Fernando VII: Absolutismo
El regreso de Fernando VII a España incrementó la tensión política. Las Cortes chocaron con el rey al intentar que aceptase la soberanía nacional, pero carecían de medios para oponerse, ya que el monarca contaba con el respaldo del ejército y la Iglesia. Fernando VII regresó desde Francia a España por Gerona; durante el trayecto, el general Elío y el canónigo Yáñez le expresaron su malestar. La nobleza, a través del Manifiesto de los Persas, también rechazó la legislación de las Cortes. En estas circunstancias, Fernando VII aprobó un decreto en Valencia derogando dicha legislación y restableciendo el absolutismo. El reinado de Fernando VII se divide en tres periodos:
Sexenio Absolutista (1814-1820)
Durante este periodo, la política interior giró en torno a tres problemas:
- Depuración de afrancesados y liberales de la administración. Las medidas contra los afrancesados oscilaron entre el destierro y el cese o inhabilitación para ejercer cargos públicos. Contra los liberales se actuó con más dureza, acusándolos de atentar contra la soberanía real y condenando a los diputados de Cádiz que votaron a favor de la soberanía nacional.
- Conspiraciones liberales. Como resultado del restablecimiento del absolutismo, las conspiraciones fueron constantes.
- La Hacienda pública, que mantenía una situación crítica debido al déficit desde finales del siglo XVIII por las guerras. Esta situación se agravó por el caos administrativo de la Guerra de la Independencia y la pérdida de las rentas americanas.
El Trienio Constitucional (1820-1823)
La situación política era de total desconfianza por lo sucedido anteriormente: conspiraciones, caos económico y de la Hacienda… Los liberales comprendieron que sin el ejército no podrían llegar al poder, por lo que intentaron captar a los militares a través de las logias masónicas. Además, había un gran malestar dentro del ejército. La sublevación fue llevada a cabo por el ejército.
Durante el Trienio hubo cinco gobiernos, debido a la inestabilidad política causada porque Fernando VII, con su mentalidad absolutista, se vio obligado a nombrar ministros liberales, con los que chocaba sistemáticamente. Los gobiernos del Trienio legislaron en cuestión eclesiástica de forma unilateral, como las Cortes de Cádiz, provocando un conflicto con la Iglesia. Entre las medidas aprobadas destacan:
- Supresión de la Inquisición.
- Expulsión de los jesuitas.
- Supresión de los monasterios (salvo ocho por razones históricas).
- Supresión de los conventos de los pueblos con menos de 450 habitantes.
- Supresión del fuero eclesiástico.
- Supresión de la mitad del diezmo.
Todo esto produjo la ruptura de las relaciones entre el Estado y la Iglesia. Los gobiernos del Trienio también se preocuparon del problema de la Hacienda, pero no hubo reforma fiscal.
Fernando VII y los absolutistas que le apoyaban no aceptaban el régimen constitucional, por lo que conspiraron para derribarlo, primero con un pronunciamiento militar y luego creando multitud de partidas armadas guerrilleras. La caída del Trienio se produjo por una intervención extranjera y por el resultado de la política de la Santa Alianza. En el Congreso de Verona se acordó que la Santa Alianza interviniera en España, y finalmente Francia, como país más cercano, envió un ejército conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis para restablecer el absolutismo. El gobierno, al carecer de poder para oponerse, no tuvo más remedio que liberar a Fernando VII, que se encontraba retenido en Cádiz.
La Década Ominosa (1823-1833)
Fernando VII, al ser liberado, aprobó un decreto derogando la legislación del Trienio y restableciendo las instituciones del Antiguo Régimen, excepto la Inquisición. Tras el restablecimiento del absolutismo, se produjeron actos de represalia y una depuración de la administración y del ejército. El nuevo gobierno tuvo que hacer frente a la Hacienda y a la deuda pública. Las medidas más destacadas de estos años fueron:
- Publicación del Código de Comercio.
- Creación de la Bolsa de Madrid.
Durante la Década Ominosa se produjeron varias crisis políticas:
- La primera, cuando el gobierno contactó con Javier de Burgos por sus buenas relaciones con la banca extranjera.
- La segunda, cuando Fernando VII decidió apoyar al bando absolutista en Portugal.
- La tercera, con la publicación en 1826 del Manifiesto de la Federación de los Realistas Puros.
- La cuarta, como consecuencia del alzamiento en Cataluña de los Agraviados.
- La quinta, debido al problema sucesorio que enfrentaría al hermano del rey (Don Carlos) con su hija, la futura Isabel II.