El 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, declaró el estado de guerra y exigió al rey la dimisión del gobierno y la concesión de plenos poderes.
Esto no era inesperado, ya que se sabía con 10 días de antelación. Sin embargo, el presidente liberal García Prieto no pudo detener el golpe al no disponer de medios, por lo que presentó su dimisión. El rey no participó activamente en el golpe y reconoció que era una situación de hechos consumados.
El golpe de Estado sería fruto de la coordinación de dos grupos, dirigidos por cuatro generales: Saro, Dábila, Cavalcanti y Berenguer. La labor de Primo de Rivera sería actuar de enlace, y esto fue probablemente lo que determinó que se aceptase como jefe de la sublevación.
Primo de Rivera era un militar jerezano, considerado una persona patriota, honesta y sincera, que poseía una gran simpatía personal.
Era un regeneracionista; defendía la idea de la regeneración de España mediante la supresión de los partidos políticos, en los que no confiaba, y el desmantelamiento del caciquismo.
Su intención era:
Llevar a cabo actividades y obras públicas.
Mantener el orden interno.
Alcanzar la estabilidad y el sosiego político.
La Dictadura era considerada por el propio dictador como una etapa provisional, cuyo problema principal sería la indefinición. Primo de Rivera creía que el problema quedaría solucionado en tres o cuatro meses, pero se equivocaría.
2. El Directorio Militar
El Directorio Militar sería un órgano asesor. Durante los primeros meses, hubo un auténtico diluvio de decretos acompañados de notas oficiosas publicadas en la prensa.
Las cosas marchaban bien; en cuanto a la parte administrativa, cabe señalar que los asuntos se resolvían con prontitud y eficacia, aunque también es destacable la no realización de reformas políticas.
En cuanto a las distintas metas del gobierno, cabe destacar:
Mantener el orden interno. Esto se conseguiría con menos esfuerzo del esperado.
Un objetivo logrado sería el de una administración honesta debido a la sustitución de personal. Aunque esto supuso un saneamiento y logros positivos, el caciquismo seguía existiendo, y Primo encontraría un problema a la hora de formar la nueva clase política, ya que tendría que optar por elegir a personas con experiencia (los caciques) o a otras sin experiencia.
Primo abordaría también el problema social; respetó a los sindicatos, los obreros eran considerados como los principales colaboradores para la reconstrucción del país, y se preocuparía por evitar el paro y por los salarios. Sin embargo, hasta la época del Directorio Civil, no se realizaría una política social verdadera.
El Regionalismo sería el objetivo más olvidado, ya que, llegado al poder, adoptó la idea de una sagrada unidad de España. En este sentido, se aprobarían la Ley de Administración Local y la de Administración Provincial, aunque se olvidó de la de Mancomunidades y llevaría a cabo una serie de medidas exageradas de protección del castellano.
Sin embargo, el logro más destacado sería la satisfactoria resolución del problema de Marruecos. Primo apoyaba la idea de abandonar, quedándose solo con zonas de influencia; al recuperar el territorio de Annual, pretendía establecer una línea defensiva. Sin embargo, los militares africanistas (Sanjurjo, Millán Astray y Franco) opinaban lo contrario, y serían estos quienes convencerían al dictador de que era necesario restaurar el honor del ejército y acabar con el problema mediante el dominio de toda la zona de influencia española. Gracias al buen entendimiento y la coordinación con Francia, por parte del mariscal Pétain, se lograría una modernización del ejército, consiguiéndose en 1925 una gran máquina de guerra. En septiembre de ese mismo año, tuvo lugar el Desembarco de Alhucemas, que sería la primera operación militar en la que actuaron las tres fuerzas (tierra, mar y aire). Debido a la superioridad, los rifeños serían derrotados en varias semanas, y su jefe, Abd-el-Krim, sería deportado. En 1927, se llevaron a cabo las últimas operaciones, por lo que Marruecos ya no sería un problema.
3. El Directorio Civil
En diciembre de 1925, Primo de Rivera regresó. La solución ahora era cambiar a las personas sin cambiar el sistema; sin embargo, resultaría difícil encontrar a individuos capaces de sustituir a los políticos anteriores, y aún más cuando la clase intelectual no lo apoyaba.
