Revolución Francesa y Guerra de Independencia Española

Durante el gobierno de Carlos III el reformismo ilustrado fue incapaz de impulsar una modernización en el país, el sistema del A.R se mantenía en pie. Fue la Revolución Francesa de 1789 el inicio de un proceso que dio lugar a un liberalismo político, un capitalismo y una sociedad de clases, lo que terminó provocando la caída del A.R en Europa.

Carlos IV y la reacción conservadora

Tras la muerte de Carlos III, le sucede su hijo Carlos IV. Este se desentendió pronto del gobierno, delegando sus funciones en el conde de Floridablanca, quien impuso una política continuista frente a la de su padre Carlos III, profundizando en la línea ilustrada.

Sin embargo, el estallido de la Revolución Francesa provocó en España una reacción política conservadora, además se establecieron alianzas defensivas con Inglaterra y con Portugal, para evitar el desarrollo de la revolución en España.

Guerra de los Pirineos y Paz de Basilea

La ejecución del rey de Francia Luis XVI por los revolucionarios franceses condujo a la Guerra de los Pirineos en 1793, disputa entre Francia y España. El conflicto fue desastroso para España y terminó con la Paz de Basilea, negociada por Godoy, favorito y primer ministro de Carlos IV.

Tratado de San Idelfonso y Batalla de Trafalgar

En 1796, un año después de terminar la Guerra de los Pirineos tras la derrota española, Francia y España firman el Segundo Tratado de San Idelfonso, lo que condujo a España a participar en sucesivos conflictos contra Inglaterra.

En 1804, Francia y España son derrotadas por Inglaterra en Trasfalgar. Esto supuso la pérdida definitiva del control marítimo español sobre sus colonias.

Tratado de Fontainebleau y Motín de Aranjuez

Napoleón ordenó en 1806 un bloqueo contra el comercio británico pero Portugal se negó a cumplirlo. Como consecuencia, Napoleón invadió Portugal pero para ello firmó con Godoy los Tratados de Fontainebleau, en ellos España autoriza al ejército francés atravesar sus territorios con el fin de llegar a Portugal, y a cambio Portugal sería repartido entre Francia y España.

Tras la ocupación de Portugal, los reyes portugueses huyen a Brasil, pero las tropas francesas no abandonan el territorio español. Los que apoyaron al príncipe Fernando, aprovecharon la ocasión y desencadenaron el llamado Motín de Aranjuez, en el que una multitud asaltó al Palacio Real y a la mañana siguiente Godoy fue destituido y Carlos IV cedió la corona a su hijo, Fernando VII. Sin embargo, Napoleón no lo reconoció como Rey y lo citó para una reunión en Bayona, ante lo cual Carlos IV reasumió el trono y asistió a la reunión. Allí Carlos IV cedió a la presión de Napoleón y abdicó la corona de España. Finalmente Napoleón nombró a su hermano, José Bonaparte, Rey de España. Este acontecimiento es conocido como Farsa de Bayona.

Constitución de 1812 y Cortes de Cádiz

Jose I Bonaparte convocó Cortes para aprobar una constitución, el llamado Código de Bayona, el cual busca el equilibrio entre las formas del A.R y del Nuevo Régimen. Pretendía eliminar por completo el A.R en España. Destacan la suspensión del régimen señorial y la desamortización de las tierras de la iglesia.

Una parte de la población, los afrancesados, lo apoyaron viendo en él la oportunidad de modernidad. Pero la mayor parte de la población rechazó al nuevo rey y acabarían iniciando la guerra por la independencia.

El 2 de mayo, se produjo en Madrid un levantamiento popular en contra de la presencia francesa. Las tropas napoleónicas estaban al mando del General Murat, este dictó un bando en el que proclamó su autoridad absoluta en todo el territorio español y decretó a pena de muerte para los que se resistieran.

La resistencia de la población española frente a los franceses se extendió y surgieron numerosas juntas de armamento y defensa. En un principio eran de carácter local, pero se impulsó la formación de Juntas Provinciales que asumieron la representación del pueblo español. La resistencia al mando del General Castaños, consiguió vencer en Bailén a las tropas francesas. Esto provocó la huida de los franceses de Madrid, donde se creó una Junta Suprema Central que se encargaría de coordinar la guerra y dirigir el país.

Todo esto provocó el desplazamiento de Napoleón a España con numerosos ejércitos, y en tan solo 4 semanas recuperó el control en Madrid en la Batalla de Somosierra, y repuso a Jose I en el trono. La Junta Suprema Central se trasladó a Sevilla, y de aquí a Cádiz, la única ciudad que se resistió al asedio francés.

