Revoluciones y Restauración: Transformaciones Políticas en el Siglo XIX

Conceptos Históricos Clave

  • Congreso de Viena: Fue un encuentro internacional celebrado en la capital austriaca (1814-1815) con el fin de restablecer el equilibrio entre las potencias europeas.
  • Liberalismo: Lucha por liberarse de la ocupación francesa e ideas revolucionarias sobre la soberanía nacional y los derechos del hombre.
  • Nacionalismo Unificador: Pretendía unir en un solo Estado-nación territorios que eran independientes o estaban bajo el dominio de otro Estado.
  • Restauración: Tras la derrota de Napoleón, se intentó regresar a la situación internacional anterior a la Revolución Francesa. Por eso, denominamos Restauración al periodo justamente posterior a la caída de Napoleón.

La Independencia de Estados Unidos

Causas de la Independencia

El origen de la rebelión de los colonos americanos se remontaba a la Guerra de los Siete Años (1756-1763) entre británicos y franceses. Gran Bretaña trató de resarcirse del coste de la guerra creando nuevos impuestos en sus colonias americanas, que estas se negaron a pagar, basándose en la Declaración de Derechos inglesa de 1689, que consideraba «ilegal todo impuesto exigido por la Corona sin la aprobación del Parlamento». Los colonos no participaban en el Parlamento británico y, por tanto, creían que no debían pagar impuestos. Varios impuestos fueron suprimidos, pero se mantuvo el impuesto sobre el té.

La concesión en 1773 del monopolio de la venta del té a la Compañía de las Indias Orientales perjudicó a los comerciantes de las colonias. La respuesta fue el Motín del Té (1773), en el que unos jóvenes lanzaron al mar los cargamentos de té que la Compañía tenía en el puerto de Boston. El Gobierno británico respondió con el cierre del puerto y la imposición de una elevada multa a los habitantes de Massachusetts.

En 1774, las colonias (excepto Georgia) se reunieron para elaborar una lista de agravios. Al año siguiente, comenzaron los primeros enfrentamientos armados. El 4 de julio de 1776 fue proclamada la Independencia de los Estados Unidos de América, en una declaración redactada por Jefferson, en la cual se proclamaba la libertad, la igualdad, el derecho a la rebelión contra la tiranía y la división de poderes.

La Guerra de Independencia de Estados Unidos

La Guerra de Independencia tuvo dos etapas:

  • Primera Fase (1775-1777): Los insurgentes, dirigidos por George Washington, se enfrentaron a los británicos con una táctica de guerrillas. La victoria de las milicias de Washington en Saratoga (1777) decidió a Francia a apoyar a los rebeldes. España también apoyó la causa independentista.
  • Segunda Fase (1778-1782): En 1781, las tropas británicas fueron derrotadas en Yorktown, gracias a la creciente profesionalización del ejército de los colonos americanos. La paz se restableció con el Tratado de Versalles (1783), por el que Reino Unido reconocía la independencia de los Estados Unidos de América.

La Constitución de Estados Unidos

Al terminar el conflicto, cada una de las trece colonias era un Estado soberano. Alexander Hamilton propuso la elección de un Congreso que elaborara una Constitución para todos. Cincuenta delegados —llamados «los padres fundadores»—, reunidos en Filadelfia en 1787, prepararon el texto de la nueva Constitución, que entró en vigor en marzo de 1789. La Constitución establecía un sistema con tres poderes:

  • El poder legislativo residía en un Congreso compuesto por dos cámaras: el Senado (dos miembros por Estado) y la Cámara de Representantes (cada Estado tenía un número de representantes proporcional a su población).
  • El poder ejecutivo era ejercido por un presidente, elegido por sufragio universal masculino (población blanca) cada cuatro años. El presidente nombraba a los miembros del Gobierno, tenía el mando supremo de los ejércitos, podía promulgar leyes y ejercer el derecho de veto.
  • El poder judicial era independiente del poder político: A su cabeza se situaba un Tribunal Supremo, formado por seis miembros nombrados por el presidente, cuya tarea era velar por la constitucionalidad de las leyes.

La Revolución Francesa

Causas de la Revolución Francesa: La Crisis de la Hacienda Real

Los acontecimientos que desembocaron en la revolución fueron diversos. Francia atravesaba una profunda crisis económica en el último cuarto del siglo XVIII, y esta crisis afectaba gravemente a la Hacienda Real. Algunos ministros, como Turgot, Calonne y Loménie de Brienne, plantearon reformas basadas en las ideas de la Ilustración, y recomendaban que los estamentos privilegiados pagasen impuestos. La intervención de Francia en la Guerra de Independencia americana (1775-1783) agravó la crisis de la Hacienda Real y su endeudamiento. Una Asamblea de Notables reunida en 1787 rechazó el principio de igualdad ante el impuesto, planteado por el ministro de Hacienda. La nobleza exigió la reunión de los Estados Generales, la asamblea representativa francesa, ya que, teóricamente, todo nuevo impuesto debía ser autorizado por esta institución.