El Directorio Civil estaría formado por técnicos que se consideraban procedentes de la Unión Patriótica, aunque lo constituían también personas como Martínez Anido, el Conde de Guadalhorce, Aunós, Yanguas Messía, el Duque de Tetuán o Calvo Sotelo, algunos de ellos provenientes del maurismo, ya que, ante el golpe, este se escindiría.
El programa de gobierno tenía escasa coherencia, aunque se alcanzarían cotas de prosperidad gracias a la excelente gestión. Pero fracasarían en la construcción de algo que sobreviviese tras la dictadura.
La labor de los distintos políticos sería:
Martínez Anido, en Gobernación, se encargaría de mantener el orden y de sanear la administración interna.
Aunós llevaría a cabo un plan audaz que resultaría muy eficaz: el corporativismo. Además, hizo vigente el Código del Trabajo en 1926 y se entendería con los sindicatos católicos y con la UGT socialista, quienes tendrían un importante papel en los Comités Paritarios.
Calvo Sotelo, en Hacienda, sería autor de fecundas iniciativas.
El Conde de Guadalhorce, en Fomento, llevaría a cabo un vasto plan de obras públicas.
Para apoyar el programa, como el dictador no creía en los partidos políticos, se crearía la Unión Patriótica, un movimiento integrador y articulador que soportara su programa y acción, además de ideologizar un régimen. Sería muy popular.
Se estaba planteando la salida política del régimen mediante la modificación de la Constitución de 1876 o por medio de una normalidad constitucional, pero fueron rechazadas. Por ello, a través de la reunión de la Asamblea Nacional, se llegaría al nombramiento de una asamblea consultiva formada por miembros de la Unión Patriótica y otras fuerzas diversas, quedando el poder ejecutivo en manos del rey y llevándose a cabo una verdadera soberanía Rey-Cortes. La idea de un rey con más poderes y de un sistema bicameral no gustó al Dictador, lo que ocasionaría diversas discusiones y el fin de la Dictadura antes de proclamar la nueva Constitución.
4. Aspectos Económicos
Se impulsaron una serie de ideas corporativistas, que consistían en un sistema de concentración económico-social de fuerzas organizadas en confederaciones. En la cuestión económica, dependían del Consejo de Economía Nacional, lo que estancaría un poco la economía debido a la proliferación de organismos, aunque se consiguió lograr una armonía para la organización de la economía.
Otra sería una vertiente social que buscaba fórmulas de arreglo entre capital y trabajo mediante la constitución de Comités Paritarios.
La etapa de la Dictadura se caracteriza por una administración honesta y eficaz, cuyo dictador creía que las cosas eran fáciles de solucionar, algo en lo que se equivocó.
Calvo Sotelo consiguió una consolidación de la Hacienda y acabar con el déficit, aunque tuvo que desistir a la hora de llevar a cabo una reforma fiscal. Sin embargo, hubo un aumento de ingresos, ya que había un mayor cuidado en la recaudación de los impuestos ordinarios, consiguiendo en 1927 alcanzar el superávit.
En la dictadura se llevaron a cabo una serie de inversiones:
El Plan Nacional de Firmes Especiales, que consistía en la modernización y mejora de carreteras, la modernización de las instalaciones ferroviarias existentes y el crecimiento de la circulación por automóvil.
El Plan Nacional de Casas Baratas y las Exposiciones de 1929 en Barcelona y Sevilla.
Obras hidráulicas: se crearon las Confederaciones Hidrográficas y se construyeron los primeros grandes embalses.
Inversión en enseñanza, produciéndose una disminución de la tasa de analfabetismo y un aumento de estudiantes universitarios.
Se crearon monopolios en la industria, como el Banco de Crédito Industrial, y en el sector servicios.
Se fundó la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE), creándose una única red, y la CAMPSA, que abarató el precio de la gasolina.
En 1929, España era uno de los países más turísticos del mundo, creándose el Patronato Nacional de Turismo y comenzando la construcción de la Red Nacional de Paradores.
El sector agrario fue el más abandonado, aunque se creó el Banco de Crédito Agrícola, se llevó a cabo una repoblación forestal y mejoras de tierras de regadío. Esto resultó imposible debido a la enemistad de los grandes terratenientes, lo que provocaría en parte su caída.
Todo ello supuso la primera política económica ideada desde el gobierno. España se convirtió en un país moderno, hubo emigración del campo a la ciudad, y era la primera vez que el sector servicios y el industrial superaban al agrario. Se atravesaron fronteras simbólicas; en 1929, el valor de la producción siderúrgica superó al textil, y hubo contención de precios, por lo que no habría inflación.
5. Aspectos Sociales
Pese al optimismo del dictador, muchas de sus previsiones no se cumplieron, provocando una sociedad muy tensionada. Sin embargo, el salario subió y las condiciones de vida de los trabajadores y obreros cualificados mejoraron debido a diversos factores como la situación de pleno empleo, la seguridad en el trabajo y las tasas impuestas a artículos de primera necesidad.
Los conocidos Felices Años Veinte lo fueron principalmente para las clases medias debido a un aumento del número de profesionales liberales, de los préstamos bancarios y la existencia del sistema de venta a plazos. El automóvil se convirtió en un medio de turismo para este sector.
España se urbanizaba, estrenando un nivel de vida en el que predominaba lo castizo con lo cosmopolita.
También es la época de las corridas de toros y de los grandes toreros como Joselito, Rafael el Gallo o Juan Belmonte.
Se inicia el fútbol (Torneo Nacional de Liga en 1927-1928).
Hubo una difusión del disco gramofónico.
La radio llega a la clase media, por lo que en 1925 se funda la primera red de emisoras.
Además, habría manifestaciones culturales; la Generación del 98 seguiría produciendo y se formaría la Generación del 27.
6. La Caída de la Dictadura
En enero de 1930, Primo de Rivera dimite debido a la falta de una solución para la salida política de la dictadura, en parte por la falta de apoyo.
Tenía una visión militarista de su autoridad, de manera que una serie de arbitrariedades le llevó a la disolución del arma de Artillería, lo que afectaría a la propia monarquía. El Régimen estaba cargado de autoritarismo y endurecimiento.
Primo, además, aceptaba mal la crítica, lo que le llevó a abominar la prensa, el cierre de universidades y la ingratitud de la Iglesia.
El 24 de junio de 1926 tiene lugar la Sanjuanada, que fue un intento de golpe de Estado por parte del ejército y antiguas fuerzas políticas como Romanones, pero que se detuvo fácilmente.
Los mejores años serían entre 1927 y 1928, pero el alejamiento del partido socialista, los intelectuales y la universidad, así como las huelgas, hicieron que Primo se quedase solo. Además, influyó en 1929 una crisis económica, el Crac de Nueva York, que provocaría una Gran Depresión, de manera que en España muchos inversores extranjeros retirarían sus capitales, lo que provocaría un gran efecto psicológico.
Hay que tener en cuenta al rey, regeneracionista, que contaba con el respaldo medio y popular. Sin embargo, al transmitir su malestar al general por el descontento de la sociedad, este sería el factor más operativo.
En 1930, se crea como última vía un gobierno de transición ni dictatorial ni constitucional. El 31 de diciembre de 1929, Primo y el Consejo de Ministros llevaron a cabo un programa para acabar con la Dictadura, creando un gabinete puente que suponía una modificación de la Constitución, pero fue rechazado, por lo que en enero la situación era muy tensa.
La causa concreta sería el envío de una circular a las capitanías generales que transmitía el sentir del ejército en relación con la dictadura. De esta manera, el 28 de enero de 1930, presenta su dimisión, muriendo en París unas semanas después.
Primo de Rivera intentó llevar a cabo una serie de reformas desde arriba, pero perdió los apoyos, por lo que esta contradicción provocaría la caída.
Sería una época muy crispada en la que se pondría en cuestión a la propia Monarquía. La caída de la Dictadura arrastraría años más tarde la de la misma Monarquía.
