El Movimiento Obrero en España en el Siglo XIX: Anarquismo y Socialismo

El Movimiento Obrero en España en el Siglo XIX

Antecedentes

El siglo XIX en Europa estuvo marcado por intensas agitaciones obreras. En España, las primeras manifestaciones de protesta obrera surgieron como reacción a la mecanización (ludismo), pero el problema fundamental radicaba en el reparto desigual de beneficios y salarios.

El Bienio Progresista y la Consolidación del Movimiento Obrero

Durante el Bienio Progresista (1854-1856), el obrerismo se expandió y consolidó la huelga como instrumento de defensa de sus reivindicaciones. La Revolución de Septiembre de 1868 (la Gloriosa) favoreció la expansión del movimiento obrero organizado, introduciendo en España las ideas socialistas y anarquistas.

El Anarquismo en España

El anarquismo llegó a España durante el Sexenio Democrático (1868-1874), introducido por Giuseppe Fanelli. Su auge se produjo en 1881 con la Ley de Asociaciones, que permitió a los anarquistas salir de la clandestinidad. El anarquismo se caracterizó por su componente revolucionario, colectivista, apolítico y contrario a cualquier autoridad impuesta. En 1881, nació la Federación de Trabajadores de la Región Española, que creció en afiliaciones hasta que la represión gubernamental la hizo desaparecer. En 1911, se fundó la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), una organización anarcosindicalista que aún hoy sigue activa.

El Socialismo en España

El movimiento socialista fue más minoritario que el anarquista. En 1879, nació el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), fundado por Pablo Iglesias. Los socialistas defendían los derechos del proletariado y propugnaban la participación en la vida política. Impulsaron la creación de la Unión General de Trabajadores (UGT), un sindicato de masas. Entre sus instrumentos de expresión estaban el semanario El Socialista, las Casas del Pueblo y la Mutualidad Obrera de Madrid.

Evolución del Movimiento Obrero

La evolución del socialismo fue más compleja que la del anarquismo. Inicialmente, no logró reunir a un gran número de trabajadores, pero experimentó un aumento en su afiliación y representatividad a principios del siglo XX. El anarquismo, por su parte, tuvo un auge inicial, pero la represión gubernamental lo debilitó. Sin embargo, la CNT se mantuvo activa y sigue siendo una fuerza importante en el movimiento obrero español.

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