambresis se acordaba el matrimonio de Felipe II con la hija de Enrique II, Isabel de Valois. En memoria de la victoria de San Quintín el rey mandó construir el monasterio de El Escorial.

Lucha contra los turcos (1570-1571) El detonante del conflicto fue el ataque turco a Chipre (territorio de Venecia), lo que llevó a la formación de la Santa Liga formada por España, Venecia y el Papa que se saldó con la victoria en Lepanto, 1571 (en ella Cervantes perdíó su mano). Uníón con Portugal: Tras la muerte sin descendencia del rey de Portugal, Felipe II aprovechó sus derechos al trono y fue nombrado rey de Portugal en 1580. De esta manera se realizaba la unidad peninsular, el Imperio hispánico se incrementaba con las posesiones de Portugal en América, África y Asía.
Países Bajos: La política de control del Cardenal Granvela que establecíó más de 3000 soldados en las fronteras holandesas, obligó a subir los impuestos para mantenerlas, provocando así una rebelión en las provincias calvinistas del norte que crearon la Uníón de Utrecht que enfrentaron a la Uníón de Arrás (católicas del sur). La solución llegó con la intervención del Duque de Alba y la dura represión que se produjo con el llamado Tribunal de la Sangre o de los tumultos. • Inglaterra: Hasta 1558 las relaciones con Inglaterra habían sido cordiales; de hecho el mismo Felipe II, antes de ser rey de España, había sido rey consorte de Inglaterra, ya que estuvo casado con la reina María Tudor. Pero al ascender al trono Isabel | en 1558 (María Tudor había muerto sin descendencia), la amistad dejó paso a la rivalidad: La restauración del anglicanismo, y dio lugar a una política de oposición a Felipe II (apoyo a la piratería y a los calvinistas holandeses), quien en respuesta envió a la Gran Armada (130 barcos) con el objetivo de desembarcar en Inglaterra y restaurar el catolicismo. Pero las inclemencias meteorológicas dispersaron la flota que fue atacada y prácticamente destruida por los ingleses. 3. Conclusión Tanto Carlos, como Felipe II fueron denominados como los Austrias Mayores por la historiografía tradicional en un afán por exaltar su política imperial y su hegemonía en Europa. Distinguíéndolos así, de los monarcas del S. XVII, los Austrias Menores, a los que se responsabilizó del declive de España. Sin embargo, aunque es incuestionable que la monarquía hispánica en el s. XVI se convirtió en la gran potencia hegemónica de Europa, con un Imperio colonial de grandes dimensiones al unirse a ella la Corona de Portugal, lo cierto es que bajo su aparente grandeza económica y política iba creciendo el germen de su decadencia futura, que manifestó en toda su magnitud la centuria siguiente. El Siglo XVI, por tanto, fue un período de la Historia de España en el que se combinaron las luces y las sombras: junto a las grandes conquistas del Nuevo Mundo y el brillo de sus metales, convivieron el endeudamiento crónico de la monarquía y el empobrecimiento de Castilla, en beneficio de la banca, la industria y el comercio extranjero. Al mismo tiempo, durante los reinados de Carlos 1 y Felipe II, culturalmente, España vivirá su primer siglo de oro con figuras como Juan Luis Vives, San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jesús, Francisco de Vitoria, Fray Luis de León, Pedro Machuca, Juan de Herrera, Juan de Juñí, El Greco o Luis Morales


Los Reyes Católicos introdujeron la monarquía autoritaria en los reinos hispánicos, poniendo fin al tumultuoso periodo bajomedieval. Su uníón dinástica fortalecíó el poder real al unir las Coronas, establecieron instituciones modernas, y consolidaron su dominio político sobre la nobleza y el clero. Además, llevaron a cabo una política de alianzas internacionales que les otorgó poder e influencia en Europa. 1.1. La uníón dinástica ;Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, al unirse en matrimonio en 1469, establecieron la monarquía hispánica, una entidad política nacida de la uníón dinástica de las dos Coronas más significativas de la Península. Aunque cada reino conservó sus leyes e instituciones, se formó un Estado plural con territorios como Castilla, Aragón, Cataluña y Valencia bajo una misma monarquía. Aunque se denominaba España, no tenía un significado político y los Reyes Católicos se referían a los diferentes reinos. A pesar de mantener diferencias, las leyes y disposiciones reales eran acordadas por representantes de ambos reinos, jurándose mutua lealtad. El peso territorial de Castilla llevó a una creciente castellanización y a la disminución del poder político de la Corona de Aragón en los siglos XVI y XVII. 1.2. La construcción de una monarquía autoritaria :En la construcción de una monarquía autoritaria, los Reyes Católicos buscaron reforzar su poder real enfrentándose a la nobleza y al clero. Tras vencer en conflictos como la Batalla de Toro (1476), recuperaron propiedades reales de los señores, asegurando a cambio la sumisión política de la aristocracia y la Iglesia. Este proceso fue esencial para consolidar la autoridad monárquica en un territorio unido.

De este modo, consolidaron los privilegios jurisdiccionales (seño-ríos) de nobles y eclesiásticos o su poder dentro de la Mesta. Por otro lado, las Leyes de Toro (1505) generalizaron la institución del Mayo-razgo, que vinculaba las tierras a los grandes títulos nobiliarios.