Convocatoria de los Estados Generales

El monarca convocó a los Estados Generales para el 5 de mayo de 1789. En enero de 1789 se hizo pública la convocatoria, momento en el que Francia sufría una gran crisis de subsistencia. Esta asamblea se convocó para encontrar una solución a la grave crisis financiera que padecía el país. La sucesión de inundaciones en 1787 y la sequía del verano de 1788 habían provocado la subida de los precios del trigo, lo que llevó a duplicar y triplicar el precio del pan, un alimento básico. La población se vio obligada a dedicar su escasa capacidad de compra a la adquisición de alimentos, por lo que disminuyó el consumo de otros productos. Esta situación acarreó paro, mendicidad y delincuencia. Antes de la reunión de los Estados Generales, los estamentos podían elaborar «cuadernos de quejas», en los que hacían públicas sus peticiones. Mientras la nobleza y el clero defendían los privilegios tradicionales, los del Tercer Estado reclamaban libertad de expresión, de reunión o comercio y la supresión del régimen feudal. Proclamaban, asimismo, la igualdad civil de los tres estamentos. No debemos olvidar la gran difusión en Francia de las ideas de los ilustrados, que pusieron en entredicho las estructuras del Estado absolutista y la pervivencia de una sociedad estamental.

La Asamblea Nacional

El 5 de mayo de 1789 se reunieron en Versalles los Estados Generales, en sesión presidida por el rey. Tradicionalmente, los estamentos deliberaban por separado y después emitían un voto. Los privilegiados contaban con dos votos (nobleza y clero), mientras que el Tercer Estado con uno, aunque representaba la mayoría de los franceses. El desencadenante de la revolución fue la disputa en la forma en la que debían reunirse y votar los estamentos en los Estados Generales. El Tercer Estado había pedido que los votos contaran por cabeza, y así obtendría la mayoría. El rey aceptó doblar el número de diputados del Tercer Estado, pero no el voto por cabeza.

La Convención Montañesa (El Terror)

La victoria de los montañeses o jacobinos, dirigidos por Robespierre, se quiso legitimar con una nueva Constitución de carácter revolucionario radical, que nunca entró en vigor por la guerra. Se incluyó en ella una Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, que ampliaba la de 1789 en sentido democrático y social. El nuevo gobierno instauró el Terror (septiembre de 1793). Se ordenaron detenciones y ejecuciones en masa que se prolongaron durante toda la etapa montañesa: más de 40.000 personas fueron condenadas a muerte o ejecutadas sumariamente, y hubo 200.000 muertos por la guerra civil y medio millón de detenidos. Otras medidas revolucionarias fueron la Ley del Máximo General, la abolición total del sistema feudal, la supresión del culto y un nuevo calendario.

La República Conservadora: El Directorio

El poder ejecutivo recaía en un Directorio de 5 miembros. La nueva Constitución definía un modelo territorial basado en los departamentos, descentralizado, y una política liberal. El Directorio fue un régimen obligado a recurrir con frecuencia a la fuerza para imponer sus decisiones. Así, las revueltas populares y amenazas fueron reprimidas mediante golpes de Estado o por el ejército.

Napoleón Bonaparte, el 18 de Brumario de 1799, ayudado por el ejército y por su hermano Lucien, disolvió el Directorio por la fuerza.

La Europa de la Restauración

Tras la derrota de Napoleón, se restauraron las viejas monarquías y se intentó regresar a la situación internacional anterior a la Revolución Francesa. Por eso, denominamos Restauración al período inmediatamente posterior a la derrota de Napoleón.

Esta etapa fue también un período de reacción para volver al Antiguo Régimen. Su fundamento ideológico era el legitimismo, que defendía la desigualdad social y la alianza Iglesia-Estado para garantizar los derechos legítimos de los monarcas absolutos del Antiguo Régimen.

El Congreso de Viena y las Alianzas

El Congreso de Viena (1814-1815) tuvo como objetivo restablecer el equilibrio entre las potencias europeas. La figura clave fue el canciller austriaco Metternich. Se diseñó un nuevo mapa político de Europa. Se formó, además, la Cuádruple Alianza (1815) entre Austria, Rusia, Prusia y Reino Unido, una alianza militar para defender el orden creado por el Congreso de Viena. Francia se incorporó en 1818, formando la Quíntuple Alianza. La Santa Alianza fue una coalición entre Rusia, Austria y Prusia que tenía un fin diferente a las alianzas estratégicas que surgieron del Congreso de Viena. La Santa Alianza perseguía el mantenimiento del absolutismo y su defensa frente a la amenaza liberal.

Esta organización defendía el derecho de intervención para sofocar cualquier movimiento revolucionario.

Liberalismo y Nacionalismo: Las Oleadas Revolucionarias

A pesar de los políticos involucionistas, la vuelta al Antiguo Régimen como si nada hubiera pasado ya era imposible en muchos países. Los habitantes de estos territorios habían luchado por liberarse de la ocupación francesa y habían conocido las ideas revolucionarias sobre la soberanía nacional y los derechos del hombre, por lo que ya no se consideraban súbditos, sino ciudadanos de pleno derecho. Creían que sus países no eran reinos en el sentido de posesiones heredadas por un rey, sino naciones, es decir, comunidades formadas por personas a las que unían lazos históricos y culturales. Estas personas exigían el derecho a participar en el gobierno de la comunidad y no admitían la vuelta a la situación de sumisión propia de la monarquía absoluta y del Antiguo Régimen.

La pugna entre el viejo y el nuevo orden político y social se saldó a favor de la causa liberal y nacionalista, aunque con ritmos diversos. Hasta 1848 hubo tres oleadas revolucionarias:

  • Revolución de 1820: Países: España y Grecia. Ideología: Antiabsolutismo, nacionalismo y liberalismo. Resultado: Independencia de Grecia y América española.
  • Revolución de 1830: Países: Bélgica, Holanda y Francia. Ideología: Nacionalismo y liberalismo. Resultado: Independencia de Bélgica.
  • Revolución de 1848: Países: Francia, Italia, Imperio Austriaco y Alemania. Ideología: Socialista, nacionalismo y liberalismo. Resultado: Monarquía parlamentaria (en Francia), Segundo Imperio (Luis Napoleón).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *