Comentario La neutralidad española en la Primera Guerra Mundial

FUNDAMENTOS Ideológicos Y Evolución

El nuevo régimen se definía por la concentración de todos los poderes políticos en la figura del jefe del Estado,
Franco, que concentra el poder ejecutivo y el legislativo. Incluso parte del poder judicial dependía de él, a través de
los tribunales militares.
El dictador era, además, generalísimo de los tres ejércitos, jefe del partido único. En resumen, el Caudillo era jefe
del gobierno, del Estado, generalísimo y por si no fuera suficiente responsable ante Dios y ante la Historia. La
constitución de 1931 fue suprimida, así como los partidos y sindicatos. Sólo se reconocía el partido único. Para crear
una cierta estructura institucional, el dictador aprobó una serie de leyes fundamentales:
– Fueron del Trabajo 1938
– Fueron de los españoles 1945
– Ley del Referéndum nacional 1945
– Ley de sucesión en la jefatura del Estado 1947
Se trataba de garantizar la continuidad del sistema en un momento de aislamiento internacional, sin aportar ninguna
reforma substancial. El nuevo sistema quedó articulado como una mezcla de fascismo y de conservadurismo
tradicional.
En la primera época, el régimen efectuó un rígido control social a través de la Falange. Así, junto con los grandes
poderes tradicionales, la España franquista asistíó al ascenso de una serie de personas que por su adhesión al
régimen gozaron de privilegios en tiempos de escasez y de hambre.
El estallido de la segunda guerra mundial marcó durante 10 años la política internacional española y en cierta
manera el desarrollo del régimen.
a) 1939-1942. Franco decide una política de neutralidad, a pesar de que durante la Guerra Civil Alemania e Italia
le habían ayudado. En Junio de 1940 se pasa de la neutralidad a la no beligerancia y en Octubre se produce
la entrevista de Hendaya, que equivalía a un alineamiento moral con el Eje. El momento de máxima
colaboración se produjo en Junio de 1941, con la formación de la División Azul, voluntarios para colaborar
en el combate contra el comunismo


b) A partir de 1942, con la pérdida progresiva de posiciones por parte de Alemania provocó una rectificación. El
gobierno fue reestructurado para iniciar una aproximación a los aliados, a los que se garantizó la neutralidad
mientras se retiraba la División Azul del frente ruso.
Todos estos esfuerzos no evitaron el clima de rechazo hacia el régimen fascista español. La ONU rechazó por
aclamación la entrada de España. Aunque el gobierno contestó con desprecio hacia Europa (manifestación en la
Plaza de Oriente), la verdad es que el boicot político y económico de casi todos los países del mundo agravó la difícil
coyuntura española y condenó al país a la autarquía, reforzando el aislamiento de España.
Tras la Segunda Guerra Mundial se inicia también un periodo de tensión entre EEUU y la URSS que conocemos como
guerra fría. El mundo se dividía en dos bloques y la geopolítica mundial giró desde entonces alrededor del nuevo
conflicto. En la nueva organización del mundo, la España de Franco constituyó más un fiel aliado anticomunista que
no un enemigo. Fueron los EEUU los que iniciaron su acercamiento a Franco. Con su ayuda y gracias a su presión los
embajadores extranjeros volvieron a Madrid (1950-51). En 1951 se firmaron los primeros pactos que significaban la
llegada de créditos y materias primas vitales para el régimen franquista. Por fin, en 1953 se firmaron unos acuerdos
bilaterales que permitieron la ayuda norteamericana a cambio de la instalación de bases militares.
Entre 1957-1959, era evidente que la economía española necesitaba una orientación que abriese las puertas de la
modernización y superase las dificultades. La vieja ideología del nacional-sindicalismo comenzó a quedar totalmente
anacrónica y obsoleta en una España que comenzaba a hacer del desarrollo económico y del industrialismo la
ideología oficial del Estado.

La entrada dentro del aparto del Estado de nuevas generaciones de políticos, los llamados tecnócratas fueron los
que dieron al régimen una nueva orientación.