Las instituciones de la monarquía

Una vez dominados la nobleza y el clero, los monarcas organizaron una serie de instituciones eficaces para afirmar la autoridad real. De esta forma crearon:

Un ejército permanente, en el que la nobleza, apartada de la polí-tica, conservó cargos y prerrogativas. Un cuerpo de embajadores, que atendía los asuntos diplomáticos para reforzar su política exterior. La figura de los corregidores. Eran los delegados del poder real en villas y ciudades, presidían los ayuntamientos y tenían funciones judiciales y de orden público.
Asimismo, los Reyes Católicos reorganizaron otras instituciones: El Consejo Real, apartando a la gran nobleza e introduciendo letrados y secretarios procedentes de la baja nobleza y la burguésía. Las Cortes, sobre todo en Castilla, perdieron protagonismo y casi únicamente se reunían cuando los monarcas necesitaban más recursos financieros o cuando tenían que confirmar al nuevo rey. La Audiencia de Valladolid para la administración de justicia.
También se crearon otras nuevas en Sevilla y Galicia.

En la Corona de Aragón se mantuvieron las instituciones tradicio-nales, así como el mayor peso político de las Cortes. Ahora bien, se instituyó el cargo de lugarteniente (posteriormente, virrey), representante de los monarcas que ejercía plenamente la autoridad real.

Igualmente, en Aragón continuó vigente la figura del Justicia Ma-yor, cuya misión era ejercer de árbitro entre el rey y sus súbditos. En Cataluña y Valencia siguieron funcionando sus propias instituciones judiciales.

A pesar de las reformas, controlar los territorios de la Corona, imponer las leyes y controlar los excesos de la nobleza y el clero no fueron tareas fáciles. Por ello, durante su reinado los Reyes Católicos se desplazaban de manera prácticamente continua por todo el territorio para impartir justicia y reforzar su autoridad, sin establecer una capital fija de los reinos.

3.1. La unificación del territorio hispánico

Unidas las dos Coronas, los Reyes Católicos coincidían en la necesidad de completar la unificación territorial de los reinos hispánicos para consolidar un Estado fuerte que pudiera expandirse fuera de la Península. De este modo actuaron en: El reino de Granada. Castilla, con la ayuda ara-gonesa, abríó de nuevo las hostilidades contra el último reducto musulmán de la Península, el reino de Granada, que fue definitivamente anexionado a la Corona en 1492. El reino de Navarra. Fernando de Aragón, siendo ya regente de Castilla tras la muerte de la reina Isabel, invadíó e incorporó Navarra a Castilla (1512), aunque dicho territorio conservó su autonomía y sus instituciones. El reino de Portugal. Los Reyes Católicos prepararon también la anexión de Portugal a la Corona mediante una hábil política matrimonial. 3.2. La política internacional Como todos los monarcas autoritarios, los Reyes Católicos dedicaron amplios esfuerzos a la política exterior. Cabe destacar: El sistema de alianzas y la política matrimonial. Los Reyes Católicos realizaron una intensa política matrimonial mediante la formalización de alianzas con diversos reinos europeos: Con el Imperio alemán, al casar a su hija y heredera Juana con Felipe, hijo del emperador Maximiliano I. Con Inglaterra, al casar a otra hija, Catalina, con el futuro monarca Enrique VIII. Con Portugal, a través de un complejo proceso dominado por la firma de diversos tratados, y por el matrimonio de las hijas de los Reyes Católicos, Isabel, y posteriormente María, con el rey de Portugal Manuel el Afortunado. Los enfrentamientos con Francia e Italia. La habilidad diplomática del rey Fernando permitíó la recuperación de los territorios del Rosellón y la Cerdaña (Tratado de Barcelona, 1493), que su padre, Juan II, había cedido a Francia. Más tarde, las guerras con Francia tuvieron a Italia como escenario principal. Fernando Il organizó un poderoso ejército que vencíó a los franceses y permitíó consolidar el dominio de la Corona de Aragón sobre Nápoles (1504). La expansión en el Norte de África y el Atlántico. A partir de 1505, y para frenar el avance musulmán en el Mediterráneo, los Reyes Católicos llevaron a cabo una intensa actividad de conquistas que les aseguró el dominio de la costa de África: Peñón de la Gomera, Orán, Bugía y Trí-poli, que se sumaron a Melilla, conquistada en 1497.

Asimismo, el apoyo de comerciantes andaluces permitíó la ocupación definitiva de las islas Canarias, que se había iniciado años antes. En el año 1496 se completó el control del archipiélago con la conquista de Tenerife.• Las relaciones con Portugal. La pacificación con Portugal fue un proceso dominado por la firma de diversos tratados, entre los que destacan el Tratado de Alcáçovas (1479), mediante el cual los portugueses consiguieron el control de la costa africana a cambio de renunciar a sus pretensiones sobre la Corona de Castilla, y el Tratado de Tordesillas (1494), que les dio el control del actual Brasil. 3.3 LA Llegada a América En el contexto de la llegada a América, Cristóbal Colón, tras presentar su propuesta en las cortes portuguesa y española, obtuvo el respaldo de Isabel de Castilla para un viaje hacia el Oeste en busca de una ruta asíática. El 3 de Agosto de 1492, zarpó de Palos con tres naves, llegando a Guanahaní en las islas del Caribe el 12 de Octubre del mismo año. A pesar de las expectativas de riqueza, las expediciones posteriores revelaron que las riquezas eran menores de lo esperado, y Colón murió en 1506 convencido de haber llegado a Asía. Para 1511, la monarquía había prácticamente concluido la conquista de las grandes islas en América, aunque las expectativas de encontrar un nuevo continente con vastas tierras eran evidentes.

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