Tratado de Valençay y fin de la guerra

Ante la imposibilidad de derrotar al ejército francés en campo abierto, surgieron las guerrillas, cuya estrategia era la emboscada. Sin embargo, en 1811 la guerra cambió de rumbo, los franceses abandonan Portugal, y Napoleón decide atacar Rusia, desplazando un número considerable de unidades. De este modo, las tropas españolas avanzaron y tras la Victoria de Arapiles entraron en Madrid.

En 1813, Wellington inició desde Portugal la última ofensiva. Los franceses abandonan Andalucía y se retiran al norte del Ebro. Ante la incapacidad por parte de Napoleón de mantener los frentes abiertos, se ve obligado a pactar el final de la guerra, firmando así el Tratado de Valençay. En el que Napoleón reconoce como rey legítimo de España a Fernando VII y de las Indias. Sin embargo, la paz definitiva se firmó un año más tarde en París, el 23 de abril de 1814.

Cortes de Cádiz y Constitución de 1812

La Junta Suprema Central se disolvió hacia 1810. La elección de los diputados y el viaje de estos a Cádiz fue un proceso difícil debido al estado de la guerra. En su primera sesión se aprobó el principio de soberanía nacional. Para permanecer a salvo de las tropas enemigas, las Cortes se celebrarían en los edificios de las iglesias de San Pedro y San Pablo. Allí se reunieron unos 300 diputados, que pronto se dividirían en tres ideologías: liberales, jovellanistas y absolutistas. La Constitución será fruto del conservadurismo entre estas tendencias.

La Constitución de 1812, conocida como la Pepa, se basa en 5 principios fundamentales: la afirmación de la soberanía nacional; la introducción de la división de poderes; la declaración de igualdad de todos los ciudadanos ante la ley; el establecimiento de elecciones por sufragio universal y el conocimiento de amplios derechos y libertades individuales. La Constitución diseña un sistema político vertebrado por la Soberanía Nacional y la Monarquía limitada.

Además de la Constitución, las Cortes desarrollaron una importante ley para terminar con el A.R y crear un nuevo estado liberal.

De este modo, los señoríos jurisdiccionales fueron suprimidos; se abolieron los gremios y la Mesta; se estableció la libertad de trabajo, producción y comercio, y se abolió la inquisición aunque de manera muy limitada.

Consecuencias de la guerra

Las consecuencias de la guerra fueron bastante graves. En primer lugar, se generó un elevado número de muertos, el exilio de miles de afrancesados y la crueldad de la guerra quedó grabada por Goya en una serie de ochenta y dos grabados llamados Los Desastres de la Guerra. Las pérdidas materiales y de obras artísticas fueron muy elevadas.

Por otro lado la guerra activó el proceso de independencia de la América española y la vuelta de Fernando VII una vez terminada la guerra, supuso la vuelta al absolutismo.

Gobierno de Fernando VII

Durante el reinado de Fernando VII, podemos distinguir 3 fases en su gobierno:

Sexenio Absolutista (1814-1820)

Durante el Sexenio Absolutista (1814-1820), vuelve la inquisición y los privilegiados de la nobleza y clero. Desaparecen las libertades privilegiadas y los derechos de los ciudadanos.

Trienio Liberal (1820-1823)

Durante el Trienio Liberal (1820-1823), el coronel Riego proclamó la Constitución de 1812 en el pueblo de las Cabezas de San Juan, en Sevilla. Desde el poder, los liberales eliminaron la inquisición, impusieron el sistema fiscal aprobado en Cádiz, suprimieron los señoríos, expulsaron a los jesuitas y confirmaron las leyes que garantizaban los derechos y libertades de los ciudadanos.

Década Ominosa (1823-1833)

Durante la Década Ominosa (1823-1833), una vez recuperado el poder, el rey decidió vengarse de los liberales. Por otra parte, anuló todos los actos del gobierno liberal y abolió nuevamente la Constitución. Los gobiernos de Fernando VII no remediaron los problemas de España, el país estaba arruinado.

Cuando el rey tenía 49 años, nació su primer hijo, Isabel. Al tratarse de una niña era imprescindible modificar la Ley Sálica. De este modo, se publica la Pragmática Sanción que si permitía gobernar a las mujeres. Los partidarios de de Don Carlos María Isidro (hermano de Carlos VII) la rechazaron. Tras la muerte del rey queda abierto un conflicto sucesorio.

En conclusión, el periodo comprendido entre 1788 y 1833 sirvió para sentar las bases del futuro. El camino resultaría bastante arduo pero era inevitable en una Europa dominada ya por las revoluciones liberales.

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