La pérdida de la influencia de los falangistas tuvo como signo más
evidente la sustitución de la Falange como partido único por una nueva formación política que agrupaba a todos los
colaboradores del régimen: el Movimiento Nacional. El régimen se alejaba de la ideología fascista de los primeros
años e iniciaba una tímida apertura política, aunque rechazando la democracia parlamentaria. Por otro lado, la
continuidad del sistema después de la muerte de Franco se vio asegurada cuando las Cortes aceptaron, en 1969, al
príncipe Juan Carlos como sucesor a la jefatura del Estado con el título de rey.
Un aspecto notorio de estos años es el intento aperturista que supone la aprobación en 1966 de la Ley de Prensa
que suprimía la censura previa, aunque manténían rígidos controles sobre todo lo que se publicaba. La Ley de
Libertad Religiosa (1967) y la Ley de Educación (1970).
Para estructurar el gobierno y reducir los conflictos, Franco nombró a Luis Carrero Blanco vicepresidente del
gobierno (1967) consciente de que era el hombre clave para mantener la paz entre las familias políticas. El escándalo
MATESA implicó a diversos ministros. Franco, aconsejado por Carrero, había decidido jugar a fondo la carta de los
tecnócratas y cuando reformó el gobierno excluyó a los que habían hecho público el escándalo MATESA. Sin
embargo, el año 1973, cuando Carrero Blanco fue nombrado presidente del Gobierno la situación de crisis se
agudizaba más. El gobierno de Carrero no había solucionado el descontento social y político ni había reducido la
hostilidad entre aperturistas e inmovilistas. Carrero Blanco fue asesinado por un atentado de ETA en Diciembre de
1973.
Carlos Arias Navarro fue elegido para sustituirle en 1974. En su primer discurso prometíó importantes reformas que
se vieron frenadas por diversos acontecimientos. El 9 de Julio Franco enfermó y ya no se repondría. Varios hechos
marcaron los últimos meses de vida del régimen franquista: la Marcha Verde marroquí sobre el Sáhara español y la
muerte de Franco el 20 de Noviembre de 1975.


2. Sociedad y economía en el franquismo: de la autarquía al desarrollismo.
Las primeras dificultades que se encontró el régimen fue el ambiente que había después de la guerra. Numerosas
familias se refugiaron en el campo, provocando un movimiento de ruralización de la economía. La agricultura sufríó
un estancamiento e incluso un retroceso. Tampoco la industria pudo recuperarse en un principio.
Forzados por la propia Guerra Civil, por el conflicto mundial, y después por el aislamiento internacional, la política
económica de estos primeros años se podía definir con los conceptos de autarquía e intervencionismo estatal.
La política de autarquía propugnaba la autosuficiencia de un determinado país, limitando al máximo su dependencia
respecto al exterior. En la formulación de esta política influyeron las tendencias proteccionistas anteriores a la
guerra, el propio proceso bélico, y la propia influencia del fascismo que propugnaba un nacionalismo económico que
tenía como objetivo la autarquía. La política de autarquía se acompañó de un fuerte intervencionismo del Estado, el
cual controlaba el mercado interior por medio del racionamiento, fijaba los salarios y controlaba los precios. Como el
sistema impositivo era ineficaz y casi inexistente, se recurría a la emisión de deuda pública para financiar los gastos,
deuda que era adquirida obligatoriamente por los bancos.
Franco cambió su gobierno en Julio de 1951. El régimen pretendía el entendimiento con el exterior y consiguió unos
éxitos en política internacional que le hacían falta. Esta pequeña liberalización escondía una situación interior
bastante preocupante. Las ayudas internacionales entre 1951-56 no consiguieron salvar la angustiosa situación
económica mientras en la calle comienzan a surgir los primeros signos claros de descontento.
Las condiciones internacionales que a partir de 1950 implicaron el final del aislamiento significó, también en el
interior, un leve cambio en la política económica. El nuevo gobierno se propónía un programa de aumento de la
producción y la productividad, sobre todo industrial, reordenando toda la actividad económica.


Por eso se intentaba la reactivación del comercio interior, la apertura al mercado internacional, la reducción de los gastos del Estado y el
freno a la inflación. Los gastos del Estado continuaron siendo muy altos y la recaudación insuficiente, mientras las
reservas de oro se reducían.

La acción correctora que necesitaba la economía española vendrá con el Plan de Estabilización (1959). Este plan era
un conjunto a acciones destinadas a corregir las deformaciones de la autarquía y a iniciar después una nueva etapa
de crecimiento económico. Se pretendía pasar en poco tiempo de una economía cerrada, con el comercio exterior
reglamentado, a una economía abierta con gran parte del comercio exterior liberalizado. El camino abierto por este
plan fue seguido por una profunda transformación en la estructura económica del país que significó la conversión de
España en un país preferentemente industrial.
En la posguerra, la agricultura española quedó reducida a las más estrictas condiciones de subsistencia, con
abundante mano de obra y escasa mecanización. A partir de 1969, con el proceso de industrialización, se produce la
crisis de esta agricultura tradicional. Dos son los factores fundamentales que propician la transformación:
– Aumento de salarios agrícolas: mecanización
– Diversificación, con el aumento del nivel de vida, de la demanda de alimentos
La política agraria franquista pretendía paliar el problema del minifundismo (Plan de Concentración Parcelaria) y
aumentar los rendimientos mediante el desarrollo de un programa de regadíos.
A partir de 1961 las medidas del Plan de Estabilización comenzaron a dar resultados: desarrollo industrial,
crecimiento de las ciudades, aumento del nivel de vida. En esta renovación industrial tuvieron gran importancia las
inversiones de capital extranjero. Esta presencia de capital extranjero, motivada por las condiciones de inversión
favorables que el Estado español ofrecía acentuó la dependencia del exterior. La entrada masiva de bienes
extranjeros posibilitó la renovación del equipo industrial y la adopción de nueva tecnología. La liberalización de las
importaciones comportó una fuerte expansión del comercio exterior. El crecimiento de la industria nacional exigía
una serie de importaciones.


Se puede afirmar que en 1970 España había dejado de ser un país eminentemente agrícola para entrar en la esfera
de los países industrializados. Pero fue en esta década, y sobre todo a partir de 1973, cuando la crisis económica
mundial evidenció las debilidades y el agotamiento del modelo de crecimiento económico adoptado durante el
franquismo. Los primeros síntomas de este agotamiento aparecen a finales de los 60: primeras tendencias
inflacionistas, problemas con la balanza de pagos… Por ello, la crisis de los 70 no hay que buscar sólo en factores
externos sino también en factores internos.


3. Represión y oposición política al régimen franquista. El papel de la cultura.
Las circunstancias del nuevo régimen hacían que todo intento de disidencia política fuese clandestino, minoritario y
esporádico. Con el exilio de cientos de miles de personas, en Francia, en Inglaterra o en América, los partidos y las
organizaciones intentaron reorganizarse e incluso constituyeron un gobierno republicano en el exilio.
En el interior de España, la oposición se inició en realidad durante la misma Guerra Civil; en las zonas franquistas,
sobre todo en Galicia y Asturias, pequeños grupos guerrilleros se lanzaron a las montañas tanto para huir de la
represión como para intentar un fustiga miento del ejército franquista. Al acabar la guerra este movimiento se
amplió y en la confianza de que al acabar la Segunda Guerra Mundial los aliados penetrarán en España, las partidas
de maquis mantuvieron la resistencia armada. Cuando en 1944 fracasó una invasión guerrillera por el Valle de
Arán se evidenció que sería muy difícil mantener una guerrilla en España.
Dentro del mismo régimen franquista las conspiraciones monárquicas tuvieron una cierta importancia. Así, en 1943
algunos procuradores a Cortes reclamaron a Franco la vuelta a la monarquía. Grupos monárquicos fieles a Don Juan
firmaron un pacto con el PSOE, el PNV y otros grupos republicanos para la transición a un régimen constitucional. La
habilidad de Franco para atraerse a Don Juan y hacer que éste optase la sucesión monárquica en la persona de su hijo Juan Carlos, eliminó esta oposición.
Cuando la coyuntura internacional dejó claro que el régimen se consolidaba y que España no se integraba en las
democracias, se produjo un momento duro para la oposición. El PSOE y la UGT, con sus direcciones en el extranjero y

desconectadas de la realidad española, intentaron continuar apostando por pactos con los monárquicos, mientras
sus organizaciones casi desaparecían de España.
La década de los 60 significó la progresiva consolidación del movimiento de oposición al franquismo.


El crecimiento de la oposición en el interior propició la creación de nuevos núcleos de dirección política situados en el interior del
país que se van a enfrentar muchas veces a los puntos de vista de los viejos dirigentes del exilio que van a ir
perdiendo progresivamente su hegemonía. La reactivación económica y la discusión de los primeros convenios colectivos significaron un aumento de la conflictividad obrera. Las huelgas obreras se multiplicaron y aunque era un derecho no reconocido, dejaron de ser
delitos de sedición. En este contexto nacíó la organización Comisiones Obreras. Al lado de las movilizaciones obreras,
la década de los 60 se caracterizó por la aparición de un potente movimiento estudiantil de carácter democrático. La
organización estudiantil falangista (SEU) quedó arrinconada por la aparición de los Sindicatos Democráticos en 1965.
El nacionalismo catalán comenzó a ser un factor aglutinador de amplios sectores sociales, lo que llevó a unaactuación unitaria de las diferentes fuerzas políticas catalanas: formación de la Tabla Redonda de 1966 y en 1971 de
la Asamblea de Cataluña.
En el País Vasco, la Iglesia tuvo un protagonismo básico en la configuración de la oposición al franquismo, sobre todo
con la progresiva desvinculación de la Iglesia del Régimen. En PNV siguió siendo el partido hegemónico, pero por su
conservadurismo social propició la radicalización de algunos grupos nacionalistas. Así nacíó en 1959 ETA que
comenzó las acciones armadas en 1962, provocando una fuerte represión en todo el País Vasco.